Partida Rol por web

Sin faltar al respeto en primer lugar el clan fue el que me abandono a mi, pero ahora no estoy aquí para eso, no me he decantado por nadie todavia porque quiero ver como se desarrollan los hechos en el momento final tomaré mi decisión.

Me despido y salgo si no me dice nada, en caso de que me diga algo espero.

Justiniano te mira sorprendido, Aunque fuera cierto que el clan te abandonara, haciéndote pagar por los pecados de tu padre. Vas a esperar al último momento para tomar una decisión.

Creo que la decisión ya la tienes tomada de ante mano, lo que pasa es que no te atreves a darla a conocer. Mañana será el último día de exposiciones, y pasado mañana vendrán las votaciones, sentencia con voz firme, y todo el mundo conocerá tu decisión. Sé que simpatizas con esa chiquilla traidora, con Lucita, y al igual que ella nos abandonaras para unirte a los ventrues y su pantomima de Camarilla. Esta ultima frase suena mas como una pregunta que una afirmación.

Puedes irte, pero recuerda quien es tu familia, si te unes a la camarilla no piense en volver al clan, los fallos que has cometido hasta ahora se pueden remendar, pero unirte a esos filántropos, niega con la cabeza, es un error que no se te podría perdonar.

Voy a ver a Lucita

Lucita te permite pasar a sus aposentos, dentro Anatolet permanece cerca de una de la paredes mientras murmura frases inconexas en latín. Pasa, y disculpa a mi amigo, como bien sabes es un tanto especial. La vampiresa te mira de arriba abajo, parece que este más preocupada de lo normal y su rostro se relaja al ver que no portas ningún arma. ¿A qué debo tu vistita? Mi sire¹ te ha enviado para que trates de devolverme al redil del clan. Dice con cinismo.

Perdona la intromisión, no, no vengo de parte de tu sire solo estoy recabando información acerca de la postura de los miembros de nuestro clan, ya que tenemos confianza me gustaria que me dijeras que piensas hacer.

Todo el clan ha seguido al Arzobispo Moncada y a los antiguos del clan, negándose a la camarilla, utilizando como argumento que es una invención de los ventrue. Pocos se han atrevido a contradecir a los antiguos del clan.

Luego te observa, considerando seguramente si serias un rival digno en caso de que tuviera que combatir contra ti. Considero que la camarilla es una buena idea para mantener el orden y por ello he decidido unirme a ella, me da igual quien la haya inventado y también me dan igual los antiguos odios entre los clanes.

¿Tú ya te has decidido?

No sabes si la vampiresa está mintiendo o está diciendo la verdad, su rostro es una máscara. Mientras ella espera tu respuesta un tanto impaciente. Bien, si no quieres contestar, estás en tu derecho. Pero permanecer neutral es más peligroso que pertenecer a uno de los bandos. Nadie confiara en ti, y no podrás confiar en nadie. Estarás solo y nadie llorara ni vengara tu muerte.

Durante mucho tiempo has sido mi amigo hasta cierto punto y no me ha traicionado, no como el resto de mi clan asi que a ti te lo diré, estoy en el bando de la camarilla, pero debo decirte que de momento no digas nada, estoy tratando de reunir la mayor cantidad de información que pueda para estar en una posición más fuerte ante nuestro clan por  si es necesario para protegerme.

Lucita sonríe, muy bien, camarada, tu secreto está a salvo con migo. El clan también me ha traicionado a mí, así que te comprendo. Después de las mutuas confesiones Lucita se disculpa y te invita a abandonar su habitación, dice estar cansada por el largo viaje que la ha llevado hasta la convención.

21 de octubre: cuarta reunión, ultimas opiniones

Tras un pequeño informe sobre los progresos se abrirá la reunión. El anciano Malkavian Unmada pedirá la cooperación y advierte del desastre que puede suponer el fracaso de esta iniciativa. Preveo una lluvia de sangre y fuego que nos consumirá a todos si no nos unimos. Mi clan, los Hijos de Malkav, perecerá si no hacemos causa común con aquéllos que buscan el fin de esta guerra y esta destrucción sin sentido. Debemos superar nuestro odio ciego hacia los que son diferentes a nosotros y aceptar a nuestros chiquillos de vuelta en nuestros corazones, pues de otro modo los destruiremos y nos destruiremos a nosotros mismos por nuestra estúpida crueldad para con los jóvenes retoños.

Después de la advertencia del antiguo malkavian, las discusiones toman un tono más sosegado, los pesos pesados de ambos bandos se retiran al fondo de sus líneas dejando que los delegados de menor rango hablen.

Rafael de Corazón comparte su visión sobre la importancia de la Mascarada y la necesidad de la Camarilla. Al principio será ridiculizado y casi obligado a retirarse. Sin embargo, sus apasionados argumentos comenzarán a ganar adeptos, logrando la adopción de la Mascarada: La Quinta Tradición nos ordena: No revelarás tu verdadera naturaleza a los que no son de la sangre.

¡No revelarás tu verdadera naturaleza a los que no son de la sangre!

¡Ni se os ocurra intentar bajarme del estrado!

Vosotros, antiguos que tratáis de forzar mi silencio, vosotros sois los culpables de haber abandonado la más sagrada de nuestras tradiciones. ¡Es vuestra culpa que los mortales traten de destruirnos, repudiándonos por vuestros excesos! Y tú también eres culpable, Hardestadt. Y todos nosotros. Hemos perdido nuestras exigencias viviendo conspicuos entre los mortales. ¡Al hacerlo hemos provocado nuestra ruina! ¡Hemos violado el espíritu de la Quinta Tradición, y pagamos por ello en sangre!

¿Cuántos de nosotros hemos perdido a un chiquillo o a un aliado en los fuegos de la Inquisición? ¿Cuántos hemos tenido que huir, dejando atrás todo aquello que valorábamos? Los mortales son demasiado numerosos y celosos de nuestro poder. Intentarán destruirnos mientras sepan de nosotros, por lo que debemos ocultarnos de sus ojos envidiosos. Desde este mismo momento debemos dejar de vivir abiertamente, permaneciendo ocultos y pretendiendo no ser más que mortales cuando tengamos que tratar con ellos. Debemos adoptar una Mascarada, simulando que no somos vampiros y ridiculizando la idea de que puedan existir criaturas como nosotros. Es el único modo en el que podremos sobrevivir a las incursiones de la Inquisición. Debemos desaparecer si pretendemos conservar la vida.

Durga Syn sube a la plataforma de oradores cuando Rafael de Corazón acaba. Han propuesto que nos ocultemos de los mortales, haciéndoles olvidar que existimos. Muchos de vosotros aceptáis ahora que se trata del mejor curso de acción, mientras que hay quien piensa que deberíamos aplastar a la oposición mortal. Yo defiendo una tercera vía. Dejemos en paz a los mortales. No debemos escondernos de ellos, ni deleitarnos en el miedo que nos tienen.

Los que busquéis su obediencia, ¡estúpidos! Ni siquiera podéis gobernar a vuestros propios chiquillos, y mucho menos a miles de mortales. Y los que queréis enterrar el conocimiento de vuestra raza y esconder vuestras caras del escrutinio humano, ¡estúpidos! Ya hemos sido descubiertos, y siempre estaremos en peligro de volver a ser expuestos. Podéis disfrutar de vuestro jueguecito y divertiros con vuestra Mascarada. Os servirá durante un tiempo, haciendo mucho peor el momento en que se descubra nuestra verdadera naturaleza. Ninguna máscara dura eternamente. Cuidaos, pues cuando la Mascarada se resquebraje los mortales volverán a la carga, y no por miedo, sino por haberles mentido y haberles hecho parecer unos estúpidos.

Yo digo que dejemos en paz a los mortales, pero no soy más que una mujer, y además una Ravnos. No tengo dudas de que os cansasteis hace mucho de escuchar lo que los gitanos tenemos que decir.

La moche se alagar casi hasta el alba, casi todos los vampiros bajo rango intervienen en las discusiones tratando de asombrar a sus mayores y conseguir de esta forma su favor, pero los argumentos son en muchos casos una repetición ya usados en los días anteriores y ninguno de los neonatos sobresale en especial.

22 de octubre: quinta reunión, Votaciones

Eleanor de Valois vuelve a subir al estrado, Hoy damos por finalizadas las discusiones, todos habéis tenido tiempo de exponer vuestras opiniones y escuchar la del resto de ponentes, también habéis tenido tiempo de hacer preguntas, atacar los argumentos ajenos y defender los propios. Todo ello en un ambiente de cordialidad y respeto. Si nadie tiene nada que objetar, pasaremos a las votaciones. La mujer espera unos segundos antes de continuar, la tensión se palpa en el ambiente; pero nadie de los dos grupos da un paso al frente.

Bien, pasemos a la primera votación, el castigo o absolución de los Assamita, durante varios siglos los miembros de este clan han practicado impunemente el amaranto¹, la pregunta es la siguiente: ¿se debe de permitir que los Assamita continúen con sus prácticas como han hecho hasta ahora, o ponerles un castigo por ello que le impida seguir con dicha prctica²?

Las votaciones se realizan de forma anónima dejando un papel en un pequeño cofre de madera, aunque hay algunos miembros que proclaman su boto a grito antes de introducir la papeleta.