Partida Rol por web

Tormenta, sonríe y asiente...

Si, yo tambien debo volver al gremio.

Kettenbar tan reservado como de costumbre, solo observa y asiente solemnemente ante las palabras de sus compañeros, mientras mira atrás y piensa en su compañero sepultado y en lo cerca que había estado el de sufrir la misma suerte. Finalmente habia cesado el peligro y tranquilo envaino su espada y se echó el escudo a la espalda.

Jerra observaba la escena en segundo plano con mirada pespicaz sobre Yelmut.

Clevor asintió ante el ofrecimiento del aprendiz. Luego de la pesada jornada y de las duras batallas, el cansancio le cayó encima como el manto nocturno que sigue al ocaso. Guardó sus armas, planeando hacerles un mantenimiento completo en la forja del gremio, y se dirigió sin decir más al carromato para retornar al lugar desde donde habían partido hace varios días.

Finalmente, los aventureros van subiendo poco a poco en el enorme carromato de Yelmut y, cuando este recoge las  riendas de los dos fornidos bueyes, estos últimos mugen satisfechos. Al instante, las ruedas del carromato comienzan a moverse con su característico chirrido por el  camino de tierra batida.

Algunos de los aldeanos se despiden de Yelmut agitando la man mientras regresan andando a sus casas. Los aventureros observan la cara de alivio de algunos de ellos al ver que los aventureros han salido indemnes de la torre.

Durante un largo trecho, solo el sonido de la brisa cruzando entre las hojas de los árboles, el canto de algunas aves cercanas y el repiquetear de las ruedas contra el camino de tierra, se escucha dentro del carromato...

- Mis señores..- comenzó el joven Yelmut mirando al frente mientras manejaba a los dos enormes bueyes:-... creo que  tengo que hablar con ustedes respecto a los honorarios que se merecen por recuperar el libro de mi maestro.- su mirada se entristeció cuando  en su mente se agolpaban recuerdos de su mentor: - No se si debo hablar con ustedes o directamente con el gremio. Sin embargo,... - el joven mago se fijó en el enorme espadón que descansaba en la espalda de Clevor,que se había sentado a su lado a modo de copiloto:-... quizás os interese  descubrir que hacen los objetos que habéis encontrado en la torre.- señaló al espadón de Clevor:- No se si todos han tenido la suerte de encontrar objetos o algunas baratijas; pero me sentiré  orgulloso de identificarlos si así lo deseáis.-

Esbozando una triste sonrisa , continuó:

- No se preocupen, que pagaré los honorarios que vean acorde a su hazaña. tendremos todo el camino para hablarlo. Llegaremos  al gremio  cuando anochezca..- informó mientras volvía su vista hacia el camino. Hace rato que  los aldeanos habían cogido otro camino para llegar a sus casas y en el horizonte, se comenzaba a dibujar el lejano caserón del Gremio...

Jerra entrega el libro a Yelmut.

Esto no es gran cosa pero espero que mitigue un poco tu dolor.