Partida Rol por web

El hobbit coge la delantera del grupo con la decisión de saber que va a ser acompañado. Therusia e Ingolt se miran un momento, apenas se acaban de conocer en mitad de un combate y ahora parecen dirigirse a otro problema y mientras por detrás se mueve Odo con su perro que tampoco tiene muy claro si es realmente lo que quiere hacer.

Avanzáis unos 500 metros aproximadamente en la dirección que os está indicando Saradoc y no hay pistas de que nadie haya pasado antes por aquí, la tierra removida puede ser efectivamente cosa de lobos pero no hay huellas ni de botas ni de nada parecido que podáis encontrar. Empezáis a pensar que os habéis equivocado de camino cuando Therusia señala a unos 20 metros a vuestra derecha, tras unas rocas rojizas la presencia de un cuerpo tirado sobre la tierra.

Desde donde estáis podéis ver las piernas vestidas con una tela de color verde que parece de buena calidad y unas botas de cuero con detalles metálicos.

Ingolt siguió al hobbit durante unos minutos hasta que este se detuvo. En efecto, la tierra estaba removida, habían huellas de lobos, pero nada más.

¿Y los elfos?-preguntó a los demás mientras miraba alrededor.

—Ahí

Pero... ¿No eran dos?

Con el escudo bien asido y el hacha preparada, la enana esperó a que alguno se acercase para acompañarlo, protegiéndolo. No tenía ninguna idea de como ayudar a los heridos pero suponía ser capaz de evitar que hubiese más en el caso de que aquello fuese una trampa. La mujer caminó con cuidado, mirando a su alrededor, buscando tanto a enemigos como al otro elfo.

El bárdido vio al enano señalar hacia un lado.

Cita:

- dijo mientras sacaba el hacha y se acercaba lentamente.

Ingolt desenvainó la espada y cogió el escudo, uniéndose al naugrim poniéndose a su derecha, tenso como un gato antes de realizar un salto, atento a todos los detalles.

Unos pies asomaban entre unas piedras.

¿estará muerto?- se preguntó.

     Con cuidado rodeais las rocas guardando cierta distancia y mirando tanto hacia delante como a los alrededores, desconfiáis de que pueda ser una trampa y los años de vida pasada y entrenamiento mantienen en alerta vuestros sentidos.

     Tumbado sobre la roca, recostado sobre un brazo, veis a un elfo con una lanza atravesada en el estómago y varias heridas en brazos y piernas. Llama la atención una flecha de plumas negras clavada en su pie en contraste con el color más claro de sus ropas e incluso de su piel.

     En un semicírculo veis a 4 humanos vestidos de pieles bastas y poco trabajadas, escudos de piel y lanzas arrojadas en el suelo... todos muertos de una única herida, parece que el elfo les hizo pagar bien caro el enfrentamiento.

Odo consigue alcanza al grupo a pesar de no entender del todo qué andan buscando ni qué hacen exactamente pero como hace varios días que no habla con nadie ha decidido ir a curiosear.

- ¿Se puede saber qué andáis buscando? Veo que habláis de lobos, esta mañana he sorteado unos cuantos que iban por ahí.

Al ver al elfo tendido y rodeado por cuatro cadáveres vestidos con andrajos aún consigue entender menos qué está pasando aquí.

- No se me da mal tratar heridas pero no sé si en este caso sería meterme donde no me llaman, no sé si me entienden.

—Tampoco sabemos muy bien que pasa— gruñó la enana mirando al elfo— Vi los lobos persiguiendo al mediano y al poco rato acabamos todos juntos. Pero después de estar viendo durante horas flechas como estas... me temo que no es nada bueno. Si puede hacer algo por un herido, al cuerno si es asunto suyo o no, creo yo. Lo importante es salvarle de esa

Puede que los enanos y los elfos se tuviesen una inquina ancestral, pero ambas razas eran, a su manera, nobles de carácter y aún con sus defectos, Therusia no parecía conforme con abandonarlo a su suerte.

Ingolt se sorprendió al ver a un elfo tendido en el suelo, lleno de sangre y con dificultad para respirar. Flechas negras y una lanza se encontraban clavadas en su cuerpo, si no le ayudaban, no tardaría mucho en morir.

Ese podría haber sido yo si no me hubiera encontrado con el enano y el hobbit- pensó el bárdido mientras se arrodillaba junto al elfo dispuesto a ayudarle.

Conocía varias palabras en sindarín, ya que su padre había comerciado con las almadrabas élficas, enviando productos al reino de Thranduil.

- Mellon...mellon- decía el hijo de Ingelt tocándose el pecho, abriendo la mochila y arrancando varias piezas de tela de una de sus camisas.
Sacó la cantimplora y vacío agua fresca en un cuenco.

Miró a Odo el Pequeño.

Intenta hacer algo por él, yo te ayudo.- le dijo a su nuevo compañero aunque no sabía si podrían ayudarle.

Miró alrededor y vio varios cuerpos de hombres, vestidos de forma basta, posiblemente asaltantes- han pagado caro el asalto a los elfos.

¿Estás tú solo?- preguntó, no sabiendo si podría entenderle.

El hobbit vio a un elfo igual que el resto, tendido en el suelo con una lanza clavada en el estomago igual y penso para si mismo - "¿Que esta pasando?, esto no es normal. Pobre elfo."

Tras observar al elfo y el resto de cuerpos que habia esparcidos, dijo al grupo - "Creo que no es posible curarlo, la herida en el estomago parece grave. Deberiamos interrogarlo mientras este vivo para saber que ha pasado y obtener pistas si si si."

     Ingolt se acerca al elfo mientras mira al resto pidiendo ayuda y cuando lo hace unas burbujas de sangre salen de la boca del elfo caido y empieza a hablar de forma intermitente y como si casa sílaba fuera la última que fuera a pronunciar. Tiene un acento muy marcado y está claro que no acostumbra a usar la lengua común:

     -salvadla, cof cof... el tesoro...cof... el rey debe....cof..cof...ella...salvadla...cof cof

Son las últimas palabras de Elfdead sobre la Tierra Media ya que acaba de morir en los brazos de Ingolt. Un frio repentino recorre la zona y sentís una extraña tristeza en vuestro interior.

- Vaya, esto se complica por momentos, estimados amigos. Llevamos un rato dando palos de ciego y una desdicha sigue a la anterior. Os propongo que antes de continuar sugiero que tratemos de saber qué ha pasado aquí y qué nos ha pedido este pobre elfo 

No es tan complicado. Hay que salvarla. El hobbit vio dos elfos, ergo hay que salvar a una elfa. Ahora solo hace falta saber donde está, quien la ha secuestrado, de donde salen y a donde van. 

—Dijiste que les perseguían ¿eran trasgos?— Al decir aquello, la mirada de la enana se volvió fría. Los trasgos eran los seres más despreciables de la tierra. Si como las flechas indicaban, los responsables de aquello eran trasgos aquella elfa no las tendría todas consigo— ¿Por qué iban los trasgos a secuestrar a nadie? Son más dados a matar directamente.

Y devorar luego a su víctima. Olvídalo. No puedes retrasarte más. Que se arreglen ellos.

—Al menos son descuidados, dejarán un rastro fácilmente visible.— Therusia detestaba la idea de alargar aún más su viaje de camino a Valle. Pocos confiaban en que fuese capaz de hacerlo y los problemas habían surgido casi desde el inicio, cuando tuvieron que tomar aquel desvío. Pero por mucho que le fastidiase no podía dejar tirada a alguien en manos de los trasgos. Sería tan solo un desvío más. Buscaría a aquella mujer, pero no desperdiciaría ni un segundo más en aquellos extraños. —No podemos dejar su cadáver al alcance de las alimañas.

Saradoc luego de las palabras del elfo se sintió triste a la vez que confuso. No entendía que había pasado y no había una pista clara.

"Es una pena, pobre elfo. Ahora quizás deberíamos buscar un rastro o alguna pista. Debe haber algo."

​​​

- Pues a pesar que la idea de sepultar al elfo me parece la mejor idea, es cierto que desconozco por completo sus tradiciones. Jamás había visto a uno! - digo apenado viendo el cuerpo del elfo.

Saradoc hablo al grupo - "Yo creo que antes de hacer algo con el elfo deberiamos buscar pistas, quien es, de donde viene, si tenia alguna mision, a donde iban, etc. Y quizas en el resto de cuerpos tambien alguien les manda eso esta claro."

Saradoc vio que la ropa del elfo tenia pliegues y bolsillos y se dispuso a buscar en ellos, tenia que tener alguna pista. Revisa los pliegues pero no encuentra nada. Mira en los bolsillos pero tampoco tiene gran cosa algunos objetos pero nada de valor. - "Quizas tenga algo escondido en las botas por ejemplo si si si." - Dijo el hobbit que se dispuso a mirar en sus botas, aunque el elfo estuviera muerto ya al hobbit no le hacia gracia mirar aunque tampoco se le notaba que le impusiera mucho.

Tras mirar en una bota y no encontrar nada, miro en la otra y... - "Si señor, aqui hay algo, parece algun tipo de nota o misiva pero no consigo leerla bien. Vamos a intentar descifrarla y ver lo que pone"

No hay nada que podamos hacer por él- dijo Ingolt cerrándole los ojos y levantándose para dar una última oración por su alma.

El mediano, cual rata, empezó a rebuscar entre los bolsillos del elfo. No ha esperado ni un minuto a qué muriera, aquello disgustó al bárdido, el cuál no entendió a su nuevo compañero.

Estos hobbits, al parecer, eran demasiado amigos de lo ajeno.

Ingolt cerró los ojos y murmuró una frase:

La muerte es otro camino que todos tenemos que recorrer algún día, buen viaje hijo de Ilúvatar

Se despidió del elfo y les dijo a sus compañeros:

Voy a buscar por los alrededores, igual encuentro alguna cosa que nos ayude a saber qué ha ocurrido aquí y dónde han ido los asaltantes.

Ingolt siguió el rastro de las flechas negras subiendo a un punto elevado, en tal de mirar, toda la extensión que tenían alrededor.