Partida Rol por web

Primavera

El día tan largo como la noche de temperaturas cálidas marca el equinoccio de primavera, señalando la entrada del nuevo año. Con él, los arboles se renuevan y reverdecen. Las criaturas que merodean fuera de la aldea y dentro de sus límites se reproducen. Las flores en los árboles auguran frutos en verano y las aguas del río bajan abundantes y caudalosas a como consecuencia del deshielo. Los humanos sienten el efecto de la abundancia de luz solar y se desperezan tras el invierno, algunos viendo por primera vez en semanas a sus vecinos. Aunque el calor agradable tienta al ocio, hay mucho trabajo que hacer para sobrevivir al invierno que inevitablemente volverá a atacar. 

Tras el duro invierno la tribu vuelve a cobrar vida, como la naturaleza que la envuelve, algunos con mejores caras que otros. Todos conocen la reciente perdida de los Búfalos Blancos y la precaria salud de Dala, la mujer de Hankal, pero eso no hace que se detengan o se rindan, el ciclo de la vida no contempla un lugar para los débiles salvo en el estomago de los fuertes. El largo año les auguraba mucho trabajo, tierras que atender, campos que labrar, recoger provisiones y leña antes de que el invierno volviera a golpearles con dureza.

Hankal no era muy hablador, se levantaba pronto para pasear por los campos cercanos en busca de raíces o semillas que tratar de transplantar cerca de casa con facilidad. A pesar de la cicatriz que afeaba sus rostro su talante era reservado y cauto muy diferente al de los inquietos o activos cazadores, se le podía ver husmeando entre las verdes praderas tratando de evaluar donde sería mejor cultivar la tierra este año respondiendo con leves asentimientos de cabeza sino se dirigían directamente a él.  Muchos problemas se presentarían en el año venidero pero estaba claro que cuando antes se pusieran manos a la obra antes podrían solucionarlos.

Durante el invierno había tenido mucho tiempo para hacer planes con Dala, decidieron buscar una loma baja de tierra donde hacerse un buen hogar lejos de las lóbregas grutas plagadas de humedad, parásitos e insectos. Con los arboles caídos durante el invierno o los más gruesos que Hankal pudiera derribar pidiendo el favor de los Totems harían una buena base contra la loma, las ramas las trenzarían en la precaria estructura donde ambos trabajarían para cubrir de barro el emparrillado; creando así unos pequeños muros que le alejarían de lo elementos. El suelo sería de piedra para mantener el calor del horno que habría junto al muero exterior, esperando así poder dormir en invierno de forma más confortable.

En un futuro si lo necesitaban podrían cavar en la loma para ganar más espacio, hacer una despensa o incluso un pequeño granero pero con el tiempo todo llegaría. Ahora mismo el invierno les había dejado sin semilla pero la primavera traía vida al valle, Hankal se ausentaba en algunos momentos para traer raíces y frutas a Dala. Con su proyecto comían al día, ya habría tiempo más adelante de llenar la despensa, aunque Hankal insistía mucho en que ella comiera hasta saciarse y él ya se espabilaría... 

Era verdad que era un buen momento para descansar, disfrutar del calor agradable para relajarse y pasar un buen momento con su familia. Al menos esa habría sido la mentalidad de muchos, en aquella estación tan ideal. Sin embargo, ese tiempo debía de ser aprovechado para hacer todos los trabajos que debían de hacerse. De lo contrario, en invierno, cuando el frío cayera sobre ellos, tendrían que enfrentarse a una dura realidad, si no se habían preparado lo suficiente. Era una necesidad prepararse para esa ocasión, que podría costarle la vida a muchos, ya fuera por medio de la enfermedad o la falta de alimento. Sargon lo sabía. Como cazador, tenía muy en cuenta esas cosas, en especial cuando su pareja dependía de él.

Por esa razón, cuando despertó esa mañana, no tardó mucho en pensar en lo que haría en ese día. En su lecho de descanso, acarició el cálido cuerpo de su mujer, de su preciosa Ashlultum, la cual solía ayudarle al recolectar frutos para agregar al alimento que él solía obtener de los animales que cazaba. Sabía que ella dependía de él, que necesitaba la carne que él siempre obtenía. Aquello le permitiría ser fuerte, lo suficiente para no enfermarse y morir. Ese era su deber, su trabajo, además de defender lo que era suyo, y asegurarse de que nadie se atreviera a quitarle lo que le pertenecía. Su dios le había prestado su ayuda, para que él pudiera mantener aquella dominancia, a cambio de que Sargon cumpliera con su parte, llevando su nombre a sus enemigos y al resto de los seres que habitaban ese mundo.

No tardó mucho en levantarse de su lugar de descanso, dedicándole otra mirada a su mujer, antes de prepararse para el día que le esperaba. Por el momento, lo primero que debía de hacer, era salir a obtener algo de alimento, para que él, y Ashlultum, pudieran alimentarse y continuar siendo fuertes. De ese modo, a pesar de tener varias cicatrices en su rostro, demostraría su valor, su poder, y su habilidad. Nadie pondría en duda lo que él podía hacer. Nadie pondría en duda el hecho de que él era el campeón elegido por su dios, Anzur'Gulhar.

Habiéndose decidido, tomó su lanza, con la intención de salir en busca de algún animal que cazar. si bien, eso no evito que apreciara el hermoso día que se presentaba ante él, mientras todos en la aldea despertaban poco a poco, para comenzar sus labores diarias.

El sol rasgaba las sombras que se arremolinaban dentro de la cueva despertando asi a todos sus habitantes. Letterio fue el primero en levantarse de su familia. Una rapida mirada enrededor le dio la informacion de ue ya otros miembros de la cueva estaban en movimiento y eso fue suficiente señal como para ponerle en pie.

Un suave movimiento a su pareja hizo que la despertara, ya era hora de ponerse en pie, el dia era corto aun para todo lo que debian hacer. Las reservas de comida en la caverna estaban algo exiguas tras todo el invierno asi que decidió que seria bueno organizarse con los cazadores.

Al acercarse a ellos los miró con un deje de melancolia recordando sus tiempos de caza... Eso le recordó su accidente y le dejó un poco abatido, pese a ello no se dejo vencer por la melancolia. Era importante que siguiera adelante. Quizas si lograra encontrar una veta de piedra lo suficientemente buena para hacer unas armas que mataran mas rapido a las presas o si hubiera alguna manera de que pudieran defenderse... ¿Como lo hacian los animales? Los leones, los antilopes y los jabalies portaban armas, a su manera, y eso llevaban ellos...

- Compañeros.

Dijo acercandose al corro renqueante, muchos sabiais que Letterio no os acompañaria a la caza por su evidente cojera, sin embargo muchos apreciabais su arte creando herramientas para la cueva y afilando peñascos que atraviesan con facilidad la piel de las presas, por lo que aun conserva al menos su voz en las discusiones, aunque su voto, pese haber demostrado ser un estratega respetable, a veces era puesto en segundo lugar.

- ¿Cuales son las prioridades que debemos resolver? Creo que la comida deberia ser algo que deberiamos arreglar cuanto antes... Se que hay gente aqui que sabe tratar muy bien con los animales, si fueramos capaces de traerlos hasta la cueva y mantenerlos cerca, podriamos tener comida asegurada.

- La comida es importante. Pero si traéis animales, necesitaremos hacer algo para evitar que se escapen. Eso por un lado y por el otro, debéis tener hijos. A mi no me importa cuidar a alguno si es necesario. Los hijos entre hermanos acumulan defectos, la sangre se vuelve sucia. Así que nos hacen falta más bebes, muchos más. 

Hankal se acercó a escuchar los consejos de Nagus, aquel hombre había visto cuarenta inviernos. Toda una hazaña, su sabiduría debí ser casi infinita.-Buscaremos de nuevo este año, tú has tenido muchos¿cómo lo has hecho?¿conoces algún secreto que ayude a las mujeres a traer niños sanos?¿alguna comida?¿alguna hierba?.De ser así la buscaría para ayudar a Dala, nosotros tenemos que crecer. Más tribu es más fuerza.-sacó pecho y se colocó el puño derecho sobre el corazón para reafirmar sus palabras.

Cuando se disponía a prepararse para cazar, la voz de uno de los aldeanos llamó la atención de Sargon, quien dirigió su mirada afilada a quien se había expresado en ese momento, al llamarle compañero. Era Letterio. Por un momento, el cazador se preguntó qué podría querer aquel sujeto, mientras apoyaba su lanza sobre su hombro, como si esperara a que el tallador expresara lo que tuviera para decir. Quería comenzar cuanto antes con las actividades del día, ya que era una necesidad llevar alimento a su mujer. Además, de esa forma, demostraría su importancia entre el resto, al ser uno de los que podían satisfacer una de las necesidades importantes para la aldea, más aún cuando también era uno de los que tenía cierta experiencia peleando contra otras personas.

- ¿Qué? - Preguntó de manera simple, en un tono bastante serio, antes de que Letterio comenzara a hablar sobre lo que planeaban hacer todos en ese día. La idea de atraer animales para mantenerlos cerca, no era una mala idea, si no fuera por el hecho de que Sargon sólo sabía cómo cazarlos. Criar animales, o "llevarse bien" con estos, no era algo que se le diera muy bien. Lo suyo radicaba en derramar la sangre de sus presas para obtener la carne deseada para sustentarse. Su mujer tampoco sabía mucho de eso, siendo la que recolectaba frutos u hongos para complementar junto con la carne que él solía traer a su hogar. Tendría que ser otro el que hiciera esa clase de trabajo.

- Sólo sé cómo cazar. No cuentes conmigo. Si necesitas sanar algún mal que te aqueje, puedes hablar con Ashlumtum. - Le explicó al aldeano, en un tono indiferente, como si no hubiera mucha importancia en continuar hablando del tema, cuando había trabajo que hacer, y él no sería de mucha utilidad para lo que este deseaba. No obstante, la voz de Nagus llamó la atención del cazador, haciendo que escuchara lo suficiente lo que el sabio decía. Era verdad, necesitaban más hijos. Sargon aún no había tenido la fortuna de tener uno con su mujer, si bien, era cuestión de tiempo. Siempre pasaba tiempo con ella, acostándose con su pareja para que ésta quedara embarazada. No obstante, por el momento, eso no había sido posible.

- Lo estoy intentando. Mis hijos serán fuertes como su padre. Es cuestión de tiempo. - Aseguró el cazador, con un tono orgulloso. Sería mucho más fácil, si tuviera otras mujeres disponibles que desearan su semilla. Con Ashlumtum sola, las posibilidades eran más reducidas, aunque aún así, estaba seguro que tendrían hijos fuertes, teniendo en cuenta que los dos habían sido bendecidos por un dios. Aunque el dios de Sargon fuera diferente al de su mujer. Sin embargo, aquello era importante, y dejaba en claro el prestigio de ambos. Nagus podía ser sabio, pero, para Sargon, la importancia radicaba en el poder del individuo. Se requería de un líder fuerte.

Bufó de manera pesada ante el carácter de Sargón, era la misma historia de siempre pero no podía culparle él en el pasado fue muy parecido. Un arrogante de mira estrecha.-No te preocupes Letterio, ya sabes que Sargon siempre duerme con la lanza enfundada en el trasero para que no pierda el filo. Se me dan bien las cabras y ya tenía esa idea en mente, buscaré algún badén el terreno de donde no puedan salir si las asustamos en esa dirección. Aunque queda mucho para eso, primero necesito hacer una casa en condiciones para que Dala descanse mientras buscamos otro niño. Junto a la casa había pensado excavar un pequeña cueva en la loma para que los animales pudieran dormir allí y hacer fuera un corral con gruesas ramas, los iré apilando a medida que recoja madera para mi casa. No entiendo mucho de herramientas pero todas serán bienvenidas.-era de las pocas veces que Hankal dada un paso adelante para iniciar una conversación, él era hosco por naturaleza nunca solía tener mucho que decir pero cuando de los asuntos de la comunidad se trataba siempre estaba dispuesto a echar una mano.

Letterio asintió. Algo parecido habia pensado él, aunque no lo habia expuesto.

- Hay piedras que son mas duras* que otras -dice quedandose pensativo- quizas si encontraramos alguna veta de Piedra Dura** podria hacer unas herramientas suficientemente duras como para perforar la cueva con facilidad.

Se queda pensando.

- La pena es que en el ultimo traslado no vi nada, aunque tampoco pude explorar mucho -sonrie de medio lado dando un par de palmadas significativas en su pierna mala- le pedire a Sargon que busque cuando vaya de caza, yo tambien ire a buscar piedras, pero si alguno veis algo... La Piedra Dura es muy muy util, podria hacer puntas de lanza capaces de atravesar hueso.

Te mira.

- En definitiva, creo que ire a buscarla por que nos vendria muy bien una veta, herramientas fuertes con las que construir casas y armas capaces de cazar alimento para la Aldea.
 

–Sakari cuidará de los animales.– La mujer pelirroja salió del habitáculo que conformaba su vivienda. Estiró todo su cuerpo hacia lo alto y observó con cuidado las caras de sus vecinos. El invierno había pasado algo de factura en algunos, otros parecían inmutables con el paso del frío. Taima agradecía la llegada de cierto calor, la cicatriz de la pierna le palpitaba y los huesos de la misma zona se resentían con las bajas temperaturas. 

Caminó lentamente, aspirando los olores de la primavera y dejando acariciarse por el sol del nuevo año. Se sentía más ligera y vigorosa sin tantas pieles que la cubrieran, y deseaba salir en busca de presas. Antaño hubiera cazado sin miramientos a cualquier animal que se cruzara con el grupo de batidores de la tribu. Sin embargo, el año de emparejamiento con Sakari había templado los pensamientos de la mujer, posiblemente por el traumático suceso que vivió siguiendo a su padre cazador.  Con la edad había aprendido todos los secretos de la ganadería, no había nada que se le escapara. Al final había logrado hacer entender la valía de domesticar antes que matar a los animales. 

Ya cerca del grupo, Taima volvió a hablar. ​–Yo traeré animales, ayudadme y conseguiremos más. Los que queden podrán levantar cercas para que no escapen.– Era una mujer de pocas palabras, retraída en sus pensamientos, pero decidida con sus acciones. Había escuchado las palabras del anciano Nagus, pero apretó la mandíbula y calló esperando respuesta por parte del resto de la tribu. Sakari también había insistido en la procreación, pero no habían logrado concebir, ni Taima parecía muy por la labor...

Letterio se acercó renqueante a Sargon con un trozo de piedra en la mano.

- Sargon, compañero, en tus viajes de caza si vieras piedra como esta -te la deposita en la mano- trata de recordar donde, es Piedra Dura y nos vendría muy bien para hacer lanzas y cuchillos.

Letterio se giró hacia Taima, estaba visto que el cuidado de animales debia ser definitivamente una cosa de mujeres asi que asintió.

- Alpurnia podría ayudarte, se le dan muy bien los animales, encontrarlos y calmarlos. No os preocupeis por la construcción, solo necesitamos herramientas decentes para hacer edificaciones fuertes capaces de aguantar los embates de los animales.

Se quedo un momento pensando.

- Quizas... se me ocurren algunas maneras de reforzar la cerca.

Nagus miró extrañado a Hankal.

- ¿Qué tonterías estás diciendo? En fin, mi familia y yo vamos a recolectar alimentos. Cumpliremos nuestra parte y os ofreceremos nuestra ayuda si empezáis a cumplir con las vuestras. 

El hombre se apoyó en sus rodillas antes de levantarse y se alejo hacía los suyos antes de comenzar a repartir órdenes. 

Os quedáis solos entorno a los rescoldos del fuego que marca el centro de la aldea cuando los cazadores se alejan. 

-Me parece todos se han ido sin tener en cuenta el cercado, grrr menudo desastre. Dala podrá ayudarnos a trenzar hojas para anudar las ramas de la cerca, imagino que entre los cuatro deberemos dedicarle menos tiempos a esto, iré a buscar troncos y si veo de esa piedra que quieres no dudes en que te avisaré. Nunca están de más unas buenas herramientas a mano.-algo malhumorado por como estaban desarrollandose las tareas en la tribu se quedó esperando para poder coordinarse al menos con Letterio, mejor pocos y bien avenidos que soportar la arrogancia del cazador.

Letterio se despide de Alpurnia que va junto Taima y se acerca a Hankal.

- He estado pensando que si pudieramos dar forma a algunas piedras las podiamos poner al pie de las ramas y quedarian mejor sujetas o incluso si pudieramos hacer un pequeño hueco en el suelo podriamos enterrar las ramas en la roca y no habría manera de moverlas de ahi.

Tras organizarse con su familia Nagus vuelve al centro de reuniones con Berri en sus brazos. Su bisnieto hace gorgoritos, mientras él le habla en un susurro esperando enseñarle alguna palabra. Las dos generaciones de familiares que hay en medio, salen en busca de comida y materiales útiles para la aldea. Kela de los Osgath y Ashlumtum se unen a su grupo de exploración para mayor seguridad mientras registran los alrededores.

Alpurnia, se une a la partida de caza de Sargón y Taima. Confiando en sus talentos para domar animales y en el de su esposo Letterio para mantener a sus tres hijos vigilados. 

En el centro quedáis Anai, Arba, los cuatro niños de la aldea, Hankal, Letterio y Dala. 

Sargon escuchó con atención las palabras de Taima, quien parecía dispuesta a buscar animales a los cuales traer de regreso a la aldea, al parecer para domar, si bien al cazador no se le daba muy bien esa clase de cosas, aunque bien podría ayudarla al menos para capturar a los animales. Sin embargo, aún así, su prioridad sería llevar alimento a su familia, por lo que no dudaría en matar algunos animales para satisfacer la necesidad de alimentarse, antes de cualquier otra cosa. Después de todo, él era bueno matando, cazando a su presa y obteniendo la carne necesaria de esa forma, no conocía otra manera y no tenía los conocimientos suficientes para domar a una criatura.

Permaneciendo en silencio, sin dejar en claro si la acompañaría o no, aunque estando de acuerdo con la idea, el cazador observó que uno de los hombres, Letterio, se acercaba a él con la intención de hacerle una petición, una que Sargon no tenía mucho problema en escuchar, ya que parecía razonable. - Está bien. Si encuentro algo parecido, te diré donde. - Le aseguró al sujeto, luego de escuchar su petición de avisarle si encontraba aquello que le había pedido que le avisara si lo encontraba en alguna parte. No era una tarea muy difícil, y podría encontrar algo así mientras cazaba a algún animal. Además, el hecho de que pudiera hacer armas con ello, era realmente excelente, ya que la aldea necesitaba fortalecerse y poseer los medios para defenderse de cualquier invasor. De esa forma, podría llevar la gloria de su dios a sus enemigos.

Una vez que sus vecinos finalizaron aquella conversación, sobre lo que harían en ese día, y la necesidad de construir cercas para mantener dentro a los animales que capturaran, el cazador se preparó para comenzar su faena. - Por más que quieran traer animales con vida, también necesitamos alimento. Yo voy a cazar. - Le dijo a las dos que habían salido junto a él en ese momento, dejando en claro su principal objetivo durante ese día. Necesitaban llevar alimento a la aldea, por lo que cazar era una necesidad. Tener los animales en su hogar sería conveniente para muchas cosas, pero también requerían de carne en el momento. Sólo esperaba que no se encontraran con ningún depredador en el camino, ya que sería algo molesto, cuando él esperaba un día de trabajo sencillo.

Hankal llamó a Dala, ella tenía mucha más mañana en trabajar el barro que no él y siempre tenía ideas nuevas. Tal vez se entendiera mejor con Letterio.-A veces lo hemos hecho, Dala me enseñó a mojar el suelo para que sea más fácil cavar la tierra esta más blanda y luego al sol vuelve a endurecerse. No entiendo eso que me dices de las piedras, si pones piedra en la base pero un animal empuja la cerca las piedras se moverán por que están sueltas, por muy bien colocadas que estén se caerán.- Dala se incorporó para escuchar la conversación.- Hankal pero si ponemos piedra en el agujero y luego las cubrimos con barro estarán pegadas y si ponemos varias cuanto más pesen más fuerza tendrá que hacer el animal para sacar la estaca.-Hankal pareció entenderlo aunque seguía malhumorado.-Si, no es mala idea; de todos modos hacer la cerca sin que haya animales me parece perder el tiempo. Todos se han ido a buscar comida y nos han dejado atrás para hacer esto.-gruñó levemente.-Para tener un hijo necesitamos mejor casa, de tomos modos necesitaremos troncos así que traeré de más para poder montar la cerca, así tendremos para la cerca y para la casa. Letterio ¿tendrás herramientas para la cerca?¿cómo sujetarás los troncos para qué resistan la fuerza de un animal? Déjame un hacha para poder traer mejor madera, te la devolveré en cuanto acabe.-a pesar de las dudas el jefe de los Bufalos Blancos cumpliría su palabra.