Partida Rol por web

 Tras Liz, entré a la cocina, aprobando atenta los argumentos de los chicos... Excepto a los de Kat, como de costumbre, y no por que fuera ella, sino por su brusquedad. ¿Quién se creía ella como para juzgar el sufrimiento de aquella chica? Hubiéramos discutido o no, no creo que pudiéramos llevarnos bien de todas formas.

 Durante un momento me planteé si intervenir o no, pero la confesión del origen de Natuk me dejó en blanco. ¿Cómo pedir a nadie que se inmole por los demás? Sin duda alguna, no era algo que pudiéramos pedirle tan fácilmente, ni obligarla.

 Me crucé de brazos y apreté los labios, seria.

 -​ Esto... Va a ser más difícil de lo que pensábamos. ¿Cómo vamos a pedirle que haga algo así? - P​regunté preocupada a los chicos. Desconocía hasta que punto podría usar Liz sus poderes para influir en las decisiones de la gente, pero aunque pudiera ayudar ayudarnos a convencerla, aun así dudaba de que hacer uso de sus poderes fuera la respuesta.

Katarzyna no pudo mantener la mirada de la pobre Natuk mientras les hablaba.  Cualquier rastro de esperanza que tuviera, si es que le quedaba alguno, se habría perdido ya en un mar de desesperación.  Kat estuvo tan de acuerdo con las palabras de Vicky que se olvidó por un momento del odio que la latina le profesaba y le respondió con resignación:

- No lo hacemos.  O su desesperación la empuja a ayudarnos o la empuja a huir.  -  dijo bajando los hombros.
- No podemos hacer más  -  resopló.

Tal y como había previsto, no iba a ser tan sencillo como pedirle a alguien que se sacrificase por el resto de la humanidad. Es una cuestión llamada instinto de supervivencia, todos queremos vivir, hayas nacido o hayas sido clonada. Parecía que iba a costar más de lo que se esperaba solventar aquel asunto sin que hubiese más víctimas en el pasado, presente o futuro, o donde quiera que estuviésemos.

─¿Y ahora qué?

Pregunté en general, mientras volvía hacia la mesa, para volver a sentarme junto a Kat. Si algo tenía claro es que no iba a salir corriendo detrás de Natuk, no por ahora.

Cuando Rina entra lo hace con su espíritu al lado, la versión mas joven de ella, la chica puede ver como están todos serios algunos sentados en una mesa, Ben está de pie, hay comida pero parece que nadie está comiendo. Todos pueden ver como ambas mujeres tienen 3 colas de zorro en su espalda

La confesión del origen de Natuk me deja descolocado. Esto parece cambiarlo todo, todos nuestros planes, todas nuestras opciones. Me quedo boquiabierto, y no acierto a decir nada cuando la última sale del comedor. Apoyo las manos en la mesa y me quedo ahí, con la cabeza hundida en los hombros, tratando de pensar, o de no hacerlo. Porque si pienso, me viene a la mente todo lo que hemos dejado atrás, todo lo que hemos sacrificado por la promesa de arreglar las cosas.

¿Y ahora que?

No podemos obligarla a ayudar. ¿Y convencerla? ¿Tenemos derecho a hacerlo? Kat y Rox parecen convencidas de que no podemos hacer nada. Yo me quedo mirando la superficie de la mesa, convenciéndome de que tiene que haber algo, alguna solución, algo que se pueda intentar.

¿Ahora? -Levanto la cabeza cuando Rox pregunta- Esos soldados siguen siendo un peligro para nosotros, tanto si Natuk nos ayuda como si no. -Me aparto de la mesa, pensando, con los brazos cruzados sobre el pecho y una mano en mi rostro, frotando el puente de mi nariz- Tenemos que estar preparados para defendernos. Aquellas que no tenéis poderes aún deberíais trabajar en despertarlos. Elizabeth podría ayudar en eso. -Miro a mi novia, esperando una reacción que apoye mi propuesta. No sólo es algo necesario, además puede hacer que la gente deje de pensar en el dilema de Natuk, centrándose en algo más inmediato. Me acerco a Liz, pasando una mano por su cintura, hundiendo mi rostro en su pelo antes de besar su cabeza con ternura- Quiero hablar con ella, hay algo que quisiera decirle. ¿Te parece bien?

Entonces se abre la puerta, y veo a Rina y un espíritu a su lado, con la forma de una niña muy parecida a ella. Es increíble el modo en que uno se habitúa a este tipo de cosas. Pero ahora no estoy de humor para preguntar nada. La única respuesta que me interesa es la de mi amor, saber si está de acuerdo o no con lo que quiero hacer.

"Tanto como si nos ayuda como si no", ese recibimiento le produjo un buen sabor de boca a la kitsune, ella mira de reojo a su espíritu, pues, parecía despejar las especulaciones que había dejado aquella conversación. Camino y sus colas bajaron para quedar como si fuera una  prolongación peluda de su chaqueta.

- muy buenos días a todos, espero que estén muy bien... - saluda a todos, con su mano en su hombro, dolía bastante aun; los veía con cara seria, solo debía sumar 1 + 1, pero parecía ser que por lo menos de lo cuestionaban.- Foster-san, si quieres hablar con Natuk-san, ella se retiró a su habitación a descansar y pensar, estaba cansa y creo que aturdida - informa, viendo la comida servida, le llevaría algo a Mako, de hecho, debería agarrar algo, e ir a desayunar con él, para ver como había amanecido. - nyeee... como me gustaría una manzana...- se encogió de hombros y llevó su mano derecha a su estómago.

"Bruja, dragón, golem y telepata" repaso a los que estaban, mentalmente, aunque faltaba algunos.

- ¿las ayudarías? Por favor   - le pregunto en un susurro a su pequeña hermana. Mientras buscaba que comer, - Ummm quizás hayan hierbas aromáticas en el jardín para hacer un te o algo así, no?- pregunta mas para si que para ser respuesta, pero levanta su mirada y le sonríe a Vicky ¿como amaneciste hoy?- le pregunta, para ver si se podía hacer algo con sus síntomas.

Había buscado la mano de mi novio, no sólo tratando de apoyarle, sino de darme fuerzas a mí misma. Aflojé la mano de Ben al escuchar la verdadera historia de Natuk, conmocionada por su procedencia, pero me resistía a soltarla. Ben era todo mi apoyo, la brújula que me ayudaba a mantener el rumbo, o al menos lo había sido hasta ahora.

Volví a pensar en nuestros antiguos compañeros y en los soldados, y en si de verdad estábamos actuando correctamente. Puede que ya no volviéramos al pasado, ¿Íbamos a dejarles morir igual? Incluso dos de ellos podrían estar ya muertos… Aquello era un gran dilema, que a la vez dependía de uno mucho mayor, el relacionado con Natuk.

Al salir esta, Ben me soltó, apoyándose sobre la mesa abatido, pero concentrado. Apoyé una mano en su espalda, mientras el resto se preguntaba y preguntaba a los demás, qué deberíamos hacer. Entonces Benjamin intervino, apuntando de nuevo a lo práctico, estar preparados para lo que fuera. Aquello me pareció bien, asi que asentí al mencionar que quizás yo pudiera ayudar.

Entonces este me sorprendió girándose hacia mí, sosteniéndome con dulzura y regalándome un tierno beso entre el pelo, aunque lo más sorpresivo fue su pregunta.

¿Parecerme bien? ¿Cambiaría algo el que no me lo pareciera?

Pero antes de responderle vi entrar a Rina… Y a Rina. Ambas lucían sus colas, no entendía con qué propósito, pero con el panorama que teníamos delante prefería verlo como una buena noticia; un mayor control de sus habilidades.

-¿Muy buenos días? ¿Manzana? ¿Té? – dije en voz alta sin darme cuenta, pero decidí continuar, sin acritud. – Rina… R-rinas. – me corregí, aunque no sabía si la más joven haría uso de algún otro nombre. - M-me imagino que sabéis lo que sucede, deberíamos hacer algo… - miré entonces a todos. – Por lo que a mí respecta es decisión de Natuk..., no voy a emplear mis habilidades en manipularla para que acceda. – quise aclarar, aunque dudaba que ninguno de los presentes hubiera pensado en ello, pero los momentos críticos cambiaban a las personas. – He visto a través de los soldados y del otro grupo de expedición, y he visto lo mismo… Eso significa que están juntos. Así que cabe la posibilidad de que les saquen información sobre nosotros. Además… Había dos cadáveres, no se de quien. Creo que deberíamos prepararnos.

Me volví entonces de nuevo hacia Ben, acercándome a su oído para hablarle en susurros.

-Dile lo que quieras decirle. El dragón no me pertenece. – le respondí, recordando su analogía en la puerta durante la noche, dándole un beso en la mejilla después.

Hubo una auténtica sonrisa de alegría cuando escucho a Elizabeth, había olvidado el pequeño detalle de que la muchacha podía manejar los sentimientos y pensamientos de todos, aunque lo hubiera pensando en breve, así que asintió, dos veces, tanto al tema de las manzanas y el te, como el saber que estaba pasando.

- justamente, justamente - añade, apoyando su mano en la mesa, era baja, y esas colas llegaban al suelo, quedaban algunos poderes que manejar, pero ahora que comprendía mejor su naturaleza, podía decir que era mucho mas kitsune que antes, y se sentía muy bien - la verdad, muchos de esos reparos ya los había meditado, y la conversación que tuve con Natuk-san, los afianzan, pero como ha dicho, Freeman-san, es decisión de ella, y la apoyare en una u otra decisión, irrestrictamente... Sin embargo lo que dice... lo del grupo, me lo temía ya, quería ver la forma de localizarlos, menos mal que no hice ninguna estupidez... Por lo de los muertos... Eso si no me lo esperaba... - se puso mas seria, solo unos segundos, pudieron ser ellos los que estarían en esa situación...

- Creo que debemos trabajar con lo que tenemos, chicos, anhelar lo mejor, prepararnos para lo peor, creo que no nos qued a muchos mas caminos... por lo menos que estemos dispuestos a tomar, aunque sea difícil... - paso su mano por el cabello de su hermana - así que estoy con usted, Freeman- había cierto relajo en sus palabras, de ahí su buen humor, se alegraba realmente de saber que por uno menos una de los presentes, parecía compartir lo que ella sentía. Se lo agradecía.

 Miré de reojo a Kat para escuchar su directa respuesta, inesperada para mi por el simple hecho de ser yo quien la formuló. Como siempre, y a pesar de haberla escuchado, decidí no contestarle. Su pesimismo era exasperante.

 - Buenos días... Rinas - ​I​mité a Liz, entrecerrando los ojos para centrar mi mirada en el espíritu durante un momento, antes de contestar a Rina. -​ He tenido algunos sueños, pero nada más - Forcé una sonrisa cordial, que era para lo que daban los ánimos en ese instante. -​ Estoy bien, gracias por preocuparte - ​Aseguré. Tras eso, me dirigí a Liz para hablarle sobre la sugerencia de preparación de Ben.

 -​ Pensaba ir a la biblioteca para investigar algo sobre lo mío, pero si queréis ir a lo práctico directamente... - Incliné ligeramente la cabeza para mirar a Angelica de reojo, curiosa, y preguntándome además qué haría Liz exactamente para ayudar. ​No lo cuestionaría, sin embargo. Cualquier cosa que pudiera hacer sería mejor que nada... ¿No? -​ Aunque si después de lo de Natuk fuera más urgente lo de los chicos, también lo entendería, pero esta vez... Preferiría no salir. - A​ñadí, tratando de mostrar un poco de empatía a pesar de pretender mantenerme al margen, sabiendo que era algo que de verdad preocupaba a la pelirroja. Si no pensaba en lo que les había pasado no era algo que me preocupara demasiado, teniendo en cuenta que, exceptuando a Lia, no los conocía, y... Ojos que no ven, corazón que no siente. Además, no sabía muy bien cómo hacerlo, pero sintiéndolo por Natuk, yo seguía queriendo volver al pasado, y no sólo por mi.

Katarzyna dejó hablar al grupo, mientras organizaba sus ideas.  La conversación se diluía en temas secundarios, por lo que tuvo que ser ella la que volviera a poner las cartas sobre la mesa.

- Pues si está en mi mano convencerla para que nos ayude, no dudéis que lo haré.  -  aseveró con seguridad.
- ¿Condenarnos por ... por preservar la vida de horror y sufrimiento de la última?  -  Extendió los brazos.
- Porque ni la última pudo evitar que los cazadores mataran a toda una aldea de 'mágicos'.  -  bajó la cabeza
- Y ahora nos toca a nosotros.  Pensadlo bien.  No solo por vosotros, sino por lo que amáis que aún viva. - 

Estaba claro de que no eran conscientes del destino que nos aguardaba si Natuk decidía huir en vez de ayudarnos a realizar el conjuro de viaje en el tiempo.  Cualquier otra cosa que hicieran tan solo retrasaría el funesto final.  Tan solo había una salida.

Elizabeth acepta mi decisión, regalándome un beso en la mejilla. La miro a los ojos sin soltar aún su cintura, y continúo susurrando.

Claro que te pertenece. Tu opinión es la que más me importa, y tu seguridad lo que más me preocupa. -Le doy un suave beso en los labios, antes de concluir con lo evidente- Te quiero, Elizabeth Freeman.

Rina, la mayor de las dos presentes, me informa de dónde se encuentra Natuk, dejando claro que había estado poniendo la oreja en lo que comentaba en susurros con mi novia. La verdad es que no entiendo esa rara forma de educación de los japoneses. En mi pueblo, meterse en una conversación de pareja en voz baja es algo muy mal visto. Pero en fin, ¿para qué decir nada? Asiento agradeciendo la información y me despido de Liz con una mirada, mientras oigo hablar a las otras. Victoria parece saber ya algo de su naturaleza, y quiere investigar la biblioteca.

Chicas, olvidad a Natuk por un rato, por favor. Centraos en lo que necesitamos para sobrevivir aquí, ya que no sabemos cuanto tiempo vamos a tener que aguantar. -Me aparto de Elizabeth y doy unos pasos hacia la puerta del comedor, pero me detengo antes de llegar a este- Victoria, si ya sabes algo de tu naturaleza es buena idea que busques información en la biblioteca, eso puede ayudarte a desarrollar tus poderes más rápidamente. Puedes hacerlo mientras las demás practican, y practicar tú después. -Me giro entonces hacia Katarzyna- Kat, ya se que dijiste que no querías saber nada de poderes, pero te ruego que te lo pienses mejor. Los poderes son el único arma con que contamos para defendernos de esa gente. Llegado el momento, que los tengas o no puede suponer la diferencia entre la vida o la muerte. Todos y cada uno de nosotros somos importantes. -No le sonrío con amabilidad como habitualmente, no puedo sonreír. Estoy demasiado preocupado, demasiado batido. Miro a Elizabeth, y el miedo se adueña de mí. Miedo a perderla, de un modo u otro. Y decepción. Porque no me veo capaz de cumplir mi promesa, y eso me parte el alma- Podéis experimentar con los poderes en el laboratorio de magia, yo os buscaré allí cuando acabe.

El espíritu escucha callada lo que decían todos, realmente aquello era extraño porque de todos era sabido que le gustaba interrumpir y comportarse como una niña pequeña caprichosa, cuando todos terminan de hablar y mientras Ben empezaba a marcharse habla, en esta ocasión seria:

- El chico dragón tiene razón, deberíais haceros mas fuertes o al menos intentar adivinar cuales son vuestros poderes...

Después mira a Rina y le sonríe mientras dice:

- En esta época del año con tanta nieve no se... todo es mirarlo.

Mira seria entonces a Elisabeth y hace un gesto como de "no me importa" y dice:

- Ellos son los que decidieron marcharse no?, se les dijo que era peligroso que se marcharan y ellos simplemente decidieron irse después de dejar un regalo, ¿cómo era? ah sí, algo que hizo que Onesan y Onisan se enfadaran y tu y el chico dragón también, se obtiene lo que se da

Mira a Victoria y sonríe levemente mientras le dice:

- Ella tiene razón

Pero entonces escucha a la polaca y niega, le mira y dice:

- Creo que no lo has entendido... si esa que ella llama primera y vosotros llamáis Maki desaparece Natuk nunca habrá existido... tu harías algo que salvaría a mucha gente si eso supone que tu nunca has existido? no quedaría ni un recuerdo sobre ti?

Ben negó mis palabras, remarcando que yo era su prioridad. Se me escapó una ligera sonrisa, que no pudo ampliarse más por la situación que vivíamos, y porque aquellas palabras podían llegar a ser un arma de doble filo. Tenernos el uno al otro suponía una gran fortaleza, pero según la situación podía volverse una debilidad.

Recibí su beso, y al separar nuestros labios y escuchar que me quería, posé mi frente en la suya.

-Y yo a ti, Benjamin Foster. - le susurré, acariciando su mejilla un instante, ajena a nuestro alrededor.

Pero este momento duró poco, y es que mantenerse al margen de la situación era prácticamente imposible. Victoria me hizo referencia a ayudar al otro grupo, aun sin estar dispuesta a arriesgarse, pero en una posición mucho más comprensiva; mientras Katarzyna se mostraba contraria a mi postura, a pesar de haber sido ella misma quien había dicho que no podíamos hacer nada momentos antes. Rina y Ben también intervinieron, estando ambos de acuerdo en que debíamos prepararnos, tal y como había sugerido yo también.

Finalmente, Ben salió, y fue entonces cuando volví a hablar, respondiendo a Victoria en primer lugar, pero dirigiéndome a todos.

-Ya no tiene caso salir a buscarles, los soldados podrían estar viniendo hacia aquí… N-no voy a poneros en riesgo por salvarles a ellos. - Podía sonar duro, pero era así. – Rina tiene razón, asumieron el riesgo sin tenernos en cuenta. M-mi grupo sois vosotros. – me agarré las manos, algo nerviosa. – P-puedo hablar con Natuk para explicarle la situación, resolver sus preguntas, pero ¿C-convencerla u obligarla? ¿Con qué derecho? Algunos vinimos aquí arriesgando todo, sin importar que pudiéramos quedarnos en el camino por un bien mayor, pero cada cual tomó su decisión. ¿Decidir sobre la vida de nadie? No haré algo así. Lo siento. – Miré a Katarzyna, por sus palabras acerca de hacer esto por nosotros y lo que amamos. – Lo que amaba del pasado ya ha muerto, ha vivido su vida, y el resto de lo que amo… Lo tengo aquí. – me sonrojé al decir aquello en alto, aunque no sólo se trataba de Ben, habían más personas a las que había cogido cariño. – Puedo intentar ayudar con los poderes como hice con Roxana, así que si queréis, podéis acompañarme al laboratorio.

Fue lo último que dije, antes de acercarme a Victoria y susurrarle algo.

-Pasa por la biblioteca y ven a buscarme, tu situación es especial. – miré su vientre y después sus ojos, posando un momento mi mano en su hombro.

Cogí una de aquellas latas y un cubierto, mucho más fácil de llevar, y salí del comedor rumbo al laboratorio.

¿Quiénes somos nosotros para cambiar el pasado? ¿Con qué propósito? Es cierto que esto supondría la extinción de nuestra “raza”, pero… ¿Acaso nos importa eso lo suficiente como para pedirle a alguien que se sacrifique? Sacrificarse por algo que ya ha sucedido… Pero también es verdad que hemos venido aquí sin estar al tanto de todo, en cierta forma también hemos perdido nuestra vida.

Ideas como esa bailaban en mi cabeza, pero en última instancia, me sentía incapaz de pedirle a alguien que se sacrificara; era una decisión demasiado importante y personal.

Mientras conservaban todos y revelaban los hilos más anudados que toda aquella historia tenía a sus espaldas yo me había dedicado a desayunar, eso sí, sin perderme nada de lo que habían dicho. Cuántos más minutos pasaban en aquel lugar más firmemente creía que todo aquello parecía un manicomio y no un castillo.

─La única que realmente está aportando luz al asunto con información nueva es Kat, el resto solo divagamos en un mar de moralismo y ética en el cual nos da miedo hundirnos. Y es normal... ¿somos personas, no? Ya hasta lo dudo.

Recordé una oferta que la pequeña Rina me había sugerido, revelar mis poderes a cambio de un favor más adelante. Si había una situación apropiada para aceptar aquello independientemente del favor que me pidiese después, era esa. Tenía claro que no quería ser una paria, alguien que se quedase atrás, quería poder cumplir el objetivo de mi punto de vista respecto a todo aquello que estaba ocurriendo. Y el coste me daba igual.

─Pequeña Rina ─giré la cabeza hacia ella una vez había acabado mi desayuno, me levanté y caminé hacia la misma─ ¿Recuerdas aquella propuesta para revelar nuestro poder? Todo nuestro poder. Creo que ahora es necesario tomar esas medidas.

Le murmuré, y no porque me importase que los demás me escuchasen pactar con mis poderes, si no para no interrumpir sus posibles conversaciones. Ahora solo me quedaba esperar la respuesta de la niña.

 Aun cruzada de brazos, bajé los hombros con resignación. -​ Y algunos ni siquiera tuvimos la oportunidad de decidir si queríamos venir aquí o no, y no pienso dejar atrás a quienes quiero si aun tengo la oportunidad de volver con ellos, ni quiero criar aquí a mi hijo. - Me di cuenta de lo raro que me sonaba decir algo así - Yo sí trataré de convencerla si tengo la oportunidad. - Aseguré seria y convencida. Lo más seguro era que mi familia se tomara mal el embarazo, pero ni de lejos tan mal como una desaparición.​

 Asentí intrigada a lo último que me dijo Liz, ¿Cómo de 'especial' era mi situación? -Está bien. Intentaré tardar poco. - Le contesté.

 Iba a dirigirme ya hacia la biblioteca, pero lo que dijo Roxana, en plural, llamó tremendamente mi atención. -​ A mi no me metas en ese saco. No quiero contraer deudas con nadie, y menos con ella. - Advertí a las dos, para luego mirar con recelo al espíritu antes de marcharme hacia la biblioteca.

Rina mira a Rox y dice con una sonrisa picara en su cara:

- Claro, pero no puedes obtener todos tus poderes al mismo tiempo pero si puedo acelerarlos, pero como te dije tiene un precio, en tu caso... bueno creo que con los recuerdos de tu niñez me bastara

Cuando Viky se marchaba la mira con una mirada amenazante y dice:

- Mucho debes confiar en ti misma si crees que vas a convencer a alguien de que nunca haya existido, parece que lo que dicen de las latinas es cierto y sois muy egoístas