Partida Rol por web

Entré en mi habitación. Limpié un poco el polvo del escritorio y lo moví enfrente de la mesa y la silla justo al otro lado para que pudiesen sentarse comodamente tres personas. ME permití el lujo de abrir las tres latas y dejarlas bien puestas frente a sus asientos. Salí de la habitación dispuesto a llamar al a puerta de las gemelas.

Doy un par de toques a la puerta de las gemelas. Si no abren sigo insistiendo un poco más fuerte.

Rina dormía profundamente cuando entré en la habitación. La abracé bajo las sábanas y me dormí sintiendo como su calor me embriagaba.

Aún dormido, siento el sudor en mi nuca. Pero si lo siento... no estoy dormido, ¿cierto?

Un agradable y vicioso cosquilleo me estirar las piernas mientras mi espalda se retuerce en un estiramiento de puro placer con una sensación cálida, agradable... excitante.

Siento la pequeña y traviesa mano de Rina bajo mi ropa interior y una sonrisa aflora en mi rostro antes de siquiera abrir los ojos.

- mmmh - la palma de mi mano se desliza bajo su su ropa mientras acaricio su piel aterciopelada y empiezo a recorrer su sensual figura con mis dedos. Abro los ojos y, sonriente, me acerco a su cuello para besarla y morderla con suavidad.

Me despierto y estoy tumbado en mi cama, con la ropa que tenía puesta anoche.

Creo que me tumbé un rato antes de salir a buscar a Lia y me he quedado sobado. Joder, vaya tela.

Miro a mi alrededor. El perro está aquí. Lia no. O se ha ido ya, o no pasó la noche aquí. Creo que me dijo que no quería dormir cerca del muerto. O algo así, no lo sé. No me acuerdo. Ayer fue un día zombie.

Hoy sin embargo, me encuentro mucho mejor. Si ignoras todas las heridas, que aún duelen un cojón, estoy de puta madre. Descansado. Al menos físicamente.

Mentalmente ya es otra historia. Sigo preocupado por Lia. Y por toda esta mierda. Como pase otra de estas voy a acabar paranóico perdido.

Mientras me meto en la ducha, pienso en esta basura, en como puede cambiarnos. Ver la muerte de cerca nunca viene bien para la chola. Tengo que hablar con ella pero ya. Pero esperaré a que acabe el funeral. Así será más mejor.

Salgo, húmedo y me vuelvo a mirar al espejo. Tengo los brazos llenos de cortes, pero al menos ya no sangran. Igual con la cara. La herida tampoco sangra, pero aún tiene mala pinta. Dejará cicatriz, fijo. Supongo que todos nos iremos de aquí marcados de un modo u otro.

En fin. Mejor entrar en actividad rapidito.

Me visto y salgo de la habitación junto al perro invocado.

El despertar fue maravilloso. Por un momento, tumbado desnudo junto a la mujer a la que amo, siento que nada puede ir mal. Por un momento, me olvido se las muertes, las circunstancias, las dificultades, y me dedico a mi chica, a disfrutar de su sonrisa, de su presencia, de su cuerpo.

Es verdad que no usamos protección, pero la situación, el momento, el encuentro obliga a que se dé de esta manera y debo reconocer que ni me siento mal, ni me preocupo por ello, ya que es la mujer de mis sueños. Tumbado junto a ella, empiezo a hablar.

- Sabes... Ayer Benjamin se disculpó por su reacción en el bosque - estaba feliz por recuperar a mi amigo, - me alegra tanto que haya reflexionado - una sincera sonrisa se dibujó en mis labios.

- Me contó que ha hablado con Himiko. Que ella sufrió un auténtico tormento por protegernos. Que todo empezó cuando, años antes de darse a conocer toda la organización, una cantante con poderes parecidos a los de Elisabeth lograba influenciar en su público, hasta que un demente que averiguó lo que sucedía la asesinó.

Me recosté para quedar frente a sus ojos antes de continuar resumiendo lo que Ben me había contado.

- Parece ser que tras ciertas investigaciones averiguaron que nuestras dotes eran capaces de generar energía, una cantidad increíble de energía, y que habían empezado a darnos caza con la pura intención de usarnos de fuente de alimentación.

Esperé su reacción antes de continuar.

- Al parecer, la solución más realista pasa por regresar a ese momento del pasado y terminar con aquella cantante.

Con verdadera desesperación habían vuelto a yacer, a estar juntos, y entre suspiros se desnudaron, ya la cama no era tan cómoda como hace unos días atrás, pero si lo suficientemente acogedora para ambos amante, que se entregaron al calor del deseo, y la necesidad imperiosa de besarse. La kitsune gimió, y aunque casi se le escapa un grito más fuerte, lo lograron hacer silenciosamente, o eso creían ellos hasta que todo acabó con Makoto envuelto en sudor, y descansando sobre el pecho de la joven, ya sin energías y con la preocupación de que había vertido su semilla dentro de su mujer. La kitsune lejos de enojarse o asustarse, se lo tomaría con agrado, hasta que él mencionó que no era un buen momento, y claro que no lo era, eso la alteró un poco, pero entre los brazos de Makoto, se acurrucó, desnuda y temblando, ahora por el frío. Se cubrieron como pudieron, para conversar. 

- me parece bien...- escuetamente dijo, frunciendo sus labios, - me parece bien que hubiera recapacitado, imagino que era lo que se esperaba  de él - era evidente  que ya no estaba tan entuciasta con el tema de Ben, pero obvio indagar más en el tema, Makoto era su amigo, nuevamente declarado.

- sí, algo supe de todo lo que me dices, no con tanto detalles, pero si ya lo sabía, el señor Gato me dijo sobre los humanos y que ahora éramos sus baterías, y que Himiko-san nos cuidó, que no era tan mala como intentaba mostrarse, por eso que era mejor no cuestionarla, también, ella misma dijo que la última  puede volvernos a nuestra época, y quizás ese es el sentido de estar acá, aunque hubiera sido mejor saber de esto... y no haber viajado en el futuro - se encogió de hombros y comenzó a besar su pecho. 

- ah, tengo cosas importante que decirte - se separa de él,sólo para verlo a los ojos - pude conversar con mi otro y, y aceptarlo, más bien aceptar lo que soy, que cuando dije que era un monstruo, es verdad, soy una kitsune, aun sin nombre... y ella se alegró, ya no está tan molesta conmigo, y me dijo sobre los humanos, y que la ultima no se compara con nosotros, que nadie podría enfrentarla-  llevó su dedo a su propia sien para hacer memoria de lo que le dijo - también me dijo que hay una chica ave de fuego, ¿sabes quién puede ser?, y me dijo que ni Ben ni la chica ave de fuego podría conmigo, si desato mi poder... ah, y también puede ver mis colas, son cobrizas, lo que no sé si es bueno.. y me dijo que.. puedo recuperar energía con la energía sexual... por eso...¿te sientes bien, amor mio? - le pregunta nerviosa, acariciando su pecho- ah, también me dijo que Liz-chan puede comunicarse con la última, que puede intentarlo... no pudimos seguir hablando, justo fue cuando estaba con el cuerpo de TJ... - entristeció, volviéndose a recostar. 

- siento que esa muerte fue mi culpa, si no me hubiera ido, pudo haberlo sanado más, aunque también siento que tuvieron miedo de avisarme... y que por eso sólo cuando fue tarde,  fueron por mí... Makoto... yo...-  comenzó a rasguñar sus propios dedos pulgares - yo iba a irme... la tormenta lo impidió... pero iba a irme... lejos, quizás entregarme a los humanos, ni idea... o morir en la tormenta... sé lo que soy... y aún me duele el daño que te hice, pero ahora ya no siento culpa por haber actuado así, aunque me juré no volver a actuar con miedo... sin embargo... pude ver lo que produzco en otros... y no sé, ni sé si quiero... acercarme, pero ya sé que no puedo irme, a meno que alguien tenga la posibilidad de curarlos... no quiero que otros mueran por malas decisiones... y aun queda resolver el asunto de.. de Erik-san, ¿hablaron de qué hacer con él? - ladeo su cabeza, y le dio la espalda para hacer cucharitas, ya deberían levantarse, y enfrentar un nuevo día.

- intentemos... no estar tan lejos... Mako-kun... sin ti.. me pierdo... incluso ahora... que soy una kitsune, sobre todo ahora que soy una kitsune... luego tendré mis colas... y orejas ¿me amaras incluso así?- confiesa, besando sus manos -¿te gustaría escucharme cantar?... - y lleva su mano a su vientre, sonrojándose.

Tras haber ayudado a Katarzyna a llevar el cadaver de Erik hasta la pira, Mike se encaminó algo pensativo hacia la zona de habitaciones, tras haber pasado por la despensa y haberse agenciado algunas latas de comida.

Tenía mucho en lo que pensar y prefería estar solo para poder hacerlo tranquílamente.

Para empezar, los acontecimientos que se acababa de vivir eran de lo más preocupantes, en un solo día, dos miembros del grupo habían muerto y ambos de forma violenta a manos de un tercero.

No acababa de comprender el motivo por el que Erik había matado a T.J., seguía dudando de si lo había hecho de forma consciente, pero lo que si que estaba claro es que Himiko lo había matado de la forma más fría y descorazonadora.

Y por si fuera poco, sus "poderes" ya se habían manifestado una vez, y al parecer tenían que ver con el fuego, por el momento eso era lo único que sabía. Pero si de él dependía, iba a entender y controlar aquellas fuerzas desconocidas a base de entrenamiento y disciplina, como había logrado todo en su vida.

Tras abrir las ventanas de par en par para poder disfrutar de aquella renovada mañana acompañada de sol, y de na temperatura refrescante pero agradable, comenzó con su entrenamiento

Tumbado y apoyado con un codo en el colchón y la cabeza sobre la mano, miraba y escuchaba a la kitsune, distrayéndome por momentos a causa de su hermosura.

- Sin duda, se haberlo sabido habría sido mejor ir al pasado - mis dedos se escurren entre su fino y largo cabello, jugueteando con él mientras hablo - pero todo eso es algo que habrán descubierto a lo largo de estos 300 años, claro.

Aún tumbado, apoyo mi mano en su mejilla, feliz, cuando me cuenta su mejora en la relación con el espíritu de la kitsune.

- Jamás cuestionaría a Himiko - ella mejor que nadie sabe el cariño que llegué a coger a aquella niña - ¿imaginas vivir sola rodeada de muerte y nieve durante tres siglos? - apreté los dientes al pensarlo - nadie tiene derecho a cuestionar su actitud.

- ¿Una chica ave de fuego? - miré hacia el techo, pensativo - no tengo idea... pero ¿sabes? Cuando Chen se enteró de la noticia de T.J. sus poderes se desarrollaron y sus puños se vieron cubiertos en llamas - hablo con la mirada perdida recordando la situación.

Enarqué las cejas con los ojos muy abiertos cuando me contó cómo debía recuperar su energía y no pude reprimir una risotada.

- ¡Pues entonces no tienes de que preocuparte! nunca te faltarán fuerzas - bromeé y asentí tranquilamente ante su pregunta de cómo me sentía.

Cuando me habla de T.J. y de que sufren por ello, me siento en la cama y la atraigo entre mis brazos.

- No te equivoques pequeña, sólo hay un culpable de esa muerte. Sólo uno.

Al preguntar por Erik, trago saliva. Pensé que de alguna manera ella ya estaría al corriente.

- Erik... - niego con la cabeza - Himiko acabó con él - no dije más. No era necesario entrar en detalles así que aprovecho la oportunidad que me da para cambiar de tema radicalmente.

- ¡Estarás preciosa! Cómo no te voy a querer - le digo mientras la beso muchísimas veces por toda la cara y por todo el cuello mientras la tumbo en la cama y me coloco sobre ella.

- ¡Cántame algo preciosa! - la beso de nuevo.

Abandonamos la biblioteca tras hablar un instante con Giulia, pidiéndole Elizabeth que nos avisen para acudir al funeral de T.K., o lo que de vaya a hacer. Yo quería hacer algo un poco diferente, enterrarlo como todo el mundo hace en nuestro país, o al menos la mayoría. Estaba dispuesto a excavar el agujero yo mismo si hacia falta. Herramientas no me faltan. Pero estas son las instrucciones de Himiko, y mientras sigamos en su castillo hay que seguir las reglas de esa pirada.

El camino hacia las habitaciones lo hacemos de la mano, aunque tras girar un par de recodos paso mi brazo sobre el hombro de Liz y le abrazo atrayéndola para darle un beso, antes de susurrarle de forma cariñosa- Mi brujita... -Y en esa postura recorremos la última parte del camino.

Entramos en la habitación con evidente sueño por parte de los dos. Puedo ver el cansancio en los ojos de Elizabeth, no ya sólo en que esté espesa, como ha quedado claro cuando he bromeado en la biblioteca. Y yo estoy rendido. Ambos necesitamos dormir.

Abrazarnos bajo las mantas y descansar al calor el uno del otro.

¿Entras al baño primera? Ya voy yo después... -Le digo con los ojos entrecerrados, acercándome a la cama para abrirla y estirar las sábanas.

Ya sabía lo que era, quién era, o al menos lo tenía un poco más claro. No es que fuera lo más relevante del mundo ahora mismo, pero se trataba de una pequeña alegría, ya que según lo veía yo suponía un paso más hacia solucionar todo lo que había pasado.

Un paso más hacia separarme de Ben…

Agaché la mirada, cuando el abrazo y el beso de Ben me hicieron volver a levantarla, mirándole ante su susurro.

Una bruja. Soy una bruja. Eso podría ayudarme a no perderle.

Entramos en la habitación, y Ben me ofreció pasar primero al baño, ante lo que asentí frotándome los ojos. Me metí en este y me aseé como pude con lo poco que teníamos, desvistiéndome para quedarme en ropa interior y con la camiseta de tirantes. Salí con la ropa en la mano, colocándola estirada donde pude.

-Espero que haya algo de ropa en esa aldea… - comenté metiéndome en la cama de inmediato y tapándome, a pesar de que la temperatura había mejorado mucho.

Mientras Elizabeth está en el baño, preparo bien la cama y golpeo la almohada para que esté mullida y cómoda. Trato de ni sentarme en ella mientras espero, por temor a caer rendido allí mismo, de modo que espero de pie frotándome la cara para despejarme lo suficiente y aguantar unos minutos más.

Liz sale del baño, en ropa interior y con un camiseta. Yo me la quedo mirando mientras coloca su ropa, antes de entrar en el cuarto de baño yo mismo, principalmente para hacer mis necesidades y enjuagarme la boca. Me quito la ropa y salgo tan sólo en ropa interior, dejando mi indumentaria junto a la de mi novia.

Entonces me acerco a la cama, y me meto dentro bajo las sabanas y mantas, junto a Elizabeth, poniéndome de costado junto a ella y pasando un brazo sobre su cuerpo.

Buenas noches, día, o lo que sea. Que descanses, cariño. -Le digo, con la cara medio hundida en la almohada. Pero abro los ojos de nuevo y me incorporo para acercarme a ella y darle un beso de buenas... lo que sea. Un beso. Quiero despedirme siempre con un beso- Te quiero. -Regreso a mi posición, con los ojos cerrados sobre la almohada, y antes de rendirme al sueño, murmuro unas palabras- Mi preciosa brujita...

Estuve a punto de quedarme dormida varias veces antes de que Ben saliera del baño. Cuando este volvió a aparecer me espabilé un poco, observándole con disimulo mientras se movía por la habitación en ropa interior. Miré a un lado al percibir que me estaba sonrojando, pero antes de darme cuenta ya lo tenía a mi lado acostado.

Yo también me tumbé de lado, de frente a él, tendiendo también mi brazo por encima suyo. Me quedé mirándole con su rostro medio escondido en la almohada, dándome las buenas noches, somnoliento.

Está guapo hasta medio dormido…

Entonces me sorprendió al levantarse y darme un beso, justo antes de decirme que me quería. Me pilló por sorpresa, y antes de responderle ya se encontraba nuevamente tumbado y con los ojos cerrados. Decidí acomodarme, dispuesta a dormir, cuando le escuché murmurar.

-Yo también te quiero, mi hombre-dragón. – le susurré y cerré los ojos con una sonrisa en mis labios.

La noticia de que Himiko habría acabado con Erik la pilló de sorpresa, la joven movió la cabeza de lado a lado y aunque se dejó llevar a la cama de vuelta con su amor sobre ella, ya no tenía ganas de cantar, lo abrazó y aguardó por sus besos en su cara y cuello, Makoto quería de nuevo, lo conocía, y sabia que estando en esa posición, iba a desear una segunda vez, la joven dejó sus labios entre abiertos, soltando un gemido, pero por desgracia no tenía muchas ganas, las muertes la habían descompensado, la joven lo abrazo con fuerza para que solo quedara sobre su pecho, y escondió su cara en el hueco del hombro de Makoto.

-... ya se me han ido las ganas...- susurra - no... me gusta este grupo de personas..Makoto... entiendo que debo quedarme para sanarlos, pero... pero... ya hay dos muertos, dos muertos... a Erik... Pudieron expulsarlo, no matarlo, y no sé, me da miedo el grupo, Mako-kun - su rostro se aparta un poco de él.

- mejor vamos...Mako-kun...- murmuro  y luego de un largo beso, ambos se vistieron y lavaron, la kitsune seguía muy triste,y se fue tomada del brazo del Oni.