Partida Rol por web

Caminamos por el bosque haciendo frente a la oscuridad reinante y el accidentado terreno. De cuando en cuando mis pies tropiezan con alguna piedra o raíz, o se rozan de forma molesta con algún arbusto.

El bulto es molesto. El peso del palo sobre mi hombro carga el músculo una vez llevas un rato, pero no quiero pasar el relevo tan pronto, de modo que me lo cambio de hombro, dispuesto a devolverlo al primero una vez este también se haya cargado. T.J. impone un buen ritmo, deseoso de llegar cuanto antes y dejar atrás estos peligrosos bosques, y yo estoy de acuerdo. Ansío llegar, comprobar que Elizabeth está bien y abrazarla, y que todos podamos disfrutar de esta comida al calor del fuego.

Me fijo en los alrededores tratando de enfocar la mirada como hice antes, pero no funciona. Debo aprender a controlarlo, es algo interesante que nos puede ofrecer información útil. Veo a Victoria caminar a nuestro lado, y a...

¿Pero qué...?

¡¡Eh!! ¿Donde está Makoto?

 Continúo el camino moviendo con los pies las ramas que me encuentro cerca de éstos mientras sigo calentándome con el aliento las manos y la cara y miro de reojo hacia los lados, inquieta tras la afirmación de Makoto.

 A pesar de que no soy yo la que carga con el animal, y siendo por tanto la menos indicada para quejarme, siento que el camino de vuelta se me hace duro e incierto, dejándome guiar por los chicos, y deseando llegar a la cueva y calentarme en la hoguera, que espero que hayan sido capaces de mantener.

 Me doy cuenta entonces de que llevo el pelo por fuera de la chaqueta, que probablemente se habría salido por el movimiento de la caza y el viento, así que empiezo a meterlo por dentro para que me aísle en lo posible el cuello del frío, cuando Ben pregunta, lógicamente, por Makoto.

 -Cuando T.J. lo relevó me dijo que había visto algo e iría a comprobar qué es por sí mismo para no ser descubierto... No me... -Rectifiqué- No tuve tiempo de decirle nada antes de que se fuera corriendo, estoy dejando algunas ramas que indiquen el camino que seguimos, además del rastro que estamos dejando...

- De puta madre - Masculló. No había visto irse al japonés estando tan ocupado intentando no cagarse encima por el esfuerzo de llevar al puto bicho. Tampoco es que hubiera podido verlo escaquearse, se hacía invisible. Menudo truco, lo que podría hacer si pudiera volverse invisible... - Ni se te ocurra pensar en volver a por él o esperarlo. - Advirtió a Ben, amenazador.

- Tenemos una prioridad, volver a la puta cueva con la comida. Si ese japonés está lo bastante jodido de la chola para jugársela por su cuenta, allá él, pero espero que seas un poco más inteligente. ¿Entendido? - Estaba cansado, helado y hambriento. - Estoy hasta los cojones de esta puta situación. Hasta mismísimos los cojones... - Escupió a un lado mientras seguía avanzando, empujando a Ben para que no se detuviera.

Entra (solo)

Mierda, Makoto...

No me esperaba esto. Cansado, hambriento, concentrado en la carga, no me he dado cuenta hasta muy tarde de la ausencia de mi amigo. ¿En qué coño está pensando? Irse sólo, eso es muy peligroso... Si alguien puede hacerlo es él, que es como un puto ninja sobrenatural, pero aún así...

¿Cómo le digo a Rina que su novio no vuelve con nosotros? ¿Cómo le explico que no se donde está ni qué suerte corre?

¡Mierda! -Exclamo, hastiado- Joder, Victoria, ¿y no dices nada? -Tan sólo miro en dirección a la chica un momento, echando la vista atrás, a la oscuridad del bosque. No quiero pagarlo con ella, pero la situación es muy fea. En ese bosque había algo, algo poderoso. No debería haber ido sólo a buscarlo...- ¡T.J.! -Interrumpo el puto discurso que me suelta, cuando parece temer que vaya a dejarlo todo y regresar a por Makoto- Ya vale, no voy a volver ahora ni parar. Seguimos hasta la cueva, mucha gente depende de nosotros. -Y Makoto debería haberse parado a pensar en ello- Descansaremos y comeremos, y ya con fuerzas regresaré a buscarle si no aparece antes. -Digo con amargura. Sólo, si es necesario. Necesito esa habilidad, la "predatorvisión" esa. Igual Elizabeth puede ayudarme con eso- A ver cómo se lo explicamos a Rina... -Mascullo- Vamos, apretemos el paso.

 -Yo... lo siento, Ben.  No se por qué, pero me dijo que no quería preocuparos y que no os dijera nada, que ya nos alcanzaría.- Explico insegura, mirando hacia abajo. - Yo tampoco creo que haya sido buena idea, así solo nos deja más expuestos... -Y nos preocupa más, tanto por él como por nosotros.- Si quieres puedo intentar cargar un rato yo, y así tú quedas libre por lo que pueda pasar... -  Vaya asco. Cómo quería librarme de tener que cargar ese cuerpo que parecía tan pesado... Pero más aun quería llegar a la cueva sana y salva y reponer fuerzas en un refugio seguro, y no salir corriendo y perderme en mitad de la noche si algo nos sorprendiera. 

Makoto camina con precaución por el bosque dispuesto a ver qué es lo que había sentido, el camino es sencillo pese a la oscuridad reinante, el lugar ahora mas frio incluso que antes estaba solitario y aunque los sonidos del bosque se escuchaban pudo pronto distinguir otros sonidos, era el sonido de algo siendo arrastrado, parecía pesado, y también escuchaba unos pasos en la nieve. Tras un rato el japonés ve algo que le llama la atención, parece un rastro, como si alguien hubiera estado arrastrando algo por la nieve, algo pesado.

Rápidamente decide seguir el rastro y pronto lo ve, una figura humanoide, algo que había visto antes, se trata de una mujer que lleva ropas de abrigo y una melena negra que ondea al viento, la chica lleva arrastrando una canoa de madera, se esfuerza porque parece pesada, por desgracia el asiático está de espaldas a la chica y lejos como para poder verle el rostro

El grupo seguía caminando por el bosque, lo cierto es que cada vez hacia mas y mas frio, y estaba más oscuro, parecía que el hecho de cargar con el ciervo y el ejercicio físico hacia que sintieran menos el frio, pero aun así lo sentían, los músculos estaban entumecidos mientras caminaban ya que realmente el no comer en todo el día les afectaba y sin duda tardarían mucho en llegar a la cueva, bastante más de lo que tardaron en llegar a la cascada.

Los tres miran al cielo preguntándose si llegaran a la cueva antes de que termine la noche, cosa que realmente desconocen, es entonces cuando algo sucede, un sonido de algo moverse a gran velocidad y un segundo después pueden ver a Viky colgada de un árbol boca abajo sostenida por una cuerda 

Las explicaciones de Victoria no me dejan conforme. No puedo culparla por verse superada por la situación, pero debería habernos puesto sobre aviso. Hace mucho tiempo que estamos sólos por el bosque, confiando en que Makoto nos cubre. Y resulta que ya no está con nosotros.

Y no se trata sólo de que estemos más expuestos, es que él también se expone al ir sólo por ahí...

Ya no se puede hacer nada. Debemos seguir, llegar a la cueva, repartir el alimento que hemos conseguido, recuperar fuerzas... y si Makoto no aparece, salir de nuevo, a buscarle.

Con ese pensamiento en la cabeza, apenas siento el sonido de algo que se mueve cerca de nosotros y, cuando me giro, Victoria sale disparada hacia arriba, quedando colgada de un árbol por lo que parece una cuerda.

¡¡Victoria!! -Exclamo, invocando mi naturaleza sobrenatural al tiempo que suelto el palo del ciervo. Las escamas recubren inmediatamente mi brazo izquierdo, que sitúo delante mío en posición defensiva, mientras mis manos se arman con las garras- ¡Cuidado, T.J.! -Maldición, no veo nada, miro alrededor, pero está todo demasiado oscuro- ¿¡Quién anda ahí!?

 -¡Aahhh!- Solté un grito agudo sin cortarme un pelo cuando empecé a subir mientras estiraba los brazos hacia abajo y cerraba los ojos y los puños inútilmente, como si tuviera algo a lo que agarrarme para mantenerme en tierra sin ni tan siquiera mirar. 

 -¡Ben! - Exclamo sin poder alcanzar a decir mucho más mientras me llevo los brazos contra el pecho, que sentía aceleradísimo en un instante, así como la respiración. ¿Quién habría puesto trampas por ahí? Al menos a esa hora del día no estaría vigilada, y mi grito no habría llegado muy lejos como para llamar la atención de quien la hubiera puesto ahí... ¿No? Tampoco era algo que alcanzara a pensar ni preguntarme en ese momento, si no en bajar cuanto antes, que era mi prioridad, sin pensar en la caída. -¡T.J.!- Subo las manos para taparme la cara. ¡Bajadme!- Me importaba poco quien pudiera o no estar cerca, ya me preocuparía de eso cuando tuviera los pies en el suelo.

 Me aparté las manos de la cara al darme cuenta de que me dificultaban respirar, más aún en tal estado de nervios, y miré abajo y a los chicos, para enseguida mirarme a los pies de los que colgaba, e intentar doblarme hacia arriba con la intención de deshacer o romper el nudo que me atrapaba. Era un buen momento para arrepentirse de hacer footing regularmente, en lugar de abdominales. -¡Nghh!- Me quejé, impaciente.

¿¡Es ella!? ¿¡La chica del sueño!?

Corrí recortando la distancia que me separaba de aquella figura femenina. Intentaba descubrir su rostro pero no era capaz de hacerlo desde dónde me encontraba.

Dudé entre ocultarme y seguirla o llamar su atención. Finalmente opté por la segunda opción, pues no podía arriesgarme a adentrarme en el bosque con destino incierto.

[B]- ¡Oye! ¡Hola! ¡Hola![/B - dije elevando la voz para que no se asustara al verme y alzando los brazos mientras me seguía acercando para que me detectara con claridad, y de paso, que viera que no llevaba ningún objeto en las manos.

Makoto corría y gritaba, la chica se detiene pero no se gira y el japonés siente un pequeño escalofrió, la chica comienza a girarse mientras dice en un tono de voz que parecía que estaba asustada:

- No...so...socorro... no me

La chica se gira mientras grita, en ese instante algo sucede, la nieve alrededor de la chica sale disparara en todas direcciones, pero solo es la nieve, esto impide a Makoto ver mucho mas del rostro de la chica que bastante asustada dice:

- No... aléjate... dejad de perseguidme, dejad de torturarme... yo no he hecho nada... dejadme...dejadme ya

Makoto que había sido derribado y estaba de rodillas en el suelo puede ver como la chica se agarra la cabeza gritando, y Makoto puede verlo claramente desde la chica sale una especie de burbuja de energía que se expande, destroza los arboles y termina golpeando al japonés, cuando le da siente parte de los sentimientos de la chica, y no eran otros que miedo y desesperación, unos que nunca antes había sentido, mientras es lanzado por los aires escucha la voz de la chica casi llorando:

- Porque... porque yo, porque a mí, dejadme por favor, dejadme

Makoto siente un golpe y ve como la chica se aleja antes de perder la consciencia. Cuando recupera la consciencia puede ver que en la zona donde había estado la chica no quedan arboles ni nieve, el tiene varios moratones pero nada grave, eso sí, se siente bastante dolorido, sigue siendo de noche

- ¿Qué ha pasado?

Me llevé la palma de la mano a la cabeza y la moví de lado a lado.

- ¿Qué ha sido eso? - y al fin reaccioné, incorporándome de golpe.

Me levanté rápidamente y di unos cuantos pasos en falso, recuperando el sentido del equilibrio.

- ¡Oh no! ¿La perdí? ¿dónde está?

Mi corazón se agitó muchísimo, no puedo perderla. Ella es la clave.

Busqué con desesperación en el suelo el rastro de la canoa que arrastraba.

Sale de la cueva,  avanzando solo unos pasos, hasta quedar de rodillas, en la nieve, con el cuerpo encorvado hacia delante, intenta vomitar, pero sin poder hacerlo,  sólo era la sensación de malestar que le llenaba los ojos de lágrimas. La kitsune tomó un poco de nieve y se mojó la cara, el aire helado la hizo recuperarse, había salido sin su abrigo, así que el aire helado bajó su temperatura, pero también le quitó la sensación de ahogo que tenía por el fuego dentro de la caverna y el calor mismo de esta. Comió un poco de nieve, necesitaba agua.

- ¡Whoa! - Uno se despistaba un puto segundo en ese jodido bosque y acababa colgando de un árbol - ¿Cómo cojones has llegado allí arriba? - Exclamó, mirando hacia la muchacha sin terminar de entender qué estaba pasando. 

- No me jodas que han puesto trampas... - Murmuró acercándose con extremo cuidado hacia el árbol del que colgaba Victoria. No es que tuviera puta idea de trampas de esas de cuerdas, pero si estaba colgando de una cuerda, esa cuerda debía estar atada a alguna parte con un sistema de poleas o algo de estilo. Porque Vic no era precisamente un conejo al que cazar con una simple rama flexionada. En esa trampa había mas trabajo.

- Tío, cúbreme las espaldas, voy a intentar bajar a Vic. - "Porque si la dejamos ahí colgada como un salchichón..." - ¡Hijoputa! ¿Me oyes? Si se te ocurre venir a cobrar tu presa mi colega te va a destripar como a un puto conejo. - Gritó al bosque, fanfarrón. Total, quién hubiera puesto la trampa ya habría escuchado el grito de Vic.

Los árboles destrozados por la onda expansiva borraron el rastro de la chica.

La tenue luz con la que la luna se reflejaba sobre la blanca nieve no bastaba para distinguir las marcas del arrastre de la canoa con las de los propios árboles arrancados.

- ¡Mierda! - grité rabioso de pura frustración - ¡eres un maldito inútil! ¡Mierda! ¡Mierda!

Había estado tan cerca y sin embargo, ¿era completamente incapaz de averiguar nada sobre ella?

Esa podía ser la diferencia entre restaurar la situación o perdernos en el olvido para siempre, estaba realmente enfadado y decepcionado conmigo mismo.

Me dejé caer de rodillas y empecé a golpear la nieve con los puños cerrados, furioso. Con el pelo caído hacia delante y acompañando mis golpes, lágrimas de pura rabia y frustración se fundieron con la nieve.

Di un último golpe y quedé con el puño hendido en la nieve por unos instantes. Finalmente, me sequé las lágrimas con la manga y me incorporé. Cabizbajo, empecé a rehacer el camino de vuelta a paso ligero. Pensativo, triste... hundido.

Tras un buen rato Viky seguía colgada, Makoto aparece en ese instante caminando, el chico puede ver como la suramericana está colgada boca abajo de un árbol por una cuerda y como sus dos compañeros están cerca de ella al parecer tratando de bajarla.

Por su parte los chicos ven como Makoto camina, parecía molesto y tenia algunos arañazos por su cuerpo