Partida Rol por web

En silencio, vuestro cohete se desplaza por el vacío del espacio. La tierra es una enorme esfera azúl y verde y marrón y blanca y gris en algunos puntos. Jill pilota el cohete con suavidad y lo hace girar en los momentos adecuados para encontraros con la órbita de la estación espacial que debéis abordar. Y no tardáis en verla.
El Puño de Shiva es la típica estación espacial con forma circular que sale en las películas. Consta de cuatro módulos unidos entre sí y que conectan a la vez con la parte central que es justo donde os dirigís ahora con vuestro cohete sin combustible ni apenas aire y prácticamente inservible.
Todos guardáis silencio mientras la piloto teclea, acciona, pulsa y gira cosas. No tenéis ni idea de qué hace, pero os alegráis cuando grita un "hurra" justo antes de que una enorme compuerta se abra en la parte central de la estación.

-Muy bien, muchachos. Yo ya he cumplido mi parte. Ahora os toca a vosotros abrir paso hasta la zona de control para apuntar este trasto hacia el Vaticano y hacerlo volar por los aires. En la estación no deberían haber más que científicos y puede que algún guardia armado, ningún problema para vosotros, pero llevad cuidado con vuestras armas y bolas de fuego. Este lugar es muy delicado y un agujerito en el lugar equivocado nos podría llevar a la ruina. Quien dice ruina dice ver como nuestros cuerpos se despresurizan y estallan, jeje.
Mientras habla, Jill conduce el cohete hasta el interior de lo que parece un enorme muelle de carga. Lo estaciona suavemente y lo para. La puerta se abre.
-Todo vuestro.

Durante el viaje el sudor perlaba mi frente y lanzaba miradas nerviosas a todos los viajeros. Saqué la caja de puritos y -mierda- no me quedaba ninguno. Busqué un paquete de tabaco y lo abrí -¿para que lo guardaré si está vacío?-

La falta de nicotina  y otros componentes de aquel mundo nuevo me ponían de muy mala ostia, así que en cuanto se abrió la compuerta ya estaba yo allí preparado con una mano a cada lado dispuesto a matar  a quien fuese por un pitillo. Un poco abierto de piernas di un paso para comenzar a salir y lancé dos miradas rápidas, una hacia cada lado.

-Señol Lubio -le digo al vaquero- tal ves selía mejol que los hábiles con los puños y pies avancen plimelo pala luchal sin balas ni fuego. Ya has oído lo que ha dicho Jill soble las balas peldidas. Tu puntelía es exselente, pelo tú no sabel adónde van las balas luego.

Me sitúo junto al Rubio y miro fijamente al final del pasillo. Esto es el tramo final en la carrera para salvar el feng-shui y la Tierra. Cierro los puños y empiezo a andar sigilosamente. Seguro que ya nos están esperando.

Avanzo con precaución con el fusil preparado. Asiento ante las palabras del chino.

- Tienes razón, Rostro Amarillo -me separo un poco y me muevo por las sombras que dejan las escasas luces artificiales- Te seguiré de cerca e intentaré cubrirte.

Susan también desenfunda y les hace un gesto al Rubio y a Joe para que avancen.

- Si esos cabrones dicen la verdad y en realidad nos han mandado a una misión suicida, pienso volver para meterles mil balas por el culo...en especial a la Reina de Hielo - hacia bastante tiempo que no veian a la mujer tan enfadada. Ni siquiera cuando perseguió a sus violadores sentía tanta rabia. Y es que veces la cosa más dulce puede ser la más amarga. Debido a ello Susan había caído en la trampa de esa engatusadora. Posiblemente se sintió salvada cuando contempló su bello rostro, pero en realidad era a hora cuando iba a sacar todo su potencial. El arma más eficaz; la venganza.

Descendéis con la máxima cautela esperando ser recibidos con un aluvión de fuego y violencia pero nada sucede. Todo está en calma en este gran almacén, lo que os permite dar un buen vistazo para comprobar qué se guarda en él.
Hay tres trajes espaciales que no se parecen en nada a esos voluminosos trajes con escafandra del siglo veinte; éstos son elegantes, estilizados y no parecen demasiado molestos. Además permiten sobrevivir en el vacío un buen rato.
También veis una caja llena de botellas de oxígeno. Son del tamaño de botellas de cocacola grandes, pesan un poco y permiten a una persona mantenerse con vida durante un tiempo. También creeis que podrían explotar con bastante violencia si se les dispara.
Finalmente encontráis un exoesqueleto de carga de cuatro metros de alto del tipo visto en Aliens. Parece que un tipo metido en eso podría ser un rival temible, pero no pasa por la esclusa de aire que conduce al resto de la estación espacial.
También hay (¿Lo he dicho ya?) una esclusa de aire que conduce al resto de la estación espacial.

Comencé a bajar las pasarelas cuando al chino y al indio les entraron las prisas y me adelantaron. Caminaba un poco abierto de piernas dispuesto a desenfundar hasta que dije:

-Aquí no hay nadie. -y volví a caminar normal y me dirigí hacia los trajes- supongo que el exoesqueleto será para alguien que de golpes -miro al chino- y además hace juego con el color de tu piel.

Comienzo a revisar los trajes pensando en el tabaco y miro las botellas de oxígeno -igual una calada de esto me va bien-.

-Vamos a tener que separarnos -digo mirando la exclusa doble- por ahí no cabrá la grúa del oriental.

-¿Sepalalnos? ¿Pala qué? -pregunto al Rubio después de asegurarme de que no hay nadie en el almacén-. Cleo que debelíamos cogel tlajes y cada uno una botella de aile pol si las nesesitamo más adelante. Nunca se sabe.

Cojo una botella y avanzo sigilosamente hasta la esclusa.

-Yo no pienso compartir mi traje. -dije con el ya puesto y ajustando mis tres cartucheras por fuera de este-

Luego rebusqué a ver si había alguna caja con cartones de tabaco...

Cojo también uno de los trajes y le hago una señal a Lee.

- Déjame que vaya yo delante, así sabremos si nos va a hacer falta que te enfundes ese armatoste -sonrío mientras compruebo el traje- Imagino que dependerá de lo que veamos.

Y con mi arma agarrada con los guantes, avanzo con todo el cuidado de que soy capaz.

El primero en tocar el suelo de la estación espacial es el Indio, y nada parece suceder. Lentamente bajáis los demás y comenzáis a inspeccionar el almacén, haciendoos con algunos trajes espaciales. Los últimos en bajar son Jill y los monjes, los cuales no parecen alterados en absoluto por encontrarse en un aparato que flota alrededor de la Tierra.
Comprobáis que la única salida de este lugar está cerrada y justo en ese momento se oye una voz masculina por los altavoces.
-¡Atención, intrusos! Habéis entrado en una zona restringida y violado la normativa 130-46 del buró. Un comando especial está dirigiendose a la estación para arrestarles. No se muevan de su posición y no opongan resistencia o toda la sala será aislada y despresurizada de inmediato.
Luego se oye un cuchicheo inaudible de fondo y la voz prosigue.
-O quizás abramos la escotilla principal y seréis expulsados al espacio. Eso es.

-Mmmm... -se me escapa mientras reflexiono sobre la situación-. Esto me lecuelda a aquella película tan extlaña que vimos en la gualida de los Dlagones. ¿Tal vez podamos ablil puelta a inteliol de estación con esa máquina? -pregunto en voz alta señalando al exoesqueleto. Me subo al aparato e intento ponerlo en marcha para hacer "kung-fu mecánico" con la compuerta.

Ajustaba las cintas para que nada quedase despegado de mi traje y empecé a mirar la exclusa de ventilación. Saqué la rejilla y haciendo una dominada me asomé a ella. Luego incliné el cuerpo para comenzar a meterme...

Si quieren abrir la puerta y crear el vacío esto se tendrá que cerrar de alguna manera o saldrá toda la nave por aquí.

Me deslizo con cuidado e intento vigilar a mi alrededor por si hay cámaras o algún tipo de sensor. La palabra "despresurización" me ha puesto los pelos de punta. Sé que voy a morir, pero prefiero hacerlo al estilo Dakota, llevándome unos cuantos por delantes.

En cuanto llego junto a los trajes, me pongo uno rápidamente y les hago una señal a mis compañeros para que hagan lo mismo.

- Lee, si piensas destrozar esa compuerta, primero ponte uno de estos trajes- le advierto.

Mmm, vamos a ver cómo funciona esto... si le doy a esta palanca se mueve el brazo, con esta otra se mueven las piernas... Vale, creo que ya lo tengo.

¡¡¡KUUUNNKK!!!