Partida Rol por web

[ Día 3 de Tarsakh ]

El sol está ya casi en lo más alto, pero por suerte hace un suave día primaveral. La mezcla del moderado calor del sol sobre vuestra piel, y la suave brisa que viene de las montañas, al norte de vosotros, lo hace un día perfecto para viajar.

Vuestro camino continúa dirección noroeste, tal y como lo hizo ayer durante las últimas horas de viaje. Al este podéis ver unas suaves colinas que llegan casi hasta el propio camino. Al oeste, como ocurriese ya durante varias jornadas podéis ver una amplia llanura. Al norte, alcanzáis a ver ya a solo unos minutos el cauce de un río bastante grande, y un pequeño trasbordador parado en la orilla del mismo. Muy al fondo y en la misma dirección podéis ver una cadena montañosa, en la que destaca por su enorme tamaño el Peñasco de Crag, al noroeste de donde os encontráis.

Si las indicaciones que os habían dado hasta ahora son correctas, eso significaría que el pueblo que veis al otro lado del río es Hondonada del Halcón. Han pasado ya muchas jornadas de viaje desde que iniciasteis vuestros caminos, y el ataque a la caravana está aún muy reciente en vuestras mentes, la idea de volver a descansar en una cama caliente es bastante halagüeña.

Avanzáis unos metros más, poco a poco percibiendo ya el sonido del agua. Veis ya claramente el transbordador, una pequeña barcaza, que ahora mismo está en la orilla parada. Según os vais acercando, sale del transbordador un hombre y os saluda.

Micah baja del trasbordador con la naturalidad que solo se tiene cuando se lleva haciendo algo toda una vida. Veis como se apresura a saludaros, levantando una mano, pero a mitad de camino su brazo hace una ligera pausa y notáis como os mira durante un momento, con cara bastante sorprendida.

Bienvenidos Señores - dice con su ronca voz mientras se inclina ligeramente. ¿Que trae a un grupo como el suyo a nuestro pequeño pueblo, perdido de la mano de Torm? Y más importante aún ¿que les ha ocurrido? La caravana tiene un aspecto lamentable.

Os sorprenden sus ropas, parecen ser de bastante calidad aunque algo anticuadas, probablemente en algún momento estuvieron de moda.

-Saludos buen hombre.- le digo a la par que agacho la cabeza en señal de respeto. -Tranquilo, no se preocupe por la caravana, tuvimos un desafortunado encuentro unos días atrás en el camino.-

Me fijo en el barquero, prestando especial interés en su vestimenta, que aunque extraña, sobre todo parece cara. “Vaya, o el peaje para cruzar al otro lado del río es muy caro o no me explico como un barquero puede vestir semejantes ropas. Tal vez sea para dar buena impresión a los viajeros.” pienso mientras le recorro con la mirada intentando no parecer descarado.  

De nuevo dirijo la mirada al grupo para hablarles -Bueno, parece que por fin hemos llegado a nuestro destino, ¿no tenéis ganas de tomar algo en alguna taberna? Después de tantos días de viaje creo que nos merecemos un pequeño descanso.- digo mostrando una amplia sonrisa. -Además, me gustaría invitar a Kilqiroth a lo que guste, creo que le debo mucho después del accidente.- termino diciendo buscando una mirada de aprobación del dragonborn. 

-Ah, lo que daría por un buen vino especiado ahora mismo. Viajes como este consiguen que uno valore más una buena cama. Mi nombre es Kildrak, hijo de Bruenor. Creo que hablo en nombre de todos si le digo que estamos deseando llegar al pueblo, buen hombre. Venimos acompañando a la caravana para protegerles de los infortunios del camino y, desde luego, esta vez nos hemos ganado el sueldo.

Termino con una sonrisa a fin de eliminar cualquier desconfianza que pudieramos haberle inspirado. Realmente siento las piernas cansadas y cuánto antes lleguemos al pueblo, mejor.

No parece no hacer mucho caso a vuestras presentaciones, pero os escucha atentamente mientras habláis de la caravana - ¿Que ha ocurrido? ¿Algo de lo que debamos preocuparnos? ¿Acaso no tenemos ya suficientes problemas? - Suena bastante preocupado, y mira insistentemente en dirección al camino por donde habéis venido, como esperando que apareciese alguna criatura por allí en cualquier momento.

Está bastante tenso, casi preparado para hacer que el transbordador se aleje de la orilla con rapidez, para protegerse de lo que pueda venir.

-Tranquilo amigo, no hay nada de lo que preocuparse, créame.- comento con tono despreocupado para restarle importancia al asunto. –Mire, mi compañero Kildrak y yo estábamos detrás de un pequeño grupo de demonios. Por desgracia, antes de que pudiéramos darles caza, dicho grupo atacó la caravana que ve usted. Pero gracias a aquellos dos valientes guerreros- señalando a Kilqiroth y a Lara -y a Kildrak y a mi, los demonios ahora no son más que cadáveres descomponiéndose en el suelo. Ninguno de ellos salió con vida del combate y llevamos varios días viajando sin ningún problema. Ellos pueden también contárselo.- termino diciendo al hombre, esperando que escuche mis palabras y se tranquilice. 

Lara examinó de arriba a abajo al barquero, sin hacer reparo en ninguna sutileza. Era obvio lo que cualquier persona pudiera pensar, así que ella no dudo en decirlo Vaya amigo, tu si que sabes conservar los buenos tiempo y al final de sus palabras una sonrisa se dibujaba en señal de que la idea se le hacia divertida. 

La joven pícara no pudo evitar intervenir ante la explicación de Arannis ¡¿Un pequeño grupo?! ¿De que hablas? Eran como unos 100 de esos dichos, yo misma acabé con casi la mitad de ellos. No eran mas que unos animalejos debiluchos y feos remata haciendo ademanes de batalla con su estoque, trazando lineas en el aire con una destreza notoria. 

Aunque su aspecto delicado dejaba claro que no se trataba de una persona fuerte, su determinación y energía daban seguridad en sus palabras. Como verás, no tienes nada que temer dice cruzandose de brazos, mostrando una seguridad que pocos podían sentir de sí mismos.

De acuerdo señor Arannis, me deja usted más tranquilo. Esperen que les ayudo a meter a subir todo al transbordador. - Veis que se relaja tras el comentario.

¿¿Como?? ¿¿¿Más de cien demonios a unas jornadas de viaje de Hondonada??? - Retrocede rápidamente y se sube de nuevo a la barca. - ¡¡Da igual lo hábiles que sean!! ¡¡Debo avisar a las autoridades!!

Veis como empieza a soltar los amarres del transbordador para partir, sin vosotros, desde esta orilla hacia la otra.

El dolor todavía era punzante en mi hombro... la flecha había sido muy certera y casi me costaba la vida, no creo que un simple e insulso vino vaya a solucionar todo lo que pasó, pero más por simple cortesía que otra cosa, debajo de mi túnica se escucha un gruñido de aceptación.

Trato de ocultar mi apariencia lo mejor que puedo ante el extraño. Suficiente ha sido ser confundido por un demonio como para que también me hechen de un lugar al cual todavía no he puesto un pie.

Ante las explicaciones de sus compañeros no puede menos que reirse por el relato de Lara, la risa es seca y ríspida.

- Oiga, tranquilo, ha pasado tiempo... Puede avisarle a las autoridades, pero antes por favor tenga la buenavoluntad de llevenos hasta la ciudad, estamos cansados, doloridos y algunos necesitamos atención médica. - La voz detrás de la túnica tiene un asento raro y poco común, como si le costase entablar ciertas palabras.

No puedo sino reprimir una carcajada ante los movimientos de Lara y sus alardeos. Sin embargo, al ver que el barquero hace ademán de dejarnos en tierra, interrumpo inmediatamente el tono jocoso y le hago señas para llamar su atención.

-¡Espere, señor! ¡No permita que unas fantochadas le asusten! Venga, ¿en qué mundo conocido cuatro guerreros, por muy habilidosos que sean acaban ellos sólos con cien demonios? ¡Ya seríamos carne de bardo! Venga Lara, luchaste con valentía, pero no puedes ir diciendo que cien demonios andaban sueltos por ahí o la gente entrará en pánico! Por favor señor, confíe en mí, le doy mi palabra de que no hay ningún peligro que nos siga. No nos prive de nuestro merecido descanso por una chiquillada.

Apoyo mi mano tapando mi rostro completamente mientras disimulo una sonrisa provocada por la situación tan absurda en la que nos acabamos de ver envueltos. -Al final nos va a tocar cruzar nadando...- me digo a mi mismo intentando aguantar una carcajada para evitar que el barquero se enfade pensando que le estamos tomando el pelo y riéndonos de el. No me molesta para nada la broma de Lara, es más, me ha resultado bastante graciosa. Lo malo es que si acabamos en tierra tendremos que buscar otra forma de cruzar o esperar a que vuelva el barquero.

-Escuche buen hombre, seguramente ella haya exagerado un poco, no lo tenga en cuenta... tiene la cabeza como la de un crío, llena de fantasías, ¿acaso va a dejarnos aquí sin la oportunidad de visitar su preciosa villa por una chiquillada sin importancia como ha dicho mi compañero?- le digo al barquero intentando que reconsidere su decisión.

¡¡ Por Torm no hagáis bromas con esas cosas !! - Responde bastante cabreado.

¿Acaso no podéis tener un poco de respeto por lo que estamos pasando? - Resopla y continúa dado la vuelta, manipulando cuerdas y palancas. Finalmente se da la vuelta - ¿Pensáis subir o vais a quedaros ahí todo el día? - Esto último lo dice con un rostro algo más amigable ya.

Veis como intenta poner cara de estar cabreado de nuevo sin demasiado éxito. - ¿Estáis todos bien entonces? - Se baja del transbordador mientras os pregunta y comienza a ayudaros a cargar.

Lara parece entrar en un choque emotivo ¡¿Como que exagero?! ¡Eres un odioso, solo quieres hacerme quedar mal! reclama a Arannis mientras le saca la lengua y se remanga un ojo. ¿O es que en realidad me odias? pregunta encogiendose de hombros en tono resignado, para luego pasar a un estado que aparentaba tristeza y el principio de un lloriqueo. Naaa... En realidad solo sientes envidia dice poniendose a brincar con una sonrisa en su rostro y saltando de felicidad y lalaliando* en son de no escuchar mas nada.

Por supuesto que no nos quedaremos aquí responde tratando de alzar su pesada maleta, haciendo ademas de no poder con ella para que un caballero le ofreciera su ayuda. Pero bueno, ¿Que esperamos? Vamos, vamos dice apresurando al que llevara su maleta y poniendose frente a él para seguir presionando Si rompes algo, me lo pagas remata en todo de prevención.

Antes de poder responder nada ante las preguntas de Lara, esta se aleja tarareado y saltando mostrando una amplia sonrisa de felicidad. Durante unos segundos me quedo realmente estupefacto. No se que pensar sobre su comportamiento. En gran parte me resulta divertido y simpático y por otro lado me recuerda a una niña de no más de seis u ocho años. Al final sonrío y pienso que una persona así con tanto espíritu puede levantar el ánimo a la gente en situaciones adversas... aunque a veces provoque dolores de cabeza.

Suspiro hinchando completamente los pulmones  y miro al resto del grupo, -Muy bien, pues vamos allá.- y me dirijo a la barca, subiendo a esta de un salto. -Por cierto señor, creo que no nos hemos presentado debidamente, me llamo Arannis Amastacia.-.

Miro hacía el pueblo intentando encontrar algo extraño, pensando en las palabras que el barquero había dicho momentos atrás sobre algo que estaba ocurriendo, -Por cierto, ¿le ocurre algo a la villa? Me refiero a lo que ha comentado sobre algo que están pasando, no parece que al esta la ocurra nada a simple vista.-.

Aquella chiquilla nos iba a meter en problemas más seguido de lo que me gustaría aceptar. Pero era divertido tener a alguien sin ningún tipo de inhibición y se tomara todo a la ligera.

Subió a la barcaza, esperando a que el resto haga lo mismo, ayudandome con un bastón finamente tallado, de una madera grisacea, casi del mismo color de la plata aunque un poco más opaca.

Ya faltaba poco para llegar a un lugar tranquilo, o al menos era lo que quería pensar, con lo nervioso que estaba el balsero y sus comentarios ya me iba dando la impresión de que lo que menos encontraría aquí era paz.

Alzo las cejas sorprendido por el comportamiento de Lara. Sonrío y subo a la barca. Nunca dejarán de sorprenderme la energía y vitalidad que muestran los humanos a veces. Casi rozando la locura.

Me acerco al barquero mientras Arannis habla. Yo también he notado que el hombre está más alterado de lo normal y ya ha hecho varios comentarios sobre "algo" que está pasando. Ahora que la caravana ha llegado a su destino sana y salva, me interesa enterarme de cualquier problema que esté ocurriendo en los alrededores. Toda oportunidad para prestar mi ayuda es poca. No digo nada, pero miro expectante y atento al hombre para no perderme detalle de lo que responda.

Micah mira completamente sorprendido a Lara, en algún momento parece estar tentado de intervenir, pero antes de tener opción a decir nada esta se sube al trasbordador mientras tralarea.

Un placer conocerle señor Arannis.

¿No saben nada sobre lo que está ocurriendo?  - Dice con tono de decepción. - Pensé que... pero claro, la caravana... - Dice hablando casi para sí mismo.

Veis como os observa durante unos segundos, pensando probablemente en sus próximas palabras y dice - Una enfermedad ha acampado en Hondonada durante algunos días, pero pueden estar tranquilos, pueden hacer sus negocios aquí sin miedo a contagiarse, hace algunos días ya que no hay ningún nuevo infectado.

Se gira y comienza a desatar algunos cabos para soltar el trasbordador.

No puedo evitar prestar atención al repentino cambio de actitud del barquero, su cara ha pasado completamente a mostrar un pesimismo que intento comprender.

Mientras pienso esto, intento animar un poco al hombre dando unas palmadas en su espalda y hablando con el -Ey amigo, ¿a que viene esa cara tan larga de repente? Bueno, tal vez no seamos la caravana que esperaba fuéramos... pero si tiene un problema puede confiar en nosotros, estaremos encantados de poder ayudar si esta en nuestra mano.- Hago una pequeña pausa mirando a Lara y Kilqiroth, intentando ver su reacción ante mi propuesta de ayuda -Bueno al menos hablo en nombre de Kildrak y mío, ¿verdad Kildrak?- Termino agarrando por el hombro a mi compañero, animándole a decir algunas palabras.