Partida Rol por web

La paciencia del enano solía ser corta de per sé, ya solo la mujer le suponía cierta amenaza. No quería perder tiempo, Bodolf había caído y no sabía cuan grave podía ser el estado de su compañero. Cuando el golpe mal colocado de la mujer chocó contra su escudo, el enano lo saleo para que la hoja resbalara pasando de largo mientrás él daba un pequeño paso lateral hacia el lado contrario cogiendo así a la mujer en una postura totalmente vulnerable. El martillo trazó un arco cruzado impactando de lleno en los riñones de la mujer, quebrando varias costilllas, el agudo dolor la dejo tendida de bruces en el barro intentando gritar sin lograrlo quedando tendida boqueando como un pez fuera del agua junto antes de perder la consciencia.

Veo como Kramgrhat tumba a otro, estos mentecatos se habían echado atrás en su rendición asi que solo había una salida, acabar con ellos. Vuelvo a lanzar mi maza contra Boeda intentándola dejar fuera de combate. Logro golpear en un costado y parece que mi rival siente el dolor. Poco a poco ven como no van a poder con nosotros.

- Vosotros lo habéis decidido, no saldréis con vida de aqui

El montaraz, que estaba fuera de sí por la estupidez humana, descargo nuevamente un golpe contra el ser que tenia más cerca.

Podía entender que la gente fuera desconfiada, pues el mundo era un lugar peligroso, pero atacar por atacar, ver morir a sus camaradas, por verlos morir.

Era algo que no entendía, y era mejor que no nacieran más seres con esa cantidad de estupidez. Acabaría con todos ellos.

Si embargo, el hombre postrado ante él, seguía sin moverse, y en el ultimo instante una chispa de humanidad se prendió en su mente, y su arma paso rozando su cabellera. 

Tiro mi arma al suelo, lejos de mi alcance y me arrodillo para rendirme. Habían caído demasiados y no tenían posibilidades de ganar la batalla. Era hora de rendirse. No dije nada, simplemente me rendí. Ya era demasiado humillante la derrota.

Hago lo mismo que mi hermano y dejo caer el arma lejos de mi. Jadeo por el cansancio que me ha producido el combate y sobretodo por el viaje tan largo que hemos realizado hasta llegar aquí. Tampoco digo nada, ya estaba todo dicho. Solo deseo que se larguen de aquí y nos dejen atender a nuestros heridos.

-¡Quitadles las armas y los escudos a todos!Vosotros, ocupaos de vuestros heridos allí junto a la muralla donde pueda veos. Thorim a la mínima estupidez saca a pastorear sus entrañas.-dicho esto Kramghrat se agachó a comprobar como estaba Bodolf. Había perdido mucha sangre, se dirigió tan rápido como pudo al poni y de su baúl sacó en tendón de cabra junto con una ventas y un trozo de manera no más largo que su palma, trataría de hacerle un buen torniquete antes de examinarle en profundidad.

Rothrim estaba que no cabía de ira. Pero se fue calmando a grandes resoplidos. En cuanto las armas y los escudos quedaron lejos de sus enemigos, y estos empezaron a recular hacia el muro, se permitió el lujo de examinar su cuerpo.

Le habían hecho un par de cortes bastante feos. Así que intento remendarse lo mejor posible. Mirando de hito en hito a aquellos ignorantes humanos.

Le quitó las armas a nuestros enemigos mientras los vigilo durante el momento en que mis compañeros se recuperan de sus heridas No hagáis tonterías, al menor movimiento que hagáis en falso acabo con vosotros. Comportaros y sobrevivireis. No les pierdo ojo y escucho todo lo que se dicen entre ellos para evitar que nos ataquen por sorpresa.

Kramghrat le hizo un buen torniquete al animista en la pierna se lo cargó a hombro y lo llevó al interior de la fortaleza, allí lo colocó en una camada cómoda para dejarlo descansar más tarde debería revisarle las vendas. Al poco se empezó a escuchar tumulto en el interior del castillo, era obvio que el enano estaba revolviendo la casa sin ningún miramiento, al salir se encaró con los pastores que atendían a sus heridos.-¿Quien de vosotros malditos idiotas es Laer el hermano de Malm Bairg?Hemos desviado nuestro camino solo para entregaros su cuerpo, esa fue una de sus últimas voluntades, o sino a sus hijos Cles y Odorus. Antes de que alguno suelte ninguna sandez, si hubiéramos sido enemigos me hubiera dicho donde estaba su casa y como se llamaban su hijos so memos. Menuda hospitalidad la Dunlendina.

Ahora bien, se que en estas tierras es lo común y que la Dama Vulfredda, señora de Cameth Brin, también odia a mi gente. Quiero saber de que vieja afrenta viene ese odio y lo quiero saber ahora o no viviréis un día más, rezad cuanto sepáis pues si algo le pasa a mi compañero lo pagareis con vuestra sangre tan y como pedía vuestra mujer...-el tono sombrío del enano no daba lugar a dudas en que cumpliría su amenaza. En ese momento Rothrim empezó a sentirse mal y al aflojarse el torniquete se desplomó quedando sin sentido, Kramghrat examinó la herida y se lo llevó al interior tenía que volver a tratar a otro de sus camaradas, precisamente al culpable de todo aquello. La paciencia del enano hacia mucho tiempo que se había acabado, pero no iba a dejar morir a uno de los suyos, no allí, no de aquel modo.

Herido como estaba, intenté hacer lo que podía por mi familia y amigos. Atendí sus heridas junto a mi hermano, mientras observaba al enano entrar en nuestra casa y manchar de la sangre de sus compañeros nuestro hogar. Aquello me enfurecía, pero no podía hacer nada.

- ¿Que le ha pasado a mi hermano? ¿Quien lo ha matado?

El hecho de que trajera a mi hermano muerto allí y que le hubiera confiado el nombre ce sus hijos y el lugar donde vivíamos no tenía sentido. Mantenían las hogueras con un fuego azul para tener lejos tanto a viajeros del camino como a los propios vecinos. No nos fiamos de nadie y que haya soltado eso... no tenía sentido. Mi hermano se levantó para caminar en dirección a su arma, pero le sujeté con el brazo. Indicando que no quería más muertos. Al menos por ahora.

- No sabemos porque la Dama Vulfredda odia tanto a los enanos, pero puedo entenderla perfectamente. ¡No os queremos en nuestras tierras! Ni nosotros, ni cualquiera de mis hermanos. Es posible que nos hayáis derrotado y que vuestro ego crezca, pero no servir para otra cosa que para mano de obra barata. - Escupo al suelo. - ¡Iros de nuestras tierras! ¡Ya habéis causado demasiada muerte y dolor en nuestra familia! ¡Dejar que descansemos en paz y nos recuperemos!

Poco le importaba que aquel desgraciado fuera o no el hermano de Malm, Kramghrat  ya estaba muy harto de aquellos Dunlendinos y quería perderlos de vista cuando antes.-Tú hermano Malm nos siguió en busca del tesoro de Talin Loech, esperando poder arrebatarnoslo una vez lo hubiésemos encontrado. Lo pillé siguiéndonos, derrotándolo en un duelo justo y le invité a unirse a nosotros; me contó que quería algo mejor para su hermano y sus hijos. Había soñado durante mucho tiempo con el tesoro de sus antepasados, por ese sentimiento le respeté y deje que nos acompañase; sin embargo el pobre diablo pisó una trampa mortal. En sus último estertores le prometí que veía el tesoro que tanto había anhelado y que llevaría sus restos junto a los suyos, por eso vinimos aquí para honrar mi palabra y que pudierais darle un digno descanso. Yo no conozco vuestras costumbres funerarias, si ni siquiera vas a enterrar a tú hermano como merece lo haré yo mismo, estuve pensando en enterrar parte del tesoro con él, pero visto la clase de escoria no tardaríais ni un momento en profanar su reposo por cuatro piezas de plata.- el enano resoplo bastante enfadado.-Y así es como pagáis mi esfuerzo panda de desgraciados, ojalá se os coman los gusanos en vida.- dijo escupiendo al suelo antes de volver al interior de la fortaleza para atender a Rothrim y a Bodolf.

Pasados unos minutos eternos Kramghrat  volvió a salir mucho más serio si cabía que antes, se acercó a Freicwiam mostrándole una llave con el martillo en ristre en la otra.-¿Qué abre esto?- le preguntó el enano con la voz rota en una expresión que no correspondía a tan simple pregunta. Sin mediar más palabras le golpeó con todas sus fuerzas, ensañándose una y otra vez hasta que el cráneo del pastor se convirtió en un pulpa sanguinolenta, todavía con los restos frescos cubriendo su rostro se dirigió hacia el último pastor que quedaba para rematarlo sin piedad alguna, no le importó que estuviera desarmado. Thorin tuvo que agarrarle para que el enano terminase de ensañarse con los cadáveres y entonces la mirada de odio de Kramghrat se posó en él.-Bodolf ha muerto, todo es por tú culpa y la de ese estúpido de Rothrim. Valiente guerrero que siempre llega tarde al combate, ahora entiendo por que tú padre me pidió que viajases conmigo, por la vergüenza de tener un hijo inútil y bueno para nada que ha dejado el buen oficio de herrero para convertirse en un gandul y un haragán.-se sacudió del agarré de su compañero como si este le diera asco.-Rothrim despertará en unos horas su insensatez ya se llevó la vida de dos enanos en el pasado y ahora la de un animista, algo muy escaso entre los nuestros, no os quiero volver a ver a ninguno de los dos en la vida. Espero por vuestro bien que emprendáis camino para llevarle el cuerpo de regreso a su familia y una vez terminada dicha tarea os tiréis al mar de cabeza para librar al mundo de nuestra mediocridad.-si bien Thorin y Kramghrat ya habían discutido anteriormente aquella vez era muy distinto. El enano estaba fuera de si, cargado de rabia vociferando a pleno pulmón sosteniendo el martillo con fuerza, el instinto guerrero de Thorin le advirtió de que una mala palabra podría desencadenar la furia del capataz. El joven guerrero sabía a ciencia cierta que en su estado Kramghrat no dudaría en aplastarle la cabeza a martillazos como había hecho con los pastores minutos atrás.

Vi el cabreo que Kramghat tenía con nosotros y le entiendo. Le dejaría un tiempo solo para que asimilará la perdida de nuestro hermano Bodolf. A todos nos había dolido, sobre todo el no haber podido hacer más por salvar su vida. Pero no abandonaría el equipo, no podía dejarles solos, se que sin mi, aunque Kramghat no lo reconocerá nunca no llegarían muy lejos. Entiendo tu dolor Kramghat, a mi también me duele haber perdido a nuestro compañero. Pero no te abandonaré, ya te salvamos la vida una vez y quizás tenga que volver a hacerlo. Como te dije allí abajo en el interior de la cueva, seré vuestro guardaespaldas y evitare con lo que esté en mi mano que os pase algo. No pude hacer nada por Bodolf y créeme que esa culpa me acompañará hasta el fin de mis días. Pero si de verdad quieres perderme de vista así lo hare - le comento afligido, puesto que aunque él no lo crea tenía aprecio a ese pequeño fanfarrón y me distanció de el saliendo fuera a dejar que se calme sin que me vea.

Despiertas dentro de la fortaleza dunlendina, en un lecho de una de las habitaciones. Junto a ti se encuentra el cadáver de Bodolf. Observas tus heridas y te das cuenta de que el vendaje que tienes, no es el que tú mismo te habías aplicado. Intentas hacer memoria, pero lo único que recuerdas es perder la conciencia cuando habías terminado de aplicar un torniquete a tus heridas. Estás muy herido y agotado.

Estaba herido, cansado, y desorientado. Pero Badolf estaba peor, me acerco a mi compañero, y en la intimidad de la fortaleza, lo abrazo, y derramo durante unos minutos lagrimas por él.

Al oír ruido fuera, me recompongo cómo puedo, y me pongo en pie, caminando tambaleante y lentamente hasta la puerta. Desde allí llamo a los que espero sigan vivos.

Kramghrat, Thorin. ¿Dónde estáis?, ¿Qué ha pasado?

Rothrim pudo escuchar gritos y destrozos varios a lo largo de la fortaleza, apenas podía moverse por la perdida de sangre y el profundo dolor en el antebrazo. Su herida estaba limpia y bien cosida, pero los puntos amenazaban con saltar si se movía demasiado. Al poco de ponerse a chillar entró Kramghrat mucho más serio que de costumbre, Rothrim le había visto muchas veces serio, pero nunca como aquella vez. Estaba cubierto de arriba abajo de sangre y sesos, no podía imaginarse que había pasado.-Tendrás que estarte quieto hasta el mediodía, la suerte siempre sonríe a los estúpidos y a los locos, ya te llevaste la vida de dos de tus compañeros en el pasado por no usar la cabeza y ahora...-se colocó junto a Bodolf limpiándole la cara y cerrándole los ojos.-Ojalá te estuvieras pudriéndote tú entre barrio y estiércol, el pobre Bodolf ha pagado tus actos con la vida, una gran gesta para tú diplomacia de tres al cuarto, espero que al menos tengas la decencia de llevarlo ante los suyos y darle digno reposo. No quiero volver a verte en mi vida Rothim, ¡nunca!,¿ha quedado claro? no pienso arriesgar mi vida en balde viajando con alguien como tú. Da gracias a Durin de que ni siquiera tú te mereces que te dejase morir desangrado.- el tono de Kramghrat era lúgubre y sombrío, no era el habitual reproche de "te lo dije", era algo mucho más profundo, sombrío y visceral.

No se guardó nada para si, ni tuvo remilgo alguno de pronunciar esas duras palabras ante Thorin. Pasados unos minutos Kramghrat había cargado en su pony cualquier cosa de valor que pudo encontrar, junto con las armas y armaduras de los Dunlendinos emprendiendo camino colina abajo sin tan siquiera mirar atrás. Derramó una única lagrima de rabia por no haber podido salvar a su compañero, pero ese no era su cometido y no se sentía culpable por ello, sino por haberles concedido una segunda oportunidad a un enano que no se la merecía.

Campas a tus anchas por tierras que no conoces.
Sacas tu librito del demonio como si todo lo que pisas fuera a pertenecerte.

Decides comportarte con un ladrón en esta casa, y luego ocultarte como una rata. Y sin embargo, es mi diplomacia del tres al cuarto la que te hace rabiar.

Más muertos enanos hay por orgullos mal medidos que por pasos en falso en un mundo peligroso.

Ten suerte, porque la vas a necesitar.

El tono de Rothrim no pretendía ser tan iracundo como el de Kramghrat, pero sin duda estaba lleno de vergüenza y de acritud.

Había visto a aquel enano hacer su santa voluntad, comprometer al grupo entero con sus promesas banales, y siempre quejándose de las acciones de los demás.

Si no había sitio para la aventura en sus venas, si todo cuanto iba a pasar que le contrariara, iba a ser de manera inequívoca, culpa de los demás, fueran o no fueran realmente culpables, poco interés tenia en seguir a su lado.

No podía tampoco insultarlo de aquella manera, insinuando que la muerte de su camarada era responsabilidad de solo una persona, pues le había ayudado a sobrevivir estos días atrás.

Pero si que se arrepentía de haber confiando sus secretos y su penas con alguien que solo sentía devoción por sí mismo.

Lo vio partir, con su montura cargada de sueños y fracasos, y se preguntó si esta era la primera vez que convivía con alguien que no fuera a su son.

Luego, volvió la mirada por su compatriota caído. Era una lastima, una verdadera lastima que las gentes de esta zona destrozaran las vidas de los demás sin motivo. De no haberlos acompañado puede que Badolf siguiera vivo. Y puede también, que ya estuviera muerto. Estas tierras eran peligrosas.

En un acto reflejo Kramghrat hecho mano la martillo, su brazo pulsaba y temblaba con las vena hinchadas con los ojos de un loco fuera de si. Por un momento Thorin pensó que iba a matar a Rothrim a sangre fría, pero en el último instante bajó martillo en una proeza de autocontrol.-No hay peor ciego que el que no quiere ver, da gracias a que estas tullido de otro modo tus sesos estarían acompañando a los de esos cabreros. Te deseo los peores males Rothrim hijo de Druin, no seré yo quien vuelva a salvarte la vida, mucho menos de ti mismo.-con un sonoro portazo el enano desapareció sin más ya estaba todo dicho, pues si algo hacen los enanos es recordar y no jurar en vano. Rumbo hacia la posada del Ultimo Puente pensaba en la mejor manera de honrar a su compañero muerto y entonces un nombre acudió a su mente. Gartholzahar la Fortaleza Hueca pues hay cosas en la vida que jamás podrán ser reemplazadas, ya lo había dicho aquella mujer "sangre por sangre", al final esos malditos brujos se habían cobrado la vida de Bodolf arrastrándolos a todos un paso más hacia las tinieblas.

Veo como también Kramghrat discute con Rothrim, le echa la culpa de la mala suerte que corrió Bodolf. Veo como toma sus cosas y sale en dirección a la posada. Una vez veo marcharse me acerco a Rothrim, - Vamos, partamos hacia la posada, quizás este gruñon se le pase el mal humor y entre en razón, le guste o no somos un equipo. Ya le hemos salvado la vida en alguna ocasión, lo de Bodolf fue un accidente, pero no podemos hacer nada ya por el, tan solo darle la honra que se merece.
Recojo todo y espero que Rothrim esté preparado para partira hacia la posada.

Gracias.

Una simple y llana palabra que estaba llena de sentido en aquel preciso momento.

Luego se sentó, sabia que Thorin quería partir. Pero Kramghrat no se equivocaba, no estaba en condiciones de irse de paseo, ni de exponerse a mas peligros, y parecía que en aquellas tierras, había peligro de sobra.

Además, el cuerpo de Bodolf seguía allí tirado. Después de la mastodontica bronca de su nada afable ex camarada. El cadaver quedaba allí, otro recordatorio más de la vida, una que podía cesar en cualquier momento.

Creo que esperare ha estar mejor, y luego, daré sepultura a Badolf entre estas rocas.

El viaje se hace largo y tedioso, pero sin ningún peligro. El acceso al Gran Camino del Este lo realizó por el mismo camino que habían llegado, pero no encontró ni rastro de los lobos, usar el otro camino, con el río infranqueable era absurdo. Accedes por el puente y caminas en dirección a la última posada. Al llegar a ella, entras como siempre por las cuadras.