Partida Rol por web

Nadie respondía....¿Estaría Helena en el baño? ¿Estaría acaso acostándose con Ricardo? Sabina empezó a ponerse nerviosa y a mover la pierna. Necesitaba no pensar en esas cosas. La hacían daño y la hacían volverse una paranoica. La hacía estresarse, en resumen. La chica buscó con la mirada hasta encontrar un bar. No sabía si admitían perros dentro pero como siempre se haría la longuis para pasar con Guizmo. Cambiando de mano la pizza y la comida de los chuchos se dirigió allí.

¿Pero qué haces? ¡Ven aquí! ¡Tengo algo para tí! intentó gritar, pero su voz estaba cascada, pero era algo que casi no percibiste. Su voz te taladraba la mente, te hacía ver cosas que no estaban ocurriendo, pero que sabías que iban a pasar. Notabas un sudor frío recorriendo tu espalda, además del sudor por estar corriendo.

Esta vez, el hombre iba a toda velocidad y te iba a alcanzar. No había forma de librarse de él. Una voz en tu interior te hacía tener cada vez más miedo.

Te va a violar... te violará y tendrás suerte si no te mata... Corre, joder, corre...
 

En el forcejeo, le diste un guantazo al hombre y te soltó, pero no te diste cuenta. Seguías golpeando y llorando, histérica y en un estado de pánico que no eras capaz de controlar.

¡ESTATE QUIETA, JODER! escuchaste gritar y, de pronto, notaste como te daba un guantazo que te lanzaba contra la puerta del local y caías al suelo.

¡Tranquia, vale!
 

¿En qué idioma habla? 
Mi parálisis corporal se esfuma en cuanto veo a la niña levitando hacia mi y decido correr. Sin mirar atrás ni dudarlo por un momento, me dirijo a la puerta de salida a toda prisa. El tono rojizo me pone de los nervios y no encuentro una explicación lógica a lo que esta pasando. Al llegar a la puerta me giro lentamente para ver donde está la niña, como acto de masoquismo puro. 
El ladeo de su cabeza me ponía los pelos de punta ¿Que hago girandome para volver a verla? Apreto el manillar de la puerta fuertemente con la mano para poder abrirla y salir inmediatamente en el caso de que este muy cerca. 

Una vez en el suelo, y aún presa del pánico. Beatriz se acurruca contra la puerta del local, ocupando el mínimo espacio posible, como un niño que tratara de esconderse a sabiendas de que no hay nada entre él y quién lo busca. Extendió una de sus manos, totalmente abierta y miró a aquel desconocido con la cara llena de lágrimas, mientras, aún presa del pánico comenzó a suplicar por su vida. -Por favor, no me hagas nada, pro favor , te lo suplico, te daré lo que quieras pero, por favorm, no me hagas daño... No me hagas daño.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. En su mente no podía dejar de rezar, rogaba porque algo horrible le ocurriera a aquel desalmado que pretendía hacerla daño.

Viendo todos los correos que tengo, pienso en la basura que es internet y casi todo lo que llega es SPAM, no les hago mucho caso y los borro directamente. Me sorprendo al ver una petición de Facebook cuando yo no lo uso.

Apago el teléfono y continúo con mi plan de ir a casa de Sabina.

La situacion superaba mis fuerzas, cogi mis pertenencias y me las meti en los cojones, siempre que hacia en esos casos, notaba que me faltaba el aire totalmente, que me ahogaba, una mujer gritando delante mia se me abalanzo y la unica idea que se me ocurrio fue empujarla y tratar de pegar una bocanada de aire dirigiendome a la puerta del vagon, No podia avanzar habia demasiada gente. Empece a gritar:

-Socorro!! Soy claustrofobico!!!! AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH

Pero nadie oia, yo ya tampoco oia nada, probablemente no fuera el unico que lo estuviera diciendo ahi, pero un momento, estoy pensando con claridad otra vez, eso solo puede significar que...

Me he desmayado.

Dios... murmuró nerviosa Ainhoa. Encima con el viejo truco de "tengo algo para ti". Aquello era demasiado viejo y no miraría, seguro que era un viejuno, y que en cuanto mirase se iba a sacar sus partes deshonrosas. No mires, Ainhoa, no mires. Pero por qué, cuando tu cerebro dice una cosa y además la repite a conciencia, no podemos evitar y... Ainhoa miró.

Estaba demasiado cansada, estaba tratando de correr, pero entre que se giraba para ver qué es lo que escondía, ese repugnante hombre parecía alcanzarla.

¡Corre, joder! ¡Corre! Ainhoa inspiraba y expiraba a gran velocidad, tomaba cada bocanada de aire como si fuera la última, no podía creerse lo que le iba a pasar, no esta preparada mentalmente para ello. Y mucho menos desde aquello...

Nota mental para después del Examen, te apuntarás a un gimnasio y empezarás a hacer deporte. Hay que dejarse de trabajos de Educación Física y dedicarse más al entrenamiento.

Por mucha prisa que te dieras, el hombre te daba alcance. Lo notabas, sentías su aliento en la nuca y su mirada sobre todo tu cuerpo, seguramente te observaba de manera lasciva imaginándose todas las cosas que iba a hacer contigo.

Y, antes de que te dieras cuenta, mucho antes de que tu mente te pudiera preparar para aquello... Su mano te agarró el brazo. El frío de su cuerpo penetró en el tuyo con una velocidad increíble. Te quedaste helada mientras escuchabas al hombre respirar entrecortadamente, causado por la excitación, obviamente.

Cuando te volviste hacia él, levantó su otra mano... Y un monedero de cuero muy parecido al tuyo apareció ante tus ojos.

Lo siento niña, no quería hacerte daño notaste una voz culpable, que se acercaba cada vez más a ti, porque el hombre se había arrodillado a tu lado.

Te has puesto nerviosa y como me has dado... Pues se me ha escapado el guantazo. ¿Te vas a estar tranquilita? Si no quiero hacerte daño, de verdad...

Sólo voy a darte una cosa que seguro que me agradeces.

Escuchaste cómo empezaba a bajar una cremallera y cómo metía la mano dentro. Al cabo de unos segundos cogió tu mano, aunque le costó por la fuerza que tenías, y te puso algo sobre ella.

Al abrir los ojos, viste un monedero que se parecía mucho al tuyo.

Una risita juguetona te avisa de que la niña está muy cerca, seguramente a sólo unos pasos de ti.

Escuchas cómo alguien baja por las escaleras. Y, al mirar, ves al dependiente chino en ellas. Lleva una linterna en la mano que deja caer nada más ver a la niña

¡AAAAH! grita angustiado, al tiempo que se lleva la mano al corazón.

La cantidad de gente te impidió que te cayeras al desmayarte, pero en cambio tanto movimiento y, algún que otro guantazo por parte de algún cazurro te volvieron a despertar.

La situación era peor que cuando habías cerrado los ojos: el niño lloraba con más fuerza que antes y la sangre os había salpicado a todos. Varios tipos no dejaban de golpearse cuando una voz sonó de fondo.

Señores pasajeros, atención, Metro de Madrid informa. En breve, el servicio continuará con normalidad. Disculpen las molestias.

Y, como si fueran unas palabras mágicas, el tren se puso en marcha otra vez y llegaste a la estación.

La cantidad de gente te impidió que te cayeras al desmayarte, pero en cambio tanto movimiento y, algún que otro guantazo por parte de algún cazurro te volvieron a despertar.

La situación era peor que cuando habías cerrado los ojos: el niño lloraba con más fuerza que antes y la sangre os había salpicado a todos. Varios tipos no dejaban de golpearse cuando una voz sonó de fondo.

Señores pasajeros, atención, Metro de Madrid informa. En breve, el servicio continuará con normalidad. Disculpen las molestias.

Y, como si fueran unas palabras mágicas, el tren se puso en marcha otra vez y llegaste a la estación.

Saliste de tu casa con el móvil apagado. De camino, ves cómo la gente no deja de usar sus móviles, sus tablets y cualquier cosa tecnológica. Aunque con cierto repulso hacia los objetos, sientes el peso del regalo de tu padre dentro de tu pantalón.

Podría estar llamándote ahora mismo...

Podría haber salido algo mal...

Quizá ya no tuvieras madre...
 

La cara de Ainhoa cambió bruscamente, estuvo a punto de levantar su mano para golpear a aquel hombre, pero en cuanto vio que llevaba entre sus manos su monedero, se relajó. Oh... Es lo único que Ainhoa fue capaz de decir. Tendió rápidamente la mano hacia él para tomarlo y observarlo, ¿esto es mío, verdad? Se quedó pensativa e instantaneamente llevó su mano al interior de su bolso, quería comprobar si el suyo aún seguía allí.

Decido antes de ir a casa de Hellin pasar por casa de Sabina para ver si todavía sigue en casa, y poder ir juntos a casa de Hellin splos, quiero tener algo de tiempo para nosotros dos.

Ya en la calle, no paro de ver la gente como verdaderos autómatas con los teléfonos móviles, las tablets y el puñetero candy crush saga.

Sali del tren formando parte de la marabunta, claro que mi complexion atletica me permitio abrirme paso entre la gente y subir rapidamente por las escaleras.

Una vez sali a la calle fue un soplo de aire fresco, aunque todavia no se me habia quitado esa sensacion de nerviosismo, permaneceria latente durante la proxima hora hasta que me tranquilizase del todo. 

En la plaza de lavapies me dirigi a una cafeteria cercana, decidi tomarme unos minutos de relax y ya de paso una tila.

Entre en la cafeteria, no habia mucha gente, estaba decorada al estilo del barrio, medio vintage medio pijo, pero parecia un lugar comfortable asi que me sente y comprobe en mi telefono movil si tenia alguna llamada o whatsapp.

Me hubiera gustado acercarme a ayudarle. Pero es un humano y come animales ¡Que le den! Yo voy a salvar mi vida. Sin apenas mirar a la niña salgo de la tienda con el corazón super acelerado y echo a correr hacia mi casa. Tengo ganas de llegar y de abrazar a mis mascotas. Y tengo ganas de que lleguen los demás para no estar sola. Tengo que llamar a Ricardo y decirle que venga pronto, que estoy asustada... No quiero cortarle el rollo con Sabina pero soy su amiga y esto es importante. 

Cojo el telefono para llamarle al llegar a mi portería. La luz no iba bien y parpadeaba, su voz me tranquilizaría. Escucho como el pitido suena mientras subo las escaleras a paso ligero, para llegar sana y salva a mi hogar.

Beatriz comenzó poco a poco a relajarse al ver que aquel desconocido lo único que pretendía era devolverle su monedero. Empezó a ser consciente de la situación en la que se encontraba y paulatinamente el miedo atroz que había sentido fue dando paso a la vergüenza. Se secó las lágrimas y trato de recobrar el resuello, pues el tremendo berriche de hacía unos instantes la había dejado sin aliento. -Gracias, acertó a decir de forma tímida,- siento mucho todo esto, de verdad. Es solo que me asusté, ¿Cómo no me lo dijo antes?

Sí, es tuyo empezó a hablar el hombre. Antes, donde habías escuchado una voz desagradable llena de carga sexual, ahora escuchabas a un hombre con la voz tomada, seguramente debido al tabaco.

Se te cayó en el metro. No puedo gritar, así que te seguí... Y joder niña, como corres. Menos mal que mis pulmones todavía aguantan.

Y, efectivamente, al mirar dentro de tu bolso, no tenías la cartera. Ese hombre no era un violador como te habías imaginado y te estaba devolviendo algo que era tuyo.