Partida Rol por web

Una afilada sonrisa se dibujo en mis labios. ¿Vincent queria mi sello en aquel plan? No sabia hasta que punto lo podia lograr...

Y asi asenti, dejandome adular por el hipocrita conde, mientras asentia, jugueteando con aquella rosa entre mis dedos- En ese caso, dejalo de mi mano, querido... Vincent no tendra duda alguna de que esto ha sido cosa mia... - añadi, maquinando ya en mi cabeza las diferentes posibilidades que podia ofrecer a semejante idea.

-Atacaré al viejo y, cuando lo haga, espero que tu hagas lo mismo. - dije entonces, mirando a mi alrededor, a aquel desorden en mi cripta- Lo unico que espero es que no tengamos ningun visitante de mas... Quizas deberiamos asegurarnos de que tu amigo el cazador no anda por alli en esa fecha. - añadi, con cierto desden, mientras daba por concluida aquella cita.

-Bien... espero entonces que me mantengas informada. Dime el día y el lugar y todo estará preparado. Y, si quieres, para darle mas realismo, ni siquiera te revelaré mi plan. Solo necesito que confies en mi y estés atento a mis señales... Nada mas. - le dije, con un guiño, y una media sonrisa encantadora, una de esas que dejaba claro que aquello me divertia... Y que era hora de maquinar un plan.

- Por lo pronto, nada más. Por supuesto, deberá maquillar esta visita a ojos de la pequeña, mi prometida se encargará de ella una vez en Palacio. Ha hecho un buen trabajo, Señor Reaver. - Y tras aquella última frase, colgó el teléfono solo para volverse hacia el Inspector Law.

- La nota mencionaba un lugar, el Reform Club. ¿Dónde se encuentra? -

-¿Disculpe? Las palabras salieron de boca de Van Helsing obra de la sorpresa que acababa de llevarse. No podía dar crédito a lo que oía y mucho menos aceptarlo.

El profesor miró con rabia a su interlocutor perforándolo con la mirada si fuese posible.

-Sibilinas palabras. Si esperáis con ello que baje la guardia siento decepcionaros. Es del todo improbable aquello que me comentáis. Mi familia ha luchado desde sus orígenes por liberar a la humanidad del yugo al que vuestros hijos la someten. ¿Quéreis hacerme creer que tanto el conde Drácula como yo descendemos de la misma estirpe? Perdéis el tiempo.

El profesor miró de un lado a otro de la habitación, esperando que en cualquier momento apareciese el conde Drácula. Sabía que el encuentro estaba cerca.

-¿Dónde está?

Preguntó tornándose impaciente en absurdas conversaciones.

Catalina, el cazador no es amigo mio.- Contesto a la baronesa.- Supuse que tampoco lo era tuyo, ya que lo primero que hizo fue intentar acabar con tu vida, así que inquirí a Vincent sobre él. Por lo visto se trata de otro de los discípulos de Fizban Thaslehoff , parece que los miembros de la Orden de la Hoja de Plata – mientras hablaba no dejé de mirar a Catalina, evaluando la reacción que mis palabras tendrían en ella.- han terminado por cercaros a ti y a Vincent aquí en Londres. Un feo asunto, la verdad, pues ya sabes lo que me disgusta tener a esos gusanos humanos husmeando a mi alrededor y no hablemos ya de lo que me desagradaría que puedan estropear nuestra diversión.

Una vez finiquitado el tema del cazador proseguí.- Buen intento querida, buen intento.- Le dije sonriendo ante sus disparata oferta.- Pero sabes tan bien como yo que Vincent no acudirá si no conoce cual es nuestro plan, o por lo menos la parte que nosotros queremos que el conozca. Hablaré con él y organizaremos el lugar y la cita, pero una vez hecho eso me pedirá más información y tendremos que dársela.

Ahora, si me disculpas debo dejar de disfrutar de tu encantadora compañía.- Me acerqué para despedirme con un beso en su mano.- El alba se acerca y hay asuntos que aún reclaman mi atención.

No dije nada antes su explicacion. Parecia que, despues de todo, no era yo la que no sabia interpretar un sarcasmo.

Sin embargo, consiguio arrancarme una sonrisa cuando me acuso de "astuta" al no hablarle aun de un plan que, desde luego, no me habia dado tiempo a concebir aun- Relajate. No hay necesidad de tanta suspicacia ni de tanta desconfianza... - dije, burlona, mientras caminaba por la sala, jugueteando con aquella rosa entre mis dedos. -No te preocupes. Cuando necesites la informacion, la tendras. Solo tienes que pedirla. - dije, asintiendo, al tiempo que lo escuchaba despedirse.

-Si, ya se ha hecho demasiado tarde. Nos veremos pronto. - le dije, afilando ligeramente mi sonrisa, mientras acercaba aquella rosa a mi nariz, en un gesto cargado de misterio.

La noche llegaba a su fin y tenia la sensacion de que, por alguna razon, se me habia antojado mas larga que otras veces.

Vincent enarcó una ceja, para después reir abiertamente.

- Emparentado con Drácula ja,ja,ja...- rió de buena gana- Más quisiera él... Me parece mi querido cachorro que no has entendido nada de lo que te acabo de decir... Tu familia es mi familia, mi nombre completo es Vincent Helsing y eres el único desde hace mucho tiempo que lo escucha. Tu sangre es humana, como lo fue la mía en su momento- Vincent se levantó, situándose justo enfrente de su interlocutor- yo no nací vampiro. Cuando caminaba bajo el sol, llegé a tener a mi propia familia... yo caí pero ellos no, continuaron adelante mientras yo velaba por ellos desde las sombras...- en este punto su rostro se ensombreció con una mueca de dolor- No tienes idea de lo que supone convertirte en aquello que tantas ansias has tenido por destruir, no sabes lo que significa dar de lado a todo lo que es importante para tí... no sabes nada Abraham, ni tienes idea lo que es el auténtico horror y sufrimiento- lo miró a los ojos dejando entrever por primera vez lo que su corazón guardaba, no parecía una criatura de la noche sino un ser atormentado por la pena. Van Helsing jamás hubiera imaginado encontrar sentimientos tan humanos en un vampiro de su clase.

- Sí, mi querido cachorro... yo fui un cazador de vampiros en vida. Los perseguía y los eliminaba hasta la extenuación e incluso llegué a fundar La Orden de la Hoja de Plata... puede que no conozcas el nombre pero si a varios de su miembros, entre ellos tu querido mentor, el profesor Fizban- aguardó unos segundos para después añadir- no voy a aburrirte con mis batallitas, sólo te diré que fui víctima de la venganza y de la envidia... algunos de los hombres en los que confiaba me traicionaron y gracias a eso, mis enemigos decidieron cobrarse su deuda convirtiéndome en lo que más odiaba...- la ira afloró entonces a su pétreo rostro, aquel recuerdo lo martirizaba sobremanera- a pesar de todo conseguí sobrevivir, a aprender, a conocer las reglas del nuevo juego y cuando estuve listo... los maté a todos- sus ojos se tornaron tan frios como el hielo- esa es a groso modo mi historia... no soy un buen hombre... de echo no soy un hombre, soy una bestia que se alimenta de sangre para seguir existiendo. Pero una parte del hombre que fui sigue viva en mí, por eso seguí cuidando de mi familia, tratando de protegeros de todos mal e incluso colaborando con la orden que funde... soy un traidor tanto para el mundo de los vivos como de los muertos... pero hay algo que no cambiará nunca- le posó una mano en la mejilla, tan rápido y tan imporvisado que Van Helsing no pudo reaccionar- mi lealtad y entrega para con los míos, nunca dejaré de ser un Helsing- concluyó con una sonrisa fraternal al tiempo que apartaba la mano de la mejilla del profesor

-¿El Reform Club? sí, se encuentra en la zona más exclusiva de Londres, es uno de los clubs más exclusivos y con mejor renombre de toda Inglaterra. Ya hemos estado investigando pero ninguno de sus socios parece implicado en el asunto... si lo que pretende es tratar de averiguar algo más allí, creo que lo va a tener complicado. Es un club muy celoso con sus miembros e incluso nosotros hemos tenido problemas para realizar la investigación. Por muy buenas influencias que usted tenga, va a tener dificultades, se lo aseguro.

La noche estaba tocando a su fin, ambos lo sabían, lo percibían en el aire a pesar de encontrarse en una cripta. Era algo que habían aprendido con el lento transcurrir de los siglos. La conversación había concluido, las piezas se encontraban nuevamente sobre el tablero. El juego se tornaba cada vez más peligroso pero había algo que les indicaba que se estaba acercando el fin y había que ser rápido, muy rapido si querían sobrevivir.

Por fin. Menos mal. Pensaba que no iba a marcharse nunca.

Devolvi la comisura de mis labios a su posicion inicial, una menos forzada que aquella falsa perpetua sonrisa que solia lucir cuando Dracula estaba cerca.

No podia evitarlo. No lo soportaba. Y, cuantos mas años, cuantas mas decadas, cuantos mas siglos pasaban, mas tirria le tenia al maldito conde. ¿Pero de verdad creia que era imbecil?

Lo tenia claro. Clarisimo. Me la iba a jugar. Con Vincent, sin Vincent, o con Lucifer en persona. Tenia clarisimo que, como habia sucedido a lo largo de mi vida, el conde me iba a apuñalar.

Sin embargo, no tenia tan claro que Dracula pudiera llegar a suponer con quien habia hecho las veces de Judas. Posiblemente pensara que me habria aliado con Vincent. Seguramente pensara que jugaba a dos bandas... Y... ¿que demonios? Quizas no era mala idea que siguiera pensandolo...

Si, estaba decidido. Tenia que hacer una visita a Vincent para que cuando mi querido amigo el conspirador se reuniera con el en el futuro, le dejara bien claro que yo era una zorra traidora. Seria infinitamente mejor si mordia aquel anzuelo.

Y asi, con aquella satisfeccion que daba dar con un plan bien hecho, me dispuse a descansar. Aunque no utilice mi habitual cripta. En su lugar hable con Keane, a quien, aparte de echar un buen rapapolvos despues de todo lo sucedido, le encargue preparar uno de mis lugares de reposo alternativos. No sabia quien habia estado en mi cripta y no era cuestion de jugársela.

Ademas... Queria hablar con Keane sobre Van Helsing y su nuevo amigo. No era una ingenua y sabia que acabaria muerta si no hacia algo para remediarlo. Y dudaba mucho que fuera a contar con la bondad de Richelau. Asi pues, necesitaba idear un plan, una forma de escapar de alli mientras Vincent y Dracula las pasaban canutas... ¿Una despedida a la francesa, quizas?

Uhm... Podia no ser una mala idea.

- Un club celoso con sus miembros. - No pudo evitar dedicarle a Law una sonrisa de superioridad. Por favor, si estuvira hablando con algún desalmado de la zona sur de Londres podría entenderlo, pero estaba hablando conmigo que, además de atractivo, poderoso, famoso y rico, tenía una inteligencia superior. La exclusividad era un derecho entre la gente como yo, pero sabía que entre la alta sociedad, a veces debía ser más sutil.

- Por suerte, yo ya soy socio. - Acabé por decir, con una enigmática sonrisa. Si el Conde era socio y había podido entrar, la enorme similitud física era una gran ventaja. Solo debía encontrar el nombre del socio que no pudieron investigar -por ser drácula- y daría con que nombre debía presentarme.

Y allí, solo tendría que esperar a que apareciera mi reflejo en el espejo. O si lo hacía con tiempo, colocar a mis propios hombres dentro y poder tenderle una emboscada. - Necesitaré la lista de aquellos que investigó y de aquellos que no encontró. Me interesa más esa segunda lista, donde sospecho que solo habrá un nombre. Así que... ¿Podemos ponernos en camino? -

El inspector se detuvo unos segundos para observar al duque, era evidente que la forma de ser de aquel noble no le agradaba. El inspector Law conocía de sobra el afán de superioridad de aquella clase social, y había aprendido a respetarlos pero sencillamente la prepotencia de aquel hombre iba más allá de su aguante. Si tenía que llevarlo a la Cochincina para librarse de él lo haría, con tal de no tener que volver a verlo.

- Creo está dando usted por sentado muchas cosas, le repito que no le va a resultar fácil entrar en el club. Pero ya tendrá tiempo de comprobarlo- le respondió de manera educada a modo de advertencia- pero como parece que lo tiene usted todo bajo control no seré yo quien me interponga... Perkins- llamó a uno de sus hombres.

- Sí, señor...- le respondió un oficial fornido y con cara de avispado

- Este caballero, el duque de Richelau necesita ir al Reform club, por favor encárguese personalmente de acompañarlo y ayudarlo en lo que necesite.

- Sí, señor- respondió diligente el policia

- Señor Richelau, le dejo en la mejor compañía y ahora si no necesita nada más tengo que continuar con mi trabajo.

El inspector de policía se despidió del duque, mostrando nuevamente su disposición de cooperación pero era mucho el trabajo que tenía por delante y ya había perdido demasiado tiempo. De manera que no tardó en desaparecer en cuanto el duque se mostró en el carruaje que lo condujo al club acompañado del lugarteniente del inspector. Un muchacho de ojos inteligentes que se mantuvo en silencio durante el trayecto.

- Ya hemos llegado señor Richelau.

El coche se detuvo frente a un elegante edificio en la mejor zona de Londres, la más esclusivo de la capital. Sin duda un lugar mucho más del agrado del duque.

Catalina despertó en la casa de Keane. El profesor mostraba un aspecto ajado y cansado, la reprimenda de la baronesa había calado muy hondo en el humano que daba muestras no haber descansado en todo el día consumido por un gran remordimiento y sentimiento de inferioridad, todo el orgullo del que siempre había hecho gala estaba cada vez más menguado, se sentía como un niño pequeño incapaz de hacer las cosas bien pero si conservaba el suficiente pundonor para guardarlo todo y no emitir queja alguna.

- Buenas noches, mi señora- la saludó pronunciando estas últimas palabras con su característica mezcla de sentimientos, la odiaba tanto como la amaba.

- Excelente. - Contestó de forma breve y concisa. El plebeyo, quien mostraba ser más inteligente que la media de seres autoconscientes que se había encontrado hasta el momento -al menos había sido capaz de conducir evitando los baches de la calzada, había cerrado y abierto la puerta y no había levantado la mirada para hablarme-. Por lo que se bajó del carro, con aquella pose altiva, llevando el bastón bajo el brazo y recogiendo mi maletín.

- Sigue así y serás recompensado. - fue la forma de animar, alentar y ganarse el favor de aquel plebeyo quien, si lo hacía bien, recibiría un buen pago por los servicios realizados y se olvidaría de él. - Ahora lleva el coche de caballos a una caballeriza y vuelve lo antes posible. - Lo despidió así, sin siquiera mirarlo mientras caminaba hasta la puerta del Club, directo al interior sin pararse siquiera a saludar al guardia.

A decir verdad, no se paró a saludarlo, pero si se paró para que le abriera la puerta. No sería él quien tocara aquella puerta, no era propio de la nobleza del pais. Y pobre del portero que siquiera llegara a cuestionar quien era, que hacía allí o prohibirle la entrada. Más le valía por su propia seguridad.

Aquellas palabras sorprendieron de nuevo al profesor. Finalmente Van Helsing dejó cartera que siempre llevaba en el suelo y preguntó:

-Si es cierto lo que comentáis, ¿cómo es posible que sin ser el origen de todo no se encuentren las marcas de mordiscos en vuestro cuello? No se conoce otra forma de transmitir el virus.

Había algunas cosas que no terminaban de encajar en aquella historia.

-Habiendo fracasado en varias ocasiones, según vos, al intentar salvaguardar a mi familia, ¿qué le hace pensar que esta vez lo conseguirá?. De todas formas no he venido aquí para encontrarme con vos. Decidme dónde puedo encontrar al conde Drácula y como es que sobrevivió a nuestro encuentro.

Sir Alexander entró entró en el edificio con el mentón elevado, nada más echar un vistazo se percató de que aquel lugar era aceptable. Se trataba de un noble recinto lleno de caballeros, con un Hall que no tenía nada que envidiar al palacio de Buckinham... todo un alarde de buen gusto por supuesto.

 El duque pues, se acercó de manera confiada al recepcionista del club.

- Buenas noches caballero, ¿En qué puedo ayudarle?- lo saludó un hombre vestido de etiqueta de maneras exquisitas.

Vincent que miraba al profesor con una mezcla de curiosidad y orgullo no pudo evitar lanzar un leve suspiro de cuando Van Helsing le formuló aquellas preguntas.

- Si fueras una dama y no estuvieses emoparentado conmigo... mi respuesta sería mucho más divertida y atrebida...- se retrepó en el asiento y juntó las yemas de sus largos dedos- los vampiros no sólo pueden morder en el cuello, cualquier parte de la anatomía humana es válida...- lo miró con picardía aparentemente divertido- lo cierto es que hubiera estado bien que la vampira que me creó se hubiese alimentado de mí mordiéndome en una zona más oculta... pero, eligió mi cuello. El motivo por el que no poseo marcas es porque las mordeduras terminan por desaperecer, las mías lo hicieron hace mucho tiempo- concluyó con una sonrisa amable

- Con respecto a el motivo por el que estoy covencido de que puedo protegerte... creo que en esta ocasión cuento con mejores aliados y he sido yo quien ha comenzado a mover los hilos... Drácula resucitó porque yo le ayudé. Me explico, la conciencia de Drácula estaba dormida, es muy complicado eliminar por completo a un vampiro tan antiguo como él... tu conseguiste derrotarlo pero al no eliminar por completo sus cenizas no conseguiste eliminar su esencia por completo. Mis hombres me informaron que los esbirros del conde estaban organizándose para devolverlo a la vida. Y de echo estuvieron a punto de hacerlo, habían reunido las cenizas, habían escogido una víctima para realizar el ritual... escogieron el día y comenzaron con los preparativos. Entonces tuve que ir en persona para detenerlos... sin embargo llegué tarde, el proceso se había iniciado y ya no se podía detener... tuve que contentarme con eliminar a los esbirros y esperar a que Drácula despertase, cuando lo hizo improvisé. Le dije que había sido yo quien lo había traido para que me ayudase a eliminar a la baronesa. Ya que no podía matarlo personalmente al menos podría utilizarlo para eliminar a uno de los señores vampiros más poderosos y peligrosos de Europa. El conde estaba debilitado lo más probable es que ambos terminasen por atacarse a sí mismos por viejas rencillas o que se unieran en mi contra, pero era un riesgo que debía correr.

-Profesor.... - dije, aun molesta con el por su descuido, algo que le deje muy claro por el tono altanero y perdonavidas con el que me dirigi a el.- Acercate. Hay algo de lo que tenemos que hablar. - añadi, con dureza, esperando a que se acercara lo suficiente.

-Supongo que seras consciente de que tu descuido con Van Hellsing me ha colocado en una posicion muy delicada. Demasiado delicada. - añadi, cinica, mientras mi mirada se clavaba en el.- Desde luego, no voy a entrar de nuevo en la ineptitud que has demostrado al no preveer los movimientos del profesor. - añadi, metiendo el dedo deliberadamente en la llaga, para que fuera consciente de la gravedad del asunto.- Sin embargo... aun no esta todo perdido, y el encuentro entre Dracula, Vincent y nuestro nuevo amigo puede favorecerme, despues de todo. - dije, pensativa, mientras entornaba la mirada al hablar.

-Desde luego, en el pasado habria pensado en enfrentarme a Vincent junto al conde y despues valerme de Van Helsing para dar muerte al conde, y asi, erigirme como unica señora de los Vampiros. Pero eso, como podras suponer, ya no es posible... Sin embargo, hay otra forma. Menos epica, de acuerdo, pero igual de efectiva. - le explique, esperando que fuera capaz de seguir por donde iban mis palabras.

-Necesito que prepares mi proxima huida, Keane. - resumi, en pocas palabras, de nuevo con ese tono dolido destinado a hacer algo de chantaje emocional en el- Los dos sabemos que si ese tal Richelau aparece por alli no saldremos de alli ninguno con vida. Me utilizara para dar muerte a aquellos dos engreidos y luego me matara. Y no queremos eso, ¿verdad?  le dije, con aire dramático y teatral, llevandome una mano al pecho.

-Lo que haremos sera lo siguiente... Iremos a la cita, haremos creer a Vincent y a Dracula que hemos mordido el anzuelo y, cuando empiece el enfrentamiento, en medio del fragor de la batalla...¡Desapareceremos de alli! ¿Que te parece, querido? Vale, si, Richelau tiene la tierra de mi ataud... Pero, ¿Que mas da? No necesito marcharme a Rumania... Me vale con encontrar un agujero lo suficientemente oscuro como para escondernos hasta que todo esto pase... Y eso siempre se me ha dado de maravilla...- dije, con una media sonrisa- Y, cuando vuelva a estar en posicion de negociar con ese tal Richelau... Entonces lo haremos. - añadi, mirando de nuevo a aquel desgraciado- ¿Seras capaz esta vez de no dejar morir a tu ama, querido? - le pregunte, haciendome de nuevo la victima, esperando que aquello le alentara a ser algo mas... eficaz.

Ante la explicación del hombre que se hallaba frente a él, el profesor frunció el ceño en un esfuerzo por asimilar las palabras que le comentaba. Su experiencia era tan corta en comparación con aquel hombre que no había tenido oportunidad de ver como con el paso del tiempo las marcas se borraban. Tenía sentido, pues el cuerpo humano era capaz de regenerar en pequeñas cantidades, pero en un vampiro era algo que no se esperaba. Se había demostrado que no envejecían, con lo cual el cuerpo no se comportaba igual. Tendía a mantener la apariencia del momento de la subyugación. Seguramente aquel hombre fuese una fuente inmensa de conocimiento respecto a las criaturas de la noche y podría ser bastante útil, fuese cierta o falsa la historia que le estaba contando.

Igualmente acababa de conocer que existía un ritual que devolvía la vida a aquellas oscuras criaturas. Tenía que asegurarse que esta vez, las cenizas eran eliminadas completamente. Van Helsing miró un asiento en la sala y mirando a su interlocutor con un movimiento leve de cabeza solicitó permiso para poder acomodarse.

Ante el gesto amable de Vincent, el profesor tomó asiento y tras unos segundos observando en silencio a su supuesto pariente comentó:

-Supongamos que le creo. Que todo lo que me ha comentado fuese cierto y de verdad estuviese dispuesto a ayudar a su descendiente más lejano. Como bien sabéis esperaba encontrarme con el conde aquí mismo. Pues fui citado por él en este lugar. He de asegurarme que esta vez no renace de sus cenizas…

Observó a Vincent intentando descifrar si entendía lo que le estaba comentando y estaría dispuesto a darle la información necesaria para que el conde Drácula no volviese de entre las sombras:

-Vista vuestra amplia experiencia en los vampiros, decidme la forma de acabar de una vez con aquel demonio. De asegurarme que ningún ritual ni ninguno de sus esbirros, es capaz de traerlo de vuelta del infierno.

-Como bien sabréis, la baronesa y el conde Drácula han tenido su encuentro y seguramente sabréis que habrá más opciones que las que mencionáis. No creo que se alien, pero tampoco creo que se enfrenten. Si uno u otro pueden utilizar a terceros incautos para conseguir sus objetivos, lo harán sin lugar a dudas. Podéis ayudarme a acabar con el conde Drácula, y yo podré ayudaros a acabar con la baronesa. No creo que dejar a ninguno de los dos “vivo” sea bueno ni para usted ni para mí. Ambos desean su cabeza por encima de todo y si por el camino pueden llevarse la mía, no perderán la oportunidad.

El profesor mantuvo el silencio de nuevo para asegurarse que la conversación era entendida.

-Necesito que me comentéis la relación entre ambos. Qué pasó para pasar del amor al odio y habladme de los otros señores de la noche. Necesito entender que es lo que se está cociendo.

Vincent enarcó una ceja ante las palabras de Van Helsing, parecía realmente desconcertado.

- ¿Esperabas encontrarte con Drácula aquí?...- mantuvo silencio durante unos segundos para después adoptar una mueca de disgusto- no, me temo que no estaba informado de ese detalle... ¿Cómo te citó el conde? confieso que tu visita me ha resultado del todo inesperada y nunca me han gustado las sorpresas... temo que no eres tu él único que se está perdiendo parte de lo que está pasando- inquirió totalmente atento y contrariado antes de terminar de responder al resto de demandas del doctor.

- Un miembro del club me ha dejado una invitación citandome aquí. - Explicó, con total tranquilidad. - Entre a avisarle que el Duque Alexander I de Richelau esta aquí. - Clavó el bastón en el suelo, esperando a que el hombre obedeciera. Si no estaba Dracula allí, alguno de los integrantes del club, sin duda, estaría de lo más encantado de poder hablar con alguien como yo... lo que también me permitiría acceder al interior.