Partida Rol por web

- Cuando gustes, pero tendremos que quitar la roca esa que nos han tirado. 

- Nah, podemos rodearla sin problemas; creo que su intención no era frenarnos, sino tirarnos la roca encima

Pero como podia heber hecho tan poco daño , esto no podia quedar asi, asi que apunto su hechizo que estaba a punto de lanzar centrandolo en los enemigos para hacer que ardieran en el infierno, levanto su anillo y de el salio llamaradas que envolvieron a los seres que resultaban una amenaza

Un escalofriante aullido se escucha en el campo de batalla, cuando Az´hul lanza su hechizo. Cuando la imagen de la banshee alcanza a las dos conjuradoras, un escudo de runas ardientes se hace visible durante unos segundos, luchando contra la fuerza del conjuro del hechicero. Uno de los escudos se rompe, y la vrykul cae al suelo completamente rígida. El otro resiste el hechizo. Justo después, una calavera ardiente sale del anillo de Nessireth, que se precipita sobre el campo de batalla. La calavera golpea al rinoceronte, y prente fuego a su pelaje. La bestia enloquece, consigue partir finalmente las sujecciones, y se lanza a la carga contra todo lo que encuentra por medio, mandando a un vrykul ladera abajo de un topetazo.

El capitán lidera una carga junto a dos de sus hombres, intentando arrollar al enano y llegar hasta donde se encuentran los demás, a pesar de las llamas. Hengel planta firmemente sus pies en el suelo y resiste la carga, ganando la oportunidad de responder al ataque.

Tras una hora de marcha, la caravana llega hasta Nuevo Agamand. Se trata de un campamento llevado por la Real Sociedad de Apotecarios, por lo que está lleno de carros de despojos, vagonetas de peste y mesas de laboratorio. En mitad del campamento hay un pozo lleno de limo verde y restos de criaturas, que apesta a muerte.

- Bueno troll, te has portado bien, a pesar de me hayas hecho tragar barro. Ya nos veremos por ahí.

Korborus se despide de ti, y vuelve a la caravana mientras se pone a descargar materiales

Latog, con la calma ultraterrena de los ya muertos, salió del círculo de llamas que habían lanzado sobre ellos, mantiéndose a cubierto. Miró con curiosidad a la bruja que quedaba, y apagó con un palmoteo los esbozos de llamas que quedaban sobre su piel.

La piel le ardía.

Latog esbozó una sonrisa.

El fuego interior crecía de nuevo en él.

Shi ni da una palmada en el lomo del enano en señal de gratitud y pone rumbo a sus cosas. Va a buscar a su superior enviado. 

Shi ni se dió un garbeo por allí viendo como estaba el patio con los apotecarios. A alguien con pinta de guardia se acercó a preguntar por algún dignatario de ese campamento, en ningún momento dijo su nombre ni nada, pero si alguien se pone tonto lo único que le contestará es que trae un mensaje desde Entrañas para el responsable del campamento de Nuevo Amga-no-se-que

Una chispa brilló en los oscuros ojos del enano cuando se percató de lo que el jefe Vyrkul y dos de sus hombres pretendían hacer. Revolviéndose sobre si mismo como si de una peonza humana se tratase, Hengel Levantó el hacha contra uno de los que cargaban hacia el, dejando una vez mas su cuerpo desprotegido contra los hachazos de sus antiguos contrincantes.

Su Hacha se diría que era un poco mas estratega que el enano, ya que golpeó al jefe Vyrkul en el hombro, destrozando la clavícula del mismo. La sangre comenzó a manar dela herida cual fuente,acompañado con los gritos del dolor que gruñía  el jefe Vyrkul.

Continuando su ansia sanguinaria, Hengel desclavó con fuerza su hacha del hombro del jefe Vyrkul y  lanzó nuevos ataques sobre este ultimo. Aun rodeado de fieles servidores de este gigante, al enano no parecía importarle.

Aunque sus ataques fueron igual de salvajes que los anteriores, estos no encontraron al objetivo y solo  quedó de ellos el sonido siseante del filo del hacha al cortar el aire con fuerza....

Latog emite un estridente grito de guerra mientras sus ojos se transforman en brillantes luces rojas. Entre tanto, Hengel consigue colarle un golpe en el hombro al jefe Vrykul, que se tambalea durante un instante. Los otros dos Vrykuls  contra los que combate Hengel vuelven a atacar; una lluvia de hachazos cae alrededor del enano, pero milagrosamente solo recibe dos impactos superficiales; el cansancio parece empezar a hacer mella en los semigigantes.

Entre tanto, la hechicera rúnica que queda viva saca una daga y se hace un corte en la mano. Alza la mano ensangrentada mientras entona un cántico de guerra en su lengua nativa, y señala al jefe Vrykul. El caudillo se ve revigorizado al instante, y a pesar de la fea herida del brazo, alza su arma con ambas manos sin notar el dolor. Emite un aullido, y empieza a echar espumarajos por la boca.

Uno de los guardias te responde

- Habla con Lucy "Pústula"; ella es la apotecaria jefe del campamento