Partida Rol por web

La Venganza del Hombre-Máquina!!

Una noche cualquiera...

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19/03/2010, 00:14
Anne Marie Martin

-¿Divertida? Lady Eleanor, !no suelo contar chistes! o por lo menos no lo intento, !se me da fatal! -le contestó mientras se sentaba en el brazo del butacón y le guiñaba un ojo complice- se me dan mejor otras cosas...!para que negarlo!

Volvió la vista hacia la puerta del salón. Desde allí se vislumbraba parte del pasillo, desierto y casi en penumbra por el que habían llegado, pero ningún rastro del francés en el, solo el silencio -Pues la verdad, no me he fijado en si nos acompañaba o no, lo supuse directamente. A lo mejor se está arreglando los pelos de la barba...-dejo caer sin dejar de mirar hacia la puerta y aguantándose la risa-...o tal vez halla acompañado a monsieur Von Klumming y al Mayor.

Se encogió de hombros y se volvió hacia Lady Eleanor -No me explico por qué tardan tanto en volver, ni me explico la ausencia de monsieur Mulligan, siempre esta pendiente de lo que necesitemos...y ahora que se le necesita...!desaparece! Espero que monsieur Von Klumming lo encuentre rápido, esa ventana no se puede quedar así toda la noche.

-Lady Eleanor, ahora que estamos las dos solas, ¿puedo preguntarle por que no aceptó la invitación del Mayor? !No me puedo creer que realmente no le apetezca que un hombre como él la acompañe! !un homme a magnifié! !Una mujer de su clase y de tan buen ver debería aceptar esas cosas!

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24/03/2010, 11:43
Richard Mulligan

Válar alcanzó al científico prusiano cuando éste se encontraba ya a punto de llegar al piso inferior, al pie de la escalera. Ese fue el lugar exacto también en el que Richard Mulligan, mayordomo principal de High Hills se encontró con ellos.

-¡Caballeros! ¿Qué ha ocurrido? Hemos escuchado un fuerte ruido, como el romper de cristales. El señor McLeod ha salido de inmediato a la calle para investigarlo. ¿Están todos bien? – a pesar de que su aspecto era impecable, como siempre, el mayordomo no logró ocultar el enrojecimiento de sus ojos ni las claras señales de su rostro de recién dormido.

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24/03/2010, 11:44
Director

Una vez hubo alejado de sí aquel objeto diabólico, Jacques volvió a orientarse poco a poco. Continuaba en el salón de lectura y puros. La piedra seguía siendo piedra, la ventana se mantenía testarudamente rota y el agua continuaba entrando sin control, empapando cortinas y alfombra.

Estaba solo.

¿O no?

Algo se movió. ¡Había sido la piedra! No, no, espera. No puede ser. Llevó la mano a sus ojos. Sólo había ojos. Nada de gafas. Será cosa se algún tipo de reminiscencia cognitiva. Ecos del subconsciente.

¡Aunque para no quedar nadie en la estancia había mucho movimiento!

Se agitaban las cortinas, oscilaba el marco de la ventana... ¿Giraban las paredes?

Tenía que salir de allí cuanto antes o se volvería loco. Si es que eso era posible.

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24/03/2010, 17:45
Válar Anaëron

-Sí, estamos bien. Suba al saloncito de música, por favor, las damas necesitarán algún tónico.

Válar no se detuvo, dejó la frase al paso, y siguió adelante a toda velocidad, atravesando la puerta del vestíbulo para salir a la calle, como al parecer había hecho el propio McLeod, y suponía que haría Otto, aunque no se detuvo a comprobarlo.

 

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25/03/2010, 09:15
Richard Mulligan

-Sí, sí, desde luego. Me ocuparé de las damas, no se preocupen. Pero, ¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Qué fue ese sonido? - al darse cuenta de que hablaba con la espalda de Válar se giró hacia Otto.

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25/03/2010, 15:53
Lady Eleanor, duquesa de Malborough

Eleanor abrió mucho los ojos y no pudo evitar dejar escapar una sonora carcajada que llenó el salón y sin duda debió de ser oida en los salones adyacents. Durante unos segundos sólo rió agarrándose el pecho con la mano como para evitar que se le saliese a través del escote.

-¡Ay, señorita! ¡Que no es usted divertida, dice! Dulce juventud la que usted posee que le impide ver ciertas cosas...-dijo por fin cuando hubo recuperado el aliento al tiempo que se secaba los ojos con el pañuelo.- Me temo que se le ha subido un poquito el licor que ha bebido esta noche, madmoiselle...los actos del Mayor claramente han sido dictados por la cortesía y la buena educación, pero sólo hay una persona a la que realmente quiere acompañar a su casa...lo cual es bastante obvio. Una ya tiene bastante edad..y auque no digo que no me importaría de disfrutar de la compañía de la savia joven, considero que no sería adecuado- explicó soltando una risita entrecortada por el hipo.

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25/03/2010, 17:53
Jacques Saujènier
Sólo para el director

¿Pero qué era aquello? ¿Qué era? ¿Quizás el mareo de la curvatura de la vista?

Jacques se sintió espantado y, a la vez, profundamente atraído. Quizás había algo de interesante en aquel estado donde todos sus pelos estaban de punta. Quizás era el hecho de que, como todo giraba a su alrededor, se sentía en el sueño dorado de una cercanía a la máquina del tiempo. ¿O en realidad no estaba nada girando? Trató de centrarse, y luego, miró a sus propios pies para comprobar su teoría. Bueno, sus pies parecían estar inmóviles, y en todo caso era el piso lo que se movía debajo de él. Pero no, desechó inmediatamente su idea con una punzada de temor. Incluso si fuera él mismo quien estaba girando como peonza poseída, sus pies desde su punto de vista permanecerían estáticos. Un escalofrío recorrió su espalda, mientras miraba a su alrededor con los ojos muy abiertos. ¿Cómo podía saber, realmente, qué era lo que se estaba moviendo...?

Hizo lo único que podía hacer. Giró sobre sí mismo y corrió en dirección a una de las paredes. El cambio de grados que había hecho con el cuerpo y el haber elegido un sitio de una pared concreta para el impacto le permitiría saber dos cosas. La primera, que si la diferencia entre su giro y el impacto en la pared contraria a la elegida era inexistente, él mismo estaba girando. La segunda, que si existía diferencia entre su pared elegida y el lugar del impacto luego de haber girado, quería decir que la habitación giraba bajo sus pies. O las paredes solas. Mientras corría vislumbró una tremenda realidad, una hipótesis que no había considerado, una que transformaba la mitad de su experimentación práctica en inútil...

¿Y si las paredes giraban solas, independientemente del piso?

No había forma humana de frenar. No frenó. Se estrelló de forma desarticulada y catastrófica contra fuera a saber uno qué era aquello que se le estaba incrustando en toda la cara y parte del pecho. Con toda la fuerza y el desconcierto...

Notas de juego

Perdona... XDDDD

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25/03/2010, 18:31
Otto Von Klumming

- Oh, señorr Mulligan. Porr fin le encuentrro. No, no se prreocupe, perro ha habido una pequeña crrisis - dijo Otto antes de dirigirse a su contertulio que parecía mostrar una ansiedad inusitada -. Herr Anaërron, ¿a dónde va usted con esas prrisas? En fin, supongo que serrá porr lo ocurrido. Bueno, como le decía, señorr Mulligan, hemos sufrrido un pequeño incidente. Nada grrave, aunque sí molesto. Una de las ventanas del salón en el que comparrtíamos una agrradable terrtulia ha sido destrrozada consecuencia del impacto contrra el crristal de una piedrra. Un prroyectil arrojado porr la mano de algún gamberro o trruhán que, aburrido, ha decidido desfogarr sus enerrgías con ese acto de destrrucción. Veo necesarrio prrocederr a una rreparración de urrgencia, pues la lluvia azota con fuerrza y entrra grran cantidad de agua, amén del viento. Lo sorrprresivo de esta violenta muestrra de incivilización ha prrovocado un alterrado estado anímico en varrios de los prresentes, entrre los que me incluyo, y Lady Eleanorr, con el buen savoirr fairre que la carracterriza, ha considerrado oporrtuno que se administrre, con fines medicinales, unos espirrituosos que ayuden a calmarr el nerrviosismo imperrante. Y porr lo que deduzco de las palabrras del señorr Anaërron, han decidido con grran tino trrasladarrse al saloncito de música, de modo que serrá allí a donde deba llevarr los licorres. Y tal vez tampoco fuerra mala idea llevarr algo de... ¿picoteo? ¿Se dice así, verrdad? Un estómago satisfecho ayuda a calmarr la ansiedad. Ahorra, si me disculpa y no necesita nada de mi perrsona, verré qué es lo que hace Herr Anaërron. Su comporrtamiento me rresulta un tanto errático.

Otto Von Klumming se despidió amablemente de Richard Mulligan con una leve inclinación de cabeza y se dirigió a la puerta por la que había visto salir a Válar. Se detuvo en el umbral de la puerta que daba paso a la calle y escrutó la oscuridad en un intento de distinguir al militar y a McLeod.

- ¡Herr Anaërron! ¿Necesita ayuda en sea lo que sea que está usted haciendo? ¿Se encuentrra usted bien?

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26/03/2010, 08:45
Director

Se habían quedado solas, las dos mujeres, en el salón de música. Los tres caballeros las habían abandonado a su suerte. Perdón, dije caballeros, vaya lapsus!

Únicamente los ladridos de Muffy lograban amortiguar el sonido de la tormenta, el viento y la lluvia, que aún desde su posición, podían escuchar procedentes del salón de lectura y puros. Trataban de mantenerse entretenidas, conversando acerca de los gustos en cuanto a féminas del Mayor Válar.

En teoría, tanto él como el científico prusiano, habían salido para buscar ayuda y tratar de investigar lo sucedido. Pero, ¿Qué había ocurrido con Jacques Saujènier? Le perdieron la pista en cuanto salieron del salón.

Los minutos pasaron. Seguían solas.

Entonces llegó hasta ellas los ecos de un fuerte golpe. Algo pesado golpeó una pared. Un impacto seco que procedía del salón de lectura y puros. ¿Acaso los agresores volvían a las andadas?

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26/03/2010, 12:36
Director

Atravesaron la puerta y la inhóspita tormenta los recibió.

Aquella era una noche de perros. Aunque éste es un término bastante abierto, mejor que precisemos un poco. No era una noche de Chihuahuas, no. Aquella era una noche de Boyeros Suizos. ¡Caballeros, por favor! He dicho Boyeros, en masculino. ¡Compórtense! Ante una audiencia tan instruida no creo necesario tener que explicar que el Boyero Suizo es un perro de carga y tracción, descendientes de los Dogos del Tibet. En definitiva una noche de esas en las que no apetece estar en la calle.

Así pues, cuando Válar abrió la puerta de la mansión fue acariciado por el frío viento y azotado por la pertinente agua que unas nubes enfurruñadas se empeñaban en arrojar. Apenas Otto hubo llegado a su lado los dos hombres vieron aproximarse a Henry McLeod, el guardia de noche, sosteniendo su sombrero con una mano para evitar un vuelo sin motor del mismo y agarrándose con la otra la gabardina contra el cuello. Decidieron que lo mejor sería conversar con él al resguardo de la protección que ofrecía el Hall de entrada.

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26/03/2010, 12:36
Henry McLeod

-¡Caballeros! ¡Vaya noche de perros ésta! - sintieron una extraña sensación de Deja Vú. ¿Noche de perros? - ¿Qué ha ocurrido ahí arriba? Escuché la rotura de un cristal y decidí salir a echar un vistazo, pero ahí afuera no hay nadie. ¿Y quién iba a haber? ¡Con este tiempo! ¿Qué se rompió? ¿Tenemos algún herido?

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26/03/2010, 13:14
Válar Anaëron

¿Noche de... boyeros...? ¡Sí! Efectivamente, el bofetón de frías y punzantes agujas en forma de gotas de lluvia arrastradas por el viento les detuvo el ímpetu, aunque no la intención. De eso se encargó la llegada del vigilante.

-¿No ha visto entonces al autor del estropicio, señor McLeod? ¡Malditos pillos! Tiraron una piedra a la ventana del Salón de fumar. Se rompió el cristal, con el consiguiente susto de las señoras, y lo que pueda representar de desperfectos. En fin... imagino que es inútil seguir buscando ahí fuera, no con el tiempo que hace. ¡Aunque me habría gustado devolverles la travesura, con una buena tanda de azotes!

Válar se dio la vuelta, para encontrarse con Otto, que esperaba en el portal. -Nada, escapó. Mejor volvamos con nuestros contertulios, y acabemos ya esta movida noche con una última copa que nos rehaga de la impresión, y podamos irnos tranquilamente a nuestros respectivos hogares.

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26/03/2010, 17:13
Lady Eleanor, duquesa de Malborough

Sobresaltada, la duquesa pegó un salto en el asiento y apunto estuvo de dar con sus amplias posaderas sobre la alfombra. Agarrándose a los brazos de la butaca como si fuese una tabla salvavidas miró a su compañera de hito en hito con la boca entreabierta. Ese golpe ha sonado como una persona dándose contra la pared...¿y si monsieur ha resultado herido?

-¿Qué ha sido eso, Madmoiselle?....quizá deberíamos ir a ver, nuestro querido Sajènieur no ha venido todavía y temo que le haya pasado algo..-dijo al fin incorporándose pesadamente. Estrujando el pañuelito entre sus manos se dispuso a salir de la sala, seguida a la zaga por Muffy que temblaba visiblemente y parecía dudar entre quedarse allí solo o irse con ellas.

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26/03/2010, 18:55
Anne Marie Martin

-Oh! Mon Dieu! Soigné madame! ...¡Tenga cuidado! –Anne Marie se levantó de su sitio y acudió a sostener a Eleanor tras su sorprendente salto del sofá- Eso ha sonado en el salón en el que estabamos antes. Si, será mejor que vayamos, tal vez las copas han podido con él y se ha caído al suelo. Vayamos.

Anne Marie vio a Muffy en el suelo, muerto de miedo al verse solo y abandonado en mitad de aquel saloncito, lejos de las faldas de su dueña. O de frio, pourquoi non? Así que lo cogió y se lo colocó debajo de uno de sus brazos mientras que echaba a andar tras de Eleanor hacía el salón del que había provenido el sonido.

El silencio ahora era tangible. No se escuchaba el menor ruido y Anne Marie fue consciente en ese momento más que antes ¿Dónde estaban el Mayor y monsieur Von Klumming? No eran tan difícil encontrar a monsieur Mulligan en el club. Este era grande, pero tampoco era inmenso y a estas horas no quedaba ya mucha más gente, por no decir nadie más que ellos, así que con elevar el tono de voz acudiría rápidamente. Siempre estaba pendiente de los que quedaban. Estarían buscando algo con lo que limpiar el destrozo y los cristales. Ces hommes! Ces hommes!

-Vamos, yo llevo a su pequeño Muffy –le comentó a Eleanor al situarse junto a ella y mostrarle al perrito que ahora movía alegremente la diminuta cola debajo de su brazo y la miraba con sus dos enormes ojos negros y llorones.

Y junto con Lady Eleanor abandonaron el salón para ir en busca de monsieur Saujénier.

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26/03/2010, 23:39
Otto Von Klumming

- Hace un frrío y una humedad prropios de la Selva Negrra. ¡Qué desagrradable! Perro entrre, señorr McLeod o le comerrán esos perros que menciona - dijo haciéndose a un lado para que pasara el hombre y callando mientras Válar Anaëron daba su informe de situación -. Herr Anaërron, solo serría un chiquillo. Y lo ocurrido una chiquillada. Molesta, desde luego, perro no crreo que exija violencia alguna porr nuestrra parrte. Una rreprrimenda no se lo niego, perro unos azotes me parrecen excesivos. Sin embarrgo, tiene rrazón. Rregrresemos con nuestrros conterrtulios. A prropósito, he pedido también algo de comerr. Nuestrras trripas lo agrradecerrán. No es necesarrio serr médico parra saberr que tanto alcohol sin base sólida puede tenerr efectos poco prropios de naturralezas educadas. Perro no perrdamos más tiempo y vayamos.

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27/03/2010, 19:05
Válar Anaëron

Válar se quedó mirando de hito en hito al teutón, sin acabar de comprender si hablaba en serio o en broma. Finalmente sonrió ampliamente, su sonrisa habitual dentífrica, y respondió en el tono de voz de quien ha captado un chiste.

-Mi naturaleza educada, Herr Otto, soporta con auténtica impasibilidad unas cuantas copas de buen Whiskey, haya comido o no. Pero, bien, vamos arriba... y si quiere seguimos profundizando en el tema. ¡Jajaja!

Y de nuevo enfiló hacia las escaleras, no sin un pequeño tic en la mano, que tamborileaba en la guarda de su sable, reflejo de una inquietud que quedó ahí, tras ese incidente no resuelto, y que el elfo toleraba mal. ¿Un enigma...? ¡Hum! -Dice usted que se trataba de un chiquillo. Pero, ¿en una noche como esta? Una noche de... como ha dicho el de arriba... boyardos... ¡boyeros! ...No me cuadra que un chiquillo salga sólo a lanzar una piedra a una ventana de un Club en una zona selecta, en plena noche de tormenta. No me cuadra.

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29/03/2010, 08:16
Henry McLeod

-A mí tampoco me cuadra caballeros - el vigilante de noche coincidía con la opinión de Válar. Aún destilaba agua por los cuatro costados, estaba dejando la alfombra del recibidor hecha una pena, cosa que no parecía importarle demasiado -. No quiero preocuparles, no creo que sea nada, pero quizás lo mejor sería que se marcharan ya a casa. Repararé los daños y cerraré el club para evitar que se repita un incidente como éste. Si lo desean el señor Mulligan les pedirá unos carruajes. - sonó un poco más brusco de lo que le habría gustado. Henry McLeod era un buen hombre, a menudo se pasaba noches enteras conversando con ellos. Tenía mil historias que contar y cada día parecía recordar una nueva. Sin embargo esta noche se mostraba preocupado.

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29/03/2010, 08:31
Válar Anaëron

-Dígame, Henry... -Válar habló con el tono de quien acaba de recordar algo, o de quien acaba de tener una idea nueva.- ...¿sabe si ha ocurrido algo más esta noche en el barrio... o fuera de él? ¿Algo por lo que debamos preocuparnos, y que de algún modo, ni que sea remoto, pudiera estar relacionado con este incidente...?

Se había girado para hablarle, y detenido en medio de la escalinata. Quizá porque en la voz del vigilante captó una nota de inquietud que quiso comprobar por sí mismo, mirándole a los ojos.

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29/03/2010, 08:26
Director

Las damas regresaron sobre sus propios pasos hasta el salón de lectura y puros. Es tan solo una forma de hablar, evidentemente, pues avanzaban de cara, no de espaldas. Bueno, Muffy sí que estaba de espaldas, pero claro él no caminaba, iba en brazos de Anne Marie meneando la cola y observándola con gesto de adoración. ¡Que suerte que tiene el perrito!

Alcanzaron la puerta del salón, que aún permanecía abierta. Al observar su interior quedaron paralizadas por el horror. No fue el movimiento salvaje de las cortinas lo que lo provocó, ni el agua que aún continuaba entrando en la estancia y estropeando las alfombras. No fue el relámpago ni el trueno. No fueron los insistentes ladridos de Muffy. El motivo de su espanto era la escena que contemplaron en la pared de la habitación que quedaba a su derecha.

¡¡Allí, empotrado contra un robusto reloj de columna, encontraron a Jaques Saujènier!! Para ser precisos habría que decir que lo que hallaron fue su espalda, pues ésta era la única parte de su anatomía que resultaba visible en aquellos instantes. ¡Ejem! Su trasero también lo era, pero mejor obviemos ese tema.

El francés había quedado incrustado dentro del reloj de madera en toda su verticalidad. Curiosamente se encontraba de pie, aunque era difícil de saber si por sí mismo o sujeto por el armazón que lo envolvía. El golpe que escucharon anteriormente debió de ser el respaldo del propio reloj impactando contra la pared.

¡Alguien había tenido que colarse en el salón tras salir ellos y lo había empujado contra el reloj! ¡No había otra explicación posible!

¿verdad?

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29/03/2010, 10:37
Lady Eleanor, duquesa de Malborough

-¡Oh mi querida lady Martin! Lo siento mucho, qué malos modales los míos, obligarle a cargar con mi querido Muffy de esa forma...ese licor añejo me ha debido de afectar más de lo que pensaba..olvidarme así de él...-comentó la mujer mientras alargaba los brazos para coger a la bestezuela de manos de la francesa. Su rostro jovial se veía claramente contraído por el pesar y la culpabilidad. La duquesa iba a decir algo más pero en ese momento entraron en el salón de lectura y puros y lo que allí vieron la dejó sin palabras. Estrujando al perro contra sí sin darse cuenta, al fin exclamó mientras entraba como una tromba en la estancia-¡Por las enaguas de la Reina Victoria! ¡Monsieur Sajèniuer! ¿Está usted bien?- preguntó con voz estridente.- Madmoiselle Martin no sé si alguien le habrá hecho esto o si se lo habrá hecho él mismo- pruebas suficiente de su torpeza ha dado, desde luego- pero lo que está claro es que tenemos que sacarlo de ahi. Y por lo que veo no podremos contar con la ayuda de ningún hombre- añadió mirando alrededor escrutadoramente. Agachándose con esfuerzo para dejar al perro en el suelo- bocadito de nata no te alejes demasiado- se acercó a la masa hombre-reloj y dudó unos segundos sobre por dónde agarrarle. Bueno...una ya tiene sus años como para andarse con tantos melindres...-querida joven ¿podrías ayudarme a sacarle de aqui?- preguntó a la noble francesa mientras finalmente ponía sus manos en el trasero del inventor y afianzaba bien fuerte los dedos en un trozo de tela del pantalón de éste- a su lado, bien oculto por las faldas de su ama, Muffy comenzó a ladrar insistentemente, quizás celoso de las atenciones de su ama hacia el hombre.