Partida Rol por web

-¡Deberiamos izar alguna bandera parlamentaria!

No tengo muy claro que vaya a funcionar, al fin de cuentas, somos demasiados barcos acercándonos, pero habría que intentarlo.

Las dos naves se escabullen de vuestro alcance. Lo único que os queda es apretar el ritmo para llegar pronto a las islas.

La fuga de las naves deja un regusto amargo a las tripulaciones. Pero pronto se olvidan cuando dos días después las islas aparecen a la vista. Ahora se plantea una decisión táctica. ¿Vais a desembarcar cerca del objetivo y avanzar tierra a través o tratar de desembarcar lo más cerca posible del lugar?

A medida que nos acercamos al objetivo, noto que los rostros de las gentes que nos acompañan se van tornando más serios. Pronto empezará la acción de verdad, y dejarán de ser unas simples maniobras. Como consejero no oficial de mi padre, me obliga a asistir a las reuniones de guerra, y la verdad es que es un ejercicio de lo más interesante.

Me estimula poder formar parte de un consenso que podría decidir nuestros destinos. Sin embargo, no me hago esperanzas sobre ser la voz "final", como segundo heredero, tengo menos peso, pero sé que mi voz es tenida muy cuenta.

Mientras los mayores hablan y debaten las dos ideas principales, noto que algunas miradas se dirigen hacia mí, esperando apoyos o disensiones. Me llevo la mano a la barbilla, mientras sospeso todo cuidadosamente antes de emitir juicio...

El gigante negaría mirando a sus hombres, decepcionado por la pobre actuación de los mismos. 

Un error como éste les podía costar la expedición, y probablemente la vida. En la cara de sus hombres podía ver el cansancio. Quizá les estaba pidiendo demasiado. ¿Días remando y ahora ir a cazar naves? Sí... Quizás demasiado.

Se tomó un momento para pensar para después asistir a la reunión  para decidir que hacer. Era importante el consenso entre todos.

Ir por tierra es más lento pero no se esperan un ataque desde el interior.
Con barco te arriesgas a pelear con los feroces barcoluengos, pero bloqueas su puerto.

- Si os digo la verdad, yo iría por tierra. Y mira que me desenvuelvo mejor en el mar. De hecho, desembarcaría el grueso de las tropas y con los marineros haría que esos barcoluengos nos siguieran. Alejar como ellos nos hicieron con nosotros. Si les dividimos tendremos aun mas posibilidades. No se... 

Se daría un respiro.

- Tenemos los ingenieros para crear unidades de asedio, tenemos también infantería en cantidad. Ballesteros, etcétera. Con los barcos, yendo ligeros podríamos hacer que nos siguieran y alejar cuantos mas efectivos mejor. Y entonces daríais el golpe definitivo. Atacar con todo. Aunque también lo mejor sería no separarse... Y bloquear el puerto también podría ser una buenísima opción...

Observo al gigante indeciso, me hace gracia. Recuerdo la primera vez que le vi, tan fiero, tan enérgico y orgulloso, tan imponente. Y ahora... en asuntos de estrategia, opciones, astucia... le veo hablar en voz alta dándo rodeos, indeciso, sin tenerlo del todo claro.

Tan distinto a la primera impresión...

Me hace gracía, pero és la actitud correcta. Las decisión que no se piensan suelen traer problemas tarde o temprano.

-Creo que deberiamos descartar el fabricar ahora mismo las armas de asedio, si nosotros les hemos visto, ellos pueden habernos visto a nosotros. Y quizás hasta pedir refuerzos que estén de camino. Los trabajadores podrían no llegar a tiempo de acabar sus obras... no no... creo que lo que más nos conviene es una aproximación más directa. Hay que atacar con los barcos y bloquear cualquier escapatoria o petición de ayuda via naval. Sí... tenemos duros oponentes, pero eso ya lo sabíamos al partir, ¿verdad? No nos vamos a acobardar ahora, sólo porque puedan devolver algunos golpes...

Mi tono es serio, noto mi vena violenta despertando...

La joven Alander seguía con bronca por el escape de los barcos. Aquella primera maniobra fallida podría jugar en contr de la moral, debían pronto tener algún logro.

Escuchó a su tío, y luego al curioso Amberwell. - Debemos bloquear el puerto, en caso que el asedio duré mas de lo que esperamos no deben tener forma de recibir refuerzos ni provisiones.

- El problema es que tanto sus puertos como sus barcos están preparados para cualquier escenario, sin embargo por tierra son vulnerables. Tal vez pudieramos hacer ambas cosas, desembarcar y avanzar desde el interior con las tropas tomando el puerto en primera instancia. Si fuese necesario podríamos dejar algunos hombres a bordo de los barcos por si intentase escapar alguno para pedir refuerzos -dijo Ser Patrick pensativo oteando el horizonte donde se había avistado tierra.

Lord Roland Amberwell escucha a todos educadamente.

- ¿Estamos ya en tierras del enemigo? Porque si no es así, deberíamos mandar emisarios a los señores en cuyas tierras estamos para que no piensen que les estamos atacando. Mostremos el mandato real y sus leales vasallos tendrán que auxiliarlos.

- ¿Y porque no mandamos trompeteros a anunciar nuestra llegada? hay que atacar por sorpresa.
- bufa el capitán de las naves Fairman.
En las islas no hay buenos caminos y no tenemos asnos ni bueyes. La impedimenta debe ir a bordo de los barcos si queremos que la infantería vaya deprisa.

El bastardo tiene razón, si enviamos emisarios como dice mi padre, sólo vamos a perder más tiempo, y la sorpresa es el mayor factor a nuestro favor que poseemos. No, debo convencer a padre de que no es una buena idea...

-Padre, los vasallos no querrán ponerse en contra del mandato real, pero tendrán sus propios intereses, quizás nos enlentecerían, para darles tiempo a los demás a organizarse y ponerlos bajo aviso. Sugiero que simplemente vayamos a bloquear con navios toda actividad, y que pongamos nosotros nuestros términos. De todas formas, nadie que sea realmente leal a la Corona, se atreverá a atacar sin antes asegurarse de qué autoridad nos arropa, ¿verdad?

- Ataquemos por sorpresa pues. Por mí de acuerdo. 

El factor sorpresa era importante, aunque igual ya lo habían perdido...

¿Estarían preparados los isleños? Seguro que les habrían llegado noticias de la reunión en Lannisport... Sin duda la cosa se iba a poner sangrienta. Y esperaba que el gran estratega Colinas estuviera acertado.

La espada de los Amberwell asintió ante el razonamiento del capitán bastardo, cuando alguien tenía razón Ser Patrick se la daba sin remordimiento alguno. Tanto su señor, como Waylar y Ulfryd habían apoyado esa idea abiertamente por lo que no cabía duda de que era el camino a seguir.

- Preparémonos entonces, no me gustaría que finalmente los sorprendidos acabasemos siendo nosotros... -comentó antes de sacar una pequeña piedra de afilar y empezar a poner a punto su espada braavosi.
 

Los rulos de la Alander menearon acompañando su cabeza en un gesto afirmativo. El factor sorpresa siempre era fundamental. - Sea pues, a prepararnos!