Partida Rol por web

RELICARIO.

Con mucho cuidado, William se acerca al muerto. Despues de una rápida mirada a la caja con muñecas se encoje de hombros y se dispone a buscar huellas. Tal vez el asesino haya pisado la sangre y dejado alguna pista de por donde se fue.

Procurad no pisar mucho por aquí, por lo menos hasta que acabe.

El explorador se agacha y empieza a mirar detalladamente el cadaver y sus cercanias.

RELICARIO.

El motivo de la muerte del explorador es evidente: media docena de puñaladas en los riñones. Fue atacado desde la espalda. No hay más huella de sangre que las que se encuentran en los pedales del órgano.

Mientras examináis la sala os parece escuchar los sollozos de un niño procedente de una de las puertas que hay al sur del distribuidor que habéis dejado atrás.

Cambiando el objetivo, y volviendo sobre sus pasos, Haakan se planta delante de la puerta de donde procede el sollozo.

- Crrrreo que deberrríamos entrrrrarr aqui. No crrreo que haya un niño porrrr aqui, perrro en cualquierrr caso serrría bueno cerrrciorrrrarrrse. - Con su Gran Hacha en ristre y listo para dar cuenta de todo enemigo que hubiera delante, fue a abrir la nueva puerta en cuanto algún compañero le diera su aprobación.

 Haciendo un esfuerzo por mantenerse en pie, y apoyándose en la guadaña a modo de bastón, se coloca tras el bárbaro y coloca la mano libre en alto, preparada para ejecutar los pases de algún hechizo en caso de que haya que hacerlo.

-Ten cuidado, bárbaro.

DISTRIBUIDOR - RELICARIO

El momento en el que empezaron los llantos, fue el escogido por el Druida para meterse en la habitacion del relicario, mientras el resto de sus compañeros salian a investigar de donde venian los sollozos. Maltrecho como estaba, dejo ese trabajo al resto, y se puso a rebuscar por la habitacion concienzudamente.

DISTRIBUIDOR.

Cuando todos salís del relicario es cuando entra Henutsen. En el distribuidor Haakan abre la puerta central, de la que parecen surgir los sollozos. Se trata de un pequeño almacén abarrotado, poco más grande que un armario. Todos os quedáis de piedra al ver que en el interior no hay ningún niño sino el cuerpo sin vida de otro explorador tumbado sobre un cajón de madera. En ese momento se cierra la puerta del relicario, dejando encerrado al osiriani.

RELICARIO.

Tus compañeros salen de la habitación mientras investigas concienzudamente cada rincón de la misma, encontrando lo que parece una armadura de cuero tachonado de gran calidad entre una colección de vestimenta mwangi. Entonces la puerta se cierra de golpe. Kasr y tú os giráis sobresaltados, sin comprender qué es lo que ha pasado. ¿Han cerrado tus compañeros?

Se te eriza el pelo de la nuca cuando escuchas la voz de una niña tras de tí.- Toca para mí.- Al girarte ves una muñeca de porcelana flotando en el aire, sobre el órgano. Tiene un aspecto inocente con su vestidito rojo a juego con un lazo. Abraza un minúsculo oso de peluche. Clava sus ojos sin vida en los tuyos y vuelve a repetir:- Toca para mí, la partitura.

El druida desenvaino la cimitarra elegantemente mientras la contestaba

- No te va a gustar nada la musica que yo toco ... ¡ Aqui dentro ! - grito al resto de los exploradores.

Kasr se lanzo contra ella.

El leon corrio hasta flanquear a la criatura, atacandola sobre unas cajas, pero sin llegar a morderla. Mientras Henutsen comenzo a pronunciar unas antiguas palabras de alguna lengua muerta, haciendo que apareciese un aguila celestial flanqueando a la criatura (casillas 0,2) que inmediatamente la ataco con sus dos garras y pico.

Los ataques del águila y el león no parecen hacer mucha mella en el cuerpo sin vida de la muñeca de porcelana. Su expresión hierática sigue siendo la misma, aunque su tono de voz de vuelve mucho más siniestro cuando flotando aún más alto se zafa de sus atacantes y te dice:-¿Por qué no quieres jugar conmigo? Te odio.

Henutsen suelta la daga, saca su ballesta ligera y la carga, el leon busca algunas cajas para poder llegar hasta donde se encuentra la criatura.

- ¡ Me estan atacando ! ¡ necesito ayuda ! - grito a sus compañeros

Maedros ha seguido avanzando pensativo y preocupado. Las heridas que él mismo ha sufrido, y algunos otros de sus compañeros, son numerosas, y graves. Y nadie les asegura que no hayan trampas. De hecho está empezando a pensar en usar los presos como carnaza para que vayan "haciendo saltar" las trampas, y casi ni escucha las palabras de William. O al menos no las responde hasta que la puerta se cierra dejando al druida alejado de ellos

- Sin duda, William, me gustaria que un pícaro estuviera aqui, por malo que fuera - dice casi para sí el hechicero, antes de conjurar un detectar magia. Tal vez eso pueda echar algo de luz sobre la situación en la que se encuentran. Se fija primero en la estatua y en sus ojos, aunque mira a todo lo que hay en el distribuidor y luego en el armario

Haakan ignoró la puerta cerrada. Pensaba que todos habían ido detrás de él como se había comentado. El hecho de encontrarse otro cadáver sólo empeoraba aún más las cosas.

Corrió hacia el centro de la habitación para tratar de comprobar de quién se trataba. Con el arma agarrada, ya no sabía si fiarse o no de aquel lugar maldito.

DISTRIBUIDOR.

- ¡ Me estan atacando ! ¡ necesito ayuda ! -Escucháis la voz amortiguada de Henutsen encerrado en el relicario.

La presencia de otro cadaver en la nueva habitación sorprendió al explorador.

¿Pero qué ha pasado aquí? ¿Cuantos muertos han habido?

Pero más sorpresa fue el que se cerrara de golpe la puerta de la habitación anterior. William estaba a punto de hacer un comentario al respecto cuando les llegó el grito de auxilio del druida.
 

Haakan, echame una mano con la puerta.

Y salió corriendo con intenciones de echar la puerta abajo.

Ante el grito de ayuda y olvidándose del muerto, Haakan cargó contra una puerta que ya estaba siendo empujada por Wiliam. Aún en el caso de que no la tirara con el hombro, sacaría el Gran Hacha y la tiraría abajo a hachazos.