Partida Rol por web

Ustalav es una tierra de horror gótico, hogar de vampiros, nobleza recluída, y prisión del infame Tirano Susurrante. La ciudad de Karkau, situada en el norte de Ustalav, a orillas del Lago Prophyria, es una opulenta y decadente metrópolis plagada de óperas, museos y mansiones. Bajo la ciudad, una vasta red de ríos y lagos subterráneos forman un laberinto en la roca, permitiendo que horrores de las profundidades penetren las defensas de la ciudad.

Recibir una invitación al Palacio de la Ópera de Karkau no es algo que ocurra todos los días teniendo en cuenta el precio de las entradas, y no digamos ya el de un palco privado. En el inmenso y lujoso vestíbulo alumbrado con arañas y candelabros, rodeados de la flor y nata de la nobleza ustalava, los exploradores esperaban vestidos con sus mejores galas a que un ujier fuera a buscarlos para conducirlos a sus asientos. Era evidente que la Sociedad no los había traído aquí para disfrutar de una velada en la ópera.

Haakan se miraba todo el rato abriendo los brazos y levantando primero un pie del suelo y después el otro. No le gustaban esas ropas urbanitas. Se había recogido el pelo en una cola de caballo que le hacía un poco más presentable. Sin embargo, era inevitable y hasta cómico, ver al gran hombre envuelto en ropas de lino.

- Porr el amorr de los dioses. - dijo a sus compañeros - ¿Cuánto tiempo hemos de llevarr este uniforrme de bufones? - No le gustaba parecer algo que no era y, en cualquier momento, se arrancaría unos botones que por si solos parecían a punto de estallar. 

La gente que había a su alrededor tampoco eran muy de su agrado. Salvo sus compañeros de la sociedad, la clase burguesa de comerciantes adinerados eran a su parecer unos farsantes lameculos. ¿Por qué les habrían enviado alli? Echaba de menos el contacto con la naturaleza.

Buscó a Wiliam y a Henutsen con la mirada, al menos ellos seguro que se sentían igual que él. Quizás pudiese buscar cierto tipo de apoyo en ellos.

- ¿Tendrrremos que asistirr al evento? - preguntó con claro gesto de desagrado.

 -Eso parece, mi incomodo amigo. -quien hablaba era un hombre alto y delgado, con la piel extremadamente blanca, como su pelo de punta. Sus orejas puntiagudas y la peculiar forma de sus ojos negros lo delataban como elfo. Estaba ataviado con ropas que recordaban a la burguesía de Cheliax- Mi nombre es Valaniel. -hizo una ligera inclinación de cabeza a modo de saludo- ¿Tendré el honor de conocer sus nombres, caballeros?

- Mi nombrrre es Haakan. - dijo el hombre alto con un fuerte acento extranjero. El hombre que le había contestado no le gustaba realmente. Le daba mala espina, era como tener un adorador de los muertos delante. Y eso no le agradaba. Todo lo que estuviese fuera de la normalidad... Y la magia arcana estaba, desde luego, fuera de la normalidad. Y mucho más si tenía que ver con los muertos.

La predilección por el negro, y la indumentaria, seguramente de Cheliax le chirriaban aún más. A otros no, pero no podía soportar a la gente de Cheliax que se vanagloriaba de su aún no abolido esclavismo.  

William estaba esperando imperterrito junto con los demás. No era el primer grupo de la sociedad con el que trabajaba, y al menos conocia a Maedros de su última misión. Para ser un hechicero se portaba bien en combate. Lo cual era de agradecer.
Lo que no le acababa de convencer era la ciudad. El explorador estaba acostumbrado a tratar con humanos, y la ciudad tenía fama de que había muchos seres sobrenaturales, la mayoria no muertos. Eso sería un grave problema seguramente.

Le habían dicho que llevase sus mejores galas, comentario ante el cual William se rio. No obstante, al llegar a la posada donde se alojaba, sacó su muda limpia y se vistió con ella. Hasta se dio un baño y todo antes. A pesar de eso su ropa de cuero, comoda y confortable para viajar, desentonaba con el resto de la indumentaria general. Sobretodo por la armadura de mallas que sobresalía por algunas partes. En la cadera estaba visible una espada de extraña manufactura, como serrada.

Cuando empezaron a presentarse hizo lo propio.

Saludos señores. Soy Grend. Un  placer conocerles.

Al hechicero le obsequió con una inclinación de cabeza.

Maedros. Me alegra de volver a verte. ¿Qué tal todo?

 -Grend, mi nombre es Valaniel. -le hace una inclinación de cabeza a modo de saludo- He de reconocer que es un placer llevar a cabo mi primera misión junto a caballeros tan educados.

Después se giró hacia Maedros.

-Le ha llamado Maedros. Un placer -otra inclinación de cabeza-. Es obvio que Ustedes dos ya se conocían con anterioridad a este evento.

El interpelado viste con ropa elegante, que hace destacar su porte cortés, atractivo y ligeramente altivo. Todo en él delata su estirpe chelaxiana, y unas indiscutibles buenas maneras. De hecho parece encantado con la idea de asistir a una noche de ópera, y sus ropas elegantes se ajustan a su cuerpo como un guante.

Maedros se había dado un buen baño, por supuesto, y había usado algunos aceites y perfumes. No llevaba arma alguna a la vista (de hecho no llevaba arma alguna) y saludó con una inclinación cortés de cabeza a William

- Señor Grend... que alegria encontrarle nuevamente por estos lares. Guardo grato recuerdo de nuestra anterior expedición juntos - dicho esto miró al elfo llamado Valaniel y le sonrió con educación- Un placer conocerle, Maedros Tolre, de la ciudad de Egorian, en el glorioso imperio chelaxiano - tras estas palabras miró al llamado Haakan- Y me alegra verle igualmente. Siempre  es necesario tener algo de músculo en un grupo como este y haría falta estar ciego para no darse cuenta que esa es una de sus características sobresalientes

Henutsen parecía algo agobiado. En Absalom pasaba casi desapercibido, pero aquí, un hombre que se afeita la cabeza y se maquilla los ojos llama bastante la atención. La gente se agolpa cerca de el y cuchichean sin respeto, algunos se presentan formalmente y conversan con el de Osirion.  Después de varias miradas incomodas hacia el resto de sus compañeros, finalmente se puede acercar a donde el grupo conversa y presentarse.

Esta vestido con una larga túnica blanca, brazaletes y abalorios de oro y alguna gema brillante.  Sin ningún tipo de arma a la vista y algo excitado por la que será su primera noche en la Opera.

-        -   Saludos Exploradores. – dice sonriendo muy educadamente  - espero que se nos permita ver parte del espectáculo – dice mientras ve acercarse al ujier para llevarles al palco.

Estrecha la mano con fuerza a Grend, no así a Maedros a quién dedica un ligero saludo con la cabeza. Si tenía que trabajar con ellos así lo haría... pero no quería trabar amistad con un chelexiano si podía evitarlo. De hecho, consideraba poco probable que eso pasara.

Fue saludando al resto de sus compañeros y se detuvo un segundo en el druida. Eran extrañas las personas de Osirion, pues claramente era de allí a ojos de Haakan tan sólo por su extraño maquillaje y sus formas.

Eran un grupo extraño, pero en la sociedad bien era normal que se dieran estos. Con gentes de tan distintas procedencias, era sencillo que compartieran misión personas de costumbres muy diferentes. De cualquier modo, la sangre nórdica que corría por las venas de Haakan y su extraño acento ya le hacían una persona extraña allí a dónde iba. Él era un nómada, y si se había alistado en la Sociedad tan solo fue por las posibilidades que le ofrecían de cara a su búsqueda personal.

Quizás después de aquella misión, su concepción de la misma cambiara y sus prioridades con ello.

Se adelantó y se acercó al druida, quién sabía en comunión con la naturaleza. Acostumbraba a viajar con un gran león, por lo que había podido ver Haakan, y eso ya decía mucho del tipo de persona que era.

- Salud, Henutsen - dijo tratando de ser educado - ¿sabrría decirrme cual es exactamente nuestrro cometido en éste lugarrr? Me hayo cierrrtamente desubicado.

Las instrucciones de la sociedad habían sido claras. Deberían de acudir a la ópera y descubrir qué estaba pasando con la Logia de Ustalav, quizás hubiese algún miembro de la misma por allí, pero Haakan no entendía cuál era exactamente su papel, asistiendo a un evento lúdico como aquel.

Se escucha el tercer timbre que indica el comienzo inmediato de la función mientras el ujier os guía por los laberínticos pasillos del Palacio de la Ópera. Se detiene frente a una puerta numerada y os hace pasar. Sentada en el palco privado, una lánguida noble ustalava os aguarda mientras sigue el espectáculo con desidia. Se gira lentamente, el escarlata de se vestido de gala contrasta intensamente con su pelo oscuro, piel pálida y rasgos afilados. Señala los asientos vacíos y despide al ujier con un gesto de la mano.

-Gracias por venir.- Rompe a hablar con una voz fría como el hielo.- Soy la Capitana-Ventura Basia Kalistoff, actualmente sin logia propia. El Decemvirato me pidió que hablara con vosotros aquí, en privado, para tratar un problema que necesita solución inmediata. Supongo que habréis escuchado hablar de Skeldon Miregrold...

 El elfo hace una notoria reverencia a la dama.

-Valaniel, para serviros, mi Señora.

Procede a sentarse.

-Siento decir que no estoy muy familiarizado con dicho nombre. Pero casi podría jurar que pronto disipará las nubes de mi ignorancia. -y sonríe con su escuálida cara.

Maedros asiente a las palabras de Valaniel.

- Mismo caso el mio. Desgraciadamente es la primera vez que escucho hablar de Skeldon Miregrold aunque ciertamente no podía haber escuchado ese nombre de mejores labios - requiebra el hechicero chelaxiano con galantería, tomando asiento, y esperando que la noble se explicara

Mientras se dirigían al palco privado, William trataba de no perderse entre tanto giro, escaleras y puertas.

Esto es peor que un bosque.

Cuando ya llegaron a su destino no puede decir que se relajase mucho. La "encantadora" capitana Ventura tenía algo que lograba que se pusiera nervioso. No sabría decir exactamente qué. Pero de repente le entraron ganas de acabar cuanto antes con el trabajo.
Obviamente no conocia el nombre de Skeldon Miregrold. Pero de repente entendió por qué estaba incluido en la misión. Cazar personas, o cosas, era lo que mejor se le daba.

Lamento decepcionaros, pero a mi tampoco me suena esa persona.

Haakam dió un paso adelante para presentarles como miembros de la sociedad, pero Valaniel se adelantó presentándose él mismo. El bárbaro le miró con cierta reticencia.

- Cuanta Galanterrría... - dijo haciendo un círculo con sus ojos. Después Maedros hizo lo propio sentándose al lado de la dama y tratando de "flirtear" con ella. Por lo bajo dejó escapar un - Qué cabría esperar de unos chelexianos - Pero lo dijo para sí mismo, nadie pudo realmente oirle y menos si a quién le estaba haciendo caso era a la extraña dama.

- Nunca antes había oido ese nombrrre. - dijo cuando algunas miradas se pusieron en él. Era obvio que no pintaba nada allí. Tenía que tener el cuello un poco agachado para no darse con la cabeza en el techo, y se subía los pantalones una y otra vez, harto de pisarse los bajos. - Lo siento señorrrita, me temo que tendrrrá que explicarrrnos quién es ese hombrrre.

Obviamente la capitana ya sabia quienes eran, asi que Henutsen considero que no era necesario presentarse mas que con un gesto cortes con la cabeza. Cuando la capitana invito a que se sentaran, el druida ocupo un lugar en segundo plano, pendiente de las palabras que aquella siniestra mujer tenia que dedicarles.

Basia no pareció sorprendida ante el desconocimiento de los exploradores, pero sí algo molesta ante la falta de saber estar de algunos de ellos. Suspiró hastiada.- Miregrold es un sinvergüenza de dudosa reputación y noble sangre ustalava, de hecho odio tener que admitir que se trata de mi primo segundo. Además posee un cierto renombre en nuestra pequeña Sociedad aunque pocos admitirán haberse asociado con él. Cuando su padre falleció, Skeldon invirtió la mayor parte de su más que considerable herencia en operaciones comerciales ilícitas con los oscuros moradores que habitan bajo la ciudad. Aunque es es una valiosa fuente de conocimiento acerca de los pasajes subterráneos y las Tierras Oscuras en general, Skeldon vendería a su propia madre si con ello fuera a sacar beneficio.-Basia no hacía ningún esfuerzo para ocultar el odio y desprecio que sentía por su primo segundo.

-A pesar de mis advertencias el Decenvirato le dió permiso para abrir una Logia en Karkau, aunque esta concesión vino acompañada de algunas obligaciones. Y tal y como yo sospechaba ninguna de estas obligaciones ha sido satisfecha. La Sociedad solicitó a Skeldon que le enviara las notas de sus investigaciones junto con algunas muestras de un extraño mineral con el que había estado experimentando llamado aureolita. Ni las notas ni las muestras llegaron jamás. Es más, hace más de un mes que Skeldon contactó con el Decenvirato, cuya preocupación sobre la financiación adicional que le proporcionaron para continuar con sus investigaciones no ha dejado de crecer. Otras fuentes nos han llevado a creer que ha utilizado este dinero para sus propios fines y que debe una importante suma a una de las familias criminales más influyentes de Karkau.

Eso es lo que necesitamos de vosotros. Abriros paso hasta la Logia de Karkau y presentadle a Skeldon estas órdenes de traslado.- Desliza un montón de sobres cerrados por encima de la mesa.- Una vez dentro, intentad reunir toda la información posible acerca de Skeldon, sus negocios personales, y el tipo de problemas en los que anda metido. Sería mejor todavía si pudierais conseguir unas copias de sus notas de investigación y unas muestras de aureolita. La Mansión se encuentra en una propiedad de dimensiones considerables en las colinas al sur de la ciudad. ¿Alguna pregunta?

William sonrió. Era curioso lo parecida y a la vez diferente que era está misión a la que había realizado hace poco.

Sí, señora. Yo tengo una. Bueno, unas más bien. Si Skeldom se niega a trasladarse ¿cómo debemos, o podemos, actuar?
Lo digo porque, por lo que decis, a lo mejor tiene una operación importante en marcha al margen de la Logia. Y no vería con buenos ojos nuestra presencia. Y puede que sea él quien nos invite a marcharnos, de un modo u otro. Supongo que me explico ¿verdad?

Por lo que dice la "dama" creo que lo mejor sería darle finiquito al asunto. Pero bueno.

- Señorrita, si no es mucha molestia yo también tengo prrreguntas que hacerrr. - dijo Haakan mirando a Wiliam primero, al resto luego y a la Dama después - ¿Qué crrrriaturrras se esconden bajo la ciudad?

Parecía preocupado. Le gustaba la urbe, pero no las cloacas... Y mucho menos las catacumbas. Era un hombre bastante religioso. No le gustaba la magia arcana y consideraba que allí no podría encontrarse nada bueno. Y mucho menos con hechiceros de por medio. - Asimismo, ¿Qué clase de investigaciones rrrealiza su prrrrimo, Dama?