Vaya nos esperaba que fueran tan lentos los tramites burocráticos.
Me quedo por unos instantes sin saber que hacer y le expongo mis dudas al vendedor.
– Estoy al mismo tiempo con un amigo en la misma situación buscando trabajo. ¿Qué ocurriría si nos ofrecieran un trabajo que implicara marchar fuera del planeta? Realmente no pienso permanecer un mes en el hotel, no me lo puedo permitir.
– ¿Tendría que pagar las armas para solicitar el permiso posteriormente o antes deberé obtenerlo?
El dependiente tamborilea los dedos en su cara pensativo... - bueno, no necesariamente, si el arma que busca la tenemos en stock, podemos reservarla sin ningún compromiso, durante treinta días, claro que si lo que busca es mas especial y por algún motivo no lo tenemos en el almacén, tendríamos que realizar un pedido y por lo tanto debería abonar el diez por ciento del precio del articulo, ya que seguramente si lo tenemos que pedir a fabrica es que tiene muy poca salida y solo la vendemos bajo pedido...
Bower asió y estrechó la mano de Tibli en su sala privada en la otra punta de la ciudad.
- Bueno, espero no acabar entre rejas. Ya sabes: <<Para triunfar, el solo planteamiento es insuficiente. También se debe improvisar.>> Yo improvisaré.
El especialista depositó el dinero acordado más 500 créditos por las molestias que pudiera causar algún inspector de policía con ganas de ascender en el sistema corrupto de Regina. También abonó el dinero del alquiler del vehículo generosamente. Le gustaba tratar bien a sus amigos, sobre todo si eran hombres de recursos que podían sacarle de algún apuro. Con un último brindis se despidió de Tibli dejándole un par de puros de su preciado stock personal.
A éstas horas probablemente Krauss regrese de vuelta al hotel. Supongo que habrá tenido dificultades en la obtención de los hierros - Bower se refería así a las armas -. De momento vamos servidos, aunque mi puntería es desastrosa. Hubiera sido mejor una recortada de señalar y matar - se dijo.
Con algo más que la misteriosa nota en la cabeza Bower regresó discreto al Hotel. Antes de entrar dejó las armas en el vehículo alquilado proporcionado por el amigo de Tibli.
Siempre podía argumentar que alguien las había dejado allí al contratar el vehículo.
No creo que podamos estar todo este tiempo aunque la investigación bien podría ser aquí en Regina.
– Por mi parte sería un sable de abordaje del modelo de la Armada y un RCA con unos cuantos cargadores. Mañana ya pasaría a indicarle si mi amigo desea encargar algún arma ya que imagino que tendría que hacerlo personalmente.
Voy a despedirme cuando se me ocurre preguntarle por los equipos de protección.
– Por cierto entre el equipo no prohibido, ¿dispone de equipos de protección? Me refiero a armaduras y de filtración para atmósferas no estándar.
- Por el sable no hay ningún problema, hacemos pedidos a las astronaves para sus armeros, pero el RCA es un arma militar y no se nos esta permitido vender estas armas... pero en cuestión de protección tenemos un buen surtido, desde chalecos de polipiel o Cuero como les gusta llamarlos a algunas hasta trajes de vacío, que proporcionan una protección ante atmósferas débiles e insidiosas, luego podemos encontrar mascarillas, respiradores, sistemas combinados...
Krauss, el catalogo es la pagina 90 y 180.
Bower, el vehiculo es una voladora, que con esos 500 Cr extra cubres el alquiler de sobras.
Estoy perdiendo la tarde, solamente faltaría que las prendas de protección también estuvieran restringidas a las fuerzas militares y de seguridad.
– En ese caso dejemos estar lo del permiso ya que es la única arma de fuego con la que recibí entrenamiento.
Probaremos unas armaduras bastantes básicas. Haber si se pueden comprar por civiles. – ¿Podría venderme dos armaduras antibalísticas junto a dos mas ablativas? – Tendría que pedir varías de las ablativas pero lo mismo saltaría alguna alarma al registrar la venta y si Bower ha tenido éxito no podemos permitirnos una investigación de los servicios de seguridad.
Lo que seguramente si podrá venderme sin problemas burocráticos, espero, serán equipos de respiradores.
– Y para acabar tres pares de respiradores; respirador, máscara de filtración y equipo de combinación.
Vaya! esta claro que tiene pensado meterse en planetas peligrosos, todo esto... las armaduras y los respiradores serán 1170 Cr, lo tendré preparado en unos minutos - el dependiente prepara todo en varias bolsas - gracias por venir, regrese cuando quiera...
Krus, resta los créditos y apunta el equipo, yo pondré el equipo de Bower...
La voladora se deslizaba silenciosa por las calles cercanas al hotel. A una manzana Bower activo el aparcamiento automático y la computadora del vehículo consiguió casi instantáneamente un espacioparking libre. Tras golpear una serie de compartimentos descubrió uno que poseía una fina placa sintética que podía ser levantada con cierta facilidad así que escondió el pequeño arsenal y procedió a ir al Hall de recepción, a tomar una copa mientras esperaba la llegada de Krauss. Estaba ansioso por ir a la reunión convocada y descubrir quién estaba detrás de todo aquello.
Pago al dependiente y me dirijo al hotel con las compras.
Al llegar subo directamente a mi habitación donde dejo las compras y después bajo a la entrada a la espera de Bower.
Haber si llegamos a tiempo a la cita.
Cuando entro lo veo con una copa en la mano y voy directamente hacía él.
– Buenas tardes, es muy complicado obtener un permiso de armas. Tienes que tener un domicilio en el planeta y la tramitación dura un mes.
Mientras le pido una cerveza a uno de los camareros prosigo.
– He comprado unas armaduras balísticas y reflectivas para no ir desnudos si conseguimos un trabajo.
El camarero sirve la cerveza y unos aperitivos salados para acompañar las bebidas. Frente al bar del hotel, se puede ver el terminal Biblioteca, tal y como decía la nota que leísteis horas atrás...
-He solucionado lo de las armas, por si es necesario aumentar nuestra seguridad -concedió Bower- La idea de las armaduras es magnífica, suelen ser bastante eficaces.
Bower parecía reflexionar sobre la idea de acudir a esa reunión desarmado y no le agradaba demasiado pero pensó que si hubieran querido acabar con ellos ya lo habrían hecho. Al fin y al cabo eran meros técnicos de una nave que no poseían ninguna información conflictiva, que ellos supieran. O al menos no todavía.
-Bueno, será mejor que acudamos a la maldita reunión.- dijo, aunque esperó a que Krauss expusiera su opinión. También podían buscar trabajo en otra parte.
Me siento unos minutos para descansar un poco. A lo tonto, tonto he pasado tres horas con las compras.
Acabando la cerveza tomo un par de patatas. – Vayamos ahora a la Biblioteca, después ya nos equiparemos con lo que hemos comprado o necesitaremos algo más.
El terminal es una pantalla táctil con un menú de opciones en las que se dividen diversos temas de interés general, para un mejor uso y facilitar la búsqueda de información, un icono parpadea, con la palabra entrada, donde se introduce la palabra clave de búsqueda...
Después de que no encontremos ninguna cosa nueva al introducir el código kinunir. El repetido pitido me hace descubrir el teléfono dejado aquí.
Tiene que ser quien nos ha citado que nos debe estar viendo.
Consulto un momento con la mirada a Bower pero si esperamos mucho dejara de llamar finalmente.
Lo descuelgo limitándome a decir.
– Sí.
Tampoco se quien hay al otro extremo, esperemos que ahora sea quien de un paso. Conoce nuestros nombres, nos dejo la nota, y ahora nuestras caras. Sí no había estudiado ya nuestros historiales de la armada.
Una voz femenina, con un tono suave - Dirijanse a la plaza de la liberación, en el centro de la ciudad, dentro de quince minutos, no se retrasen - acto seguido cuelga...
– Ahora busco donde esta. – Respondo aunque cuelga tan rápido que no se si me ha llegado a escuchar.
Mientras me guardo el teléfono. – Puede que nos vuelva a llamar una vez en la plaza. – Tecleo en el terminal buscando donde esta esa plaza respecto a nuestro hotel y le muestro el plano a mi compañero.
– Bueno Bower, tenemos que llegar en quince minutos. ¿Conseguiste un vehiculo o solicitamos un taxi en recepción?
- Disponemos de una voladora, rápida y silenciosa. Sígueme. - afirma Bower, que guía a Krauss afuera hasta la esquina del hotel donde acciona un código de espacioparking. Pocos segundos después unos brazos mecánicos depositan la voladora sobre el pavimento metálico.
Bower se sitúa a los mandos, siempre le había gustado pilotar y no era precisamente delicado. Con un acelerón los impulsores gravitatorios sitúan al vehículo a la máxima velocidad permitida. Varios viandantes tienen que pegar un salto al ver aparecer la voladora de repente.
- No se quién cojones está detrás de ésto.. - dice mientras pega un sorbo de una botellita aparecida de la nada - pero por si acaso tenemos un par de hierros ahí, en ese compartimento. - señala con la botella hacia debajo de los pies de Krauss, que encuentra dos pistolas automáticas y media docena de cargadores, junto a dos cartucheras.- Cuando acabe todo esto, nos iremos de putas. - afirma convencido, como si lo echara de menos, más hablando para sí mismo que para Krauss.
Bower conduce la voladora por una avenida a 100Km/h, los vehículos que no se apartan, los esquiva sin miramientos, tras tomar una calle que desemboca en la plaza de la liberacion, el teléfono inalámbrico comienza a sonar - Bip, bip, bip, bip...- al descolgar, la misma voz femenina y sensual habla - hay un vehículo gravitatorio de color negro, parado delante de vosotros, seguidlo... - acto seguido cuelga
Pensaba que no llegaríamos interceptados por la policía.
– Síguela pero con cuidado de no adelantarla.
Voy buscando puntos de referencia para la vuelta.
No hay en todos sitios puntos de acceso a la Biblioteca Imperial.
Seguimos al vehículo a una distancia prudencial, cuidando de no llamar la atención. Por si acaso activamos el navegador de abordo y programo el seguimiento del vehículo a una distancia estándar segura. A continuación extraigo una de las automáticas del compartimento y la dejo preparada debajo del asiento, con un cargador de proyectiles lleno y con el seguro puesto. Seguimos al vehículo hasta su destino.