Partida Rol por web

Se abre el portón, una nube de polvo os ciega momentáneamente. El paisaje desértico, habitual en este tipo de planetas, os da una bofetada de aire caliente en la cara. El olor a  arena llena la galería, y  el motor ruge.

Avanzáis un poco, la pauerta de libélula cerrándose lentamente.

- Espera un momento... Creo que no hace falta que vayamos nosotros - dice Sebastian con una media sonrisa. - Parece que tenemos visita.

El jeep se aleja de la nave, soltando una nube de polvo tras su paso. Los hombres de Mercy siguen a su jefa a cierta distancia, los pistoleros miran de reojo a los nuevos, todavía con cierta incertudumbre, uno de ellos gira la cabeza hacia vosotros, y se despide con la mano.

En el horizonte se ve el sol ya casi escondido entre las montañas, y el tono rojizo del atardecer se va desvaneciendo. La oscuridad cada vez más intensa impide seguir la imagen del jeep mucho más tiempo. Ahora mismo, Libélula, con la rampa abierta parece un punto de luz en medio del desierto.

- ¿Es mono? - frunzo el ceño pensativa - ¿Quién? – mastico el chicle sonoramente, - ¿el capi? – resoplo con los ojosa en blanco – tienes que probar con uno, uno de esos que te embiste y te deja las piernas temblando… de esos que parece que te va a clavar contra la pared – río divertida por la cara que debe estar poniendo.

La observo, no soy idiota, sé lo que le ronda la cabeza, pero yo estoy algo cabreada por el cobarde del capi, por dejarnos en esta nave y llevarse a Bob el silencioso, y a Jade, que no tienen ni puta idea de mecánica. Necesito alcohol, y soltar mierda por la boca, la enfermería todo tan limpio y delicado, no es el mejor lugar.

Le doy dos besos, sonriéndole, masticando el chicle sin parar  y cuando se gira le doy una palmada en el culo, una palmada fuerte de esas que hace que se desestabiliza, que le deja la marca roja en la nalga.

- No te aburras mucho ahí dentro, rubia. Hasta luego.

Y desaparezco por el pasillo, haciendo pompas de chicle.

Mis botas resuenan por la nave, las pompas de chicle se hacen eco explotando una y otra vez, tarareo una canción, pero no me sé la letra así que la cando como me sale del coño, tal cual va saliendo yo la voy soltando, a veces vocablos inexistentes. Hasta llegar al culo de Libélula de nuevo, observo el paisaje, está anocheciendo. Frunzo el ceño, el silencio y el puto y jodido aburrimiento aúllan por doquier. Esto parece la puta casa de la pradera.

- Tranquila pequeña, - acaricio el panel, - pronto te arreglaremos y te sacaremos de aquí, hay delitos que cometer… – sonrío aunque levemente y con el ceño aún fruncido, y presiono las compuertas para cerrarlas, - no queremos ser un puto faro en medio de la pradera ¿A que no?

Igual que vine, desaparezco por el pasillo de nuevo.

Se me escucha llegar desde lejos, pues mis pisadas son fuertes, como de costumbre, mis botas choca contra el hierro, y las pompas de chicle me caracterizan, ya no cando ni tarareo nada, ahora estoy pensando qué coño hacer, tengo claro que lo que no voy a hacer es aburrirme y me ronda la cabeza una puta idea loca, largarnos al lugar más cercano. Sé que el gatillo de mi chulazo se ha quedado con hambre y yo… yo quería verlo liarla, me ha puesto hasta cachonda ver como estaba dispuesto a mandarlo todo a la mierda y empezar a joderlos a todos.

Al entrar lo encuentro levantándose, parece que acaba de coger… oh…. Sonrío feliz, ya sin ceño fruncido, sin mala hostia, sonrío exuberante, sabe que he entrado solo yo abro la puerta de su leonera a lo bestia. Cierro con el talón, el portazo resuena por el pasillo, lo abrazo por detrás, pegando mis pechos a su espalda con la presión justa y necesaria. Mis manos, de uñas comidas, pero dignamente pintadas de rosa, culebrean hasta las suyas.

- No fallas una ¿eh, chulazo? – susurro, acariciando su nuca con la punta de mi nariz, disfrutando de su olor – yo que venía a preguntarte por el alcohol, y a proponer algunos planes divertidos, nos han dejado con la niñera y yo soy un culo inquieto, ya lo sabes... – mis manos se aferran a su pecho, se han colado bajo la camisa y le tocan la piel directamente, abrazándolo, arañándolo un poco - ¿me das un trago?

En cuclillas, con la puerta de mi mini bar particular abierta y con mi mano apunto de coger la botella de ese precioso liquido dorado, escucho ese caracteristico tintineo metalico. Sonrio levemente mientras mi mano se cierra sobre el cristal y saca la botella de su cautiverio a la sombra. La levanto dejandola antes mis ojos, moviendola suavemente para ver como el nivel de liquido se mueve con mis suaves balanceos, cuando la puerta de mi leonera particular se abre de golpe, el metal golpea contra metal y una bota termina por volvera a golpearla para escuchar como se cierra de un sonoro golpe, que debe haber reverberado en toda la nave. No puedo evitar que mi sonrisa de hace un momento se ensanche, no necesito darme la vuelta... solo un suicida o una Valkyjur se atreveria a entrar aqui de esa forma.

Ni siquiera me da tiempo a darme la vuelta cuando su cuerpo se pega al mio, su olor llega rapidamente a mi nariz. Dulce, seductor, hambriento, su nariz me hace suaves cosquillas en mi nuca mientras sus pechos se pegan a mi espalda, presionando lo justo para permitirme notar las cumbres que los coronan bien duros clavarse en mi. Sus manos se pasean por mis brazos, se mueven como deliciosas serpientes en busca de una presa aun mas increible, se a donde van y aun asi no puedo evitar fijarme en ese rosa con el que estan pintadas sus carcomidas uñas. Ese rosa, rosa depredador, hace juego con el color de sus pezones y sin mas mi lengua relame mis labios, al recordar tambien el sabor de los mismos. Disfruto que ella este aqui, ahora, pegada a mi, de una forma dificil de explicar. Que coño me haces...

El susurro de su voz tan cerca de mi me hace exhalar levemente mi aliento, incapaz de evitar ponerme cachondo al tenerla asi. Sus manos han dejado mis brazos, abriendose camino por mi camisa, atravesando la tela sin contemplaciones y jugando con mi pecho y el suave vello que lo cubre. Cabrona, sabe exactamente lo que me gusta y sabe como pedirlo. Sus uñas se clavan levemente en mi piel mientras mi mano libre va hacia atras, agarrando esa dura nalga. Apretando casi como si yo tambien quisiera dejar mi marca en ella de una forma que no reconozco en mi mismo mas que cuando estoy con ella. - ¿Un trago? Esperaba que pidieras mas que solo uno sino la fiesta sera muy aburrida... - Mi tono es jugueton, quiero picarla levemente, quiero que pida mas que solo eso. - Ademas no tengo vasos. - Giro mi cuello, bajando mi rostro para que mi mirada recorra su cuerpo de abajo a arriba, hasta fijarme en sus labios primero y torcer aun mas mi cuello, hasta poder fijar mi mirada en la suya. - ¿De donde crees que podria beber? - Mi mirada clavada en la suya arde como si tuviera vida propia, aun mas caliente que el corazon de esta nave, mas aun asi su brillo es diferente. No solo lujuria sino curiosidad... no hace falta que pregunte por los planes, si tu estas metida sabes que es raro que diga que no. La locura siempre es contagiosa.

Mei se había llevado casi todo el rato fuera examinando los daños de la nave, realmente estaba preocupada por las averías y la forma en la que el mecánico empezó a mirar la nave no le gusto demasiado, como le pasaba siempre que estaba metida en las reparaciones no era consciente de su alrededor y cuando la luz empezó a bajar simplemente saco una pequeña linternita para observar mejor. Fue cuando escucho un sonido familiar para ella que se distrajo, pudo ver como el portón de la nave se cerraba con ella fuera.

Mei suspira profundamente y se acerca al portón, una vez ahí usa el panel exterior para abrirlo y entrar, una vez ha entrado lo cierra mientras suspira y se acerca al comunicador y dice:

• Ya he entrado yo también… si me necesitáis estaré en el motor

Dice mientras camina un poco cabizbaja hacia el motor de la nave dispuesta a mirar cuales son los desperfectos exactos de la nave y tratar de hacer algo.

El comentario me sonroja. - Se nota que no se lleva bien con el capi... Bueno, no te puede caer bien todo el mundo, solo espero que no sea un problema en futuro. - La palmada resuena en el pasillo. Miro al rededor, para comprobar que nadie la ha visto y me relajo. - Joder nena, para uno que me envista y me clave ya te tengo a ti... - Inconscientemente me muerdo el labio, pero entiendo que no le apetece en este momento, - ...tampoco hay que agobiar, ya habrá otros momentos. - No te preocupes, tengo muchos juguetes con que entretenerme aquí dentro. - Y le guiño un ojo para despedirme después de sus besos.

Durante la noche Mei fue a la cocina, allí cogió una botella con agua y un par de barras de comida, caminando en silencio se dirigió a su habitación, allí cogió sus herramientas y fue hacia la sala del motor, con cuidado se introdujo en la zona donde se habían producido los daños y se puso a tratar de evaluar los daños y hacer todo lo posible con lo que tenía mientras de vez en cuando comía algo, se llevaría toda la noche ahí hasta que el mismo sueño o agotamiento le hicieran quedar dormida.

 Río de buen grado al escucharlo, al mismo tiempo que con una mano tropo de nuevo por su brazo haciéndole cosquillas con las uñas, y acariciándolo mimosa a mi manera. Cuando la botella por fin es mía, suspiro, presionando mis pechos sobre su espalda hasta que la suelta. Cuando se gira hacia mí yo ya estoy bebiendo un laaaaaaaargo trago de alcohol que me quema dulcemente la garganta.

Al terminar el trago un pequeño gemido se me escapa, un poco de güisqui se me derrama entre los labios recorriendo garganta pechos abajo.

- Veamos, chulazo…. Sé que quieres follar, y yo también, adoro que me embistas, pero... si nos liamos aquí a embestidas no querré que pares hasta dentro de horas y… ¡Se me ha ocurrido una idea!

Lo miro, como una niña antes de soltar alguna tratada.

- ¡Vámonos de excursión! Veamos a cuánto está el primer puto lugar mugroso de este planeta de mierda, y follemos en los baños del primero bar que encontremos…

Muerdo mi labio inferior, sin lugar a dudas, el exhibicionismo  es una idea que me atrae demasiado, y no se me ocurre nada que hacer con Ash que no implique el sexo desenfrenado.

Disfruto de sus caricias tanto de las brutas como de las sensuales, e incluso me permito disfrutar de otras que rara vez deja salir. Esas que casi, casi parecen mimosas mientras sus uñas recorren mi brazo para robarme la botella. Dejo que sus lazos atraviesen los mios, que se afiancen sobre el brudo cristal de la botella que atesora mas momentos intimos de los que ambos podriamos contar. La misma que se desplaza de abajo a arriba hasta posarse sobre sus labios, unos que miro mientras me doy la vuelta, permitiendo que esas durezas que adoro tener clavadas en mi espalda encuentren de nuevo la libertad. El whisky cae por sus labios, desaprovechandolo, recorre este su cuerpo desde su cuello hasta sus mas que turgentes pechos... mi lengua no duda, obligando a mi cabeza a practicamente eprderse entre esas voluptuosas montañas permitiendole asi llegar hasta el dorado liquido que resbala y se pierde por su cuerpo.

Un lametazo, y otro y otro mas lento pasando mi lengua desde mas alla de donde se pierde su escote hasta llegar a su barbilla. Sus palabras me hace aprisionarla contra mi, marcando sus pecho en mi cuerpo y mi dureza en su entrepierna. Las palabras que me dirige no hacen mas que calentar ya el agobiante ambiente, hasta que dice que tiene una idea. Mis dientes se clavan en su pecho deleitandome en el sabor a hembra en celo y alcohol antes de mirarla. - Nunca tienes una buena idea... nunca... aunque lo de pasarme horas embistiendote no suena nada mal. - Mis manos la aprietan mas contra mi, mientras mi voz vuelve a alzarse, susurrante, grave, ligeramente ronca por el deseo. - Mas vale que sea una muy mala idea o dudo mucho que consigas salir de aqui... hasta dentro de mucho rato.

Sus ojos se clavan en los mios y lo veo, veo su picardia, junto con esa sonrisa de niña que esta pensando en hacer algo realmente divertido por mucho que papa no quiera... si, tengo claro que vamos a acabar liandola. Entonces habla y mi sonrisa se ensancha, mi mano tira de ella, abriendo aun mas su camisa, mostrando mas de su piel mientras mis labios vuelven a besarla con fuerza. - Asi que quieres ir a un bar a que te folle como un bestia en el baño, mientras los del bar te oyen gemir como una loba hambrienta y necesitada de su macho. - Clavo mis ojos, pues por mucho que lo odie, por mucho que lo intente evitar. Soy suyo y ella es mia... y eso no cambiara por mucho que lo haga el verso a nuestro alrededor. - Me parece una nefasta idea... una de esas tan malas que no puedo mas que decirte que mas te vale que te lleves ropa de repuesto... o vas a volver en bolas por el desierto Valkyjur. - Una idea que sin duda a mi no me molesta lo mas minimo.

Parisa pasa todo el rato en la enfermería.

La noche ya es cerrada en el desierto. Los ojos de buey de la nave solo enseñan oscuridad, con destellos de luz aquí y allá. A lo lejos se oye el retrueno de una tormenta... o al menos lo parece.

Por ahora no se ha oído nada del resto, pero aún es pronto.

Pasando por al lado de una de las ventanas en la habitación donde están, ves que uno de los destellos de lo que parecían truenos es un poco extraño... como si fuera de una linterna. Fijándote un poco más, ves a lo lejos más de una de esas luces, por lo menos dos más se atisban a unos treinta metros de la nave.

El tiempo pasa junto a Mirage, las miradas, los roces, las ideas locas y las opciones de una aventura sin consumar dan vueltas en una habitaculo de acero cerrado donde huele demasiado a hombre y a alcohol. Las manos acaban perdiendo su norte, se pierden en unt erreno que aunque conocido, siempre esta lleno de sorpresas, disfrutando de cada "vieja" curva tomada y de cada contacto casi como si fuera el primero. Algunos quedos gemidos, susurros escapan de entre los labios de ambos y el calor aumenta en la habitacion. Un cuerpo golpea el acero, otro se pega al mismo, disfrutando del cambio y contraste entre el calido cuerpo de una mujer exhuberante y el frio acero de una nave que tiene mucha historia. Las manos vuelven a sus quehaceres cuando de entre todas las distracciones posibles una detiene mis manos, apenas unos segundos, los justos apra que mi compañera de juegos entienda que algo va mal.

No aparto mis manos de sus carnes, pero si desplazo mi cuerpo ligeramente para poder observar mas alla de la nave, a traves del ojo de buey. En la profunda oscuridad, unas luces juegan al escondite, unas luces que pronto parecen las de unas linternas jugando a encontrar un tesoro. Mi sonrisa lasciva, cambia a una mucho mas... depredadora, mas salvaje y mucho menos humana. - Tenemos compañia. - El susurro, parece casi la caricia de una amente, pues si hay algo comparable al sexo es matar, aunque claro para ser comparable al sexo con valkyjur... eso es mucho pedir.

Me aparto de ella mientras recojo a Hades y pillo una escopeta por si acaso. Me acerco al comunicador, mas antes de pulsarlo. - Necesito que me digas que hay ahi fuera. Usa cualquier metodo de la nave, pero nada que pueda alertarlos... aun no... quiero disfrutar pillandolos con la guardia baja. - La sonrisa depredadora de antes, tiene ahora la pinta de alguien que tiene ganas de saciar su sed de sangre, una que esta latente en su expresion y que clama por ducharse en ella.