Partida Rol por web

| Bosque |

Muchas preguntas, demasiadas. No me gustaba. Debían marchar y rápido, lo que realmente me inquietaba era que hacer yo con Jack y Fletord. Deseaba ir a Fletord con todo mi ser, pero mi misión era encontrar a Jack sano y salvo y llevarlo a la ciudad.
De todos modos lo primero era lo primero.

-Toda duda sobre el colgante será resuelta en nuestra ciudad, la Ciudad Élfica.-comenté, sin mirar de forma muy directa a la joven rubia.-Una vez lleguéis, debéis decir al rey élfo, llamado Risk, que una tropa enemiga se dirige hacia Fletord.-entonces hice una pequeña pausa, decidiendo mi siguiente paso.-Y que ire en ayuda de Markus y Grey.-decidí finalmente.-¿Entendido?.-me acerqué a ellas para ayudarlas a subir al dragón, quisiesen o no.-Sí, tendréis que montar.-respondí secamente.-Es el dragón más fiel de toda Tierra Media, no temáis. Agarraos bien.

Me giré hacia Jack, con un nuevo dilema.

-Ya veo porqué eras de vital importancia.-le comenté, dejando esbozar lo que parecía una media sonrisa, pero solo fue un espejismo en mi cara...-Es tu decisión acompañarme a Fletord cuando mi dragón vuelva o ir a la Ciudad Élfica. En caso de esto último el dragón dará un viaje más, para luego volver a por mi y llevarme a mi destino.

| BOSQUE |

Me encogí de hombros. Aunque me aterraba la idea de montar en dragón me aterraba más la posibilidad de que pudieran hacerle daño a Luna. No sabía lo que mi colgante escondía pero estaba claro que cientos de secretos lo rodeaban. Si por alguna razón estábamos en peligro no permitiría que dañaran a mi hermana. Ella estaba por encima de todo y si Jack, un hombre que nos había ayudado desde que salimos de Plenisford, confiaba en aquel elfo nosotras también deberíamos hacerlo.

- Si no hay más remedio...- dije, sin oponer ninguna resistencia. Tenían razón, debíamos irnos de allí cuanto antes o nos descubrirían y nos llevarían de vuelta a Plenisford, con lo que eso supondría. No podría volver a soportar las palizas de Aurora y no podía imaginar lo que le esperaba a Luna si aparecía por allí-. Vamos, Luna. Debemos irnos cuanto antes- añadí, haciendo memoria del mensaje que debíamos entregar cuando llegáramos a esas ciudad que el elfo había nombrado. No la había visto nunca en el mapa de la Tierra Media pero las preguntas las haría cuando tuviera la oportunidad.

- Tened cuidado- les dije a Jack y al elfo, cuyo nombre aún desconocía. Había algo en él que me inspiraba confianza y me reconfortaba. Tenía la sensación de que cuando volviéramos a estar todos juntos sería un pilar importante en mi vida diaria, al igual que lo sería Jack. 

| JUGADA MASTER |

Las muchachas subieron al dragón con algo de dificultad a pesar de que la criatura se agachó al máximo para que les resultara más fácil. Walgior había decidido que lo mejor era proteger primero sus vidas para asegurar un futuro a la Tierra Media. Había actuado como debía y podía sentirse orgulloso de ello.
Sin perder más tiempo y consciente de que debían irse de allí cuanto antes, el dragón desplegó sus alas y remontó el vuelo. Creó una gran corriente de aire que doblegó a varios árboles aunque después volvieran a su posición habitual.
Las jóvenes sintieron el fuerte viento azotándoles el rostro mientras observaban las figuras del elfo y de Jack haciéndose cada vez más pequeñas hasta que desaparecieron entre los árboles. Al alzar la vista podían ver casi toda la Tierra Media: ciudades en miniatura, montañas a lo lejos... Un paisaje nocturno de lo más hermoso.
Jack y Walgior se habían quedado solos entre aquella negrura.

| Bosque |

Observé como se marchaban y luego me giré hacia Jack, que aún no contestó a mi pregunta.
-Creo que he tomado la decisión por ti.-le comenté, decidido.-Marcharás con ellas cuando vuelva el dragón. Mi misión principal eras tu y no puedo permitir que ocurra algo. Será mejor que estes con ellas y las apoyes. Se encontraran muy desorientadas sin tí.-entonces guardé silencio un breve instante.-No sé como encontraste a la chica, pero mi enhorabuena.-aquel acto era increiblemente extraño en mi, pero debía reconocer que Jack hizo un gran trabajo en encontrarla y llevarla a nosotros sana y salva. Aunque tampoco repetiría aquello una segunda vez.

Esperé junto a él a que mi dragón volviese para que partiese con él, en el oscuro bosque.

Walgior ponme al dia de todo lo que os preocupa. En cuanto sepa que Naida esta a salvo hare lo posible por ayudaros. Que fuerzas se estan movilizando por donde. Que quieres que informe. Ahora que no estan las niñas quizas quieras añadir algo mas?.

| Bosque |

El silencio del bosque era acogedor, al menos para mi. De todos modos no debíamos alzar demasiado la voz. Nunca se sabe quién pueda estar escuchando.

-El enemigo se esta movilizando.-comencé a decir, casi en un susurro.-Como ya dije, se dirigen a Fletord y tenemos amigos allí.-entonces suspiré, levemente.-Seguramente buscaran a la chica, la elegida. Pero ya está a salvo. Es mejor que ella no sepa que es el centro de todo esto.

|Bosque|

Es por eso que a pesar de haberla encontrado hace algun tiempo la he vigilado sin delatar mi presencia ni decirla nada. Sin embargo los acontecimientos me obligaron a actuar y llevarla conmigo.
Espero poder ayudaros lo mejor posible. Aunque como comprenderas mi primera preocupacion es ella.
Gracias por todo amigo.

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El bosque estaba en silencio. No se escuchaba el más mínimo ruido y todos los animales parecían haberse ocultado en sus pequeños hogares para descansar. Sin embargo, Walgior y Jack seguían en mitad de aquella negrura que los envolvía. El elfo tenía gran poder de orientación pero cualquier persona corriente se hubiera perdido en aquel bosque.
Jack había sido informado del contenido de la nota que Walgior había obtenido después de la pequeña lucha librada con los soldados y antes de que pudieran decir nada más, el rápido batir de unas alas se escuchó en el cielo. Una mota blanca apareció entre las nubes y comenzó a descender a una velocidad increíble, haciéndose la mota cada vez más grande y convirtiéndose en la silueta de un dragón. Era el dragón blanco de Walgior, que regresaba sin jinetes.
La criatura aterrizó en el mismo lugar que lo había hecho anteriormente pues ya se habían quedado los árboles destruídos y tenía suficiente espacio para hacerlo. Esperó nuevas indicaciones de su amo, dedicándole una mirada para hacerle comprender que había cumplido con su misión. Las dos jóvenes estaban ya en el destino.

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El sonido de las enormes alas hicieron estremecer todo el bosque. Saber que las chicas estaban en la ciudad era un alivio. Sobretodo la elegida...

-Debes marchar de inmediato.-indiqué a Jack, dejandole paso hacia mi majestuoso dragón.-No debemos perder más tiempo. Me necesitan en Fletord.

Volví la vista a mi dragón, mientras Jack subía en él.
-Iré a pie, dirección Fletord.-le dije al dragón.-Cuándo lleves a Jack, buscame. Espero haber acortado distancias para cuando me recojas.

Entonces les dejé marchar y comencé mi camino, para que cuando mi dragón volviese ya quedase menos aún. Había perdido mucho tiempo en aquel bosque, sin saber si mis compañeros estaban a salvo. Eso era impensable.

|Bosque| Jack observa al dragón. Una maravillosa e inmensa criatura, le observa unos instantes y antes de que Walgior se aleje le pregunta. ¿Como se llama?. Y señala al dragón. También le indica donde se encuentra el carro en el que viajaban, del que puede tomar el caballo así como alguna provisión que han abandonado si le parece bien. Después una vez sabido el nombre y usando el mismo da las gracias al dragón por el servicio que les está prestando. Monta a sus espaldas y el dragón se eleva rápidamente. Según van ascendiendo el bosque, que apenas se veía por la oscuridad, termina por ser imposible de distinguir para él. Entonces pasa a observar las estrellas, el viaje ha empezado bien, se ha encontrado con Walgior y no con soldados y ha hallado un buen medio de transporte. Naida y Luna están a salvo ahora mismo y él va a estar con ellas para ocuparse de que todo siga así. Sin embargo, no todo es bueno, las palabras de Walgior harán que Naida pregunte cosas a las que no quiere responder. Por otro lado el movimiento de tropas y el posible asalto a Fletord son algo muy preocupante. Apenas le da tiempo a pensar mucho más a Jack, cuando su enorme montura comienza a descender.

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Jack hacía ya tiempo que había desaparecido entre las nubes montado en el dragón de Walgior. Sin embargo el elfo no tenía pensado esperar a que la criatura regresara. Quiso avanzar entre los muchos árboles que poblaban el bosque y lo hizo con buen ritmo, con buena velocidad, pero la vuelta de su dragón no se hizo esperar mucho más. El batir de sus alas volvió a sonar en el cielo como lo había hecho en las anteriores ocasiones, pero ésta vez tuvo que hacerse un nuevo sitio de aterrizaje destruyendo algunos árboles a su alrededor. La criatura esperó a que su amo le montara, deseoso de que por fin lo hiciera él y no personas desconocidas. Walgior subió al lomo de su dragón y éste se elevó en el aire, haciéndolo más rápido que en otras ocasiones ya que el elfo tenía más experiencia volando sobre él.
El viaje duró bastantes minutos, pero pronto pudo ver la ciudad alzándose bajo sus pies.

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Cassandra llevaba ya varios minutos cabalgando, dejando atrás aquella ciudad que le había llevado a conocer a Joseph, aunque después se lo había llevado una mujer esclavizado. No parecía importarle lo más mínimo el destino que correría ese muchacho. Le importaba bastante más la razón de por qué se había suspendido su misión.
Antes de que pudiera darse cuenta se había adentrado en el bosque que separaba Glenders con el río Carhú. El viaje que le quedaba por recorrer en el bosque era largo y aunque no tenía compañía estaban sus pensamientos rondando continuamente por su cabeza. Cassandra no había dormido en el albergue y la noche era muy oscura, muy larga. Podía parar a descansar o continuar sin hacerlo.

Bosque

Y aunque el bosque es oscuro por la noche y debería descansar, decide que es mejor avanzar durante la noche para llegar a casa lo antes posible e informarse sobre el giro de los acontecimientos. Quizá pierda el caballo si lo expone a esa carrera sin sentido, pero tiene muchos otros en el castillo y el enfado que siente puede más que sus pocos remordimientos por llevarse la vida de un ser inferior como es su montura. Ellos están para servir a los hombres y si tienen que morir, que mueran. Al igual que los esclavos.

Con la velocidad a la que cabalga, la capucha de su capa cae hacia atrás liberando su cabellera roja como el fuego que ondea al viento como si tuviese vida propia.

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Cassandra se había decidido a recorrer el bosque sin descansar debido a las ganas que tenía de llegar al castillo. Obviamente no le importaba la vida de su caballo, de modo que agitó fuertemente sus riendas para que fuera a la mayor velocidad posible, aunque eso le fatigara hasta la muerte.
Sin embargo algo le sorprendió y le bloqueó el camino. No era la raíz inmensa de un árbol ni una roca en mitad del camino, era un grupo de soldados muertos, todos esparcidos como si se hubiera mantenido allí una pequeña lucha. Algunos tenían heridas por la espalda y otros en la parte delantera de sus cuerpos, como si a los primeros les hubieran cogido por sorpresa. Todos tenían en su armadura el emblema del Rey.

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Detiene el caballo al ver lo que se antepone en su camino. Otro maldito imprevisto que impide que pueda llegar cuanto antes al castillo y saber las noticias que le tiene reservadas su padre. Baja de su caballo, que agradece el parón, y se acerca a los cuerpos de los ineptos que han osado perder la vida en el camino que ella ha decidido tomar.

Patea uno de los cuerpos cercanos para girarlo y observas cualquier emblema que indique a quien pertenecen esas tropas y parece que que son del mismísimo rey. Pero de poco sirve saber eso si no sabe que es lo que ha pasado. Se arrodilla junto al cadáver, le quita el casco y coloca la mano sobre su cabeza, cerrando los ojos para tratar de acceder a sus últimos recuerdos.

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Cassandra no se había dado cuenta de que la noche había pasado realmente rápido para ella. Tanto que el sol ya empezaba a hacer su aparición en el horizonte, haciendo brillar la vegetación de aquel inmenso bosque. La joven había decidido no parar a descansar y no fue mala decisión pues el amanecer era inminente. Y justo cuando estaba decidida a saber qué había sucedido con aquellos soldados del Rey, intentando explorar sus últimos recuerdos, Cassandra sintió unas presencias muy cerca de ella. Un hombre y una mujer montaban en un extraño caballo, como sacado del inframundo. Ambos eran muy jóvenes y ella era bastante bella. Cassandra entendió de repente que era sirvienta del castillo del Rey.

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Firadriel e Ilse habían cabalgado durante horas, soportando el intenso frío que hacía todas las noches y más en aquel bosque. La oscuridad podía ser una ventaja para permanecer ocultos pero también podía llegar a ser un inconveniente, pues no podrían distinguir a sus enemigos si se les acercaban.
Sin embargo, Firadriel pudo sentir la presencia de alguien cerca de donde estaban. Al principio no supo identificar a esa persona o ser, pero se llevó una extraña sorpresa cuando se dio cuenta de que se trataba de su propia hija, Cassandra. Estaba arrodillada al lado de un soldado muerto, perteneciente al ejército del Rey. También lo eran el resto de cuerpos tendidos sin vida sobre la hierba, alrededor de Cassandra.

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Se levanta al notar esa presencia. Una presencia, cuanto menos, perturbadora. Lo que le perturba no es ni el hombre ni la mujer, sino ese caballo que puede sentir, demasiado poderoso para montarlo si no se tiene el poder necesario o eso cree ella. Y que la mujer sea una de las sirvientas del Rey no le da buenas vibraciones. Coge las riendas se su caballo y se introduce en la espesura del bosque para observar desde las lindes del camino, oculta a la vista de aquellos que puedan usar ese paso para cruzar el inmenso bosque.

Ese percance le retrasará, pero quizá obtiene información interesante.