Partida Rol por web

La aparición no se rendía, impulsada por su odio, una ira hacia los vivos, una rabia nacida de no poder tener su descanso eterno, como debía de haber sido lo natural. Él era quien debía devolver al espíritu a la tumba, y por eso tampoco retrocedía un solo paso. No, seguía atacando, seguiría haciéndolo una y otra vez, hasta que hubiera acabado su trabajo.

Aquello había me había cogido por sorpresa y, sin pensarlo, seguí sus instintos y, viendo cómo mi compañera también huía, huí del lugar tan rápido como mis pies me permitieron. Si una pobre alma en desgracia quería enfrentarse sólo contra aquel ser del abismo, enhorabuena por él. No sería mi caso.

El golpe de energia  parece afectar al fantasma  y Evoris puede apreciar  como su  silueta comienza a desaparecer  levemente  aunque esto dura un instante  y se vuelve a corpóreo...y más furioso; la criatura mira  con enojo al inquisidor y nuevos objetos comienzan a salir disparados contra este  aunque fallan estrellandose contra la pared mientras los demás huian fruto de un terror que les atenazaban.

Los objetos volaban por aquella sala, una vorágine de caos centrada en la furiosa aparición que tenía delante, un espíritu lleno de ira que había centrado su atención en él. Como un sólido pilar, se mantenía firme en medio de aquella tempestad, sin intención de retroceder ni sucumbir. Aunque no era tan sencillo.

Una vez más concentró sus energías y las liberó contra el fantasma, aunque una vez más aquél ser esquivó el la oleada positiva, rechazando que esos fueran sus últimos momentos.

Pant, pant digo corriendo, siendo mis pasos los únicos ruidos que son escuchados.

El golpe de energia  esta vez falla por completo y el espectro responde lanzando nuevos objetos contra Evoris que al igual que la vez anterior fallan al intentar acabar con el Inquisidor, quizas fuera por las fuerzas mermadas que le quedaban al espectro que se negaba a abandonar el plano material o quizas fuera porque cada vez quedaban menos objetos que lanzarle...

Y seguí corriendo. Miré a mis compañeros, en particular al albino, y también me encogí de hombros, preguntándome cuán lejos íbamos a huir de aquella criatura. Habíamos dejado atrás a un compañero solo contra ella y casi me sentía mal por aquello.

Agazapada como estaba, me tapaba los ojos con mis propias orejas, evitando así no ver a aquel bicho. No evitaba el oír su lastimero quejido monstruoso.

¿He dicho que odiaba a los no muertos?

Tanto que inconscientemente había reculado hasta dar con mi trasero en alguna pared, haciéndome erizar mi pelo rojo.

Los recursos de ese espíritu eran limitados, y aunque los objetos seguían volando, cada vez era menor la amenaza. No quería tentar a la suerte, las tornas podían cambiar en cualquier instante, pero por el momento iba con ventaja.

Esquivó un nuevo proyectil improvisado y, nada más reponerse, lanzó otro rayo de energía contra la aparición.

@ Evoris

El combate seguia su curso contra la aparición, el Inquisidor luchaba solo pero eso no era un impedimento para que luchase con su máximo esfuerzo, con un esfuerzo sobrehumano canaliza su poder sobra la aparición que grita mientras comienza a relucir y puede ver aliviado como la parición comienza a desvanecerse hasta que solo quedan su eco resonando en la sala, al girarse puede ver que  se encuentra solo en la sala sin rastro alguno de sus compañeros...

@ Resto

El súbito temor que os habia atenazado cesa rapidamente quedando solamente el resuello, mirais a vuestro alrededor y os dais cuenta de que habeis corrido un buen tramo de la prisión saliendo al patio interior, al miraros veis que os encontrais todos  juntos excepto Evoris..

Qorchi pareció despertar de una mal sueño; era como si hubieran poseído su cuerpo para que huyera, pero él retuviera el conocimiento de lo que estaba pasando. Miró a los demás y se dio cuenta de que faltaba Evoris, el inquisidor había conseguido mantenerse frente a la aparición.

- Tenemos que volver a ayudarle, ¿recordáis el camino que hemos seguido hasta llegar aquí?

Resopló algo cansado del esfuerzo; conjurar bajo aquella tormenta de objetos no había sido fácil, y además no estaba acostumbrado a hacer uso de sus escasos dones mágicos. Tras recobrar el aliento, se giró hacia los demás, para darse cuenta de que estaba solo. ¿Qué...? No tenía ni idea de dónde se habían metido o por donde habían ido siquiera. Obviamente no hacia la aparición, así que debían haber salido por el pasillo, pero desde ahí era una incógnita.

Esperando que no estuvieran en peligro, salió al corredor principal y, allí plantado —no pretendía alejarse mucho, o podría pasar que no se encontraran—, empezó a llamarles.

—¡Diadam! ¡Mamut! ¡¿Me oís?! —Gritó, esperando que le escucharan y respondieran—. ¡¿Dark, Roja?!

Me rasco la cabeza ante la pregunta de Qoorchi asintiendo gracias a los dioses hemos salido al exterior, por lo que no es dificil encontrar el camino de vuelta. Otra cosa hubiera sido si nos hubiera dado por correr hacia zonas inexploradas  comento alzando las cejas.

Al cabo de unos segundos, me llega las palabras de Evoris, lejanas, demasiado lejanas, pero al menos tranquilizadoras, porque quería decir que seguía con vida ¡¡VAMOS PARA ALLAAAAAAA!! AGUANTAAAAA

Tras unos largos segundos al fin mi mente pudo tomar las riendas de la situación. Al abrir los ojos casi todos habíamos tomado la sensata decisión de huir. Casi, ahí estaba la clave. ¿Por qué el maldito había decidido quedarse allí a pelear él solo? Podría ser peligroso.

Pero como fuere, había que volver a por él, cosa que mis nuevos compañeros dejaron bastante claro.

Vamos.

Reafirmé con cierta seguridad antes de poner la mano en el hombro de Red para retejer la protección sobre ella.

Seguimos, desandamos entonces el camino desandado para volver donde estaba aquella cosa.

Huir juntos fue una idea aceptable.

Entre los gritos y que conociais el terreno sois capaces de reuniros con el Inquisidor al cabo de unos segundos, este se encuentra en el pasillo principal que daba a la sala donde  habias salido, al volver a esta podeis ver que la sala ha sido completamente destrozada, como sí hubiera estallado en ella una tormenta, poco queda que quizas pueda ser útil..

Dejó escapar un suspiro de alivio cuando aparecieron los demás, todos a salvo. Al ver que también estaban bien, sin heridas, asintió complacido de que hubiera sido así.

—Sigamos explorando, ya no parece haber peligro ahí.

Con la sala completamente destrozada, sería difícil encontrar algo útil, pero aún así se puso a investigar y buscar cualquier cosa que pudiera servirles, ya fuera por su valor o porque les diera alguna pista sobre aquél lugar. Elevó una rápida plegaria a Pharasma por haberle protegido en aquél combate, y se puso a ello.

Vaya, no podemos alejarnos ni un poquito, en seguida nos dejas sin diversión comento un tanto aliviado de ver que el inquisidor había sido capaz de derrotar al fantasma él solo, y un tanto avergonzado por no haber podido ayudarle.

De todas formas, seguro que de estos hay hasta hartarnos alzo las cejas con una sonrisa sigamos

Espero que no.

Añadí al comentario de que hubiese hasta hartarnos. Y es que habíamos demostrado claramente ser incapaces de manejar nuestras emociones ante ellos, y yo había demostrado ser incapaz de protegerles.

No pareces herido ¿verdad?

Levanté una ceja y me acerqué para comprobarlo. Tras ello miré a mis improvisados compañeros.

Sigamos.

Confirmé la opinión de la mayoría por el momento.