Anexo
Liss, dolida por la traición, afiló sus colmillos y adoptó una pose violenta, agresiva. Sus alas extendidas eran un rosetón de futuros tormentos, de dolorosas delicias que arrancarían suspiros de muerto de las pieles de sus enemigos. La figura sensual, curvilínea, que sugería el placer y el disfrute, se había convertido en una afilada monstruosidad cuando mostró intenciones de provocar lo opuesto para lo que había sido creada. Del placer al dolor solo había un paso y Liss conocía el atajo. ¿Qué no sabría provocar la mujer en los frágiles y pequeños cuerpos de los goblins? Debieron de leer algo de aquellas intenciones tan potentes en la mujer pues algunos retrocedieron o buscaron refugio detrás de sus compañeros mejor armados o más corpulentos. Solo el chamán, desde una quinta fila de cabezas verdosas, se mostró tranquilo, incluso estimulado ante la pequeña joya que había ido a caer en su cueva. Sus ojos de urraca brillaron ante la demostración de Liss.
Escucharon a Gwein gritando un par de palabras llenas de aristas. Al momento vieron como los arcos eran tensados y el nerviosismo entre las filas desaparecía. Había al menos treinta arcos entre los goblins. Doce de ellos tenían un blanco fácil. Menos de la mitad mantenían el pulso firme.
La presencia de los arqueros sirvió de bálsamo entre la pequeña turba. No tendrían que acercarse a Liss, la abatirían desde lejos. La agitación que había recorrido la pequeña horda tras la actuación de la mujer alada se fue disipando hasta no quedar de ella más que un vago temor.
Den tomó la palabra. Mencionó a Tarascus y la corona de latón. Gwein, que se había mostrado siempre raudo en el uso de la lengua se tomó un tiempo para responder. Sabía de lo que hablaba el arqueólogo.
-Oyes truenos, Den, pero no sabes donde está la tormenta. No tienes ni idea.
Volvió a sumirse en un negro mutismo. El nombre de Tarascus aún resonaba entre la cavernosidad de la gruta. En la mente de Gwein era un martillo que lo golpeaba con fuerza.
-No tendrías que conocer ese nombre. Mierda.
Heistrich también alzó la voz, confundido por la actuación de Gwein. El cordero perdido se había mostrado como un lobo traicionero. Algo en las palabras del astromante hicieron saltar un resorte en la mente del chico.
[b]-¡No son mi gente! ¡¿Entendido?! Creéis que lo sabéis todo. La gente de Verden…son tan inocentes como estas bestias. Son unos asesinos. Unos…puercos. ¡Eso es lo que son! Ni siquiera las mujeres que han secuestrado están libres de pecado. Ni siquiera ellas…
Había en su voz un tono amargo, derrotista, mezclado con una bilis ácida, el fuego de la venganza y el frío de la soledad. Un animal herido.
-No quiero que os maten. Puedo controlarlos…pero tienen sus propias normas. Si os quisiera muertos no los habría frenado. Os hubieran atacado y se acabó para vosotros. Os intento ayudar. ¿No lo veis? Sois solo seis. Y ellos son multitud. Solo estáis vivos gracias a mí. No tengo nada en contra vuestra. Tendréis una oportunidad de escapar. Para ello necesito que arrojéis vuestras armas y os dejéis hacer. Si les seguís el juego…podréis ganarles con sus propias normas. Sino, luchad y morid. Pero no me quedaré a verlo.
Parecía sincero. Al menos tan sincero como había parecido siempre. ¿Hasta que punto era Gwein un conspirador? Tenía el mismo aire tristón de animal herido que le habían visto esgrimir desde que le conocían.
-Tú eres el más razonable, Heistrich. No dejes que los maten. No…no es necesario- y su voz era un ruego.
Den abrió el libro. Los pliegues de luz que caían sobre él le impedían ver con nitidez la antigua y noble caligrafía de las macilentas hojas. ¿Qué esperaba encontrar en él? El compendio de historia poseía muchos datos. Pasó hojas preso de un ardor febril hasta que sus dedos se detuvieron en una en concreto. ¿Una corazonada? Nada tan definible. Simplemente se detuvo. No era suerte ni azar, ¿Le había llamado? Nada tan claro. No era el libro. Era el sitio donde se encontraban. Había algo especial en él. No era una gruta más, una mazmorra más. Había algo en su interior. Un corazón dormido. Su olfato de aventuras y tesoros así se lo indicaron.
Solo logró leer un par de frases cuando uno de los goblins, renqueante, arrojó algo de luz hacia su posición con una antorcha. Hizo una libre traducción.
“…aquel que busca asomarse al infinito necesita comprender que sus piernas, por fuertes y jóvenes que sean, se apoyan en tobillos de barro. El valor o el arrojo no son la gota primordial del hombre. El hombre se sustenta en otros hombres. La unidad con todo miembro de nuestra especie, incluso con aquellos que detestamos, nos ayudarán a superar los problemas climatológicos que…”
Solo eran frases que hablaban sobre un problema con el tiempo en aquella época. ¿Había algo oculto en aquellas palabras o simplemente resultaba absurdo buscar una solución al problema actual en un libro?
No te da tiempo a más. Poca visibilidad.
Aquello se parecia demasiado a una pesadilla, una muy real, pero pese a todo ahora notaba una extraña tranquilidad, una certeza tan grande de muerte que poco o nada parecia capaz de hacerme flaquear... entonces fue cuando Liss hizo una demostracion de lo que verdaderamente era, revelando su yo interior
Di un paso atras, puede que dos, conmocionado y aterrorizado por la vision tanto o mas que los goblins. La vivida imagen de lo que ocurrio en la torre fluye nuevamente ante mis retinas y en mi interior Agrael se deleita con aquella vision; si tuviera el control de mi cuerpo ahora se estaria relamiendo de placer y de lascivo deseo
Den me hablo, no se exactamente el que pues tenia la mente bloqueada con aquella mujer demoniaca ante mi pero sus gestos, al contrario que sus palabras, captaron toda mi atencion relegando a un segundo al ser alado que habia a pocos metros de mi. Mi mente de erudito, esa parte de mi que ansia conocimiento, tiro de mi hacia el antiquisimo grimorio que Den me mostraba haciendo que abriera los ojos como platos cuando revelo que era
No es posible- dije anonadado, olvidados ya los goblins, la gruta y todo lo que me rodeaba - El Tomo de la Vida Pasada. Es un tesoro de incalculable valor y aun mayores conocimientos- dije de manera reverencial, alargando la mano para rozarlo y retrayendo el gesto ipsofacto, sin llegar a tocar el libro temeroso de que pudiera desmenuzarse
Mi mirada se afilo entonces, se endurecio, como un mar que se ve sacudido subitamente por una tempestad. Aquel libro no podia caer en manos goblins. Lo destruirian, lo usarian de almohada o algo peor. Debia preservarse a toda costa pero, para eso habia que luchar... y alli no habia opcion de victoria
Gwein hablo nuevamente con su boca rezumando mentiras... o eso parecia en un principio. Parecia dolido con la gente de Verden, con el mundo en general, y alli parecia haber encontrado, en aquellos seres, el apego que necesitaba. ¿por que nos queria vivos?¿Que pretendia con todo aquello? Aprete un poco mas el lazo, intentando presionar ese punto que parecia ser la debilidad de Gwein
Mire a Den un momento, asintiendo, aunque dedicandole primero unas palabras en voz baja
Dejadme hablar con él primero, no es mal chico, solo se siente defraudado y traicionado por todos. Solo necesita comprension
(¿Comprension? tu eres idiota aprendiz. Os van a trocear, por culpa del chico, y aun quieres darle una palmadita en la espalda. Deberia haberle retorcido su cuello cuando estaba a nuestro lado y sorberle el tuetano de los huesos. Sal de aqui, largate, tu puedes, tienes poder para ello... y sino yo podria. Coge el libro, protegelo y dejame a mi abrirme camino ¿crees que esos enanos verdes podran detenerme a mi, a Agrael el Corruptor? Los echare a un lado como ramitas rotas sin siquiera detenerme y esa criatura enorme jamas podra alcanzarme. ¿Ellos quieren luchar?¿Por que, por el honor, la justicia, la venganza, para dar tiempo al resto? Tonterias de estupidos idealistas. No lograran nada, solo morir. Tu puedes huir[/i])
Flaquee nuevamente y el demonio se hizo eco de aquella debilidad, casi me convence, pero con un esfuerzo mayusculo retome el control de mis pensamientos y me encare con la gruta
[b]Eramos amigos Gwein, te consideraba un igual ¿porque haces esto?¿que pretendes? La gente a veces es mezquina, en especial cuando se sienten en peligro, pero no tienes que ser como ellos. Verden es un pueblo donde tal vez no te hayan apreciado como deberian pero el mundo es muy amplio, hay un sitio en él para ti y desde luego no es este... mirate, estas rodeado de seres malvados y primitivos. Tu no eres asi. Ven con nosotros, ven conmigo. Te enseñare mundo, cosas que nunca creiste que existian y se quieres incluso los secretos de la magia pero abandona esta senda, aun no es tarde... estos seres son viles, cuando crean que ya no te deben nada, cuando vean que se pueden imponer por la fuerza y que no eres uno de ellos te echaran a un lado o algo peor... por favor, Gwein, recapacita y enmienda este sinsentido
Me gire hacia Den y el resto
Demosle una ultima oportunidad, es cierto que si nos quisieran muertos ya lo estariamos, no tendria sentido esta pantomima. Depongamos las armas y esperemos una ocasion mas propicia... esos seres son proclives al desenfreno, bajaran la guardia tarde o temprano... yo aun conservo una parte de mis poderes y Lahram no necesita de armas, incluso Liss ... incluso ella parece mas que peligrosa sin nada en las manos. Quereis entretenerlos ¿que mejor manera que darles la diversion de unos prisioneros? si luchamos no aguantaremos mas de unos minutos, como prisioneros seguramente seamos sometidos a vejaciones y quien sabe que mas... puede llevarlos todo un dia o mas- rogue nuevamente al resto
La violencia alli no ganaria nada, debiamos dejar paso a la calma antes de desatar nuestra propia tempestad
Mi mente vagaba entre lo que acababa de vislumbrar y la realidad, me levanto lentamente mientras ordeno mis pensamientos lentamente. Las criaturas celestiales, las oscuras... los Dioses y la ascension, un simple mortal habia llegado al nivel de un Dios pero por algun extraño motivo, ese individuo no se habia visto cegado por su poder y en su generosidad habia decidido ayudar a su anterior raza. El orbe, lo que el anciano nos habia mandado a buscar... tan poderoso era que los Dioses se habian enojado tanto como para devolverlo a la oscuridad del plano mortal y encerrarlo con criaturas reptilianas. Si ese orbe provenia de los Dioses... y si el anciano era ese hombre... muchas suposiciones pero de ser ciertas, era algo al mismo tiempo increible y a lo que tener miedo. Ese objeto debia tener un poder mas alla de cualquiero otro y en las manos equivocadas podia ser un desastre. Sea como fuera, ese objeto debia quedar fuera de las manos del hombre... pues cual de ellos era lo suficientemente capaz como para no verse atraido por la tentacion del poder.
Mientras todo eso ocurria en mi mente, mi cuerpo seguia a mis compañeros... en un momento dado creo ver como Gwein sale a lo loco en mitad de una caverna llena de goblins antes de poder siquiera pensar en eso le seguimos, todos lo hacen y justo cuando llegamos a la cobertura, mi mente vuelve poco a poco en si. Pero en ue locura nos esta metiendo este crio, intento preguntar algo cuando el chico vuelve a salir corriendo, todo el gurpo enmudece. Nada se oye y mi propia mente me dice la verdad incluso antes de que ocurra, nunca debimos fiarnos de él, en lugar de golpearlo como hizo Krinee debimos haberlo tirado acantilado abajo. Interiormente le aplaudo cuando los sucesos ocurren... los goblins se giran para mirarnos y nos damos cuenta de en la precaria situacion en la que estamos. Al menos dos centenares de goblisn nos rodean... tal vez puedan llegar a mas si lo que dice la "rata" es cierto. Aparte del brujo o lo que sea ese goblin y la criatura enorme que traen en cadenas... soltar a esa bestia y dejar que campe a sus anchas seria interesante, ver a quien prefiere matar a nosotros o a sus captores.
Las opiniones salen raudas, Den y Liss quieren pelear, en el caso de esta ultima sale su verdadera naturaleza a flote... es... muy parecida a los dibujos de oscuridad de la caverna. Angeles y Demonios, un calificativo propio de otra era donde se creia en el paraiso y la condenacion eterna, en los dioses del Bien y del Mal... y ella parece pertenecer a estos ultimos. Heistrich atemorizado en un principio por la apariencia de Liss se queda embotado para decidir que la mejor opcion es rendirse como el mismo Gwein afirma... les daremos tiempo de mas a nuestros compañeros. Aun asi... que seran capaces de hacernos estas criaturas mientras... la muerte se reafirma en los oscuros recovecos de esta caverna, bailando al son de cientas de pequeñas criaturas de aspecto infantil pero armados con espadas de adulto.
Reduzco mi voz para que solo mis compañeros puedan oirme. -Son muchos sin duda, aun sin tener en cuenta los arcos ya es de por si una locura. Si tenemos en cuenta la criatura del fondo y el brujo... la situacion se vuelve como poco en locura y suicida. -Miro a mi alrededor, mi calma es absoluta. -Si tuvieramos la mas minima posibildad de volver por donde hemos venido... su numero seria indiferente, el brujo seguiria siendo un problema y la criatura parece ser capaz de pasar por estos tuneles, pero habria que ver que ocurre con los mas exteriores, donde estaban las trampas. -Me encojo de hombros. -Como dice Heistrich lo mas probable es que muramos. Si nos dejamos coger y alargamos esta conversacion, podemos ganar tiempo para nuestros compañeros.
Me levanto una vez mas y miro en direccion a donde creo que sale la voz de Gwein. -Tengo una duda Gwein, cuando hemos visto las pinturas de antes... has tenido miedo, miedo de verdad... pero lo realmente curioso es que sabias de esas historias. ¿Ha sido Tarascus quien te las ha contado? No se que te ha contado, pero mira a tu alrededor Gwein. Mira a esas criaturas... realmente crees que estaran siempre de tu lado. La maldad corre por sus venas porque es su sino, su marca de nacimiento pero los humanos nacimos con la voluntad para forjar nuestros destinos. Podemos elegir el bien y el mal... no creo que quieras seguir esa senda porque si miras a tu alrededor, a esas bestias... sabes a donde lleva ese camino. Los humanos pueden ser mezquinos y traicioneros, si es asi... simplemente alejate de aquellos que son asi... elige tu camino por tus propias elecciones no por lo que el camino o aquellos que transitan por el te hagan. -Respiro hondo antes de continuar. -En ese sentido debo disculparme, durante nuestro camino aqui... fui rudo contigo, lo admito. Pero llevo mucho tiempo sin saber lo que es la camaraderia. Aqui no juegas con tu cuerpo... es tu alma la que estas condenando, puedes salvar a esas chicas y ayudarnos a nosotros y volver al camino de aquellos que creen que todo es posible aunque todo este en contra. O dejarnos morir como a esas dos pobre mujeres y sellar tu destino... junto a estas criaturas. -Me quedo pensativo un instante, como sino estuviera seguro. -Hace nada has preguntado por las pinturas, me has visto meditar frente a ellas... y dar mi opinion. Ahora corregire en parte mi opinion, no es que crea que puedan ser verdad... SE que son verdad. Yo asi lo afirmo Gwein lo que has visto en esa gruta es cierto porque mientras meditaba lo he visto, lo he sentido... ese es mi Don... y al mismo tiempo mi maldición.
-Este lugar, corrompido y vilipendiado por aquellos que nos rodean ahora, es un templo antiguo... mas antiguo que cualquier otra cosa que haya visto jamas. Un templo dedicado al Hombre y a sus posibilidades en este mundo. Posibilidades, Gwein.
Mentiría si no pensaba en una traición. Así sois los humanos. Traicioneros y siempre buscando excusas. ¿Qué esperas conseguir?
No estaba realmente sorprendido por la traición del muchacho, no me había fiado de él ni había forjado amistad. Su interés era extraño y que el anciano no le dejara quedarse era muestra de que no era un héroe. Lo pensé.
Te molestaba que el anciano no te considerara un héroe, ¿verdad?
No esperé respuesta. Mi sangre ardía con la ira de mis antepasados, antepasados que jamás conocí pero cuya presencia, en aquellas cuevas, y rodeados de goblins, sentía cómo nunca. Deseaba acabar con todos, matar al chamán con mis manos desnudas y luchar con aquella bestia monstruosa. No me daba miedo. Sabía mis pocas posibilidades contra aquella bestia pero era mi sino, cazador de monstruos. Así lo contaba el libro.
Hablaron mis compañeros, Liss monstró su auténtica esencia y se intercambiaron conversaciones. ¿Rendirnos?
Hablé para mis compañeros entonces
Saltaría escudo en alto contra ellos y seguramente moriría. Es lo que deseo pero no puedo decidir por todos y condenaros a muerte. Si queréis rendiros así lo haremos, pero luego volveré. Ese chamán debe morir, y todos los goblins que pueda exterminar.
La misión del anciano me daba igual en aquellos momentos. Más tarde o más temprano, con paciencia, iría saldado deudas de sangre que mi raza tenía con aquellos malnacidos.
Anexo.
-Tengo que hacerlo Heistrich, no lo entiendes.
No lo explicó. Sus motivos seguían siendo suyos. Había algo que le frenaba, que le impedía hablar. La situación, tensa como la cuerda de un arco, no era el mejor momento para desnudar su alma.
-En Verden me odian. Jamás les hice nada. Me odiaron igual. No te confundas. Estas criaturas no son mis camaradas, son mis soldados. Ni siquiera eso. No es a mí a quien temen. Pero me respetan porque le respetan a él, y él me respeta a mí. No puedo...abandonar. Sería traicionar a la única persona que ha creído en mí desde que mi padre murió.
Se le notaba atribulado. El timbre de su voz temblaba. Era joven, sano y atlético pero su mente era un hervidero de recuerdos dolorosos, inseguridad y heridas que tiraban de él hacia su propia perdición.
-No quiero ver esos secretos de los que hablas, Heistrich. He intuido alguno...y me dan miedo.
Heistrich había logrado acercarse a Gwein por su humanidad y su trato inocente, respetuoso a pesar de la personalidad del chico. Como había dicho, le había tratado como a un igual. Gwein no era un hombre de guerra, ni siquiera era un hombre aún. La traición a la que había sometido al grupo, especialmente a Heistrich quien lo había tratado con amabilidad, le quemaba dentro de su cabeza.
Lahram decidió añadir más presión al tornado que eran sus sentimientos alzando la voz y hablando. Sus palabras debieron causar gran perturbación en Gwein pues a su término la única respuesta que obtuvo fue el insulto de un par de goblins y la ansiedad de estos por entrar en combate y limpiar su cueva. Finalmente Gwein respondió, su voz sirvió de calmante para las temperamentales bestias que seguían mirándolos con ojos codiciosos. Se le oía más cercano aunque seguía siendo imposible saber de que parte de la oscuridad provenía su voz.
-Si conseguís salir de aquí será mejor que olvidéis el nombre de Tarascus.
No era una amenaza, sino una preocupada advertencia. El chico quería ahorrarles problemas peores que el que tenían ahora. Y a él mismo también.
-Yo no puedo elegir, monje. Ya...tome mi decisión. No estoy unido a los goblins. Sirvo a mi señor. Y...haré lo que tenga que hacer. Se lo debo. Hablas de posibilidades. ¡Y una mierda! ¿Qué posibilidades tenía yo? En Verden me desprecian. Me gano la vida haciendo los trabajos que nadie quiere hacer. Piensan en una tarea humillante y ya me imagina a mí haciéndola. No me respetan. Recojo su basura, entierro a sus muertos. Intento mejorar. Intenté escapar. ¿A donde iba a ir? Solo, sin dinero. Él me ayudó. Él hizo algo mejor de mí. Él confió en mí. Habláis y habláis. ¿Que sabréis vosotros de mi lugar en el mundo? Intenté ser uno de vosotros. Tú fuiste duro conmigo, Salernaa me despreció, me insultó, y Den me golpeó. ¡Me golpeó! Solo recuerdo a uno viniendo en mi ayuda, y muchos otros hablando a mis espaldas, mirándome mal, aconsejándome como si fuese idiota. Sois como la gente de Verden. Pensáis que estáis por encima de mí. Y no es así.
Se iba poniendo tenso por momentos. Algo en las palabras del monje le habían turbado hasta el punto de acelerar su corazón y calentar sus emociones. Era la parte espiritual, lo tocante al alma. No eran solo las palabras de Lahram lo que le había puesto tenso. Era la realidad de las imagenes, del sitio donde estaban. Liss no podía sentirlo, al igual que Tratom. El resto si, y Gwein también debía de percibirlo. El lugar, aún mancillado, resultaba como el hogar que nunca había tenido Castiel, cálido y receptivo. Para Den era un sitio acogedor, nada que hubiese sentido en otra gruta o mazmorra. Lahram era el más cercano a la roca vieja que pisaban. Conocía de sobra la placidez que emanaba de un lugar que había sido santo o donde el componente espiritual era alto. Se sentía en paz. Y Heistrich, a quien su dolencia personal le quemaba menos allí dentro. Notaba como Agrael intenta ocultar cierta animosidad hacia el sitio en el que se habían metido. Como Liss o Tratom, aquellas grutas no se habían construido para ellos.
-Las imágenes de las pinturas...¡No son verdad! ¡No pueden ser verdad! Este sitio no es más que una guarida para alimañas y una tumba. Te equivocas. Aquí no hay nada especia. Solo tierra y huesos roídos. Nada más...
A Gwein podían ponerle delante de las narices una verdad y no la reconocería si al aceptarla como tal sus miedos más primitivos amenazasen con devorarle. Finalmente dejó de mostrarse acalorado o temeroso, incluso receloso. Su voz volvió a sonar reseca y agria, profesional. Los goblins, a quienes sus gritos habían puesto más nerviosos, volvieron a calmarse como una playa verde durante la marea baja.
Volvió a apretar los dientes cuando el enano dejó escapar lo que para el chico era una ofensa. Ya no dejó que sus emociones tomasen el control. Tampoco se quedó callado.
-No sabes lo que dices, enano. El viejo era el mejor. Lamento haberle matado. Pero un hombre debe tomar decisiones duras. No, no sabes de lo que hablas. Tú eres quien más debería preocuparse por su suerte. A ti no te dejarán escapar con tanta facilidad. Seguramente te creas muy valiente. No lo eres, en absoluto. No has visto lo que hay al fondo de esta cueva. ¿Crees que esta basura que tienes delante son tus verdaderos enemigos? Me río de ti. Tu raza, como la suya, está aguada. Sois la sombra de lo que fuisteis. Tu Némesis no está aquí y reza porque no repare en ti, porque entonces ni yo podría salvarte...
Escupió las palabras con cierto odio. El enano había ido a ofenderle, una espada en cada palabra. Gwein le respondió con el mismo efecto. Al momento el chico habló con los goblins haciendo que estos se encabritaran más. Algunos inclusos dieron saltos de alegría. El grupo notó como muchos de ellos, los más fornidos y voluminosos, los que habían venido equipados con armas y armaduras de piel, pasaban a mirar al enano con intensidad y odio.
Lo cierto era que la turba se había divido a pesar de estar todos apelotonados. Los arcos apuntaban a Liss y los más corpulentos estaban pendientes de las armas de Tratom. El chamán, desde la distancia, no dejaba de lanzar furtivas miradas a Liss pero sus atenciones estaban dedicadas a Lahram. El resto de la turba se dividía entre Den y Castiel. Ninguno de ellos parecía prendido de la figura de Heistrich. Quizás porque era el que menos botín parecía llevar encima.
-Esto es todo lo que puedo ofreceros. Si os rendís no os matarán. Puedo arreglarlo para que tengáis una oportunidad. Pelear y...morir. Ya es más de lo que la mayoría de vosotros haría por mí...
Anexo Den
Escuche las palabras de Gwein, estaban llenas de odio, no se lo que le hicieron la gente de Verden, pero lo que si me queda claro, es que su señor se aprovecho de la situación del muchacho y usarlo como instrumento para sus fines.
- Preferias haber sido atravesado por las espadas de los mercenarios, porque así hubiese sido si no me hubiese anticipado y te hubiese golpeado. Si te hubieses comportado como un ser humilde, y nos hubieras avisado de la trampa a la que nos estabas llevando, te puedo asegurar que podrías haber tenido un lugar con nosotros, pero elegiste traicionarnos – respondo.
Me giro hacia mis compañeros y pienso la decisión que debo tomar, nos superan en número pero lo que realmente me decanta para rendirme es el pasaje del libro. Confiar en los que detestamos, ahora mismo ese seria Gwein, y tal vez deberíamos rendirnos – pienso.
- Toca rendirse, tal vez así podamos luchar otro día – digo apretando mis puños, sentándome en el suelo y retirándome los guanteletes de metal de mis manos.
La sugerencia de Crosby acerca de que Salernaa se marchase de allí la encontró aceptable. Desde luego dudaba que los del pueblo hiciesen algo, resultaba evidente de que el veterano mercenario quería sacar de allí a la chica, salvarla. Ella se aprestó rápido a negar tal posibilidad. Cabezota, insensata, mal hablada. Pero reconocía que valiente y con agallas.
Estaba claro que no se iría, y menos después de la propuesta de Clive. El joven caballero la sopesó, se arrastró al final de la gruta, espió con mirada furtiva los manejos de los goblins, su actividad de improviso tan frenética. Regresó con los otros.
- Lo que estáis diciendo son suposiciones. Han capturado a los otros, alguien ha hablado, buscan al otro grupo. No podemos estar seguros de nada de eso. Buscan por todas partes, ahí, en esa fragua, cuando resulta que el desprendimiento tuvo lugar en uno de los túneles más atrás. Quizá van detrás, precisamente, de alguno de los otros que haya huido o escapado. No me creo que hayan podido apresarlos a todos. Lem puede estar en lo cierto.
Si fuese así, una trampa muy bien elaborada los había hecho caer en ella. No quería admitirlo, no, de ninguna manera. ¿Y si hubiesen escapado las chicas, una de ellas? Tampoco confiaba en esto. Y si los hubiesen efectivamente descubiertos, ¿quién podía haberles puesto sobre aviso? Sospechaba de alguien si los comentarios de hacía un rato eran ciertos.
Miró a los ojos de sus compañeros. Se dio cuenta de que su forma de pensar tenía ciertas lagunas. Los goblins husmeaban y miraban por las fisuras, buscaban. Podía ser muy cierto en que desconfiasen de su trampa y al conocer que había más intrusos, se aprestaban a localizar posibles supervivientes. No sabía qué hacer.
- Es una idea, caballero Clive. Puede que funcione, sin embargo esas criaturas pueden olfatear nuestro olor. Eso están haciendo, sea lo que sea que busquen o a quien busquen. Desconozco lo bueno que son en eso…También podríamos taponar la salida de este estrecho pasadizo, y esperar a que pase la tormenta. Aunque creo que no nos dará tiempo a transportar las rocas necesarias antes de que encuentren esa fisura.
Suspiró. Casi no escuchó lo que decía Crosby acerca de su encargo y su cliente, del miedo que le tenían. Reflexionó brevemente sobre el caso: él estaba allí por una cruzada personal, porque era su deber; y ellos, en realidad, por sus vidas. Pensó que tan buen motivo era el uno como el otro, los dos caminos, las dos actitudes frente a la vida les habían conducido a este mismo lugar. No era momento de criticarles ni darles su opinión. Entre otras cosas porque le contestarían que se las metiese por cierta parte de su cuerpo.
- Supongo que solo quedan esas dos opciones. Cerrar el conducto que da a la fragua, o retroceder y escondernos como propone Clive. Ambas son arriesgadas.
Arriesgado, peligroso. Todos lo sabían cuando eligieron venir aquí.
-Puede que sí, que se sientan satisfechos si encuentran lo que quieren. Hagamos lo que propone Clive.
He modificado la parte final de mi turno.
Aquello no era una gruta, ni una tumba como decia Gwein, era un mar picado de olas traicioneras que golpeaban sin cesar a quienes intentaban salir a flote hasta volver a hundirlos. De nada habian servido mis palabras comprensivas, amables y hasta cierto punto conciliadoras... Gwein estaba perdido de forma irremediable a pesar de que el mismo sabia que no era correcto el camino que habia tomado aunque, sin duda, era el unico que habia visto pausible
Suspire, decepcionado, y asenti ante las palabras de Den apoyandome en la roca en la que momentos antes nos habiamos ocultado notando la frustracion del demonio en mi interior pero sin llegar a emerger; de algun modo aquel lugar me daba cierto sosiego a pesar de todo y eso Agrael lo aquejaba.
Esta bien Gwein, tu ganas, nos rendimos- dije en voz alta, abatido, sintiendome aun mas insignificante de lo que yo creia cuando repare en que siquiera los goblins me prestaban atencion. Al menos sirve de algo ser un alfeñique...
"Mentiras, mentiras y más mentiras" Liss no creía ya ni una palabra de lo que Gwein hablaba, no confiaba para nada en él y tampoco le inspiraba ningíun tipo de lástima, tan sólo deseaba estrangularlo con sus propias manos hasta que exhalase su último suspiro de vida. Pero también razonó las respuestas de sus compañeros, quizá tenían razón y luchar era demasiado precipitado...pero rendirse frente a aquellas alimañas...la torturaba por dentro, después de todo lo que había pasado en aquellos malditos pasillos estrechos hechos de piedra y de su sed de venganza personal hacia ellos, era lo último que quería, pero tenía claro que si avanzaba ella sola, moriría en vano.
Se giró hacia los demás -Creeis que estará todo bien si nos rendimos?- Liss no lo tenía tan claro, aún le rondaba la idea en la cabeza de que no los iban a soltar tan fácilmente -Si es otra trampa...- No continuó, pues entendió que los demás ya sabían a lo que se refería -Haré lo que elijais. Si rendirnos es nuestra opción, que así sea- Su cara no reflejaba ni mucho menos el estar de acuerdo, más bien su enfado crecía "Gwein, ten claro que te mataré" pensó, dedicándole una mirada furtiva con sus rojos ojos al chico.