Partida Rol por web

Thognar se dispuso a abrir la otra puerta, mientras Gerald se extrañaba de que aquella gente estuviera en esos sarcófagos y pareciera, por los relieves, que quisieran salir. Pero no habia visto ni le sonaba nada similar, asi que, resignado, fue al lado del enano.

Abrieron la puerta, unas escaleras descendian a una nueva estancia cerrada. En el interior una presencia mohosa impregnaba el aire. Dos estatuas de guerreros parecían miraros con actitud severa, incluso enfadada, mientras blandian sus amenazantes lanzas en la zona sur.

Veis cuatro sarcófagos verticales en la pared más meridional, dos sellados flanqueando otros dos que están abiertos. Sus tapas destrozadas esparcidas por el suelo frente a ellos. Pero en las otras tapas, las que aun quedan enteras, podeis ver las imagenes de personas en ellas, igual que las anteriores, como si trataran de salir porque estuvieran dentro de una prisión. Las caras parecen gritar de miedo y de dolor, en sus ojos brillan sendos rubíes.

El sonido del acero desenvainandose fue el primer presagio de peligro que tuvisteis, cuando una figura esquelética en una armadura de placas surgió del ataud septentrional con un silbido y los ojos ardientes bajo su yelmo. "Sangre y venganza", susurraba.

Con gran cuidado, una hinchada figura de aspecto putrefacto, levantó sus brazos hacia el exterior de otro de los ataudes abiertos. Un gemido gorgoteante escapó de sus flácidos lábios.

Al entrar en la tercera estancia se quedaron un poco sorprendidos por los nuevos murales. La nieve cubría la colina, pero marcas de sangre chocaban entre el barro y la escarcha. El rey rubio estaba arrodillado, el brazo izquierdo colgaba a un lado inerte. Numerosos humanoides bestiales le rodeaban mientras él acariciaba la mejilla de la mujer pelirroja tendida frente a él, mortalmente herida. Detrás del rey de pelo dorado se erguia el caballero de pelo oscuro cual cuervo, su armadura plateada manchada también con sangre y sus ojos en un brillante salvaje triunfante, lleno de ira y de avaricia. Sujetaba la corona del rey con una mano mientras la otra sujetaba la espada que estaba dandole el golpe de gracia al rey. A medida que la imagen se desvanece, podeis apreciar una puerta de piedra en la zona este.

Al ver salir aquellas criaturas de los sarcófagos Thognar levantó su escudo y su hacha y se lanzó hacia la segunda de las criaturas.

- ¡Maldita sea, no podíais seguirrr durrrmiendo! ¡Arrrgh!
 

El tremendo ataque del enano sajó parte del cuerpo de la extraña abominación no-muerta, que cayó al suelo con un ruido... nada seco.

-Mis capacidades de combate son nulas contra estos seres.-Digo señalando a los no-muertos y sacando la ballesta.-¿Alguna idea?

- Las mías.

Izhan se acercó lo justo a los enemigos para lanzar llamas por las manos sin acertarle al enano y quemarle las barbas.

El daño que habian hecho rápidamente el enano y el hechicero, después de su rápida reacción les habia dado una clara ventaja en el combate. Claro que también habian quedado más expuestos. Con un rápido paso, el esqueleto avanzó hacia Izhan y lanzó una fuerte estocada con su espada al hechicero. El arma alcanzó al hombre en el abdomen haciendole una fea herida. Otro ataque como aquel, y el hechicero no podría contarlo.

Sin perder un instante, recargo mi ballesta y disparo contra uno de los esqueletos tratando de rematar el trabajo de Izhan y eliminarlos lo antes posible.

El virote de Sirenia, pese a las dificultades, impactó en el enemigo. El cual, se volvió hacia Thognar con intención hostil y le pegó sendos arañazos con sus manos en forma de garras. Una de ellas le impactó en la cara, causandole una fea herida.

Gerald levanto su simbolo sagrado y con una plegaria a Caballero Rojo exigió que el mal que habitaba esos cuerpos fuera purgado. La vision que los no muertos recibieron del clerigo era una visión de pura luz y destrucción, algo que presagiaba su completa aniquilación, algo de lo que probablemente debieran huir despavoridos.

- ¡Caballero Rojo! ¡Elimina el mal que mueve estas marionetas de carne! ¡Destruyelo para que los que antes fueron hombres puedan seguir descansando en paz!

El gnomo, que se encontraba esperando pacientemente fuera de la sala, apenas si veía lo que estaba pasando. Ya había advertido de los posibles peligros que podían encontrarse y que eran ajenos a su búsqueda principal, así que cuando escuchó los signos evidentes del combate, maldijo por lo bajo y cargó su ballesta. 

Izhan iba perdiéndole cariño a la aventura a medida que pasaban de habitación en habitación. Ese jodido bicho no se andaba con tonterías.

Thognar respondió con furia ante el ataque de la criatura clavando el hacha en su cabeza para apartarse después y evitar así salpicarse con los restos que se desprendían.

- Acabemos con esto cuanto antes, necesito un trrrago de cerrrveza

La magia de Gerald consiguió afectar a los no.muertos que se quedaron acobardados de él en una esquina. El tremendo ataque del enano, acabó con la mole con la que se enfrentaba mientras, el esqueleto, habia acabado a su lado misteriosamente.

El gnomo, tras la expulsión realizada por Gerald y en vista de lo que quedaba por delante, prefirió ahorrar su virote, ya no le quedaban muchos y sin lugar a dudas Thognar podía dar cuenta de los atemorizados no muertos. 

Thognar lanzó su hacha contra el esqueleto esta vez, pero su nuevo enemigo parecía más ágil combatiendo.

- ¡Asquerrroso saco de huesos!

Gerald mantiene la distancia, consciente de que acercarse para sacudir al último esqueleto podría romper el control que tenía sobre el campo de batalla.

¡Vamos, acabad con él! ¡Solo es uno, y El Caballero está de nuestro lado!

El clérigo mantenía en alto su escudo y su espada, por si se les aparecía alguna otra sorpresa.

Miro fijamente al esqueleto y comienzo a conjurar. Mis manos trazan pases arcanos e intrincados dibujos mientras salmodio el conjuro. De mis manos brota un hilo de energía que impata en el esqueleto dañándolo.

-Espero que eso haya dolido.-Digo al grupo.-Acabemos con él.