Partida Rol por web

Ahora que la sala se va quedando vacía, dedico unos momentos a revisar si mis compañeros han dejado por descuido algo de valor. Después, salgo al pasillo a incorporarme a la procesión.

El grupo salio adelante, despues de registrar la sala, algunos tuvieron suerte, otros como Arramus, no tuvieron tanta suerte. Este ultimo, habia pisado donde no debia y activo una vieja trampa. El suelo se abrio bajo sus pies y fue tragado por la tierra.
Aparte del dolor de la caida, no sufrio mas percances.

Una vez en el pasillo, dos caminos se abrian a su paso, una interseccion y una puerta, la pregunta es ¿cual de los dos caminos era el correcto?

mientras ne un acto puramente enano me pongo contar las monedas en el saquito que encontré los demás acaban con sus oponentes y rebasan la puerta dejándome solo en la habitación.

Arramus sale reptando del foso donde cayó. Desde luego, no estaba teniendo suerte ninguna con las trampas.

- Voy para adelante, chicos, no vaya a ser que nos sorprendan por las espaldas.

Sin saber muy bien como, Ungrim había acabado encerrado en el pasillo entre Jandrus y Agamenón, en lo que parecía ser la retaguardia del grupo. Al principio esperó pacientemente, pero al ver que Agamenón no se decidía a atravesar el pozo, prontó se hartó y le empujó a un lado.

- ¿A que estas esperando? un pequeño salto y llegarás al otro lado. Miráme, hasta yo que tengo las piernas bastante más cortas que las tuyas puedo hacerlo.

Y fiel a sus palabras, tomó un poco de carrerilla y atravesó el aire, aterrizando gracilmente (o tan gracilmente como un enano puede aterrizar) al otro lado.

- ¿Ves? No ha sido tan dificil. Mientras te decides voy a explorar un poco más adelante

Viendo que el otro enano había seguido por el pasillo y al parecer no habia peligro inminente, Ungrim decidió explorar la puerta que había a su derecha.

Dejo pasar a Ungrim que no dejaba de despotricar sobre algo de un foso y lo sigo de cerca. Tranquilo Ungrim, ve tú primero si quieres.

Me apetecía tener acción y estar cerca de Ungrim la proporcionaba, así que atravieso la puerta de la derecha justo después de él y entro en la habitación.

Mientras Agamenón y Ungrim entran por la puerta que hay en el pasillo, yo sigo a Durgin a explorar que hay en la bifurcación que hay al final de éste.

El grupo siguio su avance, nuevos caminos, nuevos peligros. - Maldita mi suerte - tuvo que pensar Durgin, cuando al ponerse a la cabeza del grupo, se topo con dos candidatos a campeones del caos, cubiertos de piedra.
Estas estatuas vivientes, se giraron rechinando, al rozar la roca con la roca, y ambos apuntaron su mirada hacia el enano.

Mientras Urgin y Agamenon, deseosos de encontrar peligros con los que distraerse, solo encontraron una puerta. No estaban de suerte en esta ocasion.

Al entrar en la nueva habitación mis ilusiones por encontrar un combate rápidamente se desvanecen, pues la sala está desierta, no solo vemos otra puerta.

Doy una vuelta por la sala buscando algo que me llame la atención y después abro la nueva puerta y paso con las armas preparadas.

Llego a toda velocidad a la habitación y viendo al enano y estando solos en la habitación la examino aver si hay algo de valor o de utilidad.

Arramus estaba de un humor de perros. La trampa le había puesto como un basilisco y cuando escucho el gruñido de un orco a la vuelta de la esquina no se lo pensó, arrancó y, apartando a sus compañeros con el escudo por delante, se planto delante de la criatura.

Tres golpes de igual potencia se alojaron sucesivamente, el primero, en las costillas, el segundo, en la boca del estómago, el tercero, un gancho de abajo a arriba, levantó al orco dos pies al alcanzarlo en la mandíbula y reventársela en pedazos.

- Por todos los dioses, estoy perdido!

Pero dispuesto a morir con honor, Durgin se dirigió al campeón más cercano.

A sus espaldas Ungrim oyó ruidos de combate, pero, en un pasillo estrecho no había gran cosa que pudiese hacer aparte de observar la espalda de sus compañeros, así que optó por seguir adelante.

Viendo que no había enemigos cerca, mientras avanzaba buscó objetos de valor en la habitación.

Al ver los guerreros del caos me decido a echar una mano. Me envuelvo en una espesa capa de niebla y paso sin ser visto por al lado del enano y de su contrincante. Me sitúo tras él mientras el manto se desvanece.

Cuando arramus ya se giraba para irse, escucha un sonido a su espalda. El Guerrero al que pensaba que había derrotado se levantaba aún con vida....INCREIBLE!

Un nuevo combate habia comenzado y lo que parecia un problema se incremento a un ¡Salvese quien pueda!

Casi sin verlos venir, aparecieron muchos enemigos nuevos a los que liquidar.

El contraste de esta sala con la anterior era tremendo. Hemos pasado del vacío de la sala de antes a una sala repleta de monstruos.

El tan ansiado combate había llegado y con un puñado de duros enemigos, pero estoy bien preparado y tras esquivar perfectamente el ataque de la momia intento aprovechar el momento para acabar con ella.

Mi contraataque es bueno, pero la momia es dura y consigue parar mis golpes sin aparentemente sufrir daño.

Me coloco junto a Agamenon y ataco a su oponente, pero la precipitación de mi movimiento hace que mi ataque no sea demasado certero facilitando ala momia que pare facilmente mi acometida.

Mi rival no sólo no estaba vencido sino que su armadura había mitigado los daños que le habia causado y respondió hiriéndome en el brazo. Por supuesto cpontraataque pasando el martillo por encima de mi propio escudo pero el yelmo detuvo mi golpe y perdí mi oportunidad.

-Estos tipos son duros!