Partida Rol por web

Durgin se acerco de puntillas a la puerta agarrado el hacha para que no tintineara y lo delatara.

-Xtt, por aquí, por aquí, lo presiento.

Acercó la oreja a la puerta para escuchar qué había al otro lado.

Cita:

Durgin caminaba sigiloso hacia la puerta.

Le sigo con el mayor cuidado para no hacer ningún ruido y que no nos descubran, pero agarro fuerte mis armas para estar bien preparado para cuando Durgin se decida a entrar en la habitación.

Durgin y Angamenon continuaban su camino ajenos a los que sucedia mas al sur, donde Ungrim combatia con un veterano orco que logro atravesar sus defensas (pierde 1 de cuerpo) Arramus, por su parte, vencio con facilidad a su oponente mientras Jandrus veia como el elfo caia malherido al suelo.

Veo cómo el elfo ha caído en la trampa. Lo que parecía que iba a ser un rasguño comienza a tener muy mala pinta. Quizás el elfo estuviera debilitado por otros motivos, quién sabe los monstruos feroces con los que ha tenido que combatir.

Me acerco a él, que yace inconsciente y lo zarandeo un poco:

- ¡Aenur, Aenur! ¿Qué ocurre?

Es inútil; al elfo se le escapa la vida como si fuera un suspiro.

De rodillas, pongo mi mano sobre la frente de Aenur, cierro los ojos y trato de conjurar un hechizo de curación que consiga recuperar ese hilo de vida que aún le resta.

En la esquina de la habitacion, la lucha entre el orco y el enano continuaba con multitud de golpes por ambas partes. En un momento dado, la cimitarra del piel verde consigue atravesar las defensas de Ungrim, dibujando una linea de sangre en su antebrazo.

Ungrim, movido por el dolor de esta nueva herida, y como parecia ser habitual (a pesar de no haberselo reconocido a Arramus anteriormente) se lanzó contra su enemigo con renovada furia, y la cabeza del orco no tardó en rodar por el suelo.

Una nueva linea rojiza se dibujaba en las costillas de ungrim tras acabar con el enésimo orco.

Ven aqui un momento, amigo. Deja que eche un vistazo a esas heridas.

- Tranquilo, no son mas que rasguños. Hace falta mucho mas que esto para acabar conmigo.

Usando un trozo de la ropa del orco, Ungrim se apañó un vendaje en el brazo para parar la hemorragia.

Como quieras. Si en algun momento necesitas un parche, sólo llámame y acudiré.

A continuacion procedi a buscar en el cuerpo del orco que he matado, a ver si lleva algo de vaor para nosotros.

Durgin parecía haberse quedado embobado escuchando a través de la puerta y estamos perdiendo el tiempo aquí parados, así que le pego como puedo un empujón a la puerta y paso esquivando a Durgin. Espabila enano o nos comerán los orcos.

Agamenon y Durgin por fin entraron en la sala. Una sala custodiada por dos orcos y un fimir a los que les divertia combatir. Tras ellos, dos cofres guardaban algo.
Aenur abrio los ojos sintiendo una oleada fresca por el cuerpo y lo primero que vio, fue a Jandrus, el mago le miraba preocupado, al ver que estaba bien se situo frente a la puerta para cubrirse de posibles enemigos.
Ungrim acabo con el orco y se quedaron solos en la sala, entonces Arramus penso en buscar algo de valor entre los restos que adornaban el suelo, pero la suciedad le dificulto mucho la tarea, al final lo encontro (25 mo) un saco repleto de oro. Sonrio satisfecho y se lo guardo para gastarlo en el futuro.

Tras acabar con el orco, Ungrim echó un vistazo a su alrededor, y al ver la pared, su instinto de enano se disparó.

- Arramus, hay algo raro en la disposicion de las habitaciones que hemos atravesado, no puede ser que el pasillo esté al otro lado de esa pared, hay demasiada distancia. Creo que se trata de algun tipo de sala secreta, asi que convendría mirar a ver si hay alguna puerta oculta. Yo voy a mirar por aqui a ver si encuentro algun interruptor.

El enano empezó a investigar la habitacion, pero, a pesar de sus palabras, por el momento estaba más interesado en posibles tesoros que en puertas secretas.

Mmm...Puede que tengas razón. Parece que Jandrus ha curado ya a aquel elfo asi que voy a echar un vistazo.

Arramus procede a examinar las paredes de la habitacion.

Estoy en deuda contigo, Sabre devolverla y hacer honor a tu noble gesto.

Veo como Aenur, poco a poco, va volviendo en sí hasta llegar a incorporarse. Parece que es elfo de pocas palabras, así que devuelvo su cortés agradecimiento con una leve inclinación de cabeza y, simplemente añado:

- No dudo que lo harás, si el destino te da la ocasión.

Miro a mi alrededor, un tanto confuso. No sé si retroceder o avanzar, así que me quedo quieto y aprovecho el rato examinando uno de los rincones de la habitación, que me da en la nariz que podría ocultar una entrada secreta.

Al entrar en la habitación veo tres fieros enemigos ante mí, rápidamente me hecho encima de uno de ellos, el más exótico, puesto que dos de ellos son orcos.

Mientras me abalanzo sobre el Fimir grito. Vamos Durgin, al ataqueeeeeeeee.

La fuerza y velocidad de mi ataque sorprendió al Fimir que no pudo hacer nada para evitar su muerte.