Partida Rol por web

Sí, sí sr. enano, enseguida ... estúpido patán, si hemos caído aquí es por tu culpa, pienso pero no digo nada. Mejor tener al enano contento. Hago esfuerzos para empujar su pesado cuerpo hacia arriba, ayudándole a salir de la trampa. Cómo pesa este pedazo de carne ...

Después trepo ágilmente y salgo también del agujero. Prosigamos maese Karak; encontremos de una vez a ese orco, goblin o lo que sea que habrá de pagar todos los platos rotos, le digo para animarle mientras sacudo el polvo de mi camisa.

Continuo recorriendo en silencio las estancias abandonadas y semiderruidas

Por fín consigo acabar con el segundo orco. Tras recuperarme del combate llega la parte más reconfortante del trabajo, la búsqueda de tesoros.

Me agacho para inspeccionar los cuerpos de los orcos y después inspecciono la habitación detenidamente no vaya a ser que haya tesoros escondidos.

Examino con cuidado la habitación .

La batalla de Durgin contra el monstruo se volvia intensa, el feroz orco parecia cansado con la situacion y loco de rabia golpeo con una violencia que hizo retroceder al enano que maldiciendo su arma habia bajado la guardia.

Arramus corria para continuar por donde habian ido el resto de sus compañeros.

La caida del pozo habia sido dolorosa, tanto en los huesos como en el orgullo del verdadero culpable, no obstante siguieron adelante para dejar atras esa situacion embarazosa. El camino les esperaba...

Agamenon, se quedo boquiabierto, no era posible, un monton de piedras preciosas (50mo) estaban en un rincon, dentro de una cajita terciopelada, ahora comprendia por que los orcos pelearon hasta perder la vida. Las tomo antes de continuar adelante.

Aenur, estaba descontento, que clase de gesta podrian cantar del elfo vagabundo que se dedicaba a pasear por las salas desiertas. Menos mal que entre las rocas, encontro un pequeño saco repleto de oro (45mo)

Encuentro el motivo por el que los orcos luchaban tan ferozmente, una cajita que contenía un buen puñado de monedas de oro.

Tras guardármelas en un lugar seguro, reviso de nuevo la habitación, está vez buscando piedras sueltas o algo que pueda dar lugar a un pasadizo secreto, en estas cuevas solía haberlos y yo no quería dejar nada sin investigar.

Las fuerzas le flaqueaban a Durgin, momento que aprovechó el orco paara embestir al enano que, extenuado, no pudo hacer más que parar levemente el ataque. El arma del pielverde impactó en la cabeza de Durgin que, un poco mareado, se sintió más débil todavía.

Entro en la habitación por la que supongo que entraron mis compañeros. No parece haber rastros d elucha pero cuando doy unos pasos distingo lo que parece un pedazo de pared qu eocultaba una puerta secreta. Cuando me asomo, vislumbro al mago, Jandrus, al otro lado. Despues de un repaso a la habitacion me dirijo a ellos.

Eh, Mago! Soy yo, Arramus, el sacerdote. ¿Cómo andais? ¿Habeis tenido problemas?

Al levantar la piedra suelta, Ungrim vio desilusionado como un centenar de pequeñas arañas huian en todas direcciones, pero, aparte de eso no había nada más.

Fue entonces cuando oyó la voz de Arramus. Recordaba que había un sacerdote humano con ellos cuando empezaron, pero que se había ido por su cuenta desde el principio. Al parecer tampoco había conseguido nada util.

- Aparte de haber caido en una estúpida trampa por culpa de un humano patoso, me temo que no hemos conseguido nada. Este laberinto parece estar completamente vacio, ni tesoros ni enemigos con los que combatir.

Voy a adelantarme un poco a ver si encuentro algo. Por favor, tened cuidado para evitar caer en nuevas trampas.

Dicho esto, siguió andando por el pasillo hasta llegar a la bifurcación. Ahí, fiel a su costumbre, tomó el camino de la derecha, atento a posibles objetos de valor en el suelo.

Me retiro de la puerta para dejar pasar al sacerdote. Hola Arramus, ¿qué tal te ha ido a ti? Yo me llamo Jandrus y el cascarrabias es el famoso matador enano, Ungrim Karak. Después añado en voz baja Lo cierto es que en la trampa caímos por culpa suya, la baldosa cedió bajo su peso. Y le guiño un ojo de complicidad.

Hechas las presentaciones y aclaradas las cosas, yo sigo a lo mío. Está claro que estas cavernas esconden más salidas de las que son evidentes y alguien debe encargarse de buscarlas.

Maldita sea como demonios, voy conseguir gloria y riquezas si solo me encuentro salas vacías. acelero el paso salgo de la habitación y tomo el pasillo hacia arriba.

La batalla contra el orco se volvia cada vez mas peligrosa, el orco tras ver como le golpeaba se hincho de orgullo y lanzo una nueva remesa de golpes peligrosos.

Aenur, se quedo ensemismado creyendo que podia ver mas alla que un humano o un elfo y proyecto su vision a traves de la roca para ver... roca.

Arramus, llego a la sala y vio la pequeña opertura que daba al pasillo, se agacho y le parecio ver algo, miro mas atentamente y si, era un frasco que contenia algo en su interior, la abrio para olerla con cuidado y su aroma le devolvia a los campos libres, donde el viento soplaba arrastrando decenas de aromas de la primavera. La volvio a tapar y se la guardo.

El matatrolls y el mago, se separaron, el mago advirtio la presencia del otro humano y el enano continuo buscando su glorioso final, pero aunque esperaba algo mas fuerte, se encontro entre dos orcos que deseaban su cabeza.

Agamenon por su parte, no encontraba nada que le retuviera ya en la sala, asi que se sacudio el polvo y dandole una ultima patada a los cadaveres de los orcos, se dispuso a marcharse.

A medida que pasaba el tiempo, el enano tenía la extraña sensación de estar viviendo una y otra vez la misma escena: parada, impacto, ataque fallido, parada, impacto...

Cuando escucho el ruido de combate cerca, recojo el vial que he encontrado y salgo corriendo por el pasillo. Llego casi derrapando por el suelo de piedra para quedar espalda contra espalda con el enano matador, parece que tenemos un orco para cada uno.

Rápidamente muevo mi martillo para aplastar a la criatura pero mi golpe se estrella con la pared, lejos de la cabeza de mi objetivo.

Más orcos! antes ya aplasté a uno.

- Este orco es mio, asi que ni se te ocurra acercarte!!!

Ahora que por fin habia encontrado un enemigo, no iba a dejar que el humano se lo quitase...

Furioso, lanzó un hachazo contra el pecho del orco delante suyo, intentando acabar con el de un solo golpe.

Embelesado en  mi mente corro hacia el ruido de la batalla, pero solo parce haber sido una jugada de mi mente pues apenas me he movido, sin embargo esta evz si la orden de mi cerebro llega amis piernas y  avanzo cual el aire por los pasillos .

Después de revisar la sala en profundidad y no encontrar nada interesante, me aventuro por la puerta hacia la sala contigua con las armas preparadas no vayan a sorprenderme más orcos.

Avanzo un poco hacia donde están ocurriendo las peleas, quedándome en la retaguardia por si tengo que intervenir. Aunque, visto el coraje de mis dos compañeros, no creo que sea necesario.

Un orco no era enemigo para un Matatrolls. Agito con habilidad el hacha acabando con su rival. Arramus, sin embargo no habia resultado tan efectivo contra su oponente.

Durgin por su parte parecia condenado a morir, el orco seguia pareciendo incansable.

Agamenon, entro en la nueva sala y aunque su vista era precisa no le parecio encontrar puerta alguna.

Aenur, parecia controlado por las magias oscuras procedentes del reino de Morcar, por que el tiempo se detuvo en cuanto se fijo en la pared que le estorbaba el paso.

Jandrus, estaba en la retaguardia, confiando en la destreza de sus compañeros para zanjar con presteza la adversidad encontrada.