Partida Rol por web

Bueno, aquí estamos, para lo que quieras hacer hasta que tus compañeros lleguen al punto de control, llamado zona de dispersión, puedes hacer cosas, pero para que no se mezcle, las haremos en esta escena ¿Ok?.

 El viejo había logrado una transacción inmejorable. ¿Y se lo paga mandandole a que cuatro rateros le roben? Gabriel sonrió, irónico por supuesto, cuando vio la dirección en la tarjeta. Preguntó a un soldado, y le dijo por donde quedaba la dirección... pero que se andara con cuidado. Eso solo podía significar una cosa: Se estaba acercando a dónde más cómodo se sentía. Por alguna razón, siemrpe que el Adeptus Arbites requería hombres para los bajos fondos, Gabriel estaba entre ellos. Sabía como tratar a esa pandilla de salvajes, y sabía cómo hacerse respetar, dónde conseguir la información, y como pagar sin que le timen por cuatro palabras de información inventadas.

 Caminaba tranquilo por aquella base de operaciones, por sus corredores casi laberínticos hasta que encontró un cambio en la atmósfera. Olor a licores fuertes y malos. Olor a usado, a oxido. Personas ajadas, de mirada perdida y casi comidos por la roña. Uñas negras, pelos desaliñados. Estaba entrando en esos lugares en los bien hace uno en estar atento y siempre alerta. Por eso, de vez en cuando, paseaba su mano por la empuñadura de su maza eléctrica. Una delicia de los arbitradores que deja KO al enemigo sin llegar a matarlo. Se dirigió, lo primero, a la dirección que el viejo mercader le había marcado en la tarjeta. Se paró delante de una puerta que, o bien no tenía letrero, o la mierda había llegado a tal punto que había cubierto cualquier letra o distintivo.

El camino fue corto, el taxi que te llebó hasta la direccion recorrio caminos de graba a una velocidad de vertigo, en 4 minutos habias recorrido 20 km de distancia, un ligero marero recorria tu cuerpo debido a los violentos vandazos de aquel lugareño que conducia con una mano mientras en otra se fumaba un cigarro muy grueso.

Al llegar a tu destino y preguntar cuanto se le debia al conductor, este impresionado por tu firme estampa y tu uniforme de arbitrador, dijo que estaba servido. La calle en la que te habia dejado parecia un bazar, estaba atestada de gente, en su mayoria de las clases mas bajas del lugar, notas como la gente te mira y te sigue con la vista sin quitarte los ojos de encima. Tenias razon, vestido de arbitrador llamas tremendamente la atencion en unos habientes tan pobres y desarrapados.

Encuentras la tienda, parece mitad tugurio mitad tienda de poca monta. La parte de abajo esta destinada a las ventas de diferentes mercancias, mientras que por una escalera en el lateral del exterior de la tienda, se accede a la segunda planta, que parece una tasca de las mas peligrosas, digna de una subcolmena hiperpoblada.

Al entrar en la tienda el comerciante sin miramientos, sin ninguna clase de cuidad, saca una recortada del mostrador y te encañona con ella. Parece que en este planeta nadie se anda con chiquitas. ¿A que puede deberse? Eso es algo que no sabes pora hora. El "dependiente", por llamarlo de alguna manera, te mira con curiosidad, y te pregunta con gran descaro:

!! OOHH !! Vayaaa.... mira que tenemos aquí !! ¿Que le trae por este palacio a su alteza? ¿Dese a acaso ver la merancia de seda fina expuesta en vitrinas? - Se cachondea con claro sarcasmo- Benga, di que quieres polizon.

 - Como puedes ver despierto pasiones con estas ropas. Quiero que me des algo más normal. - Gabriel habló sin que la voz le temblara ante la cercanía del cañón de la escopeta. No era la primera vez que le encañonaban.

 El joven fulminó con la mirada al dependiente como si de sus ojos salieran sendos rayos de plasma y abrasasen el interior del dependiente. Como si fuera capaz de abrasar el alma del pobre diablo que le apunta con la escopeta. Pero el joven no hizo ademán peligroso. Incluso alzó, lentamente, las manos. Sin borrar la caracteristica mueca de sus labios, entre sonrisa y mueca de desagrado. BAjo entonces las manos y negó con la cabeza.

 - Baje el arma. He venido a financiar tus vicios. Ilegales seguramente. Pero tienes suerte. No estoy de servicio. Ahora baja el arma, ¿quieres? ¿Decidme, Educado y Magnánimo Príncipe de las Sedas y las Buenas Maneras, tratáis así a todo aquel dispuesto a dejarse un par de tronos en vuestro encantador reino? - Estaba visiblemente molesto. Pero no era de los que respondían irasciblemente. Si le bacilaban, él respondía con lo mismo. Siempre respondía con la misma moneda.

El dependiente bajó poco a poco la escopeta, miraba al policía con expresión entre divertida y cómplice. Tras la pregunta del arbitres contestó:

No, a todo el mundo no, solo a los policías que entran en mi.... agujero a husmear... Hablemos de negocios. ¿Así que el señor quiere ropa más discreta em..?

Bien, de eso puedo ofrecerle mucho. Verá aquí, en estas regiones, la mayoría somos granjeros y cazadores, por lo que podría facilitarle ropa de caza si lo quiere, es discreta, una bonita tela, que se mimetiza allá donde vaya, no le estoy diciendo que se vaya a camuflar, pero es curioso, si está en una zona árida, la ropa se vuelve marrón, color arena, en cambio si está en plena ciudad, la ropa toma un color mas.... gris, oscuro...

¿Le gusta? Este no es un género que enseñe a cualquiera... se lo aseguro..., cuesta 2 tronos,  también le puedo ofrecer esta chaqueta de cuero, si desea, muy buena, es amplia, capaz de ser puesta sobre un equipo de combate, armaduras o demás... Con amplios bolsillos para guardar pistolas y otros utensilios de similar tamaño. La chaqueta es 1 trono.

!! OHHH !! Veo que lleva mucha munición para escopeta, le puedo ofrecer esta canana doble, cruzada sobre el pecho y de cintura con cartuchera para pistola... trabajo fino, es casi un arnés, y se puede quitar fácilmente. Aunque parezca muy... rudo llevar todos estos cartuchos así, por aquí no desentonará, se habrá cruzado con muchos cazadores de camino aquí supongo.

El dependiente va dejando artículo tras artículo en la encimera de la tienda, parece entusiasmado con la posibilidad de hacer una venta. Tras buscar unas cuantas cosas más, añade:

MM... siento haber sido tan brusco pero es que..... últimamente...Ya sabe.... Las cosas están sumamente peligrosas gracias a esos malnacidos.

 - Hummmm. - Gabriel no es que quiesiera pasar a ser un camaleón invisible. Tampoco creía lo que el hombre estaba diciendo. Pero todas esas ropas por 2 tronos, la chaqueta... - Te doy tres tronos por la ropa, la cazadora y la canana. - Dijo el joven que no quitaba ojo a las prendas. No había pasado por alto la mención a cómo estaban las cosas, y al mencionar "esos malnacidos" alzó la cabeza y miró al dependiente con el ceño fruncido. - ¿A que te refieres? Ya sabe que... estamos para proteger y servir. Dígame, ¿a que se debe la situación tan... peculiar por la que pasais?

!! No no !! Trono... no me refería a las fuerzas del orden, si no a todo lo contrario.

Mira inquieto hacia todos lados, un gesto mecánico, pese a estar solos, se nota que el hombre está acostumbrado a tener cuidado con lo que dice y hace, en las pequeñas comunidades hasta las paredes tienen ojos y oídos. Carraspera y después continua en voz baja:

No, verá, me refería a esas patrullas que se cuelan en pequeñas naves en el planeta, esas patrullas del archí-enemigo, que el Trono destruya en el fuego eterno... Se dice que tienen comprada a algunas familias poderosas en el planeta... a base de tronos y de promesas impías... y últimamente han causado más destrozos de lo habitual... Edrian...una población cercana sufrió un asalto hace poco, murieron una decena de habitantes y saquearon 2 comercios de armas... Ya ves... como si tuviéramos poco con los vagos y ostentosos nobles del planeta, ahora llega el caos...

Irguiéndose de nuevo mira a su interlocutor y añade:

! Bien amigo ! Como se que con este equipo vas a dar una gran tundra al caos, jajajaja, te lo dejo por 4 tronos todo, una gran compra. !! MIRA MIRA !! FIJATE !!

Señala mientras acerca la chaqueta y el pantalón a la pared. En un segundo, ves como la tela roja (del mismo color que el mostrador) se torna del mismo tono gris que la pared. Desde luego el comerciante estaba en lo cierto. Quedas atónito, una ropa mimetizadora por tan bajo precio... Este pobre vendedor no sabe cuánto cuesta esto fuera de este planeta.

 Gabriel observó con aparente normalidad. No parecía interesado, ni desinteresado. Pero mentalmente lo apuntó todo. Ese hombre era una mina. Algo se olía, cuando de la propia Inquisidora recibió la placa con los datos de la misión, cuando supo que la Inquisición tenía una prioridad así solo podía significar una cosa: Demonios. No sabia mucho de los inquisidores, pero sabía lo suficiente como para no negarles una orden, y como para saber que cuando se metían en algo era porque el Caos andaba en medio.

 - Edrian... - La voz del arbites sonó gélida. Metió la mano en una bolsa de fibra que llevaba bien oculta y sacó 4 tronos. y los dejó sobre el mostrador. Luego, con un quinto, comenzó a pasarselo entre los dedos. - No me extraña, la nobleza es un conejito blanco e indefenso para los poderes del Caos. No son pocos los nobles que caen bajo su influjo.

 Durante unos segundos pensó en su padre y en sus hermanos. ¿Habrían caido realmente ante el influjo del Caos? ¿Habría otros implicados? Se dió en ese momento cuenta que, si quería hacer justicia, tendría que conocer las motivaciones que le llevarían a su padre a hacerse cultista, para cotejar si sería creible la versión de que su padre fuera cultista... o para estar seguro de que hay alguien más. Claro que, siempre es bueno conocer al Caos. Para vencer a un enemigo, el deber de todo buen guerrero es conocerlo primero. Eso hace él con los criminales.

 - Dígame, buen hombre... Entre esa nobleza holgazana y que... tan poco aporta a nuestro dorado trono... ¿Hay algún nombre reseñable? Ya sabe a lo que me refiero, pueden ocultarlo, pero las lenguas hablan y circulan rumores. ¿Se sabe de algún noble cuyas actividades hayan... pasado a ser inmorales? - Hablaba lento, como cuando interrogaba a un detenido. Con ese tono de voz que, de estar ambos en un cuarto precariamente iluminado por una lamparita, y de estar el dependiente sentado en una silla y esposado, como mínimo le pondría los pelos de puntas. Pero no quería intimidarle. Simplemente, ese tono le salía solo. Y en todo momento jugaba con la moneda, tentando con el quinto trono al mercader de armas que... pasará a ser un buen mercader de información.

Se nota que el lugar es un sitio pobre, pues el mercader, sigue con la  mirada sin poder evitarlo aquel 5º trono como si fuese un lechón en una hoguera, es más, casi lo ves salivar. El vendedor, no parece nada contento con la nobleza del lugar y lo hace ver a las claras:

Si yo le contara buen extra-mundano... Todos son unos inmorales, y se lo digo yo, que tengo gente conocida que sirve en sus villas... Es todo un mundo de lujo y depravaciones, mientras nosotros nos matamos a trabajar para extraer de la tierra el preciado grano ellos se pegan la vida entre algodones y orgias... perooooooo.... orgias... !! ORGIAS !! ¿ EHH ?. De las macro. A lo grande, van todos con sus mascaras para poder hacer lo que quieran con quien quieran sin que les reconozcan y....buff.... Vamos... que es claramente inmoral y para mí que eso roza lo impío... ¿pero quién va a hacer nada?

Aquí en Canox no hay ejercito, casi no hay policía, y la que hay esta corrupta, así que ya ves, todo está controlado por un hombre, que no es el gobernador, pero que tiene más poder que el propio regente del mundo. Su nombre es bien conocido, se llama Lord Valtimor Dacious. Menudo elemento. Todos los buenos sirvientes y la gente que tenemos los pies en la tierra rezamos al Trono para que el caos no decida invadir este mundo tan prospero y pacifico, estamos demasiado cerca del borde exterior...

El comerciante se apoya en la encimera de su tienda y saca una petaca, tras pegarle un largo, larguísimo trago, mira la petaca y después a Gabriel y con un gesto amable le ofrece la petaca:

¿Lleva mucho tiempo por aquí? Apuesto a que aun no ha probado el licor que se destila de nuestras cosechas de hipo-grano. ¿Quiere un poco?

 Conforme fue escuchando el relato la cara de Gabriel se tornaba un cuadro furioso. Y no con los cultistas, precisamente. Porque al fin y al cabo es lo que hay que esperar de unos cultistas. En cambio, sí que estaba cabreado con el Emperador. Y ojala que sus psíquicos le esten leyendo ahora la mente, porque conocerían del cabreo que tiene. ¡No puede olvidar de esta manera uno de sus planetas! Por muy al borde que estuviera, ¡tiene destacamentos de sobra! Siempre se puede pedir la seguridad de CanoX a un despiadado comisario. Con unos pocos hombres impondría el orden.

 - No te preocupes, buen hombre. El Trono no os ha olvidado. - Recordó el nombre de Valtimor Dacious. Era su primer objetivo. - Dacious... ¿qué puedes contarme de Dacious? ¿Sería posible que me presantara a algún amigo suyo que trabaje para él? ¿Cómo es vuestro gobernador? Quiero saber hasta cuanto le miden la uñas de los pies...

 Gabriel había parado el trono dorado, reluciente, sobre el mostrador.

 - Espero que no le importe... una cosa. - Viendo que la tienda está cerrada a cal y canto y que no hay peligro de que entre nadie, Gabriel comienza a cambiarse de ropa. No se desnuda entero, por supuesto. Pero se quita el uniforme, poniendose sobre el camisote de mallas las ropas de camuflaje que el hombre le ha vendido. Se cruza en el pecho las dos cananas, se cuelga de la espalda la escopeta y del cinturón la maza. - ¿Podría quemar estas ropas?

Bueno... el gobernador... ya conoce como funciona eso en los territorios dominados por nuestro sagrado Emperador. Se reclama el planeta, y se nombra como gobernador a alguien con influencias, políticas claro está, el vive muy lejos de estas tierras, en el otro hemisferio del planeta. Nada tiene que ver con este asunto, casi nadie lo conoce en persona.... quien de verdad manda a ese lado del planeta es Lord Dacious, es el nombre ascendencia directa de los primeros colonos del planeta, una de las herencias más ricas y poderosas del planeta, su familia rechazó convertirse en gobernadora planetaria. Se rumorea que alegaron que sería mucho trabajo, y puede ser verdad, a ellos solo les gustan las fiestas y todo lo que sea juerga... Controlan todas las plantaciones de este hemisferio.

Hace una pausa, parece reflexionar sobre su destino, y su humilde puesto como vendedor en un barrio pobre.

Verá, hay quien dice que se dedica al ocultismo, otros dicen tener pruebas que tiene contactos con la inquisición, otros que ni una cosa ni la otra.... Vaya usted a saber. De ser cierto lo de la inquisición, ¿Nada malo deberíamos temer no? Y de ser cierto lo del ocultismo, la inquisición ya habría tomado cartas en el asunto. Viendo cómo viven , no creo que se arriesgasen a sacrificar anda de ello por ningún dios, este sentado en trono dorado, o viviendo....Ejem... ya sabe, la disformidad y todas esas cosas impías y paganas.

Sigue mirando el trono que sujetas en la mano, con clara expresión de necesidad.

Yo no sé nada más, si quiere le puedo dar un plano, que tengo por aquí....déjeme ver... A si, aquí esta, donde indica las provincias cercanas y las haciendas más ricas. Ahora usted está aquí, en Lectia, un núcleo de población mediano, hay otras provincias mas grandes, aquí y aquí, unos 100.000 habitantes... también hay poblaciones mas pequeñas como esa tal Edrian, que el otro dia atacaron, y desde luego los pequeños pueblos… Por toda población inferior a 10.000 habitantes ha de andarse con cuidado. ¿Me entiende? No se espero que le sirva, como ve las villas están alejadas de todo.

 - Gracias, buen hombre. Tenga, se lo ha ganado. Ahora... ¿Sabe de alguien que pueda llevarme a Dacious? O... ha mencionado que... el verdadero gobernador planetario hace caso omiso de vuestra situación y pasa totalmente por alto las actividades de Dacious y sus... compañeros enmascarados... ¿Cómo se llama ese gobernador? Concretamente, ¿dónde puedo encontrarlo?

 Gabriel comenzaba a idear varios planes. Tal vez tuviera que encontrar a algún traficante de drogas, matarlo y quedarse con su mercancía. Un metodo poco ortodoxo... pero seguro que los nobles no se privan de nada. Esa sería una buena manera de entrar en su círculo. Luego también está el tema de su apellido, aunque tal vez entre sus... objetivos... se encuentre el responsable de la muerte de su padre. No. No puede jugar con su apellido hasta que no sea realmente necesario. Puede también hacerse pasar por rico comerciante recién llegado. No se le dan mal las relaciones sociales, y los depravados son gente sencilla de coger confianza. Sólo hace falta ser igual de depravado, o más, que ellos. Y desgraciadamente eso es facil. Como última instancia, siempre puede coger la escopeta y optar por disparar antes de preguntar.... Además, según le dijo la Inquisidora, no estaba solo en esto. Eso le facilitaría mucho las cosas. Siempre es mejor trabajar acompañadp que no solo, aunque él fuera un hombre solitario... habia misiones de especial dificultad.

 - Digame, usted personalmente ¿que es lo que desea para este planeta? Nunca es bueno que exista tanta depravación alejada de la justicia de nuestro Emperador. Y yo... personalmente... me quema ver que a las clases trabajadoras os tienen demasiado olvidados... Dígame, ¿es que vuestro gobernado piensa morir tranquilamente en su sillón mientras Dacious os esquilma y vende el alma de este planeta a los dioses del Caos? Hable con libertad, nada de lo que usted diga será usado en su contra, todo al contrario. Los leales servidores del Imperio siempre son recompensados.

Lo que este planeta necesita son impuestos más bajos, creo yo, mas ayudas sociales, mas control sobre el comercio y mas inversión en las pequeñas empresas, en las ciudades... no sé, sería complicado, la verdad es que nadie nos ha preguntado nunca que es lo que hace falta. He odio que en otros mundos hay sistemas de elecciones pero esto no va así, a demás, nunca se sabe a dónde puede llevar un sistema electoral...quizás la cosa fuera a peor... quizás mejorase... Nunca se sabe.

Mira hacia el exterior de la tienda, y ve como se ha hecho noche cerrada ya, consulta su reloj, y señala al visitante:

Voy a tener que cerrar, ya son horas tardías, y no es conveniente tener el negocio abierto hasta tan tarde, gracias por su contribución buen forastero, como ve... no suelen entrar muchos clientes.

 - Gracias a usted, buen hombre. Ten por seguro que vuestras necesidades llegarán al Trono Dorado.

 Gabriel salió de la tienda, con sus ropas de regulador echas un rebuño en la mochila. Cuando tuviera tiempo las haría arder. Al salir de la tienda observó en derredor, tomó la petaca y le dio un corto trago al amsec, para que despejara su garganta. Volvió a guardar la petaca, dónde estaba grabada el águila imperial que portan todos los leales servidores y soldados del Imperio. Entonces puso rumbo hacia la zona más "recomendable" del lugar. Dónde se encontraban el puticlub y la taberna. Probaría en ambos sitios para buscar información. En esos momentos echó mucho de menos un intercomunicador con la Inquisidora. Se dirigió primero a la taberna, a probar suerte.

 Cuando sales por la puerta de la tienda, rápidamente le vendedor, otra vez armado con su escopeta, echa el cierre y una gran verja. La calle esta oscura y con cuidado te diriges hacia la taberna a preguntar, cuando pasas por el primer callejón ves unas sombras que te miran, y se hacen gestos entre ellos, tu instinto de policía se activa, sabes que algo va a pasar. Y momentos antes se confirma. Antes de llegar al siguiente callejón, un par de figuras salen de él y una se dirige a ti, con buen todo y marcado acento regional, pero educadamente:

Buenos días buen extranjero, dígame, ¿No tendrá un Trono para el aero-bus?

Cuando miras tras de ti, ves que las dos figuras del callejón anterior se acercan con paso vivo pero sin correr. ¿Que pueden querer estos ciudadanos?

 - Ya... si... claro... esperad. - Gabriel rebusca por todos sus bolsillos. Mejor dicho, hace como que rebusca. Su instinto policial le dice que los hombres, cuatro, no quieren precisamente un solo trono para el aero-bus. Luego querrán otro, y otro, y otro. - Vaya... me he gastado todo lo que tenía... esperad a ver si....

 Gabriel se mueve como un jovencito rico asustado. Incluso tarda en abrirse los bolsillos por sus manos temblorosas. Tal y como se mueve y todas las armas, buenas, dan la impresión de que es un típico niño rico con aires de grandeza y sueños aventureros. De los que duran dos noticiarios imperiales en el basto espacio. Entonces, moviendose, se gira para apoyar la espalda en la verja de la tienda que tenia a su lado. Al menos no le pillaran desprevenido. Y por seguridad... desenvaina la maza electrica.

 - No hay para el aero-bus, caballeros... pero tal vez podáis ayudarme.... por unos cuantos tronos más - Veamos cuan de cierto era el camuflaje del traje... piensa Gabriel, pegando la espalda a la verja de la tienda. La maza vibra con el característico sonido de un instrumento que está lleno de electricidad. Incluso, de vez en cuando, puede observarse una chispa azulona salir de la cabeza de la maza.

El movimiento no les pilla desprevenidos, pues iban a lo que iban... Al apoyar la espalda en la verja, el traje se torna metalizado como la valla de la tienda, eso si los pilla desprevenidos, algo que nunca gusta a la baja estofa de las cloacas, tan vanidosos, tan engreídos, tan seguros de sí mismos... El que parece su jefe, grita algo y como si de un truco de magia fuera, aparece una pistola automática compacta en su mano, la cual restalla con un disparo, iluminando la noche, como un abejorro extremadamente gordo, notas como pasa cerca de tu cabeza el proyectil impactando en la reja de la tienda:

!! Date por muerto puta del gobierno !! A por el chicos !!

Los otros 3 se te echan encima con agilidad tras desenfundar unas largas bayonetas, que mas son espadas cortas, extremadamente afiladas. Oyes en la oscuridad como suenan: Rrriiiiiishhhhh. Al salir de sus vainas los cortos sables.

El ladrón 1 lanza un barrido con el sable, que se queda corto gracias a que no ha calculado bien que es verja y que es hombre, debido al camuflaje.

El ladrón 2 si que calcula bien, y la punta del sable se dirige a gran velocidad contra tu estomago (Haz una tirada para esquivar o parar con tu agilidad esquivar, o con tu HA parar)

El lardón 3, impedido por los otros 2 errá el golpe por bastante, arañando la superficie metálica mientras saltan chispas al contacto de la verja con el sable.

 El sable se encuentra con el cabezal eléctrico de la maza, haciendo vibrar la muñeca del atacante por el influjo eléctrico. Gabriel se encuentra atrapado entre tres hombres, que por suerte no son muy duchos en la lucha, pero tan juntos como están le impiden efectuar con éxito un ataque. Su maza blande el aire, pero su golpe es más intimidatorio que violento, pues lo único que hace es golpear con furia el aire.

En respuesta a tu reacción, y a su fallo, el Ladrón 4uno te vuelve a intentar lanzar un sablazo, que se dirige a una de tus extremidades a gran velocidad.