Partida Rol por web

En silencio ve como  Hinault toma la delantera  rechazando amablemente su brazo.

Eso no es lo mio. Vamos, anda. - Le termina diciendo mientras avanza hacia el trío a su lado.

Si, supongo que no- solo alcanza a decir mientras se le pone a la par para acabar junto al grupo-  meine freunde, que alegría volverlos a ver en mejores circunstancias que las anteriores- mientras le ofrece la mano a los caballeros sin olvidarse de la señorita Archer- que tal va su mano Fräulein Archer, espero que  tras la cirugía haya podido recuperar toda la movilidad del dedo, un viaje muy accidentado nuestro anterior encuentro, por suerte la fiesta de hoy parece libre de peligros.

Mientras intercambiaba saludos su vista fue a caer en un hombre de avanzada edad y baja estatura - oh quizás no..., si no les importa movámonos un poco más hacia aquellas mesas- dice intentando alejarse de dicho hombre- sé que es estraño lo que les pido, pero aquel hombre que ven allí es  el Profesor Zimmer, célebre arqueólogo alemán y obviamente mi compatriota, quizás en alguna ocasión me apasionaría conversar con él, pero desde que casi volamos por los aires  gracias al Reich  prefiero pasar desapercibido y evitar cualquier vecino que por alguna razón me pueda reconocer- dice algo temeroso, aun sabiendo que un hombre como ese lo reconociera no sabía muy bien hasta qué punto podía considerarse un estorbo como había sido su padre, y cuanta gente podría estar informada y deseosa de acabar con un alemán que trabaja para U.K.

Pese a todo la curiosidad por saber que traía a tal eminencia  a la fiesta y que pensaba sacar de ella le llevo a hacer una sugerencia- Quizás alguna de las damas pueda darse una vuelta y  entablar conversación con ese hombre, no vaya a ser que tenga algo que ver con el grupo del señor Falken

Puede que fuera la expectación que tenía o la copa que había tomado, pero Maddie optó por dirigirse al baño antes de que comenzara el discurso de Hollister para estar completamente preparada pero, justamente cuando cruzaba el camino hacia el aseo, frenó sus pasos al escuchar una voz familiar. Cornelius.- Optó por fingir que estaba esperando en la entrada, dándoles la espalda y sonriendo a cualquiera de los presentes como si estuviera entablando conversación con tal de escuchar a hurtadillas y, por supuesto, funcionó.

Volvió con nueva información a donde estaba el resto, saludando a Wagner al comprobar que se había unido al grupo.

Lejos quedan nuestras andanzas. También me alegra veros.- Sonrió mientras mencionaba a un arqueólogo con interés, aunque rápidamente volvió a la conversación.- Hay demasiada gente aquí como para intentar algo, no te preocupes.- Miró a David, ya que antes le había preguntado sobre información para llamar su atención.- Me he encontrado con nuestro anfitrión, Cornelius Hollister. Dice haber encontrado la tumba de Ramsés II.- Si era cierto o no, era algo que la joven dudaba. Había estudiado sobre el faraón y conocía los cientos de intentos en la búsqueda de su sarcófago, por lo que no estaba del todo convencida de que realmente fuera la original.

La tumba de Ramsés II es, desde luego, un suculento premio para un arqueólogo. ¿De verdad Cornelius Hollister ha conseguido encontrarla? De ser así, entraría por la puerta grande en el mundo de la arqueología.

La fiesta continúa animada, motivada por la expectación generada por Cornelius ante su anuncio. Zimmer continúa conversando con un grupo cada vez más numeroso de gente. Es un tipo avispado el profesor alemán, que gesticula con los brazos para explicar sus anécdotas mientras estos le devuelven sonrisas de admiración. Realmente parece un alfarero de la comunicación moldeando la gente como si fuera arcilla.

Los invitados apuran las copas y ya no es extraño encontrar alguna heredera europea intimando con viejos terratenientes en los preciosos balcones de la mansión en la planta superior. Todos se dejan llevar por el camino que las fiesta les marca y no os sorprende que algunos de los dormitorios de finca ya estén ocupados.

Una nueva ronda de canapés circula entre los invitados y pese a que algún empresario del comercio de caviar lanza algunas críticas, lo cierto es que la gente los paladea con avidez.

Zimmer abandona a su generoso público y acude al lado de Cornelius en cuanto lo ve, momento que aprovecha él para presentar a su amigo alemán mientras le coloca una copa en las manos.

El descubrimiento de la tumba de Ramses II era un hecho bastante relevante, el cual, poco podría pasar desapercibido, ni tan siquiera para Anne.

- No nos subestimes tanto, David.-  Le da un último sorbo a su copa, terminándola, y la deja vacía sobre la bandeja de un camarero que pasaba a su lado.

Va observando como aquel señor de baja estatura y con ojos de topo va teniendo cada vez más y más personas a su alrededor.

Un buen orador, eh. Piensa para sí.

Y pese a estar rodeado de personas y desenvolverse perfectamente, las deja para ir hacia Cornelius.

- Vaya, parece que nuestro nuevo amigo, “le pédant”, se ha acercado a nuestro anfitrión. - Dijo con un tono apremiante mientras señalaba con su mentón hacia donde estaban ambos.

Ve pasar a otro muchacho portando una nueva bandeja con copa.

No, aún no, una copa es suficiente, mi mente ha de ser clara como el agua.

Ramses II que interesante, sin duda uno de los grandes Faraones de Egipto  al  cual trajo un largo reinado de prosperidad  y expansión,la mencionada expansio obviamente causada tambien por ser muy belicoso y talentoso en la guerra - comenta Hans intentando hacer memoria sobre sus conocimientos sin quitarle ojo a su compatriota, el cual desborda carisma en la fiesta atrayendo la atención de mucha gente.
Bueno parece que el anuncio va a comenzar en breves - dice al ver que Zimmer y Hollister se reunen.
 

Así que han descubierto la tumba de ese antiguo despota sanguinario. Genial, seguro que estará llena de objetos la mar de interesantes y caros.

No muy seguro de si lo he dicho o lo he pensado, y siéndome indiferente, quedo expectante de nuevas revelaciones mientras apuro mi copa.

Rápidamente, ambas celebridades, el famoso arqueólogo y el anfitrión, son rodeados por los invitados y los perdéis de vista, pero no pasa ni un minuto cuando veis a Zimmer, enfundado en su impecable smoking blanco, desaparecer por la puerta de servicio acompañado por un par de hombres de aspecto caucásico y con gabardinas grises.

Un poco después, es Cornelius quien sube las escaleras de la mano de dos jovencitas asiáticas amantes de las piedras preciosas y el champagne, a juzgar por las joyas y lo fírmemente que sujetan las copas mientras suben las escaleras.

Rápidamente, ambas celebridades, el famoso arqueólogo y el anfitrión, son rodeados por los invitados y los perdéis de vista.

La hija de los Archer miraba con especial interés en la distancia a Cornelius y Zimmer, manteniéndose apartada para poder escuchar pero sin perderlos de vista. Estaba tentada de acercarse a preguntar, fingir ese interés camuflado con alabanzas y elogios a sus trabajos para conseguir pedazos de información, pero teniendo en cuenta que estaba rodeada de buitres que querían lo mismo difícil era.

Se distrajo un momento para escuchar a su pequeño grupo con una nueva bebida en la mano, mirando el claro contenido burbujeante que giraba sutilmente al ritmo del volteo de su copa de cristal. Cuando levantó la cabeza se percató de que, donde debían estar el anfitrión y su compañero ahora había un grupo de célebres que conversaban entre sí.

Oteó el ambiente buscando las cabezas de ambos o siguiendo el timbre de su voz, pero era tanta gente y tanto volumen que apenas podía distinguir más allá de su propia figura.

No les veo.- Informó tanto a Lobo como a Hans, los que parecían tan despistados como ella.- Busquemos a Anne y David, no es buena idea separarse.

no somos amigos, ni siquiera lo conozco en persona pero es probable que mi difunto padre si- dice Hans mientras intenta no perder de vista a aquellos hombres , por desgracia parece que atraen a la gente como la miel a las abejas y pronto se pierden de vista-  no consigo verlos, acerquemonos con precuación

Parecía que David y ella eran los únicos que habían podido percibir los últimos rastros de Zimmer antes de desaparecer por la puerta de servicio.

- Se ha ido por la puerta de servicio. Vosotros os quedáis aquí, estad atentos y cubridnos. David. – Le hace una señal a David para que le siga. ­– Intentemos averiguar algo. Si nos detectan, somos una pareja de ¨enamorados¨ que nos hemos perdido.

Mientras van de camino hacia la puerta de servicio acomoda un poco su vestido para dejar entrever un poco de su escote.

Algún arma tiene que darme este tipo de vestimenta. Piensa mientras suspira, desesperada por no poder tener la ropa que realmente deseaba.

David notó que el alemán y unos sujetos sospechosos se deslizaron disimuladamente por la puerta de servicio, estaba a punto de informárselo al grupo, pero Anne se le adelantó. Le propuso que los siguieran y él asintió.

“Vamos ya. Ese “mutis” sospechoso no me gusta nada. Algo se traen entre manos.”

Sin perder un segundo, se encaminó tras los pasos de los alemanes.

Uno de los hombres de gabardina gris le entrega un maletín a Zimmer. Sin deternerse a mirar, los tres caminan a paso rápido y se meten en el coche gris de Zimmer, arrancan el motor y se van en dirección norte.

No habían podido darles alcance al trío, y habían conseguido escapar. Había conseguido ver cómo intercambiaban entre ellos un sospechoso maletín, y como, con bastante prisa, se habían montado en un coche que estaba esperándoles. A medida que los segundos iban avanzando el coche era más y más pequeño.

Ya estaban demasiado lejos. 

- Merde!