Partida Rol por web

Mientras Madeleine y los demás van a preparar el coche, da unos pasos ágiles acercándose a Cornelius antes de que se marche.

Se fueron en dirección norte en un Mercedes-benz gris.

Y sin pausa vuelve con sus compañeros y se monta en el coche.

Recordad que tenemos que ir en dirección norte, su coche es un Mercedes-benz gris. ¿Alguien tiene una pistola a mano?

Dios, cómo odio no tener mi revólver a mano.

Nada más recibió las llaves, fue como el pistoletazo de salida que necesitaba para activar la adrenalina en su cuerpo. Una persecución por la carretera, un robo que debían parar y una nueva aventura en la que sumergirse, asintiendo a las palabras de Cornelius mientras ponía rumbo rápidamente al Sedán que les había tendido.

Subid, ¡rápido! – No se fijó quién iba con ella o en qué asiento, dando el tiempo justo para que se colocaran mientras metía las llaves en el contacto, se levantaba levemente el vestido para tener las piernas libres de cualquier maniobra y apretaba el acelerador con los tacones, dando un fuerte tumbo para ponerse en marcha en la carretera.- ¡decidme dirección! – Había escuchado a Anne nombrar el norte y un Mercedes-benz gris, pero teniendo en cuenta que tenía los ojos puesto en la carretera y en esquivar los coches que venían, saltándose semáforos y subiéndose al arcén para ir más rápido no podía atender también al objetivo.

Hace tiempo que he dejado mi patria, no sabria decirte- Hans se siente inutil ante aquella situación- sigamos hacia el norte y mientras intentare hacer un poco de memoria , sobre lo que se del objeto y de la excavación- comenta mientras cierra los ojos fuertemente y intenta procesar toda la información que se le haya podido quedar atras- quizas eso nos ayude a discernir a un sitio concreto al que se han dirigido

Anne está mirando por la ventanilla escuchando a sus compañeros, pero si hablar, pues poco podría aportar, no conocía la ciudad ni ningún lugar concreto en la misma. Mientras está mirando por la misma está intentando escudriñar todo lo que pasa delante de sus ojos.

Será ver ese coche y los tendremos.

Te percatas de un detalle importante en el que no te habías detenido hasta ahora. La excavación en esta zona de Tebas se encuentra a veinte minutos por una irregular carretera al norte.

Afortunadamente, lejos queda la gigantesca Nueva York y su manto de luces incandescentes que hace que la ciudad brille todas las horas del día. Tebas es un lugar muy oscuro cuando cae la noche. Muy oscuro a excepción de unos faros lejanos en una carretera que sale de la ciudad en dirección norte, adentrándose en una plana llanura.

Pese a ver poco en la penumbrosa Tebas, Anne no despeja ojo de la ventanilla.

Allí. Adelanta su brazo hacia los asientos delanteros y señala hacia una carretera que sale en dirección norte de la ciudad. Puedo ver claramente una plana llanura entre esta oscuridad.

Recoge su brazo y calla por un momento.

Si tienen una avioneta, dudo mucho que quieran utilizar el aeródromo convencional.

Correcto,ahora lo recuerdo perfectamente- dice Hans  ver como Hinault señala la carretera- la excavación se encuentra a 20 minutos al norte de aqui, no perdemos mas tiempo vayamos hacia alli, es probable que algo mas haya en ese lugar que les obligue a seguir esa ruta

Madeleine conduce a una velocidad tal que su colega Hans y su prometido, David, deben sujetarse el sombrero con firmeza. Los baches del camino se traducen en saltos que pega el vehículo, y las curvas nubes de polvo y olor a caucho. De repente, la Srta. Archer pisa a fondo el freno del Sedán cuando las luces del coche de delante, el Mercedes-Benz de Zimmer, se para en medio de la nada y hace unas señales con los faros. Desde un sendero lateral aparece un camión con los faros apagados y se coloca detrás del vehículo de Zimmer y arrancan los motores para continuar el trayecto.

Con el simple arreglo en el pelo que se había hecho destrozado, y viendo la escena a lo lejos desde el automóvil se percata de que sus compañeros habían visto lo mismo que ella.

¿Te ves capaz de perseguirlos? Le pregunta a Madeleine

Mais... Si los perseguimos con las luces nos verán. Dice mientras se termina de quitar el arreglo de la cabeza y acomodarse el cabello.

La adrenalina recorriendo mis venas, el viento azotandome el rostro, unos tipos a los que zurrar al final del camino. Joder, merece la pena estar vivo por estos momentos.

-¡Dale cañá, Madeleine! Si me acercas a ese caminón les demostrare porque no merece la pena meterse conmigo.

Después de gritarlo para que se me escuche por encima del viento, me agazapo sobre el coche mostrando la clara intención de saltar en cuanto estemos cerca.