Partida Rol por web

Tomé la mejilla de Alexandra con mi mano derecha mientras que con la izquierda tomaba su mano, y acariciaba lentamente ambas. Me había dado una respuesta, mas no me había dicho que debía hacer con ella ¿Tal vez debía hacer lo que había deseado tantos años?

Por el rabillo del ojo miré para ver si los guardias nos vigilaban, no deseaba poner a Alexandra en el mayor de los aprietos, acerqué mis labios a los suyos y en el último momento besé tan sólo su comisura -Has cargado con el mismo peso que yo durante años, y lo que es peor por mi culpa. Por culpa de mi cobardía, por no decir lo que debí decir en su momento.

-¿Qué crees que es lo correcto? Enjaular lo que sentimos y hacer como si nada de ésto hubiera pasado... dejar encerrado al oso, hasta que rompa los barrotes... ambos sabemos que no se puede enjaular a una bestia para siempre ¿O dejarla libre? Aunque sea tan sólo durante fugaces momentos en los que los cazadores no puedan arracarle la vida.

Nadie debía verse obligado a amar a quien no deseaba, tal vez eso me hubiera dado igual hace tiempo, pero ahora entendía que no se podía obligar a algo así.

Cuando se acerco senti un escalofrio recorrerme toda la columna vertebral, y eso que no llego a besar mis labios apenas... sus palabras entraban en mi cabeza como una bombadeo, me estaba metiendo en algo de lo que no podria salir y eso no estaba bien...

- Jener... yo... no deseo esto... - Dije intentando centrar mi cabeza - Morded me necesita, ahora mas que nunca y... no puedo... lo siento... - Ahora mismo rogaba porque apareciera alguien pues yo no tenia el valor de partir...

Estupida... estupida... estupida...

Ya han pasado los siete días de celebración del funeral de Manfred, pero las siete tribus no estamos unidas ahora que se acercan vientos oscuros que pueden traer la guerra hasta nuestras tierras. Ninguno de ellos parece darse cuenta de que es necesario un líder, un líder fuerte que nos guíe, alguien que no tenga miedo a levantar un hacha y plantarla en medio de la mesa de negociaciones con el imperio, haciéndoles ver que no les tememos, que no negociamos si no es bajo nuestras condiciones. Se que yo soy la persona adecuada, tal vez si no hubiesen envenenado a Manfred, las cosas serian diferentes – pienso mientras camino por el poblado de las tribu Bearmaw.

Veo a mis hombres entrenarse cuerpo a cuerpo, los puñetazos y las patadas vuelan golpeando sin compasión a su compañero de entrenamiento. Los guerreros caen al suelo, pero antes de que se levanten tienen la mano de su compañero, que los ayuda a levantarse y proseguir con el entrenamiento.

- Gunhar, es la hora de las hachas – digo al capitán antes de preguntar - ¿Quién quiere luchar contra mi?–  los gritos de mis hombres, resuenan mientras me despojo de mis ropas, y me dirijo al campo de entrenamiento. En mi torso y espalda, aparecen reflejadas las cicatrices de las heridas provocadas por mis enemigos, algunas estuvieron a punto de llevarme a la muerte, pero los dioses decidieron que aún no era mi hora.

Los combates se suceden, muchos de los hombres más jóvenes se lanzan al combate probando su valía frente a mí, algunos caen más rápidos que otros. El exceso de confianza y la falta de paciencia son sus enemigos. A todos los derrotados les ofrezco consejos explicándoles porque han caído en combate, necesitamos que sean guerreros perfectos si queremos que sobrevivan.

- Este será el ultimo combate, mi señor – dice Gunhar con una sonrisa en su rostro, asiento y comenzamos a luchar. Tras unos minutos luchando y consiguiendo evitar cada uno de nosotros, ataques que podían llevarnos a la derrota, logro atravesar sus defensas y derrotarlo.

- Eres un adversario cada vez mas temible, me alegro de tenerte en nuestras filas – le digo mientras golpeo su hombro de forma cordial – Id a descansad un rato y comer algo, proseguiremos el entrenamiento mas tarde – digo a mis hombres mientras recojo mis ropas y observo la puerta de acceso al poblado.

- Por todos los dioses, Hiam, aparece de una maldita vez y dime que es lo que ocurrió con Manfred y que has decidido…

Me aparté de ella con un leve asentimiento de cabeza, resignado a eso cogí mi espada -Ya te dije que si lo deseabas haría como si nada de ésto hubiera ocurrido- Suspiré, era un hombre de palabra así que... -Sé cuales son tus sentimientos, callaré y haré cómo si nada de ésto hubiera pasado. Nuestra amistad seguirá... y puedes marcharte si quieres- Dije, no iba a intentar nada más si ella no lo deseaba.

Aunque ojalá hubiera tenido más valor en su momento

Tenia mi cerebro funcionando a tal velocidad que pensaba que me iba a estallar en cualquier momento - ¿Porque no se lo dijiste hace tres años en esta colina? - Le pregunte sin mas, sabia que podia ser una pregunta extraña - En aquel momento Morded habria echo cualquier cosa por ti, eras su hermano, si, era carpichoso y me veia como el mejor trofeo, pero... si le hubieras dicho que sentias por mi... habria hablado con Manfred y no se habria realizado el enlace... - Y yo estaria mas cerca de los Bearwar de lo que lo estare nunca...

Sabia que mi opinion de aquel entonces importaba entre poco y nada, pero la suya tenia peso, mas peso del que el podia imaginar, y ahora lo sabia muy bien, pues el maximo dolor que sentia Morded tras el perder a su padre, era sentirse traicionado por los que consideraba familia...

-Morded era mi mejor amigo- Dije -Valoraba su amistad y no quería ponerla en peligro por nada del mundo, ese día mi corazón estaba dividido... mi mejor amigo, o la mujer que amaba. Sabes que Morded se lo hubiera tomado a mal, además, tu boda fué una decisión del líder de líderes... ambos sabemos que debí haberlo dicho antes- Comenté con gran amargura en la voz.

-Quizás sí debí hacerlo, pero no me atreví a poner en peligro la amistad con Morded. Ni por la mujer a la que amaba, a la que amo...- Reí con amargura pensando en la facilidad que tuvo Morded al olvidarse de mi amistad.

- ¿Decirlo antes? - Pregunte dandome cuenta de algo de golpe, era normal que las chicas como yo en aquella epoca fantasearan con que algun dia serian las mujeres de grandes hombres como ellos pero... ¿El fijarse en mi que no era mas que una costurera timida que apenas salia de su casa y tenia miedo a los hombres...? Me parecia algo imposible...

- El aun te aprecia Jener... por eso le duele tanto todo esto, pues odiar a quien quieres es lo mas dificl del mundo - Le dije intentando calmar los animos con aquello.

-No quiero hablar de él- Dije, tal vez más seco de lo que quería. Pero lo último que necesitaba era escuchar esas palabras.

-Alexandra, dije que mi amistad por ti no cambiaría. Pero Morded... él es otra historia, así que por favor, dejémoslo fuera de ésta conversación.

-Tan sólo quiero que tu mente se aclare, quiero que seas feliz...- Pero ¿cómo podía serlo si en su interior ocultaba lo que ocultaba yo?

- Quizas no quieras oir esto pero... soy feliz Jener... - Dije esperando que entendiera lo que decia y que el tambien llegara a serlo - Tengo mas de lo que hubiera podido aspirar jamas, un marido que me quiere y me respeta, al que he aprendido amar y un hijo maravilloso... no podria pedir mas a los dioses o me castigarian por avariciosa... - Comente con una triste sonrisa - Y tu... deberias tener lo mismo, una mujer que te quiera, que se sienta orgullosa de compartir lecho contigo y poder darte hijos fuertes... es peor la soledad que no tener lo que mas deseas... - Le dije con sinceridad pues yo hacia tiempo que sabia que lo que deseaba no lo tendria.

-No estoy sólo- Contesto -Tengo un padre y una hermana, quiero a ambos y ellos me apoyan, prefiero eso a mantener una máscara durante toda mi vida. Nunca he sido un conformista Alexandra, tengo tu respuesta y la respetaré, pero no esperes que siga tu ejemplo y tenga una vida llena de mentiras.

-Supongo que, con el tiempo todo esto cicatrizará...- Toqué una de mis cicatrices y añadí -Siempre cicatrizan, hasta entonces seré lo que soy ahora, el orgulloso hijo de Kar, líder de la tribu Bearmaw. Después... ya veremos.

.-Hijo te enseñare a manejar la espada, pero tienes que prometerme que evitaras entrar en combate hasta que seas un poco más mayor. Egil o yo te diremos cuando estaras preparado. El entrenamiento te vendra bien.  Fortaleceras cuerpo y mente-. Dice mientras cabalga hacia la aldea .-Sera duro...-. Añade para concienciar al muchacho

- No puedes compararme el amor de un padre o un hermano con el de un hijo... - Murmure pues puede que el tuviera razon pero a mi me sabia mal que no pudiera experimentar aun la felicidad de tener a un pequeño en brazos, o tener siempre a alguien en casa esperandote al llegar...

- Yo... deberia irme Jener... - aunque no me apeteciera nada ahora mismo.

-Un hijo debe ser el fruto de dos personas que se aman- Contesté tranquilamente, en esto no iba a ceder. Mi hermana y mi padre lo eran todo para mí y los amaba tanto como amaba a Alexandra. De manera distinta, pero los amaba.

-Cierto... deberías- Dije, aunque si no se había ido ya... era por algo, dirigí mi mirada, taladrando sus ojos. Intentando ver en la profunda tristeza de su mirada qué era lo que estaba pensando. Sólo había dado motivos racionales para querer mantenerse fiel a la mentira que había vivido hasta ahora, como yo había querido dar motivos racionales para no confesarle antes lo que sentía pero... -El amor no es racional, no entiende a razones- Murmuré.

Senti como si sus palabras fueran un puñal hacia mi pero lo ultimo que me dijo si me dejo de piedra... ¿Que pasaba por su cabeza para decir aquello? - Lo racional no es siempre lo que deseamos, pero casi siempre lo que debemos hacer... -  conteste mientras me agachaba a coger la bota con agua, pues ahora era yo la que necesitaba refrescarse un poco tras todo lo sucedido, si lo llego ha saber la habria llenado de vino...

- Jener... necesito que me ayudes... tenemos que averiguar que paso realmente con Manfred... por tu padre y el bien de los clanes... - Le dije sabiendo que aquel tema no le gustaba pero... ¿en quien mas podia confiar?

-Hiam lleva días para averiguarlo ¿debemos hacer su trabajo?- Pregunto de forma casi desdeñosa, la verdad es que tenía aprecio al viejo Veifog. Él me había enseñado, pero parecía que últimamente jugaba con los clanes como si de títeres se tratara.

-No es prudente...- Lo dije, recalcando lo obvio. Además de que pasaríamos mucho tiempo juntos, nos íbamos a meter en asuntos de los Veifog, pero tenía razón... no podíamos dejar que ésto siguiera así. Si el impero atacaba y nos encontraban divididos... caeríamos con demasiada facilidad.

-¿Pero cuándo he sido yo prudente?- Pregunto con una sonrisa, mitad alegría, mitad tristeza -Pero... a cambio quiero pedirte un favor.

- En cosas como las que han ocurrido a veces es mas valioso ser astuto que sabio... Alguien puso ahi el veneno Jener, tenemos que averiguar quien, y por suerte o desgracia solo confio en vosotros y en mi familia - Le dije con claridad, el sabia que mi trato con el resto habia sido meramente oficial.

- Un favor... eh... claro, sabes que siempre puedes pedirme cuanto desees si esta en mi mano no habra problema - Le dije recobrando mi sonrisa tras dar un largo trago a la bebida.

-Mi padre me abriría la cabeza si se entera que me estoy metiendo en éstos asuntos...- Tal vez abrirme la cabeza no pero... -Y mi hermana, no quiero meterla en más líos de los que ya se mete ella sóla. Tu familia... ambos sabemos que Morded debe permanecer al márgen, al menos por ahora. Kyle... es Kyle y no sé cómo reaccionará...

-No digas eso- Contesté a sus últimas palabras, no era una orden. Más bien una advertencia -Está en tu mano, pero no prometas nada de lo que no sepas nada.

-Está en tu mano- Dije seguro de ello -Tan sólo quiero que... sigas a tu corazón y no sólo a tu cabeza- Tan sólo, lo dije cómo si fuera fácil... y lo era. Era realmente fácil, pero a la vez endemoniadamente complicado. Sólo quería asegurarme de que no se arrepentiría nunca de la decisiónq ue estaba tomando, ya que era una de las más importantes que tomaría, no cómo la esposa de un líder... si no como persona.

Quería que fuera libre, no que se conformara con lo que tenía. Su respuesta me diría tanto de ella, para bien y para mal...

Sonrei de forma dulce con su peticion y eleve mi mano para acariciar con cariño su mejilla - No siempre uso la cabeza Jener, pero... no puedo prometerte nada, pues ahora, desde hace un año mis actos no solo repercuten en mi... si no en la vida que he creado...- Y el estaba por encima de mis sentimientos, de Morded y si hacia falta hasta de los dioses, pues era lo mas importante que tenia en mi vida.

- Espero... que lo entiendas... - Le dije mientras lo miraba y aun acariciaba su mejilla desde mi altura mas baja.

-Tu hijo...- Comencé -...Es fruto de ti- Posé mi mano en su vientre, a sabiendas de que podía estar sobrepasándome pero no podía evitarlo, cierto que el niño había sido fruto de Morded e inspirador de muchos de mis celos pero era de Alexandra, esto no lo hubiera dicho con ninguna otra mujer y... sabía que al decirlo muchos hombres me considerarían débil y manejable pero...

-Tú lo quieres, nunca dejaría que le pasara nada malo- Dije con sinceridad mientras posé mi otra mano sobre su mejilla -Tanto tú, cómo él podéis contar conmigo. Si alguien se atreve, a levantar una mano contra él o contra ti. Te aseguro que conoceran la verdadera furia de Jener

Quizás sólo fuera el amor que sentía hacia la madre lo que hacía que quisiera proteger lo que ella quería, pero nadie podía dar más de lo que yo estaba dando... en mi situación. Dudaba que ningún otro hombre se hubiera "rebajado" tanto por una mujer. Pero Alexandra era para mí más que cualquier otra mujer, apenas me dí cuenta que mis labios rozaba ya la comisura de los suyos, pero esta vez no quería, no podía conformarme con un simple beso de amistad.

-Confía en mí Alexandra, confía en tu corazón, confía en mi protección. Nunca dejaría que os pasara nada por mi culpa pero, necesito a la persona que amo. Sé que, los dioses nos odiarán por esto eternamente, pero prefiero una maldición a sentir... lo que he sentido todo este tiempo alejado de ti.