Partida Rol por web

Stuart lucía sus nuevas ropas recién estrenadas tras comprarlas antes de salir de la pequeña estación espacial Red Nola, las había escogido con cuidado para que le sirviesen perfectamente para el clima de Akiton especificamente y ciertamente le estaban resultando mucho más comodas que aquellas ropas gastadas con las que había tenido que estar en Akiton anteriormente durante varios meses, aunque en aquella ocasión tuvieron que salir de apuro de la Estación Absalom debido a la persecución de la pandilla de las Serpientes de Morob. Las cosas parecían irles cada vez mejor, antes Stuart tuvo que pasar años con las mismas ropas gastadas y ahora se había comprado ya dos conjuntos de ropas nuevas a las que reforzaba con placas de armadura... la vida parecía irles mejor a que cuando vivían en las zonas más pobres de la Estación Absalom pero ciertamente a costa de que ahora arriesgaban la vida de tal manera que su yo del pasado sin duda se espantaría.

— Gendo, recuerdame ahorrar todo lo que pueda para jubilarme joven mientras aun respire. — Le dijo Stuart mientras se mantenía muy atento a adelante con sus grandes ojos negros protegidos gracias a las lentes oscuras de sus googles protectores. Entonces escuchó la advertencia de Gendo, y cuando vio que disparó la granada desvió la mirada un instante para enseguida volver a mirar al vehiculo contrincante que mantenía su trayectoria sin cambios. — Buena esa, Gen! Pero parece que necesitaremos algo más para sacar a ese bastardo. ¡Sujetate! — Stuart entonces pisa un tanto el freno reduciendo considerablemente la velocidad de forma bastante abrupta. Esto hizo que el otro vehículo, siguiendo su curso a la misma velocidad que llevaba, les rebasara quedando este varios metros más adelante. — Ahora... es nuestro turno. — Le dijo entonces. — Aceleraré y lo embestiré desde atrás, haciendo que pierda el control. Con algo de suerte, volcará.

Las cosas no habían salido tal y como había previsto, especialmente porque el maldito reactor estaba más lejos de lo que había calculado.
Ahora estaba aún lejos de la maldita máquina y con los Ysoki disparándole.
Debería improvisar.

Se puso a cubierto tras una de las camionetas y sacó su pistola.

Stuart pisó a fondo el freno, después el acelerador y controlando la reacción del buggy, embistió al otro vehículo por detrás con fiereza y algo de pena por abollar el coche que había construido. 
El piloto del otro vehículo no pudo controlar la maniobra recibiendo un impacto directo en la parte trasera que le hizo saltar el tubo de escape. El piloto incapaz de controlarlo cruzó el vehículo por delante del buggy donde se encontraban Stuart y Gendo siguiendo la diagonal a la izquierda. 

— ¡Es ahora, Gen! — Exclamó Stuart al tiempo que movía la palanca de cambios a la máxima velocidad y perfilaba su marcha hacía el lateral izquierdo del vehículo oponente. — Más vale que pegues tu calvo culo de humano al asiento, ¡Jaja!

El refuerzo del parachoques del buggy se estampó contra el lateral trasero del vehículo que se cruzaba. En un abrir y cerrar de ojos todo se llenó de polvo, humo y piezas sueltas que volaban alrededor de las cabezas de Stuart y Gendo en una armonía dantesca, y a la vez grácil. La bola de polvo en la que se había convertido el vehículo enemigo giraba sin control mientras una de sus ruedas dentadas ejercía una coreografía circense a varios metros de altura y volvía a caer en la arena dispuesta con os pinchos hacia arriba, como si de una trampa se tratara, para reventar los bajos del vehículo que iba detrás. Una maldición, el chillido del bloquear de ruedas y varias varias vueltas de campana, es lo que ahora se reflejaba en el retrovisor del buggy mientras Gendo y Stuart continuaban la carrera.

                                                                                 ***

Edariel había penetrado el camuflaje y las balas silvaban a su alrededor. Kopalo le seguía de cerca, demasiado tal vez, pues alguno de los disparos que no alcanzaban a Edariel le pasaban demasiado cerca. Los Ysoki comenzaron a desplegarse después de la sorpresa inicial y los disparos comenzaron a intensificarse alarmantemente. El único alivio era que detrás se escuchaban las réplicas de los láseres orcos, dándoos cobertura mientras avanzaban.  

Una excelente maniobra por parte de la rata consigue hacer que el idiota de las espinas pierda el control y muerda el polvo. Me giro para ver como rebota cual pelota inflable hasta volverse la porquería que siempre fue. Me río a fuertes carcajadas, mientras le comento a mi compañero:

 - "¡Bien hecho, Little! ¡Si seguimos así, esta carrera será pan comido!"

Miro alrededor y entiendo que no hay peligros inmediatos en los que usar tanto mi lanzador como el cañón del buggie, así que me concentro en el camino, atento a decirle a Stuart por accidentes o peligros que esquivar antes de caer en ellos, que nos permita mantener una velocidad capaz de ganar esta mierda de carrera, aunque mis pensamientos en este momento están con Edariel y el resto, en un peligro no menor que el nuestro y probablemente mucho más importante para nuestra misión.

El elfo pensó en cuales deberían ser sus próximos pasos.
Su objetivo no estaba demasiado lejos, pero en el camino hacia él tendría a varios Ysoki disparándole.
Necesitaba cobertura.

Miró a Kopalo y esperó a que llegaran los orcos. Su fuego serviría de distracción para tener unos instantes para correr y descargar su energía.
Entretanto, disparó para ver si conseguía sacarse de en medio a algún bandido.

Disparas tu nueva adquisición, la pistola de plasma apuntando al ysoki situado en la parte trasera de la camioneta, junto al generador de corriente, acertándole en un hombro e impactando en el generador detrás de él. El rayo de plasma rojo no fue suficiente como para matarlo o hacerle huir temiendo por su vida, pero atrajo la atención de otros que estaban cerca hacia ti. Un aluvión de balas se cernieron sobre el elfo impactando en el vehículo, su armadura y un par de ellas atravesándola.

Mientras tanto...

La carrera no había terminado y mucho menos se había decidido. El cañón del aullido estaba cerca, esperabais que Edariel, Kopalo y Dave, pudieran encontrar ese dispositivo que dijo Priscilla y controlaran a esos bichos para que pudiérais pasar el cañón sin problemas... pero eso es lo que se os acercaba ahora, problemas. Otro de los participantes había visto como despachásteis al otro vehículo. Tal vez fueran amigos suyos o tal vez no, pero se acercaban por vuestro lateral con cuidado, evaluándoos. 

Tras la embestida el vehiculo oponente quedó reducido a chatarra, si es que no lo era ya desde antes, y el ysoki al volante movió la palanca de cambios de velocidades para que le fuese más fácil mantener el control tras la colisión.

— Uuuuuhhhaaaja! Jajajaja! ¿Viste eso? Que bien ha salido, si no me hubiese enterado de que mi madre era una especie de científica botánica... ¡Diría que llevo esto de las carreras en la sangre! — Decía con euforia.

Pero muy poco después otro de los rivales comenzó a acercarse desde atrás a ellos, pero Stuart alcanzó a verlo con lo cual procuró aumentar la distancia y nuevamente movió la palanca de cambios a la máxima velocidad.

El acelerón que Stuart le imprimió al buggy hizo que el otro vehículo se quedara detrás de vosotros, pues también aumentó el ritmo, quedándose a cierta distancia.

***

Las balas y los disparos láser llenaban el aire del desierto de Akiton. Edariel disparó su pistola de plasma y Kopalo intentaba un avance mas cuerpo a cuerpo, pero la distancia era demasiada exponiéndose demasiado. Los orcos avanzaban disparando y Dave esperaba su turno con su rifle de francotirador shirren a punto.

Stuart observa por el analogico pero aun funcional, y barato, espejo retrovisor como aquellos rivales más inmediatos mantenían una distancia prudencial. Por lo cual Stuart volvió a mover la palanca de cambios y aflojó su presión en el acelerador para abandonar el acelerón retomando una velocidad más fácil de controlar.
Habiendolo hecho, se sintió lo bastante seguro como para usar su otra mano para rebuscar algo que tenía guardado. 

— Creo que ahora se avecinan los giros peligrosos... — Dijo, sosteniendo ahora un casco que por el color parecía ser del mismo material de las placas que usaba en la ropa a modo de armadura. Y mientras seguía conduciendo se colocó con la otra mano el casco. — Mejor ir más que preparados.

Contra todo pronóstico, Stuart decide bajar la velocidad cuando uno de los otros competidores está pisándonos los talones. Enarco una ceja al escucharle que es porque el camino se puede poner feo y lo criticaría pero él esta pilotando ahora mismo y es su decisión. A mí me toca ver qué hago con ello.

 - "Bueno, entonces encárgate de que se vuelva difícil. Yo veré qué puedo hacer con este idiota."

Saco una de las granadas de humo, la activo y la lanzo a la parte trasera de nuestro vehículo, asegurándome de que haya suficiente ventilación trasera para ir dejando una estela de humo que ciegue a cualquier imbécil que decida seguirnos. Si el camino es suficientemente malo, puede que hasta pierda el control y eso sería perfecto para nosotros.