Las leyendas no nacen, se hacen.
Capítulo 1: Dundraville
Tenues luces matinales. Frío, viento y lluvia en una encrucijada de caminos perdida del mundo. En ella se revela el pueblucho de Dundraville, olvidado por los cartógrafos y la civilización. Las ruinosas casas y las calles desmedradas se agolpan en un enredo de callejones donde incluso el más avezado acaba perdiendo el norte.
Los pueblerinos caminan hostigados por sus deberes como peleles sin ánimo. Delgados y amarillentos, casi figuras de cera, trabajan a destajo para cumplir con los tributos exigidos por Blogg, el ogro que los atormenta. Y aunque hayan logrado cumplir por el momento con sus demandas, cada vez más crueles y avaras, éstas están por volverse insostenibles...
Allá en el corazón de Dundraville, un coro desafinado de voces rompe con la gris atmósfera. La taberna, sumida en nubes de humo y vahos alcohólicos, se alza como un farol errante pero luminoso, al que acuden los campesinos y sus cabezas melenudas en busca de consuelo. Unidas por las circunstancias y la fortuna, se adentran en ella cinco peculiares figuras:
El forzudo Waldo, terror de los borrachos indisciplinados, habitualmente contratado para mantenerlos a ralla con sus puños.
El ladrón Akka, otro habitual, más infame y mejor conocido por sus malas tretas y artes de pícaro, pero bien visto por aquellos que le conocen lo suficiente.
La respetada Cataria, temida por todos aquellos que han visto las lesiones de su mal padre, juzgada por muchos y comprendida por pocos.
El misterioso Nörsil, anciano y remoto como las estrellas, un elfo enigmático que ha sabido hacerse un lugar entre los desconfiados humanos.
Y por último, el devoto Sheldor, cuyos hombros cargan las esperanzas tanto de mortales como inmortales.
Ninguno de ellos sospecha que, muy pronto, deberán embarcarse juntos en la más peligrosa de las aventuras. Una que cambiará sus vidas para siempre... Eso si es que alcanzan a conservarla.
¡La primera tirada que debemos hacer es la de oro! Aquí listo el dado correspondiente según la clase de cada uno (manual página 70). Lanzar, añadirlo a la ficha y gastarlo con cabeza ;)
Guerrero: 5d12
Mago: 3d10
Clérigo: 4d20
Ladrón: 3d10
Elfo: 2d12
Bajo el cacofónico vocerío y el choque de las jarras, el tabernero no pierde el tiempo en intentar recuperar el orden de su abarrotado y caótico local, mas a duras penas es capaz de contener su propia trúpita. El furibundo dueño del establecimiento declama con la ira de un poeta reprimido:
— ¡Por todos los divinos, mirad donde pisáis, borrachos! ¡Waldo, ponte a trabajar, quieres? — Sin perderse en bienvenidas ni saludos, el dueño cambia de tema y se encara con el grupo. — ¿Es que nadie piensa hacer nada contra el maldito ogro? ¡Primero ovejas y cerveza, ahora materiales y cautivos! ¡Dos esclavos busca, ni más ni menos! ¡Pues yo no pienso irme al servicio de nadie, aquí soy muy necesario! — Bufa y resopla, buscando su bebida. — ¿Qué pretende? ¿Dejar la cueva y hacerse un castillo? ¡Pues estaríamos buenos! — Afirma con tanta desesperación como apura las últimas gotas de un licor sin nombre.
— ¡De verdad...! — Se repite a si mismo con machacona insistencia. — ¿De verdad nadie piensa hacer nada? ¿Vamos a acceder a las demandas de esa bestia así, sin más? — Sus pupilas dilatadas buscan una respuesta en el fondo del vaso vacío.
Motivo: Oro
Tirada: 3d10
Resultado: 8, 10, 3 (Suma: 21)
NO es mala tirada.
La mañana arrancaba como siempre, unos cuantos borrachos viniendo a la taberna para soltarse después de no atreverse ha hacer nada en la calle, la misma mierda de siempre vamos.
¡Waldo, ponte a trabajar, quieres?
Ya estaba Vinthor poniéndose exigente, pero era verdad que un par de parroquianos ya habían tomado de más y estaban tirando todo al miserable suelo, del cual Waldo no recordaba si alguna vez había estado limpio.
- ¡Se acabo la fiesta para vosotros! - mientras cogía al par de borrachos y los enfilaba a la puerta por el cogote como si fueran un par de lechones - Como os pongáis chulos os meto una ostia que estáis repiando hasta la noche - con un estirón del brazo los dejó comiendo polvo de la calle.
¿Vamos a acceder a las demandas de esa bestia así, sin más?
- Te veo preparado jefe, por que no vas tu y matas a ese ogro, Vinthor el héroe.- era verdad que Vinthor era su jefe, pero todo el mundo sabía que sin Waldo la taberna saldría ardiendo.
Motivo: Oro
Tirada: 5d12
Resultado: 40 [10, 1, 6, 11, 12]
Luego nos pones que hay disponible para comprar?
Tirada oculta
Motivo: Oro
Tirada: 4d20
Resultado: 42 [15, 7, 11, 9]
@Waldo Sí, aunque poner ahora mismo una lista de todo lo posible sería demasiada información. Depende de con quién hables puede ofrecerte unas cosas o otras. Además en los pueblos no suelen haber precios fijos, cuando hables con un mercader te aconsejo hacer tiradas para regatear (personalidad, inteligencia, fuerza... depende de cómo quieras rolear, pero creo que ya te adivino! jeje)
Podéis separaros y caminaros por donde apetezca a cada uno, excepto si abandonáis el pueblo, que tiene que estar el grupo completo.
Con un gesto desapasionado en el rostro, el elfo de bellas facciones entra junto a sus compañeros con un par de tórtolas cojidas por las patas. Recibe la exhortación del tabernero a su vecino Waldo sin ninguna reacción.
- El ogro cada vez es una molestia más grande. La caza se está alejando de la zona. Solo he conseguido un par de tórtolas esta mañana Vinthor, si me las compras podrás servir más tarde alguna comida.
Motivo: Oro
Tirada: 2d12
Resultado: 19 [8, 11]
Cataria entró en la taberna justo cuando el tabernero reprendía a todos aquellos “valientes” hombres y mujeres por no enfrentarse al Ogro, un suspiro se escapó de su boda. Ella pensaba lo mismo, solo que sabía ciencia cierta que la mayoría de esos borrachos no eran capaces de enfrentarse más que a sus pobres mujeres e hijos. Lo sabía bien.
Desde la puerta de la taberna buscó con su mirada por si su maldito padre estaba allí, había mucha gente y demasiados rincones para esconderse, una mesa pequeña estaba vacía en un rincón, el sitio perfecto para quien no quería ser molestado.
Se sentó en la mesa y abrió su libro de magia, no le molestaba el jaleo del lugar, solo quería un poco de calor la humedad del bosque comenzaba a ser desagradable para seguir allí sentaba meditando con su magia.
Vio a Waldo haciendo su trabajo como cada noche y al extraño elfo quejándose también del ogro. Lamentos y lamentos, pero nada cambiaría. Hacía ya varias semanas que la idea de irse de ese pueblo paseaba por su mente, viajar y conocer a otros magos o incluso puede que encontrar nuevos libros que estudiar. Solo pensarlo unas mariposas corrían por su tripa.
Al fondo estaba Akka, un viejo conocido de las calles, le giñó un ojo como gesto amistoso. No se acercaría al chico, estaba trabajando buscando la bolsa de monedas que más sonara esa noche.
Motivo: Monedas
Tirada: 3d10
Resultado: 6, 7, 9 (Suma: 22)
Agrego 22 monedas a mi ficha
El bullicio de la taberna es el aliado perfecto para un día de trabajo honrado mas, ya había dado conversación a tres borrachos para que beban y robarle la bolsa después. Al estar tan borracho no va echar de menos después, como sin borrachos volverán un día tras otro. Vinthor no deja de quejarse sel ogro, me acerco a el decidido y con un caminar grácil hasta el tabernero que tanto tiempo me ha soportado tras dedicar una sonrisa y guiñar el ojo a Cataria que está al fondo, esa chica es un verdadero encanto pese a su reputación,yo soy de aquellos que la comprenden.
Cuando estoy a su altura sonrío al hombre totalmente seguro de mi mismo, Vinthor yo iré tras el ogro con dos dos condiciones, la primera es que me invites a un vino y la segunda... susurrando algo al oído del tabernero le ofrezco mi mano esperando que acepte el trato.
Divertido consciente de los apuros del hombre le ofrezco una solución en mi susurro, Vinthor tu permite que mi chico trabaje aquí y si a mis chicos les falta comida tu les garantizas un plato caliente y yo iré a por el ogro.... ganamos los dos... ya que estamos un plato de sopa para Cataria por favor...
- Buenos días a todos, por cierto - digo mirando al resto a los ojos de los presentes un instante breve.
Ambos en la barra hemos hablado al tabernero. ¿Quizá por estar cerca pueda pegar la oreja y percibir la conversación que ha hablado Akka en voz baja?
En el momento del intercambio con el tabernero, crees escuchar algunas de las palabras pronunciadas por Akka:
"Vinthor tu permite que mi chico trabaje aquí y si a mis chicos les falta comida tu les garantizas un plato caliente y yo iré a por el ogro.... ganamos los dos... ya que estamos un plato de sopa para Cataria por favor..."
Esta noche escribo más:)
El tabernero escucha a medias, sus oídos perdidos en la decadente embriaguez y la disonancia que gobierna su local. — ¡Demonios...! — Farfulla, desoyendo el tono hostil al que le tenía acostumbrado Waldo. — Cálmate. No quiero un muerto aquí. ¡Me has oído, grandullón? — Exclamaba en vano contemplando a sus clientes salir arrastrados por el guerrero.
— ¡Demonios! — Vuelve a repetir al escuchar la pregunta de la maga y los susurros de Akka. — Cataria, hija, debes disculparme, no te había visto... — Zafándose del trance de la bebida, corre a servirle un plato de sopa, lleno hasta los bordes. Con un gesto tranquilizador, asegura a la chica que puede tomarlo en paz, pero ello no evita las miradas envidiosas de otros borrachines que no gozan del mismo trato.
Con la misma rapidez acude a registrar su diminuta bodega. Torpe pero seguro, agarra simultáneamente una copa y una de las botellas más escondidas. En movimientos automáticos, luciendo ciega destreza, el líquido rojo rubí rebosa en el cristal sin llegar a derramar gota. Luego es posado en las manos de Akka. — No seas ingenuo, chico. Admiro tu valor, y sepas que estoy dispuesto a cumplir con la propuesta. — Su voz se acobarda tras un mal presagio. — Pero tú solo no serás capaz de vencer al monstruo. ¡Necesitamos un plan!
Vinthor se sosiega. — En verdad las cosas están feas, elfo. — Sus manos gruesas y curtidas toman las tórtolas de los finos dedos de Nörsil a la vez que le lanza un par de monedas de plata. — Pero si no hacemos nada, pronto se pondrán peor. ¡Solo tenemos hasta esta noche! — Sentencia agorero. — Tenemos la cerveza que nos pide... También el hierro... — Sus ojos juegan como queriendo escabullirse de la cruda realidad. — ¡Necesitamos más valientes! ¡Necesitamos un plan!
Sheldor había entrado justo cuando todos estaban pendientes de la conversación. el también la ha escuchado y le responde a Vinthor: si ese plan es lo bastante bueno, me encantará formar parte de el.
Con un gesto ágil el elfo coge intenta coger las dos monedas en el aire pero caen sobre el mostrador y en el suelo. Se agacha a recogerlas.
- Ya somos tres entonces joven Akka - digo dando una palmada en su hombro - Un plan necesita de información. ¿El alcalde no tiene nada que decir? ¿Nadie ha seguido al ogro por el bosque esta última temporada? Yo nunca he estado en las entregas de suministros.
Tirada oculta
Motivo: Agarrar las monedas
Tirada: 1d20
Dificultad: 13-
Resultado: 19(+1)=20 (Fracaso) [19]
Motivo: Agarrar las monedas
Tirada: 1d20
Dificultad: 13-
Resultado: 14(+1)=15 (Fracaso) [14]
(he pensado que sería gracioso probar una de las tiradas de habilidad)
- Vaya que valientes todos - voceó Waldo mientras se palmeaba las manos tras echar a los borrachos - seguro que ese cabrón de ogro manda volando ha Akka antes de que se acerque, para hacer algo necesitáis alguien fuerte y no buenas intenciones, me apunto para que tengáis una oportunidad.
Estaban todos locos, pero era verdad que tarde o temprano el ogro se cabrearía y vendría a por el pueblo.
Agradeció al tabernero su gesto con una gran sonrisa, era muy reconfortante ver a personas que pese a estar rodeadas de tanto miserable, no se convertían en uno más.
Había movimiento esa noche en la taberna, por fin parecía que alguien había decidido hacer algo, pero no se quedaba en un fanfarroneo de un bruto cargado de cerveza, esa noche cuatro valientes habían decidido intentar hacer algo por ese miserable pueblo. Mientras discutían y veía si realmente llegaba a ser algo que mereciera la pena apuraba su sopa caliente ¡que buena estaba! Un buen caldo siempre sentía bien, aunque la verdad es que la carne ya escaseaba, como bien había mencionado el elfo y eso se notaba en que le faltaba un poco más de sabor del habitual.
Una vez hubo acabado su plato y su bebida, cogió ambas cosas y se las acercó a Vinthor a la barra, al menos le ahorraría el viaje.
Miró a los cuatro valientes que se habían ofrecido, algo le decía que el resto de fanfarrones no tendría nada que objetar, nunca antes habían intentado nada y ahora dudaba que eso cambiara.
Se quedó pensativa ¿qué mas podría ser de ayuda?
Ella podría hacer algo de luz con el fuego, pero pudiendo ser prevenidos ¿Por qué gastar energía en eso?
No puedo evitar sonreír bebiendo lentamente y disfrutando del vino y viendo como Cataria devora su comida pareciendo que casi no ha comido en días, cosa que no me extrañaría lo mas mínimo. El viejo elfo que nos vendió mi primer pergamino a mi abuelo y a mi apoyándome después de un individuo que no llego a reconocer y es raro que no conozca a alguien en este pueblo.
Un placer contar con tu ayuda, agradezco al primer voluntario que no conozco. Sin embargo el viejo elfo que no se porqué me ha regañado tantas veces sin entender el motivo, por alguna razón siempre que me ve me vigila mas de la cuenta creando una inquietante sensación de seguridad, no puede alegrarme mas la noticia de tu ayuda Nörsil.
El siguiente en unirse es Waldo, el matón que se encarga de la seguridad de esta taberna y su broma de que el ogro pueda hacerme volar aun siendo cierta le respondo divertido. Te confundes amigo, yo no soy como todos los borrachos que no pueden ni guardar el equilibrio, necesitaría tres como ese ogro y cinco como tu para que puedan tocarme... mi respuesta era claramente divertida y orgullosa como es mi fachada, soy bastante consciente que ese ogro es demasiado para mi y es algo que no pienso reconocer jamás.
La última es la llegada de Cataria llevando su plato vacío y apuntándose a la misión, lo siento guapa pero no puedes unirte hasta que pruebes este regalo de los dioses, después si quieres te dejo unirte. La pobre al igual que yo rara vez vamos a poder disfrutar de algo tan caro como un vino y aprovechando que se ha metido un plato de comida entre pecho y espalda le ofrezco a probar ese vino que dudo mucho que volvamos a probar.
Tras que ella pruebe lo que le ofrezco asiento con una sonrisa a la muchacha, debemos hablar con el alcalde y cuando nos informemos de lo que nos digan hacer unas compras de urgencia aunque tengamos que levantar medio pueblo para ello.