Partida Rol por web

Empiezas a investigar el libro. El libro parece estar escrito por un tal "Justin Geoffrey" y son una recopilación de poemas. Con lo que puedes ver parece que era un tipo trastornado pero no dejan de ser poemas, a simple vista no encuentras nada interesante en ese pequeño libro.

Mientras estoy leyendo en diagonal el libro, parándome en algunos pasajes unos segundos, oigo a lo lejos la voz de la señorita Carlye, por lo que me detengo marcando con el dedo lo que estoy leyendo antes de decir.

- Me gusta la literatura de Poe, aunque haya gente que la considere perturbadora, pero los poemas de este Justin Geoffrey están a otro nivel. Es muy probable que esté muy trastornado. - Miro a mi alrededor antes de decir. - Este podría ser un buen momento para ir concluyendo, ya que parece que la señorita Carlye está a punto de volver.

Con un suspiro me dirijo a la caja fuerte abierta y deposito el libro en su interior antes de dirigirme a la puerta, tal y como estaba antes, para poder avisar cuando la señorita Carlye vuelva a la biblioteca.

Muy interesante lo que cuenta, Sr. Browne –dice el religioso levantando la vista de los Manuscritos Pnakóticos-. Ya leímos en las noticias de que Carlyle cambió su propósito inicial de visitar las grandes pirámides por otros objetivos no revelados, así que no sería descabellado pensar que el destino real de la expedición era encontrar esa tribu. Lástima que en realidad no sabemos ni si llegaron a pisar suelo egipcio.

Solomon se levanta de la butaca, un tanto frustrado por no haber sacado nada en claro de su libro.

Lo único que sabemos con certidumbre es que murieron en Nairobi, por lo tanto aún nos queda muchísimo por descubrir.

La voz de Erica se cuela nítidamente por entre las puertas desde el pasillo “¿lo habrá hecho para que la escucháramos?” –piensa. Imposible de saber, lo único seguro es que él debía devolver el libro de Roger a su puesto antes de que su hermana descubriera la fechoría.

Josep alzo la cabeza ante el comentario del Sr.Weiner.

-Me alegra saber que no soy el único que piensa igual sobre ese.-Dudo un segundo buscando la palabras mas adecuada. -Poeta.

Y en vista de que la anfitriona no tardaría en llegar quiso tener clara las intenciones de sus compañeros.
-Bueno, creo que la señorita se merece la verdad, entonces como ya dije antes, le diremos lo que hemos encontrado. ¿Cierto?, Recuerden que no hablo de su ubicación sino del contenido. -Cierto es que el farmacéutico llevaba un rato acaparando celosamente su metálica amiga y mas de uno no llegara a entender sus palabras o actitud actual, pero nada fuera de lo normal, no menos normal que lo sucedido anoche.

Will siente la enorme tentación de quedarse con el ejemplar. Al fin y al cabo está casi seguro de que la hermana Carlye no sabe de su existencia y puede contener todavía información valiosa para escudriñar. No obstante, no tiene lugar donde ocultarlo y los demás pueden maliterpretar su gesto como un mero acto de latrocinio. Mira en busca de alguna ventana, pero piensa que podría ser demasiado peligroso. Frustrado, vuelve a dejarlo en su lugar, cerrando la puerta cuando ya están todos los volúmenes dentro. A continuación se gira esperando la llegada de la mujer poniendo su mejor sonrisa.

Por más que haces un esfuerzo para recordar algo de el nombre Crompton y de el Faraón Negro no logras sacar nada en limpio. Sabías que en Egipto llegaron a existir grupos raro, pero en este caso no lo asocias con nadie en concreto.

Lo que más te sorprende del texto es que describe asesinatos rituales, en estos asesinatos suele usarse un garrote con una púa, algo que no puedes evitar asociar con los extraños asesinatos que se dieron en Nueva York en los últimos días.

Desde la otra habitación escuchan a Erica decir lo siguiente.

¿Helga puedes servirles un té a mis invitados? Siento que estoy siendo una pesima anfitriona y no me gustaría que se vayan con una mala idea sobre mi hospitalidad.

Si bien no escuchan que la mujer vaya para la biblioteca sienten que hay movimiento y que no va a pasar mucho tiempo a que les haga una visita.

​Saco un cigarrillo y lo prendo con una cerilla, dejando salir el humo lentamente, antes de decir:

- Parece que nuestro tiempo aquí se acaba, ¿está todo en orden ya?

Me mantengo apoyado en el dintel de puerta, para poder vigilar el pasillo.

El concienzudo abogado examinó la pequeña libreta de notas donde solía apuntar todo aquello merecedor de ser registrado, tras asegurarse de que todas sus impresiones, incluso las más desagradables, acerca del libro examinado habían quedado anotadas afirmó con la cabeza en dirección a su amigo y colega.

— Por mi parte, Marlon, todo en orden —. Y añadió volviéndose hacia los demás —. Quizá debamos pasar un tiempo en la biblioteca ampliando la escasa aunque turbadora información recogida, ¿no les parece?

Peter se acerca a Will Browne y hace señas a los demás para que se acerquen

-El nombre de Crompton y el Faraón Negro no me suenan de nada. Hubo grupos en Egipto un tanto...digamoslo así, pecualiares, ya saben que seguían según que enseñanzas o ritos poco ortodoxos pero eso ha pasado en todas las grandes civilizaciones. Ahora bien, los detalles que dan sobre los asesinatos rituales.....-se queda en silencio unos segundos mientras da una calada- usaban rituales con púas, igual que los que parecen haber usado en los extraños asesinatos en Nueva York de estos últimos días

-Respecto al libro, dudo mucho que se enteren si nos lo llevamos. Podemos ocultarlo en alguna gabardina, o al menos intentarlo y quien lo lleve esté rodeado por varios de nosotros para que pase aún más desapercibido.

Sin perder de vista el pasillo respondo a los comentarios iniciales de Carter:

- Seguramente podremos buscar más información sobre Geoffrey y Crompton en la Biblioteca Pública de Nueva York o, si tienen acceso, en alguna de las bibliotecas de las Universidades. - Doy una fuerte calada al cigarrillo antes de continuar. - Aunque estoy casi seguro de que para conseguir algo de información sobre el Faraón Negro habrá que buscar en alguna biblioteca más especializada, en alguna particular o consultar a algún egiptólogo especializado en la época concreta. ¿Sabría de alguien?

Peter se queda pensativo pero por mucho que le da vueltas no le viene ningún nombre

-Ahora mismo no sabría decirle, pero seguro que si rebusco entre mis contactos universitarios, encontraré a alguien a quien consultarle. De todas formas, como bien dice, tal vez encontremos algo buscando en alguna biblioteca especializada. Ambas opciones no podrían dar más luz sobre este asunto

Will se quedó pensativo, tratando de localizar en su memoria alguien con conocimientos solventes que pudieran aportar algo de luz a este tema.

-Sin duda esa relación entre los procedimientos rituales que menciona el Sr. Carter al respecto del "Faraón Negro" son es significativa. No puede tratarse de una mera casualidad. -Apostilló Will.- Parece conveniente en verdad consultar alguna biblioteca universitaria en busca de mayor información, puesto que yo estoy en blanco sobre algún especialista al que podamos acudir directamente. Mis conocimientos al respecto son algo limitados, en verdad. -Comenta Will con cierta modestia.

Creo que ya hemos agotado todo lo que puede aportarnos este lugar, a menos que la señora Carlyle le resulte de interés a alguno de ustedes -dice jocoso en voz baja, tratando de evitar una situación incómoda, y guiñando un ojo al señor Davies, tal vez más necesitado, a ojos de Will, de compañía femenina.

Josep saco su reloj de bolsillo y miro la hora, después volvió la mirada a sus "camaradas" para escuchar lo que tenían que decir. Un par de vagas pistas era todo lo que habían recopilado al parecer. Para el no era bastante, pero ellos parecían mas convencidos, así que no dijo nada mas, solo espero a que llegara el momento.

-Quien me diría a mi que estaría en semejante situación. Que diría Padre... -En aquella situación se dejo llevar por el recuerdo de un pasado muy lejano.

No demoraron mucho más tiempo en escuchar pasos, a los pocos segundos la señorita Carley llegó acompañada de una de sus criadas que les ofreció varias tazas de té.

Siéntanse como en casa señores, espero que hayan encontrado algo útil en esta vieja habitación.

La joven se lleva la mano a la pera mientras piensa un poco como si se estuviera acordando de algo.

No estoy segura si ya se los comenté, pero mi hermano mantenía contactos con un tal Joah Kensington, el hombre era editor de libros, así que si están buscando algún libro podrían empezar preguntándole a él primero.

Al escuchar el nombre de Kensington se te prende la lamparita. Este hombre fue el editor de Jackson Elías. Kensington es el propietario de Prospero House, una editorial especializada en temas de fantasía y misterio. Las oficinas de Prospero House están en la avenida Lexington en la esquina con la calle 35.

​Cuando la señorita Carlye viene hacia la biblioteca me separo del marco para despejar la entrada e inclino ligeramente la cabeza para saludarla con una leve sonrisa, sonrisa que amplio hacia la doncella cuando esta me ofrece el té:

- Muchas gracias, señorita. - Le digo a la criada mientras sujeto el plato con la mano izquierda alejándome de ella para que pueda moverse libremente por la biblioteca.

Después, ante el primer comentario de la señorita Carlye respondo con un ambiguo:

- Por supuesto, señorita Carlye, gracias a su amabilidad hemos encontrado alguna cosa que podría ayudarnos.

Después, ante su segundo comentario dejo momentáneamente la taza sobre una de las mesas, procurando dejarla sobre algún tapete para evitar que deje marcas en los muebles, antes de sacar la libreta y el lápiz para tomar nota del nombre.

- Muchas gracias por el nombre, señortia Carlye. - Tras anotar el nombre, guardo de nuevo tanto la libreta como el lápiz antes de retomar la taza.

Agradezco atropelladamente a la señora Carlyle su amabilidad. Me muevo como pensando en otra cosa, deseando salir ya de aquella casa. Tal vez decepcionado conmigo mismo por no haber cogido ese libro, que a todas luces permanecerá encerrado para siempre en ese lugar, puesto que esta mujer no parece en absoluto interesada por su hermano y sus investigaciones.

Cuando salimos, ya en la parte exterior, junto al bello jardín de la casa, comento a mis compañeros:

-Señores, ese tal Joah Kensington es el propietario de Prospero House, una editorial especializada en temas de fantasía y misterio que editaba los libros de Elías. Las oficinas están en la avenida Lexington en la esquina con la calle 35. Bien merece una visita, ¿no creen?

En efecto. - Afirmo ante las palabras de Boone. - No podría estar más de acuerdo.