Partida Rol por web

El taxista los mira con poca confianza y se ríe.

¿Que me quede en la vuelta esperandolos? Muchas gracias pero no me voy a quedar aquí esperando que me roben, por más bien que me paguen no vale la pena quedarme para que roben la recaudación del día.

Diciendo esto arranca el taxi y se van sin darles más tiempo a contestar nada.

Al mirar los objetos de la vitrina se dan cuenta que no sin ningún tipo de imitación barata, son objetos rituales traidos de África, a pesar de que hay un vidrio de por medio y está oscuro los objetos son auténticos.

Escuchas un extraño sonido que proviene de algún lugar dentro de la tienda, te llega muy amortiguado pero no logras identificar el origen del mismo.

Observo con detenimiento los objetos que se pueden ver en la vitrina

-Interesante, tienen pinta de no ser imitaciones, diría que son objetos auténticos, africanos, de uso ritual...sí, son auténticos.....lo que...-miro a mi alrededor- ¿que hace este tipo de objetos tan expuestos aquí?, es muy raro

De pronto me incorporo y me quedo quieto, como esperando algo

-Pssss, me ha parecido escuchar un sonido procedente de dentro de la tienda, no sabría decir que és, no lo he logrado identificarlo porque lo he escuchado muy amortiguado

Mi mano se desplaza de nuevo hasta la culeta de mi arma, mientras me quedo a la espera, espectante.

Will es menos sutil que Carter y desfunda su arma, que mantiene en su mano, cerca de la chaqueta. Cuando el taxista se marcha, advierte la verdadera naturaleza del peligro que afrontan, puesto que no tienen modo de regresar a su casa en estos momentos.

Will también se acerca al escaparate, pero no logra identificar nada al respecto. Cuando se fija en los transeúntes, esconde disimuladamente el arma.

En el momento que Peter hace alusión al ruido, se dan cuenta que los borrachos se paran y al parecer no están para nada borrachos. Ambos son dos hombres de raza negra de unos 30 años de edad aproximadamente que los miran con cara de pocos amigos.

¿Que andan haciendo un grupo de blanquitos por estos lugares a esta hora?...

Mientras dicen esto se mueven hacia la entrada del callejón cerrando la única vía de escape que tienen.

Este no parece un lugar seguro para los suyos, podrían robarlos o incluso matarlos... dicen que hay un grupo de locos matando gente por ahí afuera...

Peter enciende un cigarrillo y tras expulsar el humo se lleva la mano a la culata de su revólver

-¿Y quien dice que no somos nosotros esas personas? -vuelve a dar una calada y a expulsar el humo- No queremos problemas, pero....

Saca su revólver y le quita el percutor, dejando el revólver listo para disparar

-En fin, seamos amiguitos, y cada uno por su lado ¿no les parece?

Will se queda blanco cuando ve la reacción de Carter. Se aferra a su arma con fuerza sin llegar a sacarla del bolsillo de su gabán. La eventualidad de haber perdido el vehículo constituía su misión en un peligro. No obstante, la suerte ya estaba echada.

-Buscamos a N'Kwane para hablar acerca de un negocio. Y tenemos prisa. Somos blanquitos de negocios con prisa, ¿te sirve? -Espeta al hombre temblando en su interior.

Ver la única vía de escape ocupada por lo que parecen un par de matones ejerce un efecto muy poco tranquilizador en el abogado tejano. Para colmo sus compañeros, obviamente alarmados por la conducta de esos timadores que se hacen pasar por borrachos, no ayudan a tranquilizar los ánimos. Viéndose ante la perspectiva de la violencia, comienza a mirar a su alrededor buscando algo que pueda servirle como arma, mientras tanto, trata de persuadir a los matones para que cambien de actitud.

Caballeros, les recuerdo que esos asesinatos de los que hablan con tanta familiaridad son una prioridad para la policía. Estoy convencido de que el teniente Poole, gran amigo nuestro, estaría encantado de recibir un soplo en esta dirección. ¿Seguro que no tienen nada mejor que hacer en alguna otra parte?

Ante las aptitudes de ambos bandos, al parecer el Sr.Carter estaba acostumbrado a intimidar ya que con Paulov lo había logrado y este pobre farmacéutico, solo pudo sacar su pañuelo para secar su sudor, expectante y a un paso alejado de las armas de fuego.

¡Maldita sea! A estas horas solo hay que maleantes por las calles.

Bueno, mientras les superemos en número no deberíamos tener ningún problema.

El grupo de hombres se ríe y empieza a cerrarse en torno a ustedes, pero rápidamente se abre la puerta de la tienda y ven salir a un hombre de piel negra que mira a los dos borrachos.

Señores, ya les dije un millon de veces que no asusten a los clientes. Estos hombres estaban viendo mi mercadería y no queremos que se vayan de aquí sin pagar un dolar.

Al ver al hombre que sale de la tienda, los dos borrachos se giran y se alejan caminando por el callejón como si no hubiera pasado nada. Mientras tanto, el que salió de la Casa del Ju-ju extiende su mano hacia Will diciendo.

Silas N'Kwane, encantado de conocerlo... lamentablemente no solemos tener muchos clientes de raza blanca por aquí, pero los negocios son negocios y no me voy a quejar.

Abre la puerta y les ofrece entrar.

A medida que se acercan los dos hombres, sonrío, y me adelanto unos pasos empuñando mi arma

-Igual que en las calles de El Cairo -comento antes de levantar el arma cuando un ruido me detiene, me giro y veo a un hombre de color apareciendo en la entrada de la tienda. Rápidamente oculto el arma.

Los dos hombres se largan, bien, o simplemente les han fastidiado el plan o tienen miedo de este lugar

Al hacernos pasar y presentarse, doy un pequeño respingo, él es N'Kwane, bien, a ver que averiguamos, pienso mientras guardo el arma

-Encantado, Peter Carter, un placer, y gracias por librarnos de esos dos maleantes -comento mientras le estrecho la mano

Desde luego que cuando estudiaba en el seminario, Solomon no había aprendido nada sobre peleas callejeras, pero la seguridad con la que esos dos hombres se enfrentaban a un grupo de seis le había puesto el vello de punta.

Por suerte la buena educación se había impuesto en el último momento. ¡Qué suerte! ¡El tal N’Kwane estaba en la tienda y ahora nos invita a pasar!

Con un gesto muy poco habitual en él, el religioso se abre paso entre sus compañeros para llegar rápidamente hasta el negro.

¡Señor N’Kwane! ¡Buenas noches y perdone por haber venido a estas horas! Me llamo Solomon Davies y soy un entusiasta de todo lo relacionado con el Àfrica Negra y con la antropología subsahariana. Cuando he oído hablar de su tienda, esta misma tarde, no he podido evitar venir a verla de inmediato.

Ha sido una gran suerte que usted se encontrase dentro en estos momentos.

Hasta un niño se daría cuenta de que el entusiasmo de Davies es totalmente real.

Si algo había aprendido Lionel, en sus tiempos de mozo de cuadra con el ganado de su padre allá en Texas, era que el coyote solo huía en presencia del lobo. Muy poca confianza, por tanto, le inspiraba el hombre de color que abrió la puerta de su tienda y les invitaba a entrar, haciendo en el proceso que los dos taimados y jactanciosos borrachos desaparecieran de la zona en un abrir y cerrar de ojos.

Asintió con su falsa sonrisa de abogado, obligado por haber recibido una educación sin tacha se presentó todo lo lacónicamente que fue capaz -: Encantado, señor, mi humilde persona responde al nombre de Barton, Lionel Barton, abogado, a su servicio.

Entró tras el célebre misionero, que acaparaba toda la atención del dueño de la tienda al que le pareció que se le iluminaban los ojos al presentir una buena venta.

La supremacía negra había ganado, ese era el único pensamiento que tenia aquel farmacéutico, cuando dos hombres, aun siendo desventaja numérica y teniendo sus rivales armas, ellos no se amedrentaban.

Por suerte o por desgracia esa noche un ángel vestido de color oscuro abrió la puerta de su tienda y les dio una oportunidad de librarse de la hostilidad de las calles, algo que Paulov estaba dispuesto a escuchar. Dejo que otros se presentaran antes que él, pero pronto le toco turno y bajo su sombrero a su pecho para hacer lo propio.-Jo...-Alto, ¿Porque debería decirle mi nombre a quien puede estar reaccionado con asesinatos ritualistas?.-Joseph Joestar, Encantado.-Hay fue cuando Paulov se dio cuenta que pensar un nombre en décimas de segundos no era tarea sencilla.

-¿Podemos continuar las presentaciones dentro? Aquí hace... frio.-Realmente no era nada creativo.

Will todavía se aferra a su arma con fuerza, en caso de que fuere necesaria preferiría no hacerlo aquí, puesto que a buen seguro eso significaría que no saldrían con vida. No obstante, el personaje que apareció de la tienda les salvó del incidente y alejó con una rapidez inquietante a los vecinos. Ahora estaban aquí y debían tratar de recabar información. De modo que Will insiste en la idea:

-En efecto, hace frío. La curiosidad que nos genera su tienda nos ha traído hasta aquí. Pasemos, por favor.

Dice Will mirando en las esquinas de la calle buscando algún otro transeúnte apostado.

Will hace una última mirada hacia el callejón pero no ve a nadie más en él. El grupo entra a la tienda, dentro ven muchos articulos africanos, de todas formas el espacio es muy reducido (4,5X6 metros) lo que hace que vean tambores, mascaras, armas romas para exibición e incluso el cuello y una cabeza de una jirafa disecada. Todo esto hace que sientan una sensanción de incomodidad muy fuerte.

Silas se pone detrás del mostrador sobre una alfombra con detalles africanos, allí le hace una mini reverencia a Solomon.

Encantado de conocerlos a todos, especialmente al señor misionero da gusto ver que hay personas que no se han olvidado de mi contienente e intetentan hacer algo bueno por los jovenes de mis tierras.

Se apoya contra el mostrador y los mira a todos.

Bueno señores ¿en que puedo servirlos?

Peter entra en el establecimiento, siguiendo a sus compañeros. Al entrar se quita el sombrero, pero al poco se lo vuelve a colocar, acostumbrado de llevarlo siempre puesto.

Observa con detenimiento todo lo expuesto en la tienda, intentando no perder ningún detalle. También está atento a cualquier otra estancia que pueda haber, ruido, etc. No se fía de lo que pueda estar pasando en este lugar. Aunque enfundada, tiene su arma lista para usar.

-Tiene una bonita colección de objetos, y de muy buena calidad, si me permite la opinión

Al entrar en la tienda esperó educadamente a que el señor Davies, que obviamente se encontraba en su salsa, tomara la voz cantante. Lo que sí hizo fue observar a su alrededor con mudo interés, visiblemente intrigado, no recordaba de qué, pero algo allí le resultaba desconcertantemente familiar.