Partida Rol por web

¿Nunca falla? - preguntó Sheridan incrédulo ante las afirmaciones del hombre. Él creía que existían muchas cosas bajo el sol que podían esconder determinadas características extrañas, incluso podrían llamárseles poderes, pero en este momento no se encontraba demasiado receptivo a ese tipo de palabrería - No estoy muy convencido de eso, comenzando porque no se ha dicho en ningún momento que a nuestro amigo lo tenga ninguna expedición.

Observó un instante a Nick, alzando la ceja expectante, pues aquel camino no parecía que pudiese llevarlos a ningún sitio...aunque quizá si pagasen la cantidad que solicitaba el hombre, o le comprasen algún ungüento de los que alardeaba, ayudaría a soltarle la lengua. Siempre y cuando tuviera algo que decir.

Sin embargo cinco dólares eran demasiado, así que prefirió regatear un poco - Le ofrezco tres dólares por toda información que pueda darnos. - Quizá fuera interesante ver qué era capaz de adivinar aquel hombre...o inventarse.

-Tres dólares... bueno, pero por tres dólares los espiritus no serán tan efectivos. ¡Si no funciona podéis volver mañana y probar con cinco!

Mientras hablaba abrió un cajón tirando con fuerza. Louis pudo oir un tintineo de botellas chocando unas contra otras e inmediatamente llegó hasta él un hedor infernal que a punto estuvo de provocarle arcadas. El anciano, impertérrito, sacó una de las botellas que contenía un líquido parduzco semi-sólido y la plantó encima del mostrador.

El recipiente estaba cerrado con un tapón de corcho de dudosa calidad y que de ninguna manera había evitado que parte del contenido se derramara por los lados de la botella, impregnando la habitación de aquel olor malsano. Por si fuera poco suplicio, el maldito viejo agarró la botella con ambas manos y empezó a sacudirla vigorósamente, salpicando a los dos investigadores mientras recitaba una penosa letanía en inglés de toda la vida.

-¡Para a tu amigo encontrar
esta noche sin correr
la botella has de beber
y sin rechistar!

Dicho lo cual volvió a dejar la botella en el mostrador y, sonriendo histéricamente, mostró la negra palma de su mano esperando el pago acordado.

Nick puso los ojos en blanco. El problema de ser el poseedor legal de un arma de fuego eran las terribles tentaciones que tenía de usarla con algunas personas.

Esta era una de ellas, desde luego.

Lo siento - respondió el guía mientras con la mano se limpiaba de la mejilla una de las gotas que había salpicado de aquel infecto recipiente - pero no suelo pagar por algo que no tengo la seguridad de que funcione...y desde luego está loco si piensa que voy a beberme eso. Mejor guardelo para algún otro incauto que se deje engachar por tamaña superchería.

Sin mentar una sola palabra más, y asqueado por la situación que los había llevado ante ese hombre, Louis se giró en redondo y se dirigió hacia la puerta.
Finalmente, aquello había sido una pérdida de tiempo y no habían logrado conseguir ningún tipo de información...ni siquiera una pista poco fiable.
Aquello se había terminado. Ahora deberían ir a la comisaría para encontrarse con los demás, tal y como habían acordado la noche anterior.

Seños N'kawe, necesitamos saber que buscaba nuestro amigo Jackson en esta tienda. Nick saca un billete de diez pavos y se lo muestra con la mano izquierda, sin darselo aun. ¿Está usted seguro de que no recuerda a nuestro amigo? es muy importante para nosotros.

Vaya dineral. Casi esperaba que no aceptase la oferta, el maldito viejo.

A Silas N'Kwane ni se inmutó cuando Louis se dio la vuelta. Rápidamente centro su atención en Nick y, al ver el billete de diez, sacó del cajón otra botella idéntica y la puso junto a la primera, encima del mostrador.

-¡Dos mejor que una! Con diez dolares los espíritus son infalibles.

Seguía mirando alternativamente a Nick y al billete mientras empujaba las botellas sugerentemente.

Déjalo - le indicó Louis desde la puerta - aquí no conseguiremos nada de utilidad. Es mejor que nos vayamos a ver si podemos conseguir algo de información real, y que no dependa de ingerir ese asqueroso líquido.

Sheridan estiró la mano para agarrar el pomo de la puerta y tiró hacia él. Ahora sólo unos pasos le separaban del exterior y del aire puro...o al menos lo parecería después de haber estado en el interior de aquel horrible lugar.

Gracias por su tiempo, dice Nick guardando lentamente el billete de diez de nuevo en la cartera de la chaqueta. Después, también se dirige a la salida.

Los dos amigos salieron por fin del sofocante ambiente de la tienda y, por unos instantes, se detuvieron para llenar sus pulmones de aire más o menos fresco. Silas N'Kwane había dejado de sonreir cuando Nick se dirigió a la salida, guardando las botellas en el cajón sin decir palabra.

Mientras se recuperaban de la experiencia, la puerta de la Casa del Ju-Ju volvió a abrirse y un niño de diez años o menos salió corriendo en dirección a la Avenida Lennox. Exceptuando esa interrupción, Ransom Court permanecía igual de solitario que cuando llegaron.

Nick señala al chaval. Me parece, amigo mío, que nos han tomado el pelo de mala manera.

Sí, eso creo yo también - respondió Sheridan mientras seguía con la mirada la carrera del niño. Dentro de poco alguien sabría para qué habían estado ellos dos en la tienda, y eso podía resultar muy peligroso si se ajustaban a los precedentes.

Deberíamos darnos prisa en salir de este barrio - añadió comenzando a apretar el paso - pues algo me dice que si nos entretenemos vamos a tener a alguien que querrá saludarnos...y la verdad, valorando los saludos que pueden otorgarse en este lugar, preferiría que no se mostraran tan educados con dos desconocidos.

Si es necesario podemos regresar más tarde, con un grupo algo más numeroso - no es que tuviera realmente temor de resultar dañado, pues su querida amiga metálica se encontraba en su cintura, pero aún así, prefería evitar contratiempos por el momento.

Mejor. Además los otros nos estarán esperando. Lástima tener tan poco que ofrecerles. Con ello, ambos hombres se dirigieron al coche.

Ambos aceleraron el paso, aunque sin perder de vista los posibles peligros que les pudieran salir al encuentro.
En un barrio como aquel era mejor andarse con más ojos que de costumbre, y Louis intentó multiplicar los dos que tenía, mirando en todas direcciones y esperando que el coche se encontrase en las mismas condiciones en que lo habían dejado.

La mano izquierda se balanceaba a cada paso, sin embargo, la derecha aferraba la pistola.

Louis y Nick deshicieron el camino de vuelta hasta el coche mirando a izquierda y derecha furtivamente. El olfato de los dos amigos les decía que la situación podía volverse peligrosa por momentos y se prepararon mentalmente para la acción, si se llegaba a producir.

Afortunadamente todo parecía tranquilo cuando llegaron al Cadillac de Nick y seguía igual cuando el detective privado giró la llave y dejó que el motor ronroneara. Mirando por el retrovisor para comprobar si alguien les seguía, Nick se incorporó al escaso tráfico de la zona y aceleró en dirección a la Comisaría.

Todavía era pronto pero al menos tendrían tiempo de tomar un café y hablar de lo ocurrido.

Cuanto más se alejaban de la zona, más seguro se encontraba Louis, aunque eso no evitaba que cada cierto tiempo echase una miradita hacia atrás para comprobar si los seguían.
Después de lo ocurrido la noche anterior cualquer precaución era poca.

Estoy convencido de que ese tipo sabía algo, - dijo por fin tras dejar escapar un suspiro de alivio - y por la forma de hacerse el tonto, yo diría que está metido hasta el cuello en todo esto, pero eso sería aventurarme demasiado.

Mientras hablaba intentaba recordar cada uno de los detalles que había observado en la tienda, por si existiera algo que hubiese pasado por alto.

Por más vueltas que le doy - añadió - no se me ocurre otra forma de conseguir información de él, que no sea arrancándosela a golpes.

La verdad es que ahora que lo pienso, tal vez hubiesemos debido enseñarle el dibujo de Nathan del símbolo en la frente. dice Nick, con el ceño fruncido. No le gustaba perder el tiempo, y menos que le tomasen por tonto. Aunque reconozco que lo de darle un par de leches me tienta. Volveremos. Nick conducía con control, a pesar de todo. Dominando la situación y controlándose. Las consecuencias de no controlarse... bueno, sabía que no eran agradables. Era mejor tener las riendas de tu vida y no arriesgar más de lo que debes.

Sí - coincidió Sheridan - volveremos, pero sin duda habremos perdido el efecto sorpresa, por lo que quizá nos estén esperando.

Algo le decía que aquel hombre era mucho más de lo que parecía, no un simple charlatan que vendiera objetos inútiles a cualquiera que se prestase al engaño....no, sin duda había mucho más, por lo que no dudaba de que aquella imagen de tendero chalado no era más que la punta del iceberg.

Tras aquel corto intercambio de frases, Louis se mantuvo en silencio observando por la ventanilla, disfrutando de aquel paisaje urbano que no tenía muchas oportunidades de ver.
Poco a poco la comisaría se encontraba más cerca.