Partida Rol por web

Finalmente el grupo de amigos y conocidos volvió a reunirse, esta vez con un miembro más en la forma de Harry Speirs, el sirviente y acompañante de Archivald. Si bien el lugar de reunión era completamente distinto al de la noche anterior, cambiando el frío e inpersonal despacho de Nick por un agradable y cálido establecimiento, era evidente que los ánimos de los presentes no habían variado tanto.

Nathanian ocupaba una mesa apartada, situada en una de las esquinas del local. El mantel a cuadros rojos y blancos estaba cubierto de notas y papeles, pulcramente organizados y dispuestos en montoncitos. El propio Nathan mantenía a raya a los curiosos que ocasionalmente pudieran desviar su atención. Junto a él, Louis y Nick se disponían a sentarse mientras Henric, Archivald y su acompañante buscaban sillas extra en mesas vecinas. Mina, Brenda y el padre MacConlom entraron a los pocos segundos, buscando a los demás con la mirada y, una vez los hubieron localizado, se acercaron a ellos.

Archivald saludo al señor Moore y se puso en pie tan pronto como vio entrar a las señoritas acompañadas de MacConlom.
- Buenos días - dijo llevándose la mano al sombrero que se acaba de quitar y que no llevaba encima.

Un poco rojo de verguenza archie se levanto para juntar una mesa vacía a la actual para que cabieran todos los presentes. Entonces todos pudieron ver como el hombre de color que estaba ahí en el local, unos metros separados del resto, le ayudo a mover mesas y sillas pero sin mirar a nadie. Manteniendo en todo momento la vista en el suelo.

- Les presento al señor Harry Speirs, mi criado

Harry saludó a los recién llegados y acabó de ayudar a Archivald con la mesa antes de sentarse. Una vez en la silla, dejó descansar los brazos en su regazo y fijó la vista en el mantel de la mesa sin abrir la boca, como si estuviera contándolos.

Nathan recogió los papeles y los guardó en el interior de una carpeta, no sin cierta urgencia, mientras miraba nervioso a su alrededor. Se le notaba algo inquieto, cosa extraña en él, normalmente un hombre calmado y tranquilo hasta cotas que llegaban a exasperar.

Respondió en primer lugar a las preguntas de Louis, sin percatarse aún de la llegada de las mujeres y el Padre.

-He llegado poco antes que vosotros Louis. Os estaba esperando. – pareció terminar ahí su explicación, pero recordó la última pregunta de su amigo y añadió -. Bien, bien… estoy bien, sólo algo preocupado.

En ese momento reconoció a Brenda de entre el grupo de personas que acababan de llegar y su rostro no pudo reprimir una sonrisa. Sin dejar de estrechar la misteriosa carpeta contra su pecho, el escritor hizo un gesto con la mano a modo de saludo.

-Venid, sentaos. Me alegra mucho veros. – la cordialidad de sus palabras contrastaba con el movimiento incesante de sus ojos, que escrutaban al resto de clientes de la cafetería.

¿Algo preocupado? Eso no se lo cree ni él - pensó el guía mientras observaba detenidamente aquella carpeta que el escritor estrechaba entre sus manos - Muy preocupado, debería haber dicho....y seguro que esos papeles que estaba mirando tienen algo que ver.

Abrió la boca para preguntar por ellos, pero entonces aconteció la llegada de la señorita Farrow, la señorita Mordaunt y el padre, por lo que se volvió hacia ellos saludándoles con una inclinación de cabeza, dejando a un lado, por el momento, la cuestión que había surgido en su mente. Tal vez fuese mejor esperar a que su amigo se encontrase dispuesto a contarlo, sin ningún tipo de agobio.

Se sentó en una de las sillas y recorrió el local con la mirada, aunque lo que buscaba no parecía estar por ningún sitio...tendrían que esperar al camarero.

- Bueno, muchachos, ya estamos todos reunidos de nuevo. ¿Qué tal han ido sus averiguaciones? Por lo que hemos encontrado en la biblioteca de la Universidad, parece que podría haber alguna relación entre el... - MacConlom miró un instante a Harry, una reciente incorporación al grupo, y su enérgico entusiasmo se contuvo un poco- asunto que nos reunió y ciertas prácticas fanáticas con las que pudo haber tenido contacto la expedición Carlyle.

Por cierto, no me he presentado -dijo, ya dirigiéndose directamente al criado de Kirkham, mientras le tendía la mano-. Soy el padre Ian MacConlom. ¿Qué te trae por aquí, joven?

Vaya, así que tenemos un miembro más en el grupo... ¿Será de fiar? Y si lo es, ¿es buena idea meter a una persona más en un asunto como este, que tiene visas de ser bastante peligroso? Bastante triste es ya que se hayan visto involucradas dos señoritas...

Mina sacudió su abrigo innecesariamente, como si así se quitara el frío que calaba los huesos en aquella mañana de la bella ciudad. Sus ojos oscuros, cálidos contra su palidez, recorrieron a los hombres con los que había compartido su cordura sólo un par de horas atrás. Como una eternidad..., pensó ligeramente, mientras se desprendía los botones de su abrigo. La preocupación en sus miradas saltó sobre ella como si de un traje de plomo se tratase; y los miró, uno a uno, advirtiendo sus gestos, buscando sus quiebres.

Finalmente, cuando llegó suficientemente cerca con Brenda, sonrió.

- Buenos días tengan, caballeros. - un suave inclinar de la cabeza acompañó su cálido saludo.

Un atisbo de incredulidad y sorpresa acompañó las palabras de Archivald, señalando a aquel hombre que no levantaba la vista. Mina miró al sureño como si sus palabras no pudieran penetrar en los rincones de su mente, o como si la situación le pareciera insólita; finalmente, apartó los ojos sin comentar nada, barriéndose el cabello hacia atrás, y se dirigió a Speirs.

- Un gusto conocerle, señor Speirs. - dijo, con voz sumamente cálida y sincera. El qué hacía allí, en ese momento, a ella le importaba muy poco.

Cuando levantó la vista de nuevo, la dirigió al resto de los presentes.

- Lo mismo digo, señor Moore - respondió, con una suave sonrisa, buscando una silla para sentarse. - Tenemos muchas cosas para compartir... Empezando por algo caliente.

Entró resueltamente junto con Mina y el Padre, dió una mirada rápida, situándose, y cuando les localizó se acercó al grupo, sonriendo.

-Buenos días a todos...

Se sentó en una de las sillas que Kirkham acababa de acercar a la mesa, ante Nathan. Su sonrisa se amplió en respuesta a la que éste le dedicó, y a sus palabras. Aunque no pudo dejar de darse cuenta de que estaba extrañamente intranquilo. Le conocía de hacía mucho, y cualquier leve matiz de su actitud era evidente para ella. Pero no dijo nada, esperó a que fuera él mismo quien desvelara sus inquietudes, si quería. Atendió también a la presentación del hombre desconocido, al que había mirado con curiosidad cuando llegaron. Así que un criado...

Nick fumaba, prestando atención a las idas y venidas de todo el grupo. Desde luego eran un colectivo variopinto, por no decir pintoresco. Sonreiría si no estuviese tan cabreado. Los demás seguramente se habían partido el espinazo rebuscando y él, el único que vivía de esto, no había sacado nada.

Tomó un sorbo de su café solo, dejando que el sabor amargo le confortase. El baile todavía no había terminado, y de un modo u otro, iva a encontrar a los responsables.

Supongo que lo mejor será que empiece yo - comentó Louis una vez todos estuvieron sentados y hubieron hecho sus pedidos al camarero - ya que será corto de contar.

Había habido un momento en que pensó en quedarse callado y dejar que fuese Nick quien relatara lo ocurrido aquella mañana, y sin embargo, si intentaba ponerse en el lugar del detective, no podía dejar de pensar que se sentiría realmente frustrado, más incluso de lo que se sentía él en esos momentos.

El señor Stolze y yo fuimos a Importaciones Emerson - continuó - donde conseguimos, a duras penas, la dirección del señor N'kawe, que por cierto se encuentra en uno de los peores barrios que he visto en mi vida, y eso que El Cairo no es que sea un lugar apacible.

Mientras hablaba iba observando los rostros de todos y cada uno de los allí presentes, parándose unos segundos en el del criado de Archivald, al tiempo que se imaginaba lo que podía pasar por su mente....pero le resultó imposible - Cuando nos presentamos allí, nos encontramos con un viejo de aspecto repulsivo que regentaba un local de la mismas características. No sé si alguna vez conseguiré olvidar ese olor.

El caso - hizo un leve gesto con la mano como quitándole importancia al último comentario - es que aparte de intentar timarnos, no conseguimos sacarle ninguna información, aunque tanto Nick como yo estamos seguros de que sabe algo acerca del asunto.

Y eso es todo. - entrelazó los dedos de las manos, apoyando los brazos sobre la mesa - Ah, no. Se me olvidaba una cosa. Esta mañana mandé un telegrama a El Cairo, a ver si ese camino aportaba algún tipo de información, pero será necesario esperar la respuesta.

- Cafe, por favor - dijo archie cuando localizo al camarero y una vez que se hubo ido comenzó a relatarles sus pesquisas mañaneras.

- Por mi parte poca cosa. Estuve donde se encontró el coche, un barrio pobre de la ciudad, luego fui hasta el hotel Chelsea donde falle... bueno, hasta allí. Desgraciadamente nadie parece haberse percatado de la presencia del coche aparcado por allí.
Ya que mis pesquisas no me permitieron descubrir nada aproveche el tiempo para ir hasta el puerto e informarme sobre las tasas y disponibilidades de los barcos que embarcan hasta Egipto. Al parecer todos los barcos embarcan hasta Londres, en Inglaterra, en transatlánticos para luego tomar otro barco que hasta Egipto. He preguntado si habría barcos que fueran directos hasta Egipto pero el tiempo empleado es más o menos similar, o tal vez mayor, y los medios... algo más incómodos.

Hum... cafe caliente, por favor

Brenda asintió vigorosamente mientras escuchaba las explicaciones de Louis y de Archivald.

-Si, me temo que hasta que no vayamos a Egipto, vamos a estar en un callejón sin salida... O mejor, quizá nuestro primer objetivo debería ser la Sede de la Fundación Penhew, en Londres. Además debemos ir allí si queremos coger un buque suficientemente confortable para soportar la travesía sin incomodidades.

Se detuvo un momento para dejar que el camarero acabara de servirles las bebidas, todas ellas humeantes y aromáticas. Cogió su taza, y vertió en ella un chorrito de leche, añadió una considerable cantidad de azúcar, ante la asqueada mirada de Nathan, y empezó a remover el contenido con su cucharilla.

-Nosotros hemos estado husmeando en la Universidad. Bien, yo sólo en la Biblioteca, pues quien tiene allí contactos es Mina. No ha sido un tiempo improductivo, lo que he encontrado perfila bastante bien a los componentes de la expedición... Vean...

Sacando su libreta de anotaciones, extrañamente pulcra y bien conservada para el uso incesante que la mujer hacía de ella, buscó las últimas páginas y les señaló algunos puntos manuscritos con su letra clara y uniforme.

-Por cierto, Nick... quizá no tenga ninguna importancia, pero, de todos modos se podría probar... Fíjate esta anotación acerca del Dr. Huston... ¿Habría manera de conseguir que el Colegio de Médicos "soltara" ese arechivo...? Además, estaría bien intentar saber qué fué de Jack Brady. Si se fijan... no parece que el cuerpo de Brady fuera encontrado con el resto, tras la masacre...

Henric saludó cortesmente a todos los presentes y escuchó lo que tenían que decir los recién llegados. Se sentía bastante frustrado al oir hablar de las averiguaciones realizadas por sus compañeros,sabiendo que el no había sacado gran cosa y que lo único que podía esperar era una respuesta satisfactoria a su carta por parte de la señorita Carlyle. Sin embargo se sintió aliviado al darse cuenta de que quizás tendrían que esperar algunos días mas para terminar de informarse de todo lo que quedaba por saber y determinar los posibles cursos de acción, aquello daría tiempo a Erica de responder a su carta... si ella quería.

Bebió de la taza de cafe solo bien cargado que había pedido y saboreo con deleite el brebaje mientras esperaba a que todos terminaran de exponer lo suyo para decir a los recien llegados lo que ya había dicho apenas unos minutos antes a Louis, Nick y Archivald.

- Me temo que mis investigaciones no han sido tan fructíferas como las vuestras, pero puede que sean de alguna utilidad -dijo el sacerdote, sin disimular la frustración por encontrarse aún prácticamente a oscuras-. Es respecto al símbolo que grabaron en la frente de Elias. Parece ser que en la zona del lago Victoria existe un culto todavía en activo que marca en la frente a las víctimas de sus sacrificios. Creo sinceramente que quienes mataron a Elias formaban parte de ese culto, y estaría dispuesto a apostar a que los asesinos de los miembros de la expedición Carlyle también. Puede que esa expedición descubriera algo que les molestó, o que no quieren que salga a la luz.

Lo que no me encaja es qué intereses puede tener una pequeña secta africana en lo que se sepa de ella en Estados Unidos, pero cuando uno trata con fanáticos supersticiosos, nunca se puede estar seguro de nada...

¿Africana ha dicho? Nick se golpeó en la frente con la palma de la mano. Mierda. Soy idiota. Nick encendió otro cigarrillo, con impaciencia. Apuesto 2 dolares a que el maldito N'kawe sabe algo de eso. Y encima le hemos puesto sobre aviso. Nick parecía de lo más molesto, incluso más que antes. Acabemos con esto. Quiero volver a ver al señor N'kawe antes de que desaparezca.