Partida Rol por web

Sábado, 17 de Enero de 1925. 15:55

El Hotel Franklin, llamado así en nombre del genial inventor y científico nacido en Boston, estaba ubicado a unos pocos cientos de metros del despacho de Nick. El lugar no era exactamente un derroche de lujo asiático pero cumplía la función que en estos momentos ansiaban: anonimato.

El conserje, que ya había hablado por teléfono con Nick, no mostró interés alguno por el variopinto grupo ni por los restos de sangre seca que se veían claramente en las manos y ropas de Archivald. Se limitó a entregarles las llaves correspondientes, cuatro habitaciones dobles todas ellas en el segundo piso, y a darles la bienvenida al hotel.

Los cinco amigos subieron por las escaleras intentando hacer el mínimo ruido posible mientras decidían cómo iban a repartirse en las habitaciones. Las paredes estaban decoradas con cuadros de Benjamin Franklin y algunos de sus inventos más conocidos. La idea era buena, pero el decorador carecía de buen gusto y el resultado final le daba al conjunto un aspecto falso y barato.

Al llegar al rellano tomaron el pasillo de la derecha hasta llegar a lo que serían sus nuevas habitaciones por una temporada: habitaciones 206 a 209.

-Ha sido buena idea venir a alojarnos aquí declaró Henric, mientras miraba los cuadros con evidente desprecio artísticolas cosas se han puesto demasiado feas como para arriesgarnos a no vigilar nuestras espaldas. Aun estoy temblando por lo sucedido en la comisaría bajó el tono de voz no sin antes mirar si alguien ajeno a ellos podía estar escuchándoles ese tiroteo a plena luz del día y cerca de un lugar lleno de policías... da la sensación de que fué un acto a la desesperada, o eso, o que simplemente estamos tratando realmente con locos.

Caminaba con cierta inseguridad por el edificio siguiendo a sus compañeros, algo debido a la timidez inicial que se experimenta cuando uno entra en un lugar que no conoce y se mueve con cautela al tiempo que estudia todo el entorno intentando familiarizarse lo antes posible con lo que le rodea.

Esto no tiene nada que ver con tu casa Henric. Parece que otra vez vas a volver a la vida que llevabas antes de acostumbrarte a tener mucho dinero se detuvo en frente de una las paredes al tiempo que miraba la pintura con la que estaba pintada aunque desde luego que esto no tiene nada que ver con los cuchitriles en los que te habituaste a vivir antes de tener esa casa, ni grietas en la pintura, ni humedades en el techo, ni cucarachas correteando por el parqué... no, sigue siendo un buen Hotel a pesar de su humildad.

A medida que llegaban a las habitaciones comentó en voz baja a los demas:

- Acabo de recordar, de que si la señorita Carlyle responde a mi mensaje, enviará la respuesta al remite del regalo, que es la dirección de mi casa. En los próximos días alguien debería acompañarme de vez en cuando a hacer alguna visita a mi casa para ver el correo.

- Yo le acompañaré si lo desea, señor Larsson. Estoy realmente intrigado por todo este asunto; mucha gente parece desesperada por evitar que averigüemos qué sé yo qué. En el seminario aprendí que Nuestro Señor puso la otra mejilla, pero en los callejones de Escocia me enseñaron a la fuerza que lo mejor que puede hacer un hombre es golpear primero.

Una vez repartidas las llaves de las habitaciones, Brenda se dirige a una de ellas, sin preferencias, y se gira a sus compañeros.

-Si nadie tiene ningún inconveniente, me instalo aquí mismo, con Mina. Voy a darme un baño, y después os espero en el Hall, o en la Cafetería, si os parece. Debo hacer una llamada, para acabar de organizarme, y además estoy hambrienta. Cansada y hambrienta...

Suspira, y entra en la habitación, cerrando la puerta con llave. Si alguien indiscreto hubiera escuchado, pronto habría oído correr el agua en el baño.

Se dará el baño, desde luego. Pero lo que desea es volver a leer con calma las notas de Jackson, y después guardarlas en un lugar discreto y seguro, hasta que sus compañeros puedan leerlas también y decidan entre todos qué hacer con ellas.

Así que las pondrá bajo el colchón mientras tanto, o detrás de un cuadro, o en el fondo de un cajón... donde no se vean a simple vista. Luego bajará al Hall y comprará un par de revistas, y otros tantos periódicos, y dejará las notas entre ellos, en un cajón del escritorio de la habitación hasta la hora de la cena.

Hará algunas llamadas, una a su despacho, para dejar su trabajo organizado, y otra su padre, dándole explicaciones de lo ocurrido, por si necesita su ayuda en algún momento. Él se encargará de avisar al Banco, y que no haya problemas de orden financiero. Asímismo se ocupará de los pasajes a Londres, reservándolos para que todo esté preparado en cuanto decidan partir.

Finalmente llamará a su casa y hablará con su asistenta para que le prepare el equipaje, y se ocupe de todo hasta su vuelta.

Necesito traer mis cosas del hotel Mount Vernon. Será mejor que vaya a por ello, así por lo menos podré cambiarme - comento un taciturno archivald

He estado en sitios peores y por muy malo que sea siempre es mejor que dormir al raso acompañado de las reses

-En cuanto nos allamos familiarizado con nuestras respectivas habitaciones dijo Henric podemos dar un pequeño paseo hasta su Hotel señor Archivald. Miró al resto a ver que les parecía la idea, en cualquier caso alguien tendría que acompañarlo.

-Bien pensado, podría aprovechar un paseo con usted para acercarme a mi casa y traerme algo yo también.

Pues una vez revisadas las habitaciones procederé a traer hasta aquí mis pertenencias

Una vez repartidas las habitaciones y con las ideas más claras, el recién instalado grupo de amigos inició la espera. Faltaban por llegar Mina, Louis y Nick todavía con noticias acerca del Colegio de Médicos.

Brenda se encerró en su habitación mientras Archivald y Henric cogían un taxi para ir a recoger sus respectivas pertenencias. Ian y Nathanian se acomodaron en otra de las habitaciones y dejaron pasar el rato en silencio.

A pesar de que quería mantener la mente despierta y el ánimo frío, Nathanian se vio dominado por los nervios y la impaciencia. Aprovechó para descansar unos minutos mientras el resto del grupo regresaba de las distintas salidas que se habían acordado. No obstante el tiempo se le hizo eterno.

Volvió a recordar el contenido de aquellas notas, repasó los informes de Jackson tratando de encontrar algún sentido a lo que implicaba. ¿Qué era lo que querían ocultar?

Un incipiente dolor de cabeza amenazaba con amargarle aún más lo que quedaba de día.

Tras volver del apresurado paseo que había conseguido calmar algo los nervios a Henric, este se dispuso a ordenar sus cosas en la habitación que había escogido: Un par de pantalones, algunas camisas y un jersey, además de un pijama, mudas y utensilios de aseo (navajas de afeitar, jabón, etc.) y el gastado abrigo negro que siempre llevaba. Cuando terminó de colgarlo todo en el armario este parecía el vestuario de un cura, en lugar de el de un excéntrico artista: toda la ropa era rigurosamente negra. Y muy gastada por el uso.

Resopló y se tumbó en la cama, mirando el techo, mientras dejaba volar la imaginación. Un rato despues advirtió que aquella espera le estaba inquietando demasiado y decidió hacer algo para entretenerse y no pensar demasiado, sacó su libreta y su lápiz y comenzó a dibujar, intentando retratar a sus nuevos compañeros de memoria, un pequeño ejercicio que le mantendría la mente ocupada con algo.

Archivald se bajo de un taxi junto a un par de maletas. Como en el nuevo hotel no había botones tuvo que ser el taxista quien le ayudará a entrar con el equipaje. La propina fue más que correcta y el hombre se marcho alegre silbando una alegre canción.
Mientras tanto archie subió a su habitación y pudo al fina ducharse y cambiarse de ropa. Aprovecho la ocasión para afeitarse aunque se dejo las patillas y la alegre perilla que lucía habitualmente.

Una vez acabados esos quehaceres bajo al comedor del hotel para tomar la cena mientras esperaba al resto de sus compañeros con la cabeza gacha. Sus pensamientos no estaban muy centrados pero sabía de la importancia de los últimos hechos. Razón para preocuparse y meditar bien sus próximos movimientos.

El tiempo transcurría con lentitud en el Hotel Franklin mientras los cinco amigos esperaban pacientemente, o no tanto, a que regresaran Nick, Louis y Mina de su visita al Colegio de Médicos. A cada minuto que pasaba, la inquietud que sentían aumentaba, como si presintieran que algo hubiera sucedido y temieran encontrarse con la verdad al día siguiente mientras leían el periódico.

Una hora después de que Henric, Archivald y el padre Ian volvieran de recoger sus efectos personales, cuando la tensión empezaba a hacer efecto, llegaron por fin los tres integrantes que faltaban. Volvían aparentemente con las manos vacías, literalmente, pero con una determinación en su mirada que llenó de confianza al resto. Al menos parcialmente.

Decidieron reunirse todos en la habitación donde Nathanian esperaba, para discutir acerca de los últimos acontecimientos y preparar la próxima jugada.

Louis esperó a que Mina y Nick entraran en la habitación de Nathan para después hacerlo él, pero no buscó asiento, sino que apoyó la espalda contra una pared libre de mobiliario alguno y desde allí observó al resto de los presentes.

Habían sido los últimos en llegar, y por lo tanto era lógico que tuvieran que poner al resto al corriente de lo ocurrido en el Colegio de Médicos, por lo que se decidió a comentar lo ocurrido.

Hasta ahora no hemos conseguido mucho - comenzó - pero debemos regresar dentro de poco para intentar conseguir los expedientes que buscamos.

Desvió sus ojos hacia Mina antes de proseguir - Gracias a Mina hemos descubierto que el lugar donde se encuentran los archivos, pero el resto del trabajo, es decir, entrar y buscar los expedientes, nos corresponde a Nick y a mí, pero debemos esperar hasta la noche para intentar acceder al edificio. Así habrá menos riesgo de ser vistos....por lo menos desde el exterior, pues no sabemos con seguridad cuantos guardas nocturnos habrá vigilando.

Tras decir esto dejó de hablar, dejando a sus compañeros añadir algo si lo creían necesario, pues tampoco tenía nada más que aportar por el momento.

Escuchando atentamente a las palabras de Louis, Henric meneaba la cabeza asintiendo a todo lo que decía. Daba la impresión de que pronto se encontrarían metiendo las narices ilegálmente en algunos asuntos si querían avanzar en la investigación, pero no dudaba de que tal y como se habían puesto las cosas, aquello iba a ser algo inevitable.

Se sentó pensativo en la cama y continuó escuchando detenidamente todo lo que les tenían que decir sus compañeros, su parte de trabajo en todo aquello se centraba en Erika Carlyle y aunque podía aconsejar, prefería mantenerse centrado en aquello.

Archivald permanecía silencioso y cabizbajo escuchando las conversaciones pero sin participar en ninguna de ellas.

Mina asentía levemente mientras Louis hablaba. Se había perdido un momento en la observación de los cinco que restaban, enfocándose en ellos, para confirmar que continuaban enteros. Había entrado a aquella habitación saludando con verdadero gusto de verlos, cosa que contrastaba bastante con el ambiente silencioso; al ver aquel contraste, había elegido permanecer apartada, abriéndose un poco el abrigo. La extrema palidez de su piel empezaba a ceder dentro de la tibieza de la habitación.

Al volver el silencio a la habitación, Mina no lo rompió inmediatamente. Observó a los demás a ver si alguien, además de Louis, tenía algo para decir. Quizás se habían terminado las palabras... Quizás se habían terminado las ideas. No podía saberlo. Repasó con la mirada a cada uno de ellos, y se vio a sí misma, fuera de su cuerpo, en la habitación de un hotel perdido observando a siete personas perdidas, reunidas por un motivo extravagante. En aquel silencio, la situación parecía hasta ridícula...

- Sí - dijo finalmente, llenando el vacío acústico. - Esto ya está casi resuelto... - Mina sonrió suavemente. - ¿Qué tal ustedes? ¿Han leído ya aquellas páginas?

Dicho así, sonaba como una estupidez. Pero Mina sabía muy bien que no lo era.

-Hemos estado esperando a que volvieran de hacer sus pesquisas para hablarlo todo. Respondió Henric a Mina, quien ya se encontraba mas centrado en la tarea que les deparaba tras relajar su mente hacía un rato moviendo el lapiz.

- Ahora, si decidimos que Nick y Louis hagan esa incursión nocturna para hacerse con los expedientes, podemos ver aquello de lo que hablaban el caballero Nathan y la señorita Brenda hace unas horas. Miró con curiosidad a los dos compañeros nombrados.

-Estoy muy intrigado en lo que se refiere a esos libros que mencionaron en el Hospital. Dicho aquello, se reclinó hacia atrás apoyándose con las manos sobre la cama y adoptando una pose desenfada y jovial, intentando relajarse y convencerse a si mismo de que no había nada por lo que preocuparse si mantenía la cabeza fría y las emociones bien atadas.