Partida Rol por web

De la mano de Akvahn salió despedido un mortífero y eficiente  proyectil que  transformo  uno de los esqueletos que forcejeaba con Mahel en ceniza. El mago se sintió satisfecho ya que la magia había vuelto a seguir sus ordenes. quizás ahora podría demostrar todo su potencial y barrer este grupo de criaturas de un plumazo....

La visión de los sucios esqueletos cubiertos de armas oxidadas no era precisamente un regalo para la vista de Isabella. Pero el hecho de haber aplastado a las arañas en primer lugar y los elementales después, la mujer iba alta de moral.

Un malintencionado flechazo la puso en su lugar ¿Como se atrevían a atacarla? ¡A ella! ¡Una mujer de alta cuna! Tenía mejores ambiciones en la vida que morir en una apestosa caverna olvidada. ¡Ella estaba predestinada a algo mayor!
Así que dejó de lado la idea inicial que tenía de apoyar a sus compañeros en el cuerpo a cuerpo y se centró en uno de los arqueros... El que juzgó más vil (detalle absurdo, todos eran iguales). Y le envió unos pensamientos cargados de ira y odio, con intención de desgarrar a toda conciencia que se le pusiera delante.

Aunque  algunas de aquellas criaturas se desplomaban al mas mínimo impacto , el resto de ellas seguían  dispuestas a enfrentarse a los aventureros.Mientras tanto, aquella niebla verde parecía no haberles afectado en demasía a los aventureros que  peleaban por su vida. De los cuales, una enfadada Lady Isabella se apartó del grupo , envalentonada por los exitosos  embites de sus compañeros; concentró su poder mental mientras  se desplazaba para tener un angulo de visión mas efectiva para su cometido.

Aquella energía mental  choco contra uno de los esqueletos mas armados que habían quedado atrás,ordenando silenciosamente al resto de secuaces. Aunque aquel impacto lo hizo tambalearse un poco, no fue suficiente para eliminarlo. El esqueleto clavo sus ojos vacíos sobre Lady Isabella, respondiendo en silencio a su desafío.

-NPJOTIZADO/A-

 Convencida de su poder , Nhyria alzó una vez mas su mano contra los esqueletos que  se habían enzarzado contra los dos guerreros de su grupo. Convocó nuevamente la errática magia del caos y, cuando consiguió un percibir un hueco, una saeta de color violáceo salió despedido contra los  esqueletos. Por desgracia, aquel impacto mágico  no llego a su objetivo, desvaneciéndose entre la bruma verdosa.

Como si fuesen uno solo, los cuatro esqueletos armados hasta los dientes actuaron. Dos de ellos, los armados con espadas y escudos, avanzaron violentamente hasta llegar a la altura del combate en el que participaban Mahel y Uriel. El que mas cerca había conseguido llegar, alzo su espada sin previo aviso contra el tiflin; hundiéndola  en la roja carne de Mahel. Un grito de dolor por parte del tiflin fue  el aviso de que el acertado enemigo había superado sus defensas y dejado una fea herida en su hombro. 

El segundo esqueleto que había avanzado, levantó su espada y aulló en silencio una nueva orden que, aparentemente no había surtido efecto.

Los otros dos esqueletos armados, tensaron sus polvorientos arcos con proyectiles invisibles y  dispararon sin remordimientos  contra el grupo de aventureros. El mas cercano a Lady Isabella la  eligió como objetivo y sus proyectiles invisibles   salieron despedidos cara ella. Por suerte, el primero de ellos se fundió en la fría roca  detrás de la joven. Sin embargo el segundo impactó entre el hombro y el pecho de Lady Isabella, ocasionándole una repugnante herida de la gual brotaba la sangre noble de la muchacha.

El ultimo de los esqueletos, el mas alejado, tensó también su  astillado arco y lanzó sus fantasmagóricos proyectiles contra el grupo que  medían sus fuerzas ante el. Ambos proyectiles no consiguieron acertar su objetivo,por suerte para Uriel...

Envalentonados al ver caer al tiflin , los dos esqueletos que mantenían combate con ambos guerreros,  se centraron en Uriel y   lanzaron sus golpes para hacerle caer. 

Advirtiendo las intenciones de ambas criaturas, Uriel  frenó una de las oxidadas espadas con la suya ,provocando un sonoro CLANG! que retumbó en la galería. Con tan mala suerte que el segundo impacto dibujo un aspaviento extraño en el aire y  termino en su costado izquierdo,abriéndole una nueva herida que sangraba abundantemente.

Uno de los muertos que parecía mas decrépito había caído bajo su magia, mas no por las espadas de sus compañeros. Sin embargo parecía que a la carne de cañón que tenia por compañeros le estaba costando despachar aquel triste montón de huesos.

-¿Es que tengo que hacerlo yo todo? Está bien, apartaros si no queréis que os dé. -Murmura malhumorado.

El mago concentra una vez mas un conjuro sencillo, lo justo y necesario para contribuir a la lucha sin excederse demasiado. 

Las cosas comenzaban a tornarse peliagudas para los aventureros,ya que los no muertos estaban ganando terreno en el combate. Cuando cayó el tiflin y ver como una de las  oxidadas espadas  herían el costado de Uriel, el malhumorado mago  tuvo que hacer uso una vez mas de su poder mágico.

Aquel básico pero efectivo pase mágico fulminó al esqueleto mas quejumbroso que se mantenía ante el caído Mahel, desmoronándose como un inestable castillo de naipes. El sonido resultante de los huesos apilándose en el suelo de mala manera, advirtió al resto de criaturas de la presencia del shadar -kai...

Uriel sabia que las cosas se habían complicado. La Enana no se había recobrado del shock de lo que habían presenciado y el estado de esta no ayudaba en nada al grupo.

A pesar de todo el Espadachín se dispuso a ayudar mientras sus guardas mágicas protegían a todos en caso de que el otro esqueleto intentará algo contra estos.

La espada del Uriel dio buena cuenta del esqueleto que tenia delante, mientras  se encaraba contra el esqueleto armado hasta los dientes que había hecho caer a su compañero tiflin. Con su  incandescente mirada azuzó  a la criatura para evitar que rematase a Mahel.

La refriega se estaba recrudeciendo.

Por una parte los esqueletos arqueros seguían tensando las cuerdas de sus arcos insensiblemente, como si pudieran seguir haciéndolo eternamente. Por otra parte, la primera oleada de muertos había sido barrida... A coste de ver caer a Mahel.
Se estaban masacrando unos a los otros y sin embargo nadie tenía ventaja en el combate.

Menudo dilema para Isabella... Herida como estaba lo más recomendable era esconderse... Pero ahora los arqueros tenían algo más en qué pensar.

Si se pudiera deshacer del esqueleto que le había cogido manía...

Arriesgando su delicado pellejo le lanzó al muerto una nueva ola psíquica con la esperanza de devolverlo de golpe al infierno

Durante el intercambio de espadazos, magia y charcos de sangre, Un diminuto faro de esperanza iluminó brevemente la galería; aliviando la crudeza del combate. Aquella luz provenía de Lady Isabella que concentraba su potente energía psíquica y la apuntaba a los dos esqueletos armados hasta los dientes que se acercaban por su flanco derecho. Sendos estallidos de un tono azulado casi imperceptible, dañó a ambos esqueletos destrozándoles parte de sus costillas y algo de sus mohosas armaduras...

La drow permanecía en la retaguardia, trataba de no acercarse demasiado a la siniestra niebla que traía del mas allá a los restos de los muertos. Ademas desde la posición tenia buen campo de visión sobre todo el campo de batalla.

Sin palabra ritual alguna, la violácea energía del caos se concentro una vez mas en el extremo de la vara de la hechicera y lanzo el proyectil contra el esqueleto mas alejado de sus compañeros de aventura

Sin mucha floritura, ya que el combate precisaba mas concentración de la requerida, Nhyria  convocó un nuevo proyectil contra el esqueleto arquero mas alejado del combate. Este ultimo ya había intentado sin mucha suerte terminar con la vida de ambos compañeros que se enfrentaban con sus armas a los esqueletos mas cercanos.

El violáceo proyectil  de la drow voló cual exhalación  por la galería esquivando a sus compañeros y  explotó contra su objetivo.  La errática  magia del caos abrió un feo boquete en el torso del  esqueleto que  se tambaleo durante unos segundos para  volver de inmediato a su posición y sus cuencas vacías buscaban un nuevo objetivo...

De inmediato, reaccionando como un solo ser, los cuatro esqueletos armados  reaccionaron contra los  impactos recibidos por parte de los aventureros. Los dos esqueletos que portaban sus quejumbrosos arcos tensaron una vez mas sus invisibles  cuerdas contra los aventureros, mientras los dos esqueletos que empuñaban su espadas hicieron lo propio. Uno de ellos se desplazó dejando al inconsciente Mahel  con vida y centró su espada en el  Uriel. El segundo, cercano a la joven Isabella, cargó con toda la fuerza que puede tener una criatura no muerta contra ella.

Por suerte para Lady Isabella, aquella cochambrosa espada silvó ante sus ojos sin apenas rozarla, dejándole la imagen del amenazador esqueleto ante ella. Misma suerte sufrió el esqueleto que estaba ante Uriel, ya que su espada   abanico el aire  ante el  espadachín sin que le afectase lo mas mínimo.

Por desgracia,  la suerte estaba con aquel esqueleto arquero al norte de la galería, que apunto sus invisibles proyectiles sobre el grupo de magos. Aquellos impactos fueron recibidos  por el oscuro Akvahn que le causaron dolorosas heridas en parte de su  pecho.

El otro arquero, el que había sido dañado por la magia de Nhyria, tensó su arco y  su primer proyectil  no afecto a nadie, pero el segundo se clavó en la piel de Uriel. La fea herida hacia juego con las que ya tenía sobre su cuerpo.

Levantandose del piso con lastimosa dificultad, apoyandose sobre sus manos y rodillas Mahel ve con desafiante sorna cómo la sangre de sus multiples heridas gotea en los sucios adoquines del suelo.

- Sólo un rasguño...

Durante la respuesta de los guerreros esqueletos hacía los aventureros, el  inconsciente tiflin abrió sus ojos  se levantó cual alto era, aguantando el dolor de sus feas heridas. A su alrededor pudo ver como aquellos enemigos comenzaban a ganarles terreno. Su compañero de armas , Uriel estaba sufriendo severas heridas, al igual que la joven humana que esquivaba como buenamente podía los embites de un esqueleto. También logro observar como unos fantasmagóricos  impactos perforaban el pecho del oscuro mago que maldijo entre dientes.

La mano del oscuro shadar-kai crepitó  concentrando su energía mágica, haciendo notar a los presentes que  era su turno ...

Algo se clavó en su pecho y notó la necesidad de arrancar aquella flecha, mas no había nada. Si alguna vez tuvo forma se había disipado como la niebla y de ella solo quedaba un agujero sangrante.

-¡Hijos de la gran perra! -Escupió el mago, casi literalmente pues un hilo de sangre se asomaba de su boca. -Esto lo tenía reservado para bastardo de vuestro amo, pero me habéis toca demasiado los huevos.

El mago estaba fuera de sí. El taimado hechicero no parecía el, quizás por estar tan cerca de la muerte. La herida dejó de sangrar, pues quedó oculta por un manto de sombras que hizo a la vez de vendaje. A pesar de que Akvahn había perdido mucha sangre y estaba pálido, quienes estaban cerca de él sintieron como su aura vibraba y se calentaba. Aferrando con rabia y firmeza la varita el mago al fin se disponía a mostrar su hechizo mas poderoso. 

Lo que debía ser una explosión a modo de big bang a pequeña escala, en su lugar una oscuridad mas densa que la de la gruta, que fue aumentando de tamaño desde la nada, hasta formarse una esfera ardiente de fuego negro. Su luz no parecía ahuyentar la oscuridad, sino engullirlas.

-Después de esto nadie mas podrá invocaros.

Uriel había sentido los azotes de los ataques de los enemigos y habían resultado bastante certeros, las heridas seguían sobresaliendo de su cuerpo, a pesar de todo no cejo en su empeño y mientras sus guardas mágicas sobresalían de su cuerpo se dispuso a devolverle al esqueleto que tenía enfrente el dolor causado. Su espada repleta de relámpagos bailo en su mano para intentar acertarle. Mientras trataba de recuperar fuerzas para seguir aguantando.

- BRUNILDA DESPERTAD OS NECESITAMOS… O ES QUE NOS QUEREIS VER MUERTOS COMO A VUESTROS COMPAÑEROS… - grito mientras tanto para ver si la enana se recobraba en si.