Partida Rol por web

Gracias mi Señor murmuro llevando el puño derecho cerrado a mi pecho, donde reside el corazón de un valiente.

Luego, sombrío, observo al compañero del grupo en el piso, difunto ya.

De nada me vale darles mi pésame. Me limito a mirar con mero desprecio al ogro La pista sobre mi origen se pierde contigo Biggum, pero si algo me enseñaste con el cautiverio es que la vida continúa y de nada nos vale perdernos en el pasado, teniendo todo un futuro por delante.

Impertèrrito, pero con mirada apenada me mantengo en silencio mirando las reacciones de quienes lucharon codo a codo junto con el oxciso.

Ya habría tiempo de ofrecer un servicio funerario, nada mejor que una pira para un guerrero valiente muerto en el campo de batalla.

Todo ha acabado de repente me acerco a Iledar aforrándome a una minima esperanza pero cuando lo examino la experiencia de tantos combates me hacen abandonarla. Con aire ausente me miro la mano en que sostengo mi varita de curaciones y me la aplico en mi pierna herida. Inmediatamente noto sus efectos.

Permanezco a su lado en silenció hasta que se aproxima Zelmar. – Recoge tu sus efectos personales seguramente Amara y Sintara desearan conservan algún recuerdo suyo. No sería muy adecuado que Polgara o yo lo lleváramos. – Mirando a Arielus. – Mejor que sea alguien conocido quien les de la noticia.

De pronto recuerdo una cosa. – ¿No tendríamos que investigar que hay tras aquella puerta que se nos resistió tanto? Con estas hachas esparcidas por aquí no lo hará mucho mas.

Tan sólo un golpe antes.. Un simple flechazo bien dado, y nada de esto habría ocurrido.

Biggum estaba muerto, derrotado en el suelo, por un grupo de aventureros que veía reducido su número. Pero eso no era lo importante, ni haber cumplido el cometido, ni haber conseguido matar a un grupo numeroso.. Sólo importaba el caído. El invencible Iledar.. Si alguien me hubiese preguntado quién podría morir hoy, ése hubiese sido el último nombre que hubiese dicho. No había mayor fortaleza que la suya, pero un maldito ogro le venció en la suerte, en nada más.

Sigo en silencio los pasos de Zelmar, para despedirme por última vez del compañero. El cansancio que siento no viene por la batalla, sino por la tristeza. Tanto tiempo juntos... Sólo el tiempo nos haría olvidar tal pesar, si es que lo conseguía.

Giro la cabeza sin energía para escuchar a Violant. Puede que lo que haya tras esa puerta nos resuelva el misterio del espejo, pero tenemos un trabajo que cumplir.

-Lord Harmpending nos dio tiempo para cumplir el trabajo, no deberíamos perder más, ya que aún nos quedan cosas por hacer - Lanzo una significativa mirada al cuerpo tumbado -. No obstante, si el tiempo nos favorece, podríamos investigar mientras alguno se encarga de los preparativos.

Solemne, miro a Polgara cuando habla de una misión y del tiempo que les queda para cumplirla, yo no tengo apuros, ya no, sino todo el tiempo del mundo.

Mi señora digo con mayor etiqueta de la esperable a un andrajoso Salvo que deseen trasladar el cuerpo de vuestro bravo compañero, es mi deber como clérigo y siervo del invencible Heironeous el honrar a tan valiente luchador con el correspondiente ritual funerario, salvo que sus creencias distaran de las que os informo, y decidiera previamente ser enterrado... Corresponde una pira, para salvaguardar su hidalguía de la corrupción de la carne.

Les comento para que se instruyan en lo que debiera hacerse en aquél tragico momento, para luego observar si en las inmediaciones, y de alguna de aquellas criaturas no quedaba en el campo de batalla una espada larga.

Miro extrañada a Polgara por las prisas en marchar de aquí. – Tenemos tiempo nos dio una semana y este es el segundo día.

Señalando el cadáver de Iledar. – ¿No te interesaría saber quienes estaban detrás de Biggum? Debían ser humanos o de otras razas que no despertaran sospechas para comerciar con lo que robaban y alguno o su rastro deberíamos encontrar. – mirando a nuestro nuevo compañero que ha pasado prácticamente toda la lucha inconsciente. –  Hay mucho mas detrás de lo que aparenta ser un grupo de gnolls, kobold y un ogro.

– Como mucho si tardáramos más de de cinco días entregárselo nos descontaría 100 monedas. Ahora si estas son la nueva prioridad del grupo…

-No, no es la nueva prioridad. Tan sólo deseaba salir de aquí.. Pero supongo que es más importante lo que nos queda por hacer.

El dinero es lo de menos.. Sólo quiero descansar. Pero pensándolo mejor, si hay algo importante que podría poner en peligro a los demás, más vale ocuparse de ello antes de que sea demasiado tarde.

Sorprendido ante las palabras de Violant, asiento meditabundo

Veréis, el camino que aquí me trajo fue nada menos que la pista de mi pasado... De...Mi sangre. Y lo que decís me hace pensar que el cautiverio y los padeceres no fueron porque sí... De hecho, todo parece cobrar mayor sentido si acaso son humanos los que se escondían tras la sombra del ogro... Y ahora que lo mencionan... Recuerdo a un encapuchado, tanto golpe me ha hecho olvidar si ya se los mencioné, pero no me parece un tema menor considerando el curso de los acontecimientos...

Digo con total seriedad.

Camino por el campo de batalla y me hago con una de las cimitarras de los caidos gnolls, sopesando su equilibrio y balance, su peso.

Muy buenas en verdad... Y las hachas parecen también sumamente equilibradas...

Cual criatura carroñera que no soy, comienzo a desmantelar a uno de los gnolls muertos menos maltrechos... Le quito su armadura, sin que mi rostro devuelva una sola mueca de no desagrado... Asimismo, trato de sacudirla para quitarle pelos o cualquier alimaña, sea garrapata o pulga que pudiera haber dejado la bestezuela. Mas no me la coloco una vez que la he dejado relativamente en condiciones.

Luego tomo el  viejo escudo del piso, y me lo ciño al brazo... Metódico, cual clérigo de Tempus preparándose para la batalla. Luego una cimitarra, y finalmente un hacha...

Una vez hecho esto, apilados todos los aperos de guerra, comienzo a buscar alguna grieta, o recipiente del tipo que sea y que pueda hacer las veces de fuente...

Lo unico que se me ocurre es la parte de dentro del escudo

Sentado en el suelo, contemplo el cadaver de Iledar.

Descansa en paz, bravo guerrero.

A un lado, el cuerpo sin vida de nuestro compañero. Al otro, aun caliente el caido Biggum...

En silencio, observo como Arielus va preparandolo todo para darle un merecido adios a Iledar. Mientras, voces discuten sobre abrir una puerta o seguir camino.

El combate aun pesa en mis manos. Cansado de tanta muerte, de tanto dolor...solo espero que la despedida a Iledar sea la ultima que tengamos que dar.

Cuando acabe la ceremonia de Arielus, ya veremos que hacemos...

Zelmar busca su odre de agua, comienza a retirar hojas y cualquier resto del cuerpo del compañero caído, mueve el cadáver del guerrero para que este en una pose mas noble, junta sus manos aferrando su cadena y comienza a limpiar le la cara con el agua de su odre - no es suficiente - ajeno a la conversación de sus compañeros... - necesito mas agua necesito agua... necesito agua! alguien le queda agua?

El elfo levanta la cabeza y mira a sus compañeros uno a uno en espera de una respuesta... en su rostro no se percibe emoción alguna como si de un autómata se tratara prosigue limpiando a su amigo utilizando su capa, la cual esta haciendo girones para crear paños con los que asear a Iledar....

Le entrego mi odre a Zelmar mecánicamente.

Mientras me pregunto si será lo adecuado que Arielus lo presente a su dios como uno de sus seguidores sin saber si lo era o no. Nuestra relación con Mielikki no es tan formal pero a lo mejor.

– ¿Arielus no podría molestarse tu dios si Iledar no era uno de sus fieles además del suyo? ¿No sería mejor que le pidieras su ayuda para guiar su alma de valeroso guerrero ante su dios?

Zelmar... Espera un instante. Digo al tiempo que coloco el escudo invertido al lado del caído. Una vez hecho esto, una oración es murmurada a través de boca Que las lágrimas del cielo sacien la sed del valiente, y limpien los campos de batalla.

En el escudo, comienza a aparecer de la nada una buena cantidad de agua, que va siendo cada vez más... Y más...

Aprovechen a llenar sus cantimploras Señores. Antes que se derrame y desperdicie...

Tomo entre mis manos un poco de ella, y me refresco lo mejor que puedo, tratando a su vez de evitar que el incremento en la cantidad desborde demasiado rápido el improvisado recipiente.

Violant, tu aparente juventud contrasta con la inmensa sabiduría de tus palabras. He de orar para que Heironeous lo guíe en el trance hacia el plano de los espíritus, puesto que en el acto de su muerte Iledar comulgó con su valía en el mayor de los preceptos de mi Señor. Una vez allí, las almas decantan donde en vida los hayan guiado sus acciones... Eso rezan los antiguos sacramentos de la fe.

Sonriendo, pero no de alegría sino de agrado por la forma de proceder del grupo Que vinculo tendría esta gente? Son sinceramente envidiables los tributos de afecto que le rinden de una forma u otra...

El día, como anteriormente la vida de Iledar, se acaba. El sol tiñe de naranja y de rojo el cielo cuando os reunis todos alrededor de la pira que Arielus ha organizado. La voz del clérigo se eleva fuerte y solemne junto con las bandadas de pájaros allá abajo, en el valle. Los seguís con la mirada mientras pasan por delante del globo incandescente del sol que parece rasgado por los abetos en el horizonte. Su plegaria habla de valor, de honor, de un hombre que se enfrentó a fuerzas superiores y que, aún así , se las apañó para matar a uno de sus asaltantes sólo con su habilidad marcial. Un héroe que, con su sacrificio, os recuerda a los antiguos guerreros de las leyendas. En las palabras de Arielus os parece reconocer la figura de vuestro amigo, seguro de sí mismo, como siempre, su figura os sonríe mezclada con las nubes del atardecer hasta desvanecerse en el aire. Para entonces las palabras de Arielus parecen volver a la normalidad y , por primera vez, sois capaces de retenerlas en vuestra mente.

...Heironeus, gran padre, honra el valor de este guerrero como si fuera un hijo tuyo. Pues no ha de caer su gloria en el olvido, pues su fuerza y su sangre nos ha salvado la vida.

El propio clérigo siente las lágrimas caer por sus mejillas, prueba real de la intervención de su Dios. La prueba de que ha aceptado a Iledar entre los suyos.

Un gran silencio se sucede tras las palabras de despedia de Arielus. Ha sido una de las elegías más bellas que habeis escuchado. Guardareis este recuerdo el resto de vuestras vidas.

Al final, todos os recuperais de las emociones y os meteis en la cueva. Teneis que decidir qué hacer a continuación.

Supongo que la celda me ha inspirado... Finalmente despeje mi corazón de sentimientos negativos, y ahora sólo hay justicia. Sí, mi Señor, ahora podré servirte como corresponde... Te agradezco por el camino que has puesto a mis pies...

Una vez estamos listos para adentrarnos en la deshabitada boca del lobo, me pongo la armadura del gnoll, ya limpia, y me calzo sus armas.

Ha sido una jornada agotadora pero no podemos dejar todas esas armas fuera. – Voy a recoger las armas de los enemigos caídos y lo que llevara el kobold conjurador antes de que alguno de ellos aparezca y se lo lleve. Descansaré mas tranquila si las tengo delante que pensando que alguna criatura nos puede lanzar un hacha desde la entrada.

Me inclino acariciándole la cabeza a Llobeta. – Si ya se que tu vienes a ayudarme ¿alguien mas?