Partida Rol por web

Cuando llegas a casa te percatas que hay bastante movimiento... Las sirvientas van de aquí para allá, algunos alguaciles están presentes en la casa y los guardias personales del señor se encuentran en estado de alerta. Uno de ellos te mira al llegar

- ¡Esclava! Entra ya mismo para dentro... Nadie puede salir de la casa... ¡Entra, ya! 

Su voz es firme y dictatorial. 

" Donde esta el señor? que esta pasando...a que viene tanto guardia?"  supuse que quizá no me respondiera pero quizá si y así me enteraba de que estaba pasando, ya no habia pasado cosas ya suficientes hoy. AUn asi entre con cuidado y rápida..no iba a ser que me dejasen fuera.

Me identifico a la esclava como parte del séquito del Emir, y acompaño a Thafer a la sala de espera. Mientras esperamos, comienzo una conversación para ir matando el rato.

Decidme pues, amigo Thafer, ¿lleváis mucho tiempo en Toledo? ¿Os resulta difícil vivir en una ciudad cristiana?

Hernan mira a los alguaciles y dice con un tono serio y marcial: - Pedro, Luis, Muchas gracias por su diligencia. Con Dios.

El caballero se acerca al lugar donde se esconde Clara. No se junta mucho a ella. Cree que es una mujer que lo está pasando mal, pero la cruz que porta en el pecho es mucho más valiosa, sobre todo de cara a la gente, que lo que le pase en principio a ella.

-Clara, no temas. Levántate y habla conmigo.

Mientras estáis intentando ocultaros el caballero religioso se acerca hasta donde estáis vosotras

-Clara, no temas. Levántate y habla conmigo.

Su voz es firme aunque no autoritaria... Esas ropas indican su pertenencia a la nobleza 

Poco a poco se levanta, mirando a su alrededor algo asustada

- Mi señor... ¿Qué deseáis?

Su voz tiembla un poco y apenas puede mirar a Beltrán a los ojos. 

Un hombre de porte serio y recio se acerca hasta la estancia en la que os encontráis, os mira y sonríe

- As-salam aleikom Tarik y Thafer... Pasar, pasar... Contarme las buenas nuevas mientras disfrutamos de un agradable té en la estancia contigua... Vamos, vamos... Acompañarme... 

El Emir se gira y os hace un gesto para que le sigáis

Llegáis a una habitación con paredes de piedra, adornadas con diversos tapices que muestran imágenes del corán... El suelo está cubierto de alfombras y cojines, con una mesa de metal en donde los utensilios del té esperan...

El Emir toma su posición y comienza con los movimientos para servir el té mientras os hace un gesto para que os sentéis

El día transcurre con normalidad, los ingredientes para tus recetas están todos en casa salvo... Salvo porque resultaba que no te quedaban suficientes almendras... Podías salir y pedirlas a Miriam, vuestra vecina o bien podías improvisar algo con el resto de frutos secos que os quedaban... 

Mientras estabas en la cocina observaste por la ventana como una pequeña comitiva de tres personas se acercaban a vuestra casa y tu esposo salía a hablar con ellos. No entraron dentro, no miraron nada, sólo hablaron... A los pocos minutos terminan, parece que le entregan algo a tu esposo (un pequeño paquete envuelto en una rica tela) y éste vuelve al interior. 

Cuando entras debido a tus prisas y nerviosismo chocas contra la espalda de alguien. Se trata de una espalda alta y gruesa, de alguien bien fornido y curtido... 

- Dulce Amira... ¿Qué os ocurre? - Posa sus manos en tu rostro - Parecéis asustada... - Os mira - ¿No me digáis que os encontrabais fuera con todo lo acontecido? Sabéis que no podéis salir sola de casa... No sin el permiso de alguien de la casa... - Aprieta un poco tu rostro con sus manos - Sabéis cuál puede ser el castigo por salir de casa sin permiso, ¿verdad? Y no querréis defraudar a padre... ¿Cierto? - Te mira directamente a los ojos, esa mirada que tan bien conoces... - Deberéis hacer algo para que mis labios permanezcan sellados... 

Un poco contrariada por la falta de almendras, decidió que sustituyéndolas por otros frutos secos tendría que servir. 

Observó por la ventana la comitiva que se acercó a hablar con su marido. ¿Se adelantaban acaso? Pues mal le iba a ir que a la comida aún le faltaba cocinado. Más extrañada se quedó al ver que le entregaban algo y se iban. 

Dejando la masa de los pasteles, limpióse las manos y acercándose a la entrada de la vivienda, le preguntó a Eleazar.

-Mientras cocinaba no he podido evitar ver por la ventana que recibías a esas gentes y les he visto marchar ¿No se quedarán a cenar pues?

El dia no podía ser peor.. me tropecé con Alvaro... siempre tan gentil pero con segundas siempre.

"Si Señor Alvaro, nunca saldría sin permiso mi buen Señor, aun así estoy a su disposición, mientras mi señor lo sepa. Estaba por fuera de la cuadra, ya que habia alborotos por esas animales caídos del cielo muertos"

Solo esparba que alguien me llamase para algo, porque sino estaba en problemas con el señor.

Beltran sigue en su posición. Su voz es firme, pero algo, en el poco tiempo en el que puedes mirarle a los ojos, te da entender que es un señor de noble corazón. Será por sus ojos rodeados por unas leves arrugas que indican que ha vivido unos cuantos atardeceres.

-Clara, no te preocupes, que tanto yo, como el Señor, te vamos a ayudar. Cualquier cosa que puedas necesitar, - Señala la cruz en su pecho -  te brindaremos ayuda, más cuéntame. - ¿De qué conocías a Margarita? ¿Y a Ágata? , pero tranquila, no tengamos prisa. Si lo deseas, podemos hablar en un lugar más tranquilo. Como desees

Tarik se sirve un té y responde al emir.

Excelencia, a quien Alá guarde muchos años, las nuevas que tengo no se podrían calificar como buenas, sino como extrañas, cuando no funestas. En una mañana en Toledo he contemplado más sucesos que durante toda una vida en Granada. 

Me dirigí al mercado tras despertarme, y al poco de llegar, encontraron muerta a una buscona. Al poco llovió sangre y pájaros empezaron a caer del cielo, muertos. Después unos monjes cristianos, o al menos así me parecían, surgieron de repente, y uno de ellos me entregó esta piedra roja (se la muestro al emir). Y tal como vinieron, se fueron.

Luego unos juglares fueron acusados por una mujer de haber secuestrado y asesinado a su hija, quien podría ser la ramera muerta a primera hora. Cuando aparecieron los alguaciles con un concejal para tratar de poner orden, un certero flechazo acabó con la vida del concejal...Y para terminar, la madre de la muerta también falleció, de forma misteriosa y repentina, con una mueca de horror en su cara.

Tarik se queda callado unos segundos y luego añade - Si me permitís mi opinión, espero que los asuntos de su Excelencia en Toledo no se prolonguen en demasía, porque esta ciudad parece haber sido maldita.

Parece algo sorprendido cuando apareces

- Oh no querida, tranquila... No eran éstas las gentes que venían a cenar... Sólo eran... Unos clientes... 

Se acerca a ti y te toma por la cintura

- Vamos dentro, querida... Aquí huele realmente delicioso... Seguro que conseguimos un gran acuerdo... 

Besa tu labios

- Mientras llega la hora, voy al taller a realizar algunas mezclas... 

Se va caminando tranquilamente hasta el taller. 

Sonríe mientras te mira

- Dulce Amira... Que mal se os da mentir... 

Fuertemente te toma de los hombros y te pone contra la pared rodeándote con su brazos y manteniéndote sin poder moverte contra ésta...

De nuevo huele a sudor y sangre, a alcohol y perfume... Al no ir con la armadura sus músculos se notan tras sus ropas, la juventud de su mirada contradice su piel curtida y con cicatrices... Sabe que es atractivo y sabe como jugar sus cartas... 

Se acerca hasta tu pelo, cerca de tu oído y te huele el pelo mientras una de sus manos acarician tu cintura...

- Tan dulce como siempre... 

Leme ligeramente el lóbulo de tu oreja y un escalofrío recorre tu cuerpo... 

Isabel escucha atentamente las palabras que el caballero de la orden de Santiago dirige hacia Clara y al oir sus palabras de apoyo y ayuda decide presentarse a él y a la vez hacer la presentación de su propia amiga.

—Buenas tardes señor, discúlpeme que me presente y a la vez haga lo mismo por ella— dijo Isabel  señalando hacia dónde se encontraba Clara— Yo me llamo Isabel, para servirle a Dios y a usted, y mi compañera se llama Clara. Ella aún se encuentra afectada por la muerte de Margarita y también por las noticias  que hace un rato disteis de la muerte de la pobre Ágata a la que llevábamos toda la mañana buscando pues nos habían alertado de su desaparición. Era raro no haberla visto en un tiempo y por ello Clara pensó que algo malo podría haberle ocurrido. Yo no conocía a Ágata pero... aún así decidí a ayudar en su búsqueda.—Isabel miró nerviosa al caballero— Imagino  que cuando Clara se tranquilice un poco podrá darle más detalles. Disculpe mi descaro pero..., por favor, ¿ podría decirme su nombre para dirigirme a vos? 

Se queda pensativo mientras os escucha con atención. Toma la piedra y la observa con detenimiento... Sus cejas se arrugan, pensativo mientras con su otra mano se acaricia la barba...

Su porte es regio y magistral, dejando ver que sabe que es un hombre poderoso...

- Interesante, muy interesante... Yo no soy un experto en este tipo de piedras pero la esposa de Khaled el Ualid Ibn al-Bazlaf sí... Esta noche le preguntaré a ella... ¡Ah! - Su respuesta os sobresalta un poco debido a su cambio de voz - Esta noche celebraremos un banquete en esta casa... Espero contar con su presencia y así podrán hablar con nuestro anfitrión y su esposa... 

- Margarita era la madre de Ágata... Y Ágata... Ágata era amiga y compañera mía... No se había marchado de la ciudad... Sólo... Sólo había huido de casa... No quería casarse... Le habían arreglado un matrimonio con un hombre 20 años mayor que ella y ella... Ella no quería... 

Mira a su alrededor

- Si... Aquí hay demasiada gente y muerte... ¿Qué lugar tranquilo desea para hablar, Mi Señor? 

Era joven y fuerte... y tan impetuoso como su padre... pero a la vez mas gallardo y atrevido, quizá mas que su progenitor...

"No miento mi señor... y.. no... creo que ... su padre... Mi señor me estará buscando, Don Gregorio...quería que buscase un perfume para esta noche...ya sabes"

Intente safarme pero era mas fuerte que yo y sus mano en mi cintura fuerte me inutilizo mi intento.