Partida Rol por web

Desde las escaleras, Ashley pudo ver lo que contestaba la otra Ashley 

El robótico padre no era tan cariñoso como en las otras versiones, éste actuaba con demasiada frialdad y dureza. Ashley se fijó en toda su carcasa robótica, incluso en sus piernas. Su verdadero padre había tenido un accidente que le dejó cojo, pero, ¿este padre qué tenía de especial? Parecía que romperse un miembro no era ningún problema en este universo, puesto que era reemplazado al instante por otro nuevo.

El robot daba algo de miedo para ser su padre. Ashley no podía mentir sobre su físico, de esa forma le había pillado en parte, pero podría disimular.

—Sí, padre, soy yo —dijo dolorida por su brazo—. Estoy disfrazada... de chica de la antigüedad... Necesitaba un disfraz realista así que me cambié el cuerpo entero. Es para una novela muy realista que estoy preparando —completó. Aunque esta Ashley ya no escribía, las demás sí que lo hacían; el complejo de escritora parecía repetirse en los multiversos, de alguna manera sería parecido en este.

Ashley estaba nerviosa, al igual que el ninja, quien también era muy blandito para considerase una persona de este mundo. Temía por su vida. No sabía por qué se había acercado, todo era peligroso.

—Éste es Dylan, también se disfrazó. —"dime que en este universo son novios y que no hay problemas, dímelo"—. Me está ayudando... jejeje. Padre, ¿a dónde ibas? —quizás con una conversación disimulaba mejor.

Ya que estaban allí, Ashley intentó entrar en la casa. Podría descubrir mucho de lo que había hecho Banes con su vida en el mundo que tocó por primera vez y que la odiosa Ashley manipuladora parecía que no tocó.

—Padre, te deseo suerte en tu día. Iré a mi cuarto a terminar la novela —y rebuscar en la casa.

Había intentado apartar el pensamiento de volver a casa de su mente, descansar de los encuentros con su familia de otros mundos. Pero parecía que sus piernas ansiaban tener a una persona "conocida" cerca, y de todas formas, aquel gran bloque de pisos podría ayudarle a dar plantón a sus perseguidores.

Lo que le sorprendió fue ver que ahí había otra Ashley, una que parecía haber venido de otra realidad, parecía que del pasado. Y ella estaba haciéndose pasar por la hija del cyborg, que debía ser su padre pero parecía la versión contraria de quien ella conocía. A este padre no sería capaz de sermonearle sobre su salud, tanto por lo intimidante que resultaba, como porque quizás era algo de lo que no tenía ni que preocuparse.

Ashley decidió no arriesgar el plan de la otra Ashley y se quedó a la espera en la esquina del pasillo, intentando oír más información. Si George se iba de casa, se escondería en el piso superior hasta que se fuera y luego se acercaría a la casa, a avisar a la otra Ashley. Pero no sabía hasta que punto George se habría tragado su mentira, así que se quedó escondida en el sitio por si acaso.

Parecía que, aunque bastante más brusco de lo normal, seguía siendo un padre que quería con locura a su hija y es por eso mismo que, cuando escuchó "este es Dylan" reaccionó de la forma más lógica posible, dándole una patada al ninja y tirándolo al suelo. - Qué coño haces con ella. - le preguntó directamente.

El ninja, con cierta agilidad, dio una voltereta hacia atrás y echó la mano a la empuñadura de su Katana, preparado para no recibir otro ataque. - Ya bastante la torturaste, que no solo abusaste sexualmente de ella, si no que le arrancaste algo de su cyberware para malvenderlo. - su voz seria no temblaba ni por un instante. - No creas que nos das miedo. - la agarró por el hombro, como con un abrazo, pero bastante más brusco.

¿Es por eso que ha estado desaparecida? ¿Es por eso que ahora viene a mí sin cyberware? ¿Qué quieres que se lo vuelva a instalar para que sigas pagándote tus mierdas? - se le notaba muy enfadado con aquél tipo. - Lárgate de aquí o habrán consecuencias. - el ninja por su parte, no parecía dispuesto a dejar sola a Ashley, pues su misión era mantenerla a salvo y no separarse de ella bajo ninguna circunstancia.

Parecía que, aunque bastante más brusco de lo normal, seguía siendo un padre que quería con locura a su hija y es por eso mismo que, cuando escuchó "este es Dylan" reaccionó de la forma más lógica posible, dándole una patada al ninja y tirándolo al suelo. - Qué coño haces con ella. - le preguntó directamente.

El ninja, con cierta agilidad, dio una voltereta hacia atrás y echó la mano a la empuñadura de su Katana, preparado para no recibir otro ataque. - Ya bastante la torturaste, que no solo abusaste sexualmente de ella, si no que le arrancaste algo de su cyberware para malvenderlo. - su voz seria no temblaba ni por un instante. - No creas que nos das miedo. - la agarró por el hombro, como con un abrazo, pero bastante más brusco.

¿Es por eso que ha estado desaparecida? ¿Es por eso que ahora viene a mí sin cyberware? ¿Qué quieres que se lo vuelva a instalar para que sigas pagándote tus mierdas? - se le notaba muy enfadado con aquél tipo. - Lárgate de aquí o habrán consecuencias. - el ninja por su parte, no parecía dispuesto a dejar sola a Ashley, pues su misión era mantenerla a salvo y no separarse de ella bajo ninguna circunstancia.

El augurio de Ashley Hill se cumplió: aquél cabrón era un malnacido en cualquiera de las versiones. La pobre Ashley de este universo había sufrido las garras de un proxeneta de los chismes tecnológicos. Miró al ninja con descaro, como si estuviese hablando realmente con el Dylan que hizo ese mal; pero en realidad no lo era, era el ninja que había decidido protegerla por alguna razón que aun desconocía. Tenía que frenar el conflicto.

—Sí, papá, le lobotomicé. Le engañé para que se sometiera a una operación cerebral —dijo nerviosa, audaz con su mentirijilla expontanea—. Es un Dylan nuevo con la característica que a mí me de la gana. Ahora es un ninja, mañana será un pájaro.

Contempló a su padre con cara de corderito para hacerle saber que ella tenía el control y acabó con una sonrisa maliciosa de manipuladora. Algunas gotas caían de su frente, sentía el peligro de todo aquello, pero su experiencia soportando tensiones enormes sirvió de adiestramiento.

—Papi, déjame jugar un rato más con él. Cuando me canse descuartizamos todos sus... —¿cómo se llamaba?— malware y los vendemos al mejor postor.

Esperó que su padre cibernético cediera y entonces accedería a su casa.

La otra Ashley Hill, contestó: 

El augurio de Ashley Hill se cumplió: aquél cabrón era un malnacido en cualquiera de las versiones. La pobre Ashley de este universo había sufrido las garras de un proxeneta de los chismes tecnológicos. Miró al ninja con descaro, como si estuviese hablando realmente con el Dylan que hizo ese mal; pero en realidad no lo era, era el ninja que había decidido protegerla por alguna razón que aun desconocía. Tenía que frenar el conflicto.

—Sí, papá, le lobotomicé. Le engañé para que se sometiera a una operación cerebral —dijo nerviosa, audaz con su mentirijilla expontanea—. Es un Dylan nuevo con la característica que a mí me de la gana. Ahora es un ninja, mañana será un pájaro.

Contempló a su padre con cara de corderito para hacerle saber que ella tenía el control y acabó con una sonrisa maliciosa de manipuladora. Algunas gotas caían de su frente, sentía el peligro de todo aquello, pero su experiencia soportando tensiones enormes sirvió de adiestramiento.

—Papi, déjame jugar un rato más con él. Cuando me canse descuartizamos todos sus... —¿cómo se llamaba?— malware y los vendemos al mejor postor.

Esperó que su padre cibernético cediera y entonces accedería a su casa.

— Joder, no me imagino cómo de putas las ha tenido que pasar esa pava en otros mundos - comentó por lo bajo Ashley, silbando sorprendida por las evidentes modificaciones en el cuerpo de la Ashley que le mostraba Takeshi. Sin embargo, poco después se encogió de hombros, restándole importancia. No era su problema. — Ahí tienes tus respuestas, más a mi favor de que digo la verdad.

Ya con su destino fijado en mente, junto a una nueva Ashley que, esperaba, esta vez no estuviera pirada de la cabeza, se giró una última vez para hablar con el loco doctor antes de desaparecer de aquella fantasía cyberpunk para siempre.

— Las malas dije, hijo de puta. Hay versiones que nos pueden ser útiles para acabar con toda esta mierda. A ti, y a mí. Juega lo que quieras con tus herramientas de matasanos con las que sean unas hijas de puta, no como las que hay que son como yo y quieren arreglar todo. - Suspiró, sabiendo que al final Takeshi haría lo que le saliera de los cojones. Pero bueno, tampoco era su problema, ni podía hacer nada por evitarlo. — Hasta nunca, espero.

Parecía que la otra Ashley era muy habilidosa con las mentiras, pero aún así Ashley deseó que George se las tragara cuanto antes. Más que nada porque el padre de este mundo era mucho más violento de lo que se podría haber imaginado. Aunque seguía notando ese amor y deseo de proteger a su hija, no sabía hasta que punto eso las incluía a ella y a la otra Ashley. En un mundo donde toda la gente podía cambiar con relativa facilidad su apariencia, prefería no arriesgarse a descubrirlo.

Mientras esperaba a que terminara la conversación, buscó a su alrededor, puso el oído. No hacía mucho que la habían estado persiguiendo, y quería asegurarse de que nadie la hubiera seguido hasta ahí. Mientras, seguiría esperando a que Ashley y George terminaran de hablar, y una vez se fuera su padre, hablaría con Ashley.

George se quedó dubitativo unos segundos, como si estuviera procesando aquella información, hasta que finalmente, adoptó una postura relativamente más relajada. - Está bien. - aceptó al final, la propuesta, sin estar demasiado convencido aún. - Pero debo ir a trabajar y tú deberías aprender algún oficio también en algún momento, pequeña. - tras escuchar aquello, el ninja también adoptó una postura más tranquila y apartó su mano de la Katana.

Se cruzó de brazos. - Ya que no estás en clase ¿qué te parece si vamos juntos a mi trabajo? Podría enseñarte las bases, e incluso podemos poner a trabajar a Dylan por primera vez en su vida. - le dedicó una mirada. - ¿Me oyes a través de esa cara de tontaina? - preguntó. - Trabajar, ser útil a la sociedad y no un parásito que va jodiendo la vida de las hijas de los demás. - se notaba muy resentido al pobre George.

Retornó su mirada a su hija. - ¿Y bien? - dada la tranquilidad con la que hablaba y la propuesta, estaba claro que George aún no había visto nada de las noticias, pero su reacción al verlas... Era impredecible. Estar con él podría ser en cierta medida un riesgo, pues en el trabajo lo conocen, tanto a él como a su hija, por otra parte si bien la casa sonaba a lugar seguro, también era un lugar conocido por los amigos y familiares. Quizá dentro hubiera algo útil ¿pero valía la pena el riesgo? Solo Ashley podía decidir.

Desde la seguridad de la escalera, Ashley pudo ver:

George se quedó dubitativo unos segundos, como si estuviera procesando aquella información, hasta que finalmente, adoptó una postura relativamente más relajada. - Está bien. - aceptó al final, la propuesta, sin estar demasiado convencido aún. - Pero debo ir a trabajar y tú deberías aprender algún oficio también en algún momento, pequeña. - tras escuchar aquello, el ninja también adoptó una postura más tranquila y apartó su mano de la Katana.

Se cruzó de brazos. - Ya que no estás en clase ¿qué te parece si vamos juntos a mi trabajo? Podría enseñarte las bases, e incluso podemos poner a trabajar a Dylan por primera vez en su vida. - le dedicó una mirada. - ¿Me oyes a través de esa cara de tontaina? - preguntó. - Trabajar, ser útil a la sociedad y no un parásito que va jodiendo la vida de las hijas de los demás. - se notaba muy resentido al pobre George.

Retornó su mirada a su hija. - ¿Y bien? - dada la tranquilidad con la que hablaba y la propuesta, estaba claro que George aún no había visto nada de las noticias, pero su reacción al verlas... Era impredecible. Estar con él podría ser en cierta medida un riesgo, pues en el trabajo lo conocen, tanto a él como a su hija, por otra parte si bien la casa sonaba a lugar seguro, también era un lugar conocido por los amigos y familiares. Quizá dentro hubiera algo útil ¿pero valía la pena el riesgo? Solo Ashley podía decidir.

Ashley Hill observó al ninja descafeinado. Ese hombre, si era realmente un humano, haría lo que fuera por ella y preguntarle sería una pérdida de tiempo porque ella tomaba las decisiones de su extraña y repentina relación. Ashley Hill tenía que tomar cartas en el asunto por ella misma. Debía decidir los caminos oportunos por ella misma, sin depender de lo que otras personas, su padre, su exnovio, el explotador, David, Banes quisieran para ella. Ashley Hill era dueña de su vida, por muchos multiversos a los que se enfrentara.

Se lo pensó un momento. En su cabeza no tenía una calculadora que midiera las variables y diera un resultado a velocidad cuántica, así que esa decisión podría tomar unos cuantos segundos.

—Ya he tomado la decisión, padre —comentó.

La propuesta de ir al trabajo de su padre robótico era interesante, igual que lo era entrar a su casa del futuro. Recordó que en su verdadero mundo no prestó la suficiente atención a su verdadero padre en favor a su exnovio. El George Hill que conocía en realidad estaba solo sin ningún apoyo que le ayudara en su camino, a pesar de su cojera. Este padre tenía la razón, Ashley Hill debía encontrar un nuevo trabajo que le diera sustento y retomar la escritura en los tiempos libres. Eso le daría libertad en su vida y podría manejarse con total voluntad allá donde quisiera ir.

—Iremos contigo al trabajo. Miraré las extensiones necesarias que pueda instalarme y haremos trabajar Dylan para que me las pague.

Sonrió con una felicidad sincera. Quizás el ninja debía trabajar por ella y eso le puso contenta.

Ashley Hill observó al ninja descafeinado. Ese hombre, si era realmente un humano, haría lo que fuera por ella y preguntarle sería una pérdida de tiempo porque ella tomaba las decisiones de su extraña y repentina relación. Ashley Hill tenía que tomar cartas en el asunto por ella misma. Debía decidir los caminos oportunos por ella misma, sin depender de lo que otras personas, su padre, su exnovio, el explotador, David, Banes quisieran para ella. Ashley Hill era dueña de su vida, por muchos multiversos a los que se enfrentara.

Se lo pensó un momento. En su cabeza no tenía una calculadora que midiera las variables y diera un resultado a velocidad cuántica, así que esa decisión podría tomar unos cuantos segundos.

—Ya he tomado la decisión, padre —comentó.

La propuesta de ir al trabajo de su padre robótico era interesante, igual que lo era entrar a su casa del futuro. Recordó que en su verdadero mundo no prestó la suficiente atención a su verdadero padre en favor a su exnovio. El George Hill que conocía en realidad estaba solo sin ningún apoyo que le ayudara en su camino, a pesar de su cojera. Este padre tenía la razón, Ashley Hill debía encontrar un nuevo trabajo que le diera sustento y retomar la escritura en los tiempos libres. Eso le daría libertad en su vida y podría manejarse con total voluntad allá donde quisiera ir.

—Iremos contigo al trabajo. Miraré las extensiones necesarias que pueda instalarme y haremos trabajar Dylan para que me las pague.

Sonrió con una felicidad sincera. Quizás el ninja debía trabajar por ella y eso le puso contenta.

Parecía que iban a pillar a Ashley si seguía allí espiando.

Oh. Parecía que su plan no se iba a poder llevar a cabo tal y como ella pensaba. ¿Por qué tenía que haber elegido irse con él al trabajo? ¿Es que no sabía que les estaban buscando? Ashley se estrujo la cabeza, pensando en qué hacer. No le parecía seguro aparecer delante de George, y también le parecía arriesgado seguir ella sola por su cuenta, con su cara tan reconocible a la vista. Si tan solo fuera como el ninja--

Eso era. Tenía que encontrar la manera de esconder su rostro y su cuerpo. Así podría moverse con libertad. El resto ya vendría a continuación. 

Así que subió al piso de arriba con sigilo, y buscó la manera de echar un vistazo furtivo a la Ashley desde un hueco entre las escaleras. Quizás de su aspecto pudiera conseguir algo de información. Cuando se fueran, ya bajaría e intentaría entrar al piso.

El ninja no parecía demasiado convencido con el plan, pero aun así no emitió ningún tipo de sonido, simplemente decidió seguir al padre y a la hija hacia aquél destino incierto, pero para cuando llegaron a la escalera, el ninja desenfundó su espada y apuntó con la punta de esta hacia las escaleras que llevaban al piso superior.

George no dudó y le dio una colleja bastante sonora. - Deja de hacer el imbécil. - el ninja apretó los puños, muy frustrado y finalmente enfundó su katana.

Al bajar al piso de abajo, algo bastante evidente pasó y es que la policía había ido a la casa donde estaba registrada Ashley Hill y al verla, el oficial y su acompañante no dudaron en apuntarla.

¡Alto en nombre de la ley! - dijo con un tono muy serio y estándar. - ¡Se le acusa de haber cometido graves crímenes contra la rama médica de la ciudad! ¡Tanto a usted como a su acompañante! - hizo un gesto para que su acompañante apuntara al ninja.

¡Dejen las armas en el suelo y paguen la multa o bien entréguense con vida! - comentó. Los ojos de su casco empezaron a brillar. - La multa por todos los crímenes que han cometido son... ¡Cincuenta mil! - Ashley no sabía si aquello era mucho o poco en aquél mundo futurista, pero su padre la miró esperando una explicación.

Por poco no fue vista, sin embargo, logró escabullirse con éxito y seguir observando. 

El ninja no parecía demasiado convencido con el plan, pero aun así no emitió ningún tipo de sonido, simplemente decidió seguir al padre y a la hija hacia aquél destino incierto, pero para cuando llegaron a la escalera, el ninja desenfundó su espada y apuntó con la punta de esta hacia las escaleras que llevaban al piso superior.

George no dudó y le dio una colleja bastante sonora. - Deja de hacer el imbécil. - el ninja apretó los puños, muy frustrado y finalmente enfundó su katana.

Al bajar al piso de abajo, algo bastante evidente pasó y es que la policía había ido a la casa donde estaba registrada Ashley Hill y al verla, el oficial y su acompañante no dudaron en apuntarla.

¡Alto en nombre de la ley! - dijo con un tono muy serio y estándar. - ¡Se le acusa de haber cometido graves crímenes contra la rama médica de la ciudad! ¡Tanto a usted como a su acompañante! - hizo un gesto para que su acompañante apuntara al ninja.

¡Dejen las armas en el suelo y paguen la multa o bien entréguense con vida! - comentó. Los ojos de su casco empezaron a brillar. - La multa por todos los crímenes que han cometido son... ¡Cincuenta mil! - Ashley no sabía si aquello era mucho o poco en aquél mundo futurista, pero su padre la miró esperando una explicación.

No pasó mucho tiempo desde que decidieron caminar hacia el trabajo de su padre hasta que se encontraron con la policía apuntando a la chica. Ashley se imaginó que este debía ser la versión futurística de Poopy, el policía amapola. Sería muy fácil tratar con él: en esta versión seguramente sus circuitos estuvieran totalmente descoordinados. No sabía qué inventarse y pensando en el cabeza boliche del policía recordó la bombita a Super Mario 64.

—Bip bob bip biiiip —agitó sus manos robóticas acorde con su imitación—. ¡Justicia poética! ¡Fue una justicia poética! Ese médico me apuntó con su pistola sonadora y antes de que me matara, me adelanté! —explicó a su padre y al policía, intentando que se creyeran la media verdad, pues no le apuntó a ella sino a la copia—. ¡Señor amapola! Fue la otra, la Ashley copiona, la que me copió el outfit. La de los ojos azul neón. Ella es la versión mala y os ha engañado. Debéis apresarla. ¡Es muy peligrosa!

No sabía lo que estaba diciendo, todo era tan gracioso de repente, como si este universo tuviera un porcentaje de opio mezclado con la atmósfera. Dio unos tres pasos hacia el ninja quien posiblemente no habría soltado su arma. Su padre estaría enfadado y no la creería, serían muchas mentiras seguidas desde que se encontró con él.

—¡NOO! —gritó—. ¡Vine aquí buscando un futuro prometedor! Banes me otorgó la chispa del milagro y me permitió recorrer universo. No pueden encerrarme ahora. La voluntad de Banes se cumplirá. ¡El es nuestro único salvador!

Seguía sin saber lo que estaba diciendo, era como si de repente estuviera poseída. La locura crecía en su interior. Solo faltaban unos ojos rojos destellantes. Siguió retrocediendo, no queriendo formar parte de este entuerto. Cuando llegó hasta la pared, se tiró al suelo y se hizo la desmayada.

Aquel ninja la había visto, Ashley lo tenía claro. Se llevó el dedo a los labios, indicando silencio y buscando comprar algo de tiempo, pensando en cómo justificar que hayan dos Ashleys en el mismo mundo. Pero el ninja se limitó a señalar en su dirección, sin decir nada. ¿Quién era y por qué lo había hecho? ¿Sería mudo?

En realidad, daban igual las respuestas a sus preguntas. Aquel era su momento. Mientras estaban ocupados con la policía en el piso de abajo, Ashley se escabulló con cuidado de que no la vieran y así llegar hasta la puerta del piso. Claro que esperaba que hubiera algún tipo de tecnología futurista basado en la imagen o en la voz que le sirviera para abrir la puerta, porque como necesitara una llave... estaba jodida.

Tanto George, como la cyberpolicia e incluso el ninja que ya la había estado acompañando un tiempo, se quedaron completamente a cuadros al ver lo que hacía Ashley Hill hacía. George negó con la cabeza e intentó acercarse poco a poco hacia su hija, intentando ayudarla a recomponerse, pues dentro de ese cuerpo de latón que ahora se veía, por dentro seguía siendo el mismo padre amoroso que se preocupaba por su hija.

En cuanto George se acercó, el policía que apuntaba al ninja, empezó a apuntarla, indicándole así que debía quedarse atrás y no acercarse a ella. - ¡Está teniendo un ataque de psicosis! ¡Atrás! - poco a poco los policías empezaron a acercarse a ella, apuntando sus armas hacia la joven Hill, dispuestos a acabar con aquél peligro para la sociedad.