Partida Rol por web

Ashley era capaz de verse a sí misma en mitad de la calle, sangrando, en un pueblo muy pequeño con gente mirándola asustados y ropas bastante cutres y anticuadas, yendo a caballo en vez de en coche... Sin embargo cerró los ojos y abandonó aquella realidad que le había tocado.

Ashley Hill, quien se quedó dormida en el suelo de su cuarto, despertó en el tejado de paja de una casa bastante más modesta. Tras acomodar su visión al Sol, pudo observar que se encontraba en un lugar mucho más tranquilo a lo que estaba habituada, mucho más rústico, sin grandes edificios, con gente vestida de forma muy anticuada, sin el ruido de los coches, como si de la época medieval se tratase. ¿O es que sí estaba en una época tan anticuada?

¡No nonono! ¡Venga ya! ¿¡Viajes en el tiempo!? ¡Lo que faltaba! Pero no era así ¿no? En la peli el Doctor Extraño viajaba entre dimensiones paralelas pero no en el tiempo. Entonces... ¿esta era una dimensión donde el desarrollo de la civilización había retrocedido? ¿O nunca avanzado tanto? Ay ayayayay...

Lo primero, como siempre, era asegurarse de si papá estaba bien o necesitaba algo. En este mundo no existían los coches ¿no? Entonces... entonces... ¿Papá no estaría cojo? ¿El accidente nunca pasó? ¡Tenía que comprobarlo! Ay, y ya de paso, ojalá que los libros de estudio se teleportasen también con ella...

Al bajar del tejado, con bastante cuidado eso sí, pudo ver lo pequeña que era su casa y no solo eso, si no que había una pequeña lápida en el patio exterior. No tenía nombre ni nada similar, pero la ausencia de su padre en casa solo le indicó lo peor, aunque dada la época en la que se encontraba, también era lo más lógico, pues en el medievo llegar a los cuarenta ya era una locura.

Antes de que pudiera hacer nada más, un hombre irrumpió en la residencia. - ¡Por las barbas del diablo! - exclamó, llamando la atención de la chica, aunque no tanto como la gran cruz de oro que llevaba en el pecho. - ¿Cómo es que heme aquí contemplando tan variopintos ropajes Ashley? - preguntó confuso. - Aunque cuan tersa piel tienes hoy, mi bella damisela ¿dónde fueron las arrugas de tu piel?

Negó con la cabeza. - De importancia ahora carece la respuesta que puedas ofrecer, la misa está a punto de comenzar y tus respetos debes presentar. - admitió con un tono rimbombante.

-Oh, claro... sin mucha medicina, la esperanza de vida en este sitio debía ser horrible... Qué lástima...- pensó ella mientras miraba la lápida. Esperaba que aparecer en este lugar no se debiera a haber dormido en el suelo... no podía ser eso, ¿verdad? ¡Ay! No entendía nada de nada... Un tipo grandilocuente irrumpió, con una cruz de oro colgando del cuello. ¡Caramba con el tipo! Debía ser el cura del pueblo, o un noble... Por lo menos, hablaba súper elegante y hasta amable. ¡Ay no! ¿Y ahora cómo le contestaba? No podía quedar como una idiota, porque como mínimo en este lugar ella sabría leer ¿no? Decía que no veía las arrugas... ¿eso era porque había viajado en el tiempo al final? No no, podría ser porque en el medievo se envejece antes y todo eso...

Eligió por el momento no hablar mucho, pero algo tenía que contestar. Asintió llevándose la mano al pecho en una improvisada corta reverencia y extendió la mano ligeramente hacia él señalando también el exterior. "Os lo agradezco.  Adelante. Voy detrás de vos."

Wilfred guió sin demasiadas complicaciones a Ashley hasta la iglesia, donde todos parecían estar preparados ya para rezar. Todo parecía bastante católico, la forma de la iglesia, las cruces... Pero al fondo del todo, había una estatua a la cual estaban venerando y que llamó en demasía la atención de Ashley.

Si bien la cara y la ropa no coincidían demasiado... Solo una persona con traje podría haber acabado en este lugar.¡Hermanos! - comentó Wilfred poniéndose al pie del altar, preparado para oficiar la misa. - Regocijémonos y demos gracias, pues un día excelente nos ha sido concedido por nos salvador, quien resucitó al tercer día de ser crucificado, con un pelo y ropajes dignos de los ángeles.

El rebaño exclamaba, feliz y contento. - Ha llegado la hora de la siega, pues ya está seca la mies de la tierra. Yo, Juan, miré y apareció una nube blanca; y sentado sobre la nube alguien como un Hijo de hombre, que tenía en la chaqueta un artefacto que marcaba la hora ¡sin usar el Sol! - todos aplaudían emocionados.

Aún así, aquestes infieles que dudan de la existencia del hombre del traje, serán hoy purificados. - un grupo de tres personas, maniatadas y con capuchas en las cabezas, entraron en la estancia y los inclinaron delante de la estatua. - Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así, orando y viviendo en su nombre. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. - sacó entonces un cuchillo ceremonial y empezó a gritar. - ¡Más si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles! - fue entonces cuando, uno por uno y enfrente de la estatua, empezó a cortarles la garganta. -  ¡Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá el castigo divino!

Aquél macabro espectáculo parecía entusiasmar a todos los presentes. - ¡Pues así sea, nadie de estos lares dudará de la venida del trajeado! ¡Ni de su resurrección tras su muerte! ¡Ni de la creación del fuego a través de sus divinas manos!

Se tuvo que llevar las dos manos a la boca para ocultar su risa. ¡No podía ser! ¡Ja ja ja! ¡Vincent Banes había pasado por ahi y le habían hecho una estatua! ¡Una estatua con traje de chaqueta y todo! ¿Qué se le habría perdido a Banes en esta realidad? El pastor parecía que lo estaba confundiendo (o sincretizando) con Jesucristo... o eso o Banes también había resucitado al tercer día. Un artefacto que marcaba la hora sin usar el sol... ¡un reloj! ¡Ja ja ja! No espera, ¿cómo que personas purificadas? ¿Qué era eso de llevar gente maniatada y con sacos en la cabeza? Oh nonono, ¡esto no estaba bien! ¡AAAH! ¡NO! Contuvo un gemido de absoluto pavor. Les cortaron las gargantas, ¡así, delante de todos! El hombre que creaba fuego a través de un mechero... ¡Banes, tendrías que haber sido más consciente de lo que hacías! Pero claro, ella también cometía errores como ese... ¡Ay, pero...! ¡Co-cortadas, las gargantas, y la gente celebrándolo! Qué horror, qué horror...

No podía irse sin más, tendría que esperar a que terminara la... misa... Pero... ¡qué horror! Y como los pueblerinos estos la tomaran de hereje, ella sería la siguiente... Me-menos mal que ella conocía a Banes personalmente, ja ja... pero tampoco tenía muchas pruebas de ello. Tenía el teléfono móvil, pero no funcionaba, ¿no...?

Wilfred continuó su sermón mientras todos los presentes iban de uno en uno a donde se encontraban los tres cadáveres. - Pero si vivimos en la luz, como Dios está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros. ¡Y la sangre! - gritó entusiasmado mientras usaba la sangre recién extraída para marcar a aquellos que se habían acercado. - ¡La sangre nos une a todos, pues todos somos portadores del pecado original y por ello debemos ser conscientes del mal que realizamos!

Poco a poco, la gente iba entrando y saliendo de la zona en donde se encontraba Wilfred dando el discurso y haciendo aquella unción sangrienta. - Les advierto, como lo hice antes, quienes vivan en pecado y sin limpiar las impurezas de su alma ¡no heredarán el reino de Dios! Pero si caminamos en la luz, así como él lo hace. - dijo señalando con gran efusividad la estatua de Banes. - La sangre del hijo, que corre por nuestras venas, nos limpiará de todo pecado.

Ya quedaba muy poca gente en los bancos, entre ellos, Ashley.

".........."

No podía sencillamente intentar adaptarse y pasar por este mundo como si nada, dejando este culto donde mataban a gente sin más. ¡Estaba mal! ¡Muy mal! Y aunque no podía sencillamente eliminar el culto a Banes, porque la visión que el pastor o más testigos hubieran tenido de él habría sido real. Todo encajaba: el mechero para hacer fuego en sus manos, un reloj para da la hora sin usar el sol... Eso de resucitar al tercer día probablemente no, parecía como que lo estaban mezclando con Jesucristo... eso era bueno porque... ¿tal vez así en un par de siglos esta 'secta del cristianismo' quedaría borrada u olvidada como todas las demás?

Pero mientras tanto, no podía dejar que simplemente mataran a gente por no creérselo. ¡Eso estaba mal! Cualquiera de esas personas podría haber sido ella, o o Kyle Wood, o Papá, o Jake Hill...

Esperó a ser la última y con gran pesar y mucha fuerza de voluntad, se levantó del banco. No le hacía ninguna gracia que le mancharan la frente con la sangre de esos pobres diablos, pero si quería quedar de buenas con el pastor tendría que mostrar que 'creía en Banes' antes de pedirle que por favor no matase a nadie más. Pero... ¿cómo convencerle de que dejara de hacerlo? Caminar en luz como él lo hacía... ¿y si activaba la linterna del móvil? ¡Sí, sí! La preparó y la encendió mientras caminaba hacia el pastor. Tendría el móvil en la mano bien agarrado, lo más escondido posible, pero dejando la linterna libre apuntando hacia abajo, para que pareciera que su suelo se iluminaba al pasar. Se dejaría marcar la sangre, pero diría:

"Pastor. Hermanos." se giraría tambien hacia los demás. "Anoche tuve un sueño y una revelación." extendería los brazos al máximo pero con las manos apuntando hacia ella, de manera que la luz de la linterna le diera a ella. Pero no en la cara, que no era plan de cegarse a si misma o de dar miedo como cuando cuentas historias en un camping.

"Vincent Banes se me apareció, y me prestó su luz para poder dar un mensaje. Él no desea más muertes, ninguna muerte en su nombre. Él nos perdona, perdona a los infieles, y pide por favor que no matemos más en su nombre. Es su deseo que amemos al prójimo y lo perdonemos si no cree en él."

Todos se quedaron en un completo silencio observando a Ashley. Wilfred quien estaba delante de ellos y era también el más cercano a Ashley, pues quería "santiguarla", alzó el brazo y no dudó en gritar. - ¡Brujería! - admitió. - ¡Brujería! ¡Existe solo una luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre! ¡En el mundo está y el mundo fue hecho por medio de Él y nadie más! - cogió el cuchillo ceremonial con el que hace solo unos instantes había decidido.

Miró entonces a sus fieles, quienes quizá, se sintieran algo tentados a creer en lo que decía Ashley por sus palabras y el juego de luces. - ¡No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir! ¡Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla! ¡Y escrito está que debemos acabar con cualquier hereje o falso profeta que ose manchar la sagrada voluntad!

Fue entonces cuando una gran ovación de aceptación inundó la estancia. Todo el mundo parecía estar de acuerdo en realizar el sacrificio, parecía el fin de Ashley Hill... Pero dos chasquidos sonaron y toda la iglesia acabó bastante a oscuras. - ¡Es el poder de la brujería, tened cuidado, rezad!

Una chica, con la cara manchada de sangre, se acercó corriendo a Ashley y ocultó el móvil con el que estaba haciendo luz para que le perdieran la pista.

Por fin ocurre algo divertido.

Dijo con una sonrisa. - Ven conmigo si quieres vivir. - aunque no le dio demasiada opción, pues la cogió de la mano y se la empezó a llevar de la iglesia hacia afuera, por una salida secundaria que había en un lateral.

Tras unos minutos corriendo fuera de aquél lugar, acabaron ambas escondidas en una especie de cabaña no muy lejos del pueblo. La chica se lavó la cara y entonces por fin se decidió a hablar. - No eres la Ashley de siempre ¿verdad? - preguntó, con bastante seguridad. - No te preocupes, sé bastantes cosas, por ejemplo que Banes no era un mesías ni nada similar, simplemente vino con conocimientos del futuro a esta realidad. - suspiró. - Y la jodió entera. Dos mil veintidos años sin ningún gran avance científico. - admitía, con gran pena.

Estuve investigando el lugar donde supuestamente apareció y no sé porque, tras tocar algunas sábanas que allí se encontraban, pude ver otras realidades, aunque como una mera espectadora, pues no existía en ninguna, a pesar de que si que existían algunos de mis familiares.

La chica estaba sería y era bastante poco expresiva, pero se notaba emoción en sus palabras a pesar de que no lo expresara correctamente. - Te vi. A ti o a otra como tú, hablando con David W. Seehan. Quiero que me lo cuentes todo, como funciona esa "electricidad" porque hacerlo todo con poleas y sistemas sensibles al sonido es bastante tedioso. - sacó entonces el móvil que le había quitado hace poco a Ashley. - Y esto ¿qué es? ¿Funciona también con eso que llamáis electricidad?

Oh no. ¡Oh no no no! ¡No había funcionado! Ahora la quemarían por bruja, moriría y no podría nunca volver a su realidad, ni volver a ver a Papá, ni terminar sus estudios de filología y conseguir un trabajo de ensueño en la empresa de David ni ganar dinero suficiente para que pudieran adoptar a Jake y devolverle el favor aunque fuera a otro él de otra dimensión... Todo pasó muy rápido, no se esperaba que el plan no fuera a funcionar (aunque quizá debería haber caído en que esta gente si mataban tan fácilmente a no creyentes, cualquiera que les cuestionase podría correr la misma suerte...)

De repente las luces se apagaron y alguien tiró de ella. Una chica vestida de luto tiró de su mano rescatándola por la puerta trasera y llevándola a una cabaña donde podrían estar seguras. "¡Gracias... por... salvarme!" le dijo entre jadeos. Mientras recuperaba el aliento la chica empezó a preguntarle cosas, y le dijo que había tenido visiones de las demás realidades. Un poco como la Bruja Escarlata en la peli del Doctor Strange... ¡Visiones! Si no fuera porque había vivido todo esto de las múltiples realidades, a Ashley le habría costado creérselo sin prueba ninguna. Pero después de todo lo vivido, le bastaba con oirlo para creerla.

Asintió a la primera pregunta, no era la Ashley de siempre, no. Y la vio (o a otra ella) hablando con David. Y le preguntó sobre la electricidad, y el móvil. "Sí, uh... eso es un teléfono móvil. Aquí no funciona porque no hay cobertura satélite, claro... Si-sirve fundamentalmente para hablar a distancia con alguien que tenga uno igual. Funciona con electricidad, correcto. Eres muy, muy avispada. Eso de fabricar un sistema sensible al sonido tú sola... Wow." le reconoció.

"Vale, a ver, yo en mi dimensión estudié filología, no física pero en el colegio nos enseñan las bases de cómo funcionan las cosas. Vale, primero, a nivel de base, toda la materia está conformada a nivel de base por átomos, que es pues la unidad de medida más pequeña con la que puedes medir algo... Y-y cada átomo a su vez está formado por neutrones, electrones y protones."

"La cosa es que los protones tienen carga positiva y los electrones carga negativa... Y estas dos cosas hacen electricidad. Electricidad es... es energía. Esto... cuando cae un rayo en una tormenta, los rayos son electricidad. El concepto clave es la energía. Cualquier tipo de energía se puede convertir en otra. Por ejemplo el movimiento genera calor, el calor electricidad... Lo que yo recuerdo era que para hacer electricidad el secreto digamos era una diferencia de temperatura, no hace falta que sea muy grande. Entre dos metales. Pero no sé exactamente cómo generarla... ¡Ah! Hay metales que conducen mejor la electricidad que otros. El oro o sobretodo el cobre, en mi mundo los cables se hacen de cobre. Creo. Uh... ¡AH! Y otra cosa. La electricidad genera campos magnéticos, co-como el de la Tierra, el que se usa con las brújulas. ¿Y... creo que ya...? Siento no ser de toda la ayuda que esperabas..."

La explicación dada por Ashley Hill dejó bastante estupefacta a Helen, la cual le dedicó una mirada bastante... Curiosa.

Te das cuenta que hay como un retraso científico de mil años ¿verdad?

Parecía bastante frustrada. - Es como si te digo cosas con palabras que no entiendas. Como que para hacer un plumbus, primero tienes que coger el dingelbob y suavizarlo con shlim. Luego pasas el dingelbob por el grumbo y lo rematan con un flib. - decidió cortar ahí la falsa explicación y cruzarse de brazos. - No has entendido nada ¿verdad? Pues así me he quedado yo con tu explicación sobre los átomos.

Cogió con fuerza el móvil y cerró los ojos. - Está un poco más caliente ahora que está emitiendo luz. - asentía. - Supongo que debido al intercambio energético que decías. - acercó mucho la cara al dispositivo, de una forma que a cualquiera le parecería extraña. - Supongo que dentro hay algo o... Alguien, como esos átomos que decías, que se están encargando de generar el intercambio de energía. - cerró los ojos. - Bien, creo que podría replicarlo, a una escala mucho más grande y primitiva, pero dados los medios, es lo mejor a lo que podemos acceder.

Fue entonces cuando aquella pequeña y tranquila charla, se terminó de golpe, pues aporrearon la puerta salvajemente y una voz se oyó desde el exterior. - ¡Helen, sabemos que aquí haces cosas similares a la brujería y si bien tu familia aporta mucho a la fe, no dudaremos en tirarlo todo abajo si encontramos a la burja!

Helen por su parte no se inmutó lo más mínimo, sin embargo esperó a ver a que hacía Ashley en aquél lugar. Habían un montón de cosas, aunque la mayoría no parecían útiles, quizá con sus conocimientos podría realizar algo interesante, pues Helen opinaba que la presión y la cercanía a la muerte eran los mejores aliados para llegar a alguna genialidad... Sin embargo el salir corriendo o esconderse, también seguían siendo opciones válidas.

Esa chica era como una estatua pero sin sonrisa hierática siquiera. Cara de póker absoluta. Al menos, cuando hablaba sí que era clara y hasta con ejemplos. "Uh. Esto... tienes razón, lo siento." asintió y se disculpó Ashley sincera cuando la chica mencionó el desfase de mil años. ¡Ay, si ya era difícil explicar cómo funcionaba la electricidad de normal, había que sumarle la dificultad añadida de una persona que sólo había visto ese mundo en visiones!

No pudo explicarle mejor o preguntarle sobre sus visiones de las otras Ashley y dimensiones, porque escuchó el aporreo de la puerta. "Uh oh..." ¡Venían a buscarla! ¿¡Y ahora qué!? Se le había acabado la suerte, ¿verdad? Y su interlocutora no parecía que fuera a hacer nada, solo movió los ojos mirándola. ¿Quizá se quedó paralizada por la presión? ¡No tenía forma de saberlo con lo impasible que era en gestos!

¿¡Y qué hacer!? Podría tratar de esconderse, pero... ¿acaso no registrarían hasta encontrarla? Si tuviera una nota de audio de la voz de Vincent Banes podría reproducirla, para, uh... para nada porque lo que dijese la nota de audio no la ayudaría. ¡Pero que no había notas de audio! ¡A centrarse! Salir huyendo sería una buena opción... O también podría bloquear la puerta con alguna madera... pero si se ponían intensos derribarían la puerta igual...

"V-voy a esconderme. Ahí debajo." susurró. Un puñado de campesinos locos buscando brujas no mirarían debajo de las camas ¿verdad? E-en las películas nunca se agachaban a mirar... ¿verdad? Ay mi madre... tenía mucho miedo, pensó en seguir huyendo saliendo por la ventana o la puerta pero... ¡necesitaría un lugar donde poder dormir y cambiar de dimensión! Y-y no podía perder de vista a su misteriosa salvadora tan pronto, tenía que preguntarle sobre las visiones. Así que si, esconderse en algún armario o bajo la cama era su mejor opción.

No tardaron en tirar la puerta abajo, algo que claramente no le hizo gracia a Helen. - ¡Impía! - gritó. - Sabemos lo que haces aquí y si no fueras quien fueras ¡ya te habríamos purificado en el nombre del Señor! 

Agitaba la antorcha de lado a lado, intentando amedrentar a la chica, pero esta no se inmutó. Wilfred vino acompañado de otra persona, que se quedó vigilando la puerta. - Encima te has eliminado la sangre que usé para santiguarte. - decía con desprecio mientras rebuscaba arriba y abajo.

Pasó la antorcha por encima de las mesas, viendo los apuntes que tenía. - Las personas como tú no deberían saber leer ni escribir ¡deberías dedicarte a lo que importa de verdad, a lo que hemos venido a este mundo, a criar! - le recriminó, mientras pasaba a registrar el armario.

Parecía que estaba a punto de darse por vencido, pero fue entonces cuando observó la cama y decidió avanzar hacia ella.

Helen, quien no se había dejado amedrentar en ningún momento y estaba impasible ante las amenazas y teatrillos del cura, al verlo avanzar hacia la cama, con marcha firme y serena, se interpuso, aunque con la mala suerte de que golpeó la cama y realizó algo de ruido, algo que asustó a Ashley y le hizo proferir un leve y corto grito. - La cama está vieja. - intentó excusar. - Ya has rebuscado bastante, deberías irte, no está debajo de la cama.

La tensión de aquella situación podía cortarse con un cuchillo ceremonial... Sobre todo porque parecía que Wilfred no parecía muy convencido de todo aquello y parecía más que dispuesto a investigar debajo de la cama, incluso si aquello conllevaba el uso de la fuerza.

Mientras más escuchaba al hombre repudiarla, más horrorizada se veía y sentía. ¿Cómo que sólo debía dedicarse a criar? A estas alturas debería como ella haber podido estudiar lo que quisiera y trabajar de lo que quisiera. Ni siquiera por estar saltando entre dimensiones podía considerarse desafortunada, porque al menos tenía la posibilidad de volver a su dimensión. ¿Pero, y esta chica, condenada a vivir con gente como él, que por nada quería colgarla o quemarla en la hogera?

Helen tenía mucho que perder y aún así la defendía. ¿Habría una manera de compensarla? Era un sacrificio peligroso, doloroso, que le dificultaría un poco conseguir información o contactar con la Ashley buena o siquiera seguir escribiendo su diario, pero... ¿y si le dejaba quedarse el teléfono móvil? Así tendría algo con lo que poder acelerar su investigación todo lo posible con la ingeniería inversa...

Bueno, tenía una recompensa pensada, pero primero tenia uh... que no morir. Permaneció bajo la cama rezando porque ese tipo, el pastor, no la descubriera.

Concentrándose mucho, Ashley poco a poco empezó a dejar de ver a aquél loco doctor que le acababa de operar y empezaba a visualizar a una chica con pintas bastante oscuras, en una especie de cabaña bien anticuada y enfrente de esta, había un señor bastante agitado con una antorcha.

Poco a poco aquella realidad se iba haciendo cada vez más clara, hasta que con un ligero destello blanco, se encontraba allí, de pie, entre los dos personas que estaba viendo. Aquél destello también lo vieron, pues ambos reaccionaron, tapándose los ojos y volteando la mirada hacia ella. Durante la confusión, aquella Ashley de ojos brillantes pudo ver claramente como algo se movía debajo de la cama y pronto se reconoció a ella misma allí debajo.

¡La bruja! ¡La bruja viene a por nosotros y nuevamente usa su destello para cegarnos y aturdirnos! - sacó de su cinturón un cuchillo bastante bonito y bien adornado, a la par que sanguinolento y sin dudar, intentó clavárselo en el brazo, pero para sorpresa de todos los presentes, el cuchillo se rompió al entrar en contacto con el brazo de Ashley.

Aquél hombre gritó de puro pánico. - ¡Es demasiado tarde hermanos, el mal está de su parte, solo la fe podrá debilitarla! ¡Corred, corred por vuestras vidas, solo en la iglesia estaremos a salvo!

Y con esas palabras, aquél tipo huyo, además de otros que estaban rodeando la casa, algo que se pudo dar a conocer para la Ashley de ojos brillantes por la gran cantidad de pasos que escuchó fuera. Las excepciones de esta huida fueron, la chica que parecía estar mirando la situación sin demasiada perplejidad, la Ashley Hill de ojos brillantes y la Ashley Hill escondida bajo la cama. Por su parte la que no compartía el apellido Hill no parecía dispuesta a hablar de momento.

Cuando abrió los ojos de nuevo ya estaba metida en un buen marrón hasta las rodillas. Otra vez.

— Oh, venga ya. ¿Puedo llegar en un momento más inapropiado? - exclamó, antes de que el susto del intento de apuñalamiento la tomara por sorpresa. — ¡Eh! ¿Qué cojones te crees que haces? - gritó al hombre que, por otra parte, parecía tan acojonado que no escucharía nada de lo que fuera a decir. Menos mal que el cuchillo había ido a topar con el brazo biónico... Había demostrado ser útil incluso antes de lo que habría esperado.

— Eh. ¿Qué haces debajo de la cama? Dime que no estás pirada como otras. Dime que no vas a sacar un kunai de repente y vas a intentar apuñalar tú también a todo lo que se mueva - fue soltando, desenfadada, recordando a la "otra". Qué hija de puta estaba hecha.

— Tú no pareces muy sorprendida por verme aparecer así de repente como los demás. ¿Quién eres? ¿Qué sabes? - preguntó, señalando a la otra mujer, sin ser demasiado agresiva en su tono. En realidad le traía parcialmente sin cuidado quién fuera o por qué no estaba gritando como una posesa como todos los demás que habían huido a la iglesia. — Huh. Parece que ahora soy una bruja. Bueno, tiene su encanto. Supongo.

Pero... ¿¡qué!? Una Ashley había salido de la nada... ¡y la había salvado! Se escurrió de debajo de la cama rápidamente una vez el pastor y su séquito (que resultó ser todo el pueblo a juzgar por los pasos que oyó) se marcharon del lugar. "¡Ho-hola!" la nueva Ashley parecía muy... uh... llena de desparpajo. Su facilidad de habla y tono desenfadado le arrancó una sonrisa a la Ashley que acababa de salir de debajo de la cama. Parecía (y esperaba) que esta Ashley no fuera aquella que era una asesina y manipuladora. "No, no... ja ja... Yo soy de las buenas. U-un placer conocerte, Ashley. Gracias por salvarme de esos pirados..." le tendió la mano para estrecharla. "Soy Ashley, aunque eso ya lo sabes, ¡ja ja!" se rascó la cabeza, todavía estaba un poquito alterada y casi que no pensaba bien. Inspiró hondo antes de continuar. "¿Estás bien...? Tu brazo, el cuchillo... ¿cómo es que no tienes ninguna herida?"

"Ella es Helen." señaló a la gótica que las miraba en silencio moviendo los ojos. "Tiene visiones de nuestras realidades, por alguna razón... Y es la única cuerda que queda en el pueblo. En este mundo no existe la electricidad y le estaba intentado explicar para que pueda inventarla. ¡Es una genio! Tenía unos mecanismos que reaccionaban al sonido... ¡Ah! ¿Podrías explicarle qué es y cómo funciona la electricidad? Quizá con una explicación desde otra Ashley a lo mejor le ayuda..."