Partida Rol por web

Nigel no consigue que su disparo marque la diferencia e impacte en un órgano vital del moro, la bala se estrella contra la tibia del hombre, perforándola y saliendo tal cual entró.

No sería un mal tiro en otras circunstancias, pero en las actuales, apenas vale de nada. El resto de disparos no alcanzan al moro.

Cambia de objetivo y dispara ahora contra Nigel , alcanzándole en un brazo y en pleno pecho. Nigel en un acto instintivo intenta cubrirse, todo en vano, pues la bala perfora su cavidad torácica alcanzándole en uno de los puntos más delicados del ser humano.

Mientras Nigel cae inconsciente, el moro vuelve a gritar haciendo cosas extrañas con la lengua

- - ¡JALALALALALALLALAL!

Aproveché el fuego de cobertura de Herb para moverme rápidamente por la habitación, era importante que esos tipos no supieran dónde nos encontrábamos y con tanto ruido era imposible saberlo sin asomarse para comprobarlo. El arma que habían utilizado parecía realmente mortífera, jamás había visto algo parecido, por suerte no parecían demasiado hábiles con ella.

Llegué junto a la mesa camilla y la tumbé de una patada para utilizarla como cobertura, con suerte pararía una bala. Una vez allí volví a apuntar con el revólver hacia el agujero que había hecho Herb en la pared y cuando vi una sombra aparecer, disparé.

El cañonazo abrió un boquete en la pared y un grito ahogado me indicó que la bala había dado en el blanco.

Mientras escucháis un gemido y un golpe seco de un cuerpo que se estrella contra el suelo, el moro que disparaba desde la entrada contra Roy y Nigel se da la vuelta y apuntando hacia vosotros, hace fuego por dos veces.

Ambos tiros impactan contra la pared del pasillo muy cerca de donde Herbert se encuentra, pero uno de ellos roza el brazo izquierdo del autor, rasgando la chaqueta y provocándole un corte a la altura del antebrazo.

Apunta a la cabeza del moro y hace fuego con su fusil, rezando por lo bajo a todos los Santos que le vienen a la cabeza. El disparo impacta en el lateral izquierdo del abdomen del moro.

Me cubrí tras la mesa que acaba de tirar justo cuando el tipo que antes se estaba fumando un puro irrumpió de nuevo en la habitación. Estaba completamente enajenado y tenía en sus manos otro de esos fusiles extraños. Conseguió herir a Herb, pero sólo de refilón pues había conseguido ponerse a cubierto justo a tiempo.

Herb reaccionó a tiempo disparando al moro con un tiro certero, el tipo se tambaleó el tiempo suficiente como para que yo pudiera terminar el trabajo. Estaba demasiado concentrado en contar las balas que aún quedaban en mi cargador como para entender que si el moro había vuelto a entrar significaba que se había despachado a Nigel y a Roy.

"Una...Dos... Dos balas todavía" - pensé.

Justo en el momento en el que Lew hacía fuego, se escuchó desde vuestra izquierda (la habitación por la que había salido uno de los moros y otro hombre había caído, o eso pensábais) una serie de gritos de los cuales sólo pudísteis entender:

- ¡ AVISA... PROTEGE... ATRIL... TEMPLO!

No sabíais a ciencia cierta a quién iban dirigidas esas palabras ni quién las pronunciaba, pues pocos segundos después, el .45 de Lew abrió un agujero en la cabeza del moro, cuyos sesos y trocitos de cráneo, volaron en todas direcciones.

Aproveché el momento para recargar el revólver, dos balas podían no ser suficientes y nunca estaba de más estar preparado. Aquellos gritos extraños me habían alertado de que aún quedaba un enemigo en aquella habitación, había que eliminarle.

- Cúbreme, Herb - le dije mientras salía de detrás de la mesa con el revólver en la mano.

Llegué junto a la puerta y la tumbé de una patada, entrando en la habitación dispuesto a matar a quién se interpusiera en mi camino.

Asintió con la cabeza y se mantuvo con el fusil mirando hacia la puerta, dispuesto a darlo todo en caso de ser necesario

- Cuidado - murmuró más para sí mismo que para Lew cuando éste entraba en la alcoba.

Al entrar en la habitación un hombre te espera con el revólver listo, apenas puedes verle cuando dispara sobre ti en cuanto apareces por la puerta.

El caso es que él dispara primero por tener ya el dedo sobre el gatillo y el arma apuntada hacia la puerta. El tiro da en el marco de la puerta a escasos centímetros de la cabeza de Lew, le ha ido por poco.

Ya tenía el revólver en la mano y mis intenciones eran más que claras: si había alguien ahí dentro iba a dispararle hasta que ya no se moviera más. Y resultó que allí dentro había un tipo con un arma preparada, pero cometió el error de fallar al dispararme... Apreté de nuevo el gatillo en un demoledor cañonazo... ¡Dios, como me gustaba mi .45!

- ¡Muere, hijo de puta! - grité dejándome llevar por la euforia del momento.

Recibe un tiro a la altura del estómago, suelta su pistola lentamente mientras se tambalea de un lado a otro hasta caer desplomado al suelo. El hombre se ha desmayado.

- Vaya, parece que dos balas eran más que suficiente - dije como pensando en voz alta.

Me acerqué al cuerpo de aquel tipo que se acababa de desmayar pero aún apuntándole con la pistola, no me fiaba ni un pelo y bien podía ser una trampa. Me agaché para comprobar si seguía vivo y enseguida llamé a Herbert.

- ¡Eh! ¡Herb! Ven aquí - dije en voz alta para que viniera lo antes posible.

Mientras tanto eché un rápido vistazo a la habitación y después registré los bolsillos de aquellos tipos, a ver si envontraba algo de utilidad.

Todo quedó en calma tras la caída del último hombre, la habitación resultó ser un dormitorio reconvertido en salita de estar, más allá había una puerta que conducía a otra habitación con un aseo.

Nada interesante había en ninguna de las tres habitaciones, de hecho lo único de interés que encontrásteis haciendo un rápido barrido de la casa fueron un conjunto de llaves todas iguales que todos los moros y el otro tipo llevaban colgadas del cuello.

Los moros además llevaban esas extrañas armas, unos fusiles que ninguno conocíais:

El tipo que no era moro, llevaba encima una pistola del .22 normal y corriente sin más balas que las que llevaba cargadas, igual pasaba con los fusiles, no encontrásteis más munición.

Al salir fuera vísteis a Roy tendido junto al umbral de la puerta y a Nigel unos pasos más allá, inconsciente y gravemente herido.

- Vamos, Herb, ayúdame con estos, vamos a meterles dentro antes de que venga alguien - le dije a Herbert indicándole que agarrase a Roy por los pies.

Entre los dos llevamos a Roy y a Nigel al interior de la casa. Dejamos a Roy en el sofá de la sala de estar y metimos a Nigel en el dormitorio. Casi ni me paré a ver cómo estaban, la situación requería que actuase muy rápido.

- Herb, cuida de ellos, tengo que ir a buscar algo al coche.

Fui corriendo al coche y recogí la cuerda que tenía guardada en el maletero, y ya de pasó dejé allí bien guardados dos de aquellos extraños fusiles con los que nos habían atacado aquellos tipos. Volví corriendo también y cerré la puerta desde dentro, echando el cerrojo y colocando delante una pequeña mesita que había al lado, por si acaso. Entré de nuevo en la habitación y saqué al tipo que se había desmayado para colocarlo en una de las sillas del salón. Luego le até de pies y manos con la cuerda que había traido, en cuanto se despertase de nuevo iba a cantar todo lo que sabía.

- ¿Cómo están Nigel y Roy? - le pregunté a Herb antes de ponerme manos a la obra.

Herbert por su parte había estado examinando a ambos mientras Lew iba al coche y procedía con aquel tipo

- Roy ha muerto en el acto, disparo al corazón. En cuanto a Nigel, hay que llevarle a un hospital ya o se nos muere... está muy grave y ha perdido mucha sangre. ¿Qué hacemos con el tipo? si nos vamos los dos al hospital se puede hasta escapar y no sabemos cuánto estará inconsciente- se acerca a mirar la herida del hombre - joder, igual este tampoco llega a mañana.

- Mierda, estos jodidos cabrones estaban preparados - exclamé ante la noticia de la muerte de Roy.

Me encendí un cigarrillo y me quité la chaqueta. Saqué mi petaca, le di un trago y después la dejé sobre la mesa junto a la caja de cerillas que acababa de usar para encenderme el cigarro.

- Tengo alcohol, fuego... y puedo usar las ropas de este gilipollas para limpiar la herida - dije haciendo un recuento de lo que necesitaba.- Herb, necesito agua caliente y algo que pueda usar para sacarle la bala a Nigel ¡Ya lo tengo! Traeme su maletín de médico, seguro que tiene algo allí.

Enseguida me puse manos a la obra para intentar salvar a Nigel, no podíamos perder tiempo llevándole al hospital y además era demasiado peligroso, le harían demasiadas preguntas y eso no nos lo podíamos permitir.

Transcurrió más de una hora hasta que Nigel estuvo finalmente estabilizado, o al menos eso parecía. No había una garantía real de que no fuera a morir en las próximas horas, ya que no contábais con instrumentos necesarios para saber el estado actual del médico.

Lew tenía la corazonada de que el hombre no iba a morir, pero no podía asegurarlo, había hecho todo lo posible por él y ahora era cuestión de esperar a ver qué ocurría.

Fuera comenzaba a anochecer...

- Bueno, pues ya está - dije satisfecho.- yo creo que vivirá... Venga, Herb, mientras el imbécil este se despierta vamos a registrar la casa, tiene que haber alguna prueba que nos sirva de algo.

Si cuando terminase el registro el tio no se había despertado ya me encargaría yo de darle un par de guantazos, si le cortaba un par de dedos seguro que cantaba como un pajarito. Registré a fondo la casa, tenía que haber algo además de aquellas llaves que había encontrado en los cuerpos de aquellos tipos.

Tras casi una hora, cuando fuera ya es de noche (19:00) dejáis de registrar la casa, es inútil. Nada interesante... parece que no guardaban nada de valor en la casa, tan sólo mobiliario convencional y objetos convencionales, entonces escucháis un gemido, el tipo de la silla comienza a despertar.