Partida Rol por web

De manera sorpresiva e inesperada, Leonard se abalanzó sobre la bestia de tal forma y con tanta violencia, que pareció que el hombre se sorprendió de no dar miedo sino más bien al contrario, no imaginaba una reacción tan vehemente de un hombre aparentemente tan débil como Leonard.

Por otra parte, Lew al fin reaccionó al ver el valor mostrado por su compañero, Leonard bloqueó el ataque del loco y ambos quedaron agarrados frente a Lew a muy poca distancia.

Leonard y aquel tipo se arrebujaron en una maraña de brazos y piernas. Con el revólver en la mano intentaba pensar qué hacer, quería cargarme a ese cabrón pero no quería arriesgarme a pegarle un tiro a Leonard.

"Vamos, Lew, ahora o nunca" - pensé mientras me esforzaba por apuntar correctamente.

Cuando creí que le tenía enfilado, disparé...

Leonard, enzarzado contra aquel hombre, lanza un tajo con su botella rota a la cara del tipo, en un intento de clavársela en el ojo. 

El hombre da un alarido al sentir cómo su ojo era ensartado por un trozo de botella, el hombre enrabietado lanza un hachazo al tuntún pues la sangre le chorrea a través del rostro y le impide ver a quién ataca. No obstante, el golpe va en la dirección correcta y esta vez el hombre tiene tanta suerte que el hacha encuentra el esternón del pobre Leonard, clavándose y rompiendo el hueso, penetrando en la caja torácica. El sonido es como una rama al quebrarse y hace que a Lew se le revuelvan las tripas. El golpe es mortal per se y da lo mismo que Leonard estuviese ya gravemente herido. El filo del hacha penetra en los pulmones y Leonard cae al suelo boca arriba y tose un par de veces sangre hasta ahogarse y quedar inmóvil, una muerte horrible para un buen hombre.

- ¡Nooo! ¡Maldito hijo de puta! - me oí gritar mientras disparaba otra vez.

Una maldita masacre, en eso se había convertido aquello...

La puntería de Lew estaba siendo horrible. Normalmente podía acertar una lata a muchísimas yardas de distancia, pero el estado de nervios, ansiedad y el hecho de ver morir a sus compañeros uno detrás de otro, podía hacer enloquecer a cualquiera y Lew era un ser humano.

El tipo del hacha lo volvió a intentar pero esta vez no tuvo tanta suerte, lógicamente no podía ver nada y su hacha no hendió otra cosa más que el aire.

- ¡Te mataré cabrón! - grité, poseido por la sed de venganza.

El cañón del revólver volvió a retumbar en la habitación y un alarido indicó que la bala acababa de dar en el blanco. Todo era caos y sangre, pero ya estaba acostumbrado...

Lew dio matarile a aquel cabrón engreido. No estaba muy claro si estaba vivo o muerto, poco importaba, porque allí tirado sólo encontraría la muerte en un período corto de tiempo. Lew miró hacia Leonard, no cabía duda de que estaba muerto, así que otra baja que añadir al grupo. No sabía incluso si era el único que seguía con vida, pero tampoco pudo pensar mucho más en aquello, pues en seguida se escucharon pasos en la escalera que subía al tejado y vio cómo unos pies asomaban, el otro, el del tejado estaba bajando por ellas.

Se había montado una carnicería en un momento: un tío con un hacha y un agujero humeante en el pecho y Leonard con el pecho abierto en canal. Al menos todo aquel sinsentido había servido para llamar la atención del tipo del tejado, que empezaba a bajar por la escalera del fondo.

- Has cometido un grave error, amigo - dije en un susurro mientras le apuntaba con mi revólver, esperando un blanco mejor.

En cuanto estuvo a tiro le disparé.

Lew abatió al hombre del tejado que se había cobrado la vida de casi todo el grupo, claro que él aún no había visto los cuerpos de Marion y Cole en el jardín. Henry yacía en el mismo sitio pero había muerto algo antes, mientras que Leonard había sido el último en caer.

Lew hubo de inspeccionar la casa, allí no había absolutamente nada. Nada de nada, no sintió ninguna presencia ni nada absolutamente fuera de lo normal, tan sólo los tres maníacos que no eran fantasmas, sino asesinos. ¿Sería cierto lo que les había contado Edwin? ¿Era todo un embuste? ¿cómo podían haber acabado así?

Lew pensaba en todas las posibilidades, en una casa abandonada uno se puede encontrar mendigos y gente indeseable pero asesinos tan violentos como aquellos no abundaban, es más, pensando en los mecanismos, estaba claro que esperaban la visita de alguien o estaban preparados para defenderse de toda una brigada del ejército.

Lo que no estaba claro del todo era si era una trampa para ellos o aquellos tipos esperaban a la policía o quizás a otra gente. En pocos minutos, una multitud atraída por los disparos se reunió en la casa junto con los tres policías del pueblo, quienes rápidamente llamaron a la funeraria local.

Dos de los policías se ocuparon de apartar a los curiosos, mientras que un hombre de proporciones bíblicas (de grueso) con perilla se ocupó de Lew, era el Teniente Sharp.

- Ya me dirá usted qué es lo que ha ocurrido exactamente, caballero. Ustedes no son de aquí y nos han traído graves problemas. Si no lleva esposas es porque a estos tres los llevábamos buscando bastante tiempo. ¿Cómo han dado con ellos? ¿Por qué sabían qué estaban aquí? no tiene usted pinta de ser de los mafiosos esos de la ciudad. ¿Policía tal vez?

- Lew Harper, investigador privado - dije, tendiéndole la mano al Teniente Sharp.- Edwin nos había contratado para investigar unos asuntos en la vieja casa abandonada, nada importante, cosas de fantasmas y demás superchería, ya sabe... Pero al parecer nos tendió una trampa, esos tíos ya estaban preparados cuando llegamos, incluso habían puesto trampas por la casa, nos estaban esperando... Me alegro de haber contribuido a eliminar a esos malnacidos, pero desearía no haberlo hecho, he perdido a cuatro de mis hombres en esta escaramuza sin sentido.

El teniente estrecha la mano de Lew y hace una mueca de disgusto al escuchar la historia - ¿Fantasmas aquí? nunca jamás había oído nada parecido. No entiendo por qué una persona como el señor Edwin podría haberles contratado para algo tan descabellado.  Dudo mucho que alguien como el señor Edwin que además como ya sabrán está impedido, haya podido maquinar una trampa para ustedes. ¿De dónde vienen? ¿ya conocían al Señor Edwin? .Más tarde iré a hablar con él porque no termina de cuadrarme.

- Eso mismo pensé yo, teniente - respondí.- pero me temo que a veces la realidad supera todo lo que uno pueda llegar a imaginar... fijese que al final nada de fantasmas, esos tipos eran bien reales. Recibimos un encargo del señor Edwin, no nos habíamos visto antes, pero me parece que no soy al único al que ha engañado... tengo que contactar urgentemente con algunas personas ¿le parece si me uno a usted más tarde para ir ver a Edwin?

Arqueó las cejas, sus preguntas no habían sido contestadas debidamente sino de manera parcial -bien... así lo haremos. Luego iremos juntos a hablar con el Sr. Edwin y veremos qué hay de verdad en lo que acaba de contar -te daba la sensación que era el típico caso del síndrome de los pueblos pequeños del hombre rico y próspero respetado en la comunidad, quizás le impidiese ver la verdad o quizás estuviéses equivocado y Christopher no tuviese nada que ver.

- tenemos bastante trabajo por delante con la que han organizado. Llevaremos todos los cuerpos al doctor y les echará un vistazo antes de trasladarles a la funeraria. ¿Tienen estas personas algún familiar cercano que pueda hacerse cargo del entierro? ¿tenemos que avisar a alguien? ¿se va a ocupar usted de los funerales?

- Si... debo hablar con mis socios en Escocia, pero no se preocupe, creo que podremos ocuparnos de todo - dije, pensativo.- En cualquier caso, gracias teniente... ¿Cree que podría hacer esa llamada desde algún sitio? En circunstancias normales les enviaría un telegrama pero creo que la situación es lo suficientemente urgunte como hablarlo directamente.

Lew pudo hacer la llamada desde la misma oficina de correos del pueblo.