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Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

-Tío Brahz...- Llamó su atención. -pero de ser considerados una verdadera amenza para la casa Arryn, con convocar algunas casas vecinas sería suficiente para acabar con los Falcon, ¿no es así?... Quiero decir...no tenemos ni caballería.- Dijo dejando patente que probablemente su fuerza militar no podía compararse a la de los Arryn ni de lejos.

-Quizás sería más sensato enviar un emisario o representante de la casa para tratar de averiguar de qué se trata. O al menos confirmar que el despliegue militar no es debido a una acción contra los Falcon. Comenzar a movilizar tropas ahora podría ser una razón de más para generar suspicacia en Lady Lysa ¿no?- Preguntó alternando la mirarda entre tío y padre.

-Puede que Lady Lysa esté considerando alguna amenaza mayor y por eso esté convocando a sus banderizos...-

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Tu tío te mira con cariño e intenta tranquilizarte empleando un tono suave que seguro que no reconocería ninguno de sus soldados. – Tranquila, la amenaza que teme evidentemente no somos nosotros, de donde ha huido es de Desembarco del Rey. Y si su intención fuera atacarnos no habría sobrevivido ninguno del grupo de Lord Steven Ferragut.

Con una voz mas neutra. – Pero si recuerda parte de lo ocurrido y el papel de Puerto Gaviota. Ha hecho acudir un ejército de la Casa Arryn para protegerla.

Ahora le notáis algo mas de preocupación. – No debemos adelantarnos, sabemos que nos convocara directamente o hará que sus vasallos convoquen a los suyos y entonces lo haría ser Gerold Grafton. Lo que si es muy importante es que Lord Kevan calcule muy bien que decisiones toma es muy claro lo que quiso decir el amigo de Lord Steven Ferragut, Lady Lysa no es Lord Jon. No habría ningún nuevo perdón.

Finalmente se queda mirando a su hermano que todavía esta cavilando sobre lo que acaba de decir.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

-Que el Padre lo juzgue con justicia...-

Esto era un golpe para el Valle, lo viese quien lo viese. Jon era un lider fuerte y como Mano del Rey traía paz y tranquilidad a sus vasallos. Su muerte solo la a traer problemas a la zona... pero si las palabras de Brazh eran ciertas y no solo un rumor, la cosa se iba a tornar mucho más seria.

-¿Qué podría poner tan alerta y temerosa a la regente del Valle?-

Escuche el intercambio de palabras entre los dos. Evidentemente mi hermano estaba en lo cierto. ¿Que podía temer Lady Lysa de nosotros? No, esto radicaba de otro lado. Era probable que el regreso tan apurado fuese cuestiones de escape y temores.

Mire a mi hermano con la misma mirada preocupada en mis ojos. -En esto creo que estas en lo cierto hermano. Si se llegase al caso Lord Falcon tendrá que tener dos cosas en cuenta. Primero la postura de la casa Grafton, que a fin de cuentas somos sus vasallos y su opinión afectara en algo la decisión. Segundo es nuestra falta de información. Este conflicto, si es que se desata, sera una carrera contra el tiempo para saber que es lo que de verdad esta pasando. Estamos a oscuras y lo único que sabemos son las acciones de la Lady Regente.-

No pude evitar resoplar pesadamente. El movimiento hizo quejarse a la silla y de repente me sentí algo incómodo en mi asiento. Mi cuerpo parecía quejarse de antemano a lo que venía.

-Estoy muy viejo para otra guerra... Por los Siete que esto no pase a mayores.- No pude evitar que el susurro se escapara de mis labios.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Mientras sus sirvientes le vestían, Lord Kevan estaba absorto en sus pensamientos. Las noticias que llegaban no eran buenas, y como siempre, calculador y conservador, pensaba como afrontar la situación.

Eligió un vestido elegante, con los colores de la Casa Falcon, todo ello recogido con un cinturón que uno de sus sirvientes abrochó, colocando la daga ornamental en su vaina perfectamente decorada. Bajó seguido de un par de guardias, y entró serio en el Gran Salón, donde parte de los invitados ya esperaban para comenzar.

Dio un poco más de tiempo a que todo el mundo llegara, y cuando todo estuvo listo, se levantó, alzando la mano para pedir silencio.

- Buenas noches a todos, os doy la bienvenida a mi hogar de nuevo. Espero que todos disfrutéis de la cena que la Casa Falcon tiene preparada para esta noche. Después, se retirarán las mesas y podremos disfrutar de un baile para que todo el mundo divertirse. Empecemos a comer y a beber. Por la Casa Falcon y la Casa Ferragut!- dijo alzando su copa y bebiendo, y tras esto se sentó y ladeó su cabeza para charlar con su esposa.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Vanesha atendió a la explicación de su tío. Tras ella sonrió  con despreocupación, como si todo aquello no tuviese la importancia que ella creía.

-Bueno, entonces supongo que sólo hay que seguir los designios de Lady Lysa y si se convoca a la casa, acudir como banderizos que que somos ¿no?- Preguntó como si la solución le resultase sencilla, suponiendo que Lord Kevan no se negaría a acudir. - Porque si es convocado, acudiría ¿no?- Preguntó temiendo una respuesta contraria.

Y no es que la situación fuese menos grave, pero sí distinta. Obiamente un enfrentamiento a gran escala era a tener en cuenta. Pero no ser la casa Falcon el objetivo de dicho enfrentamiento, por lo menos era un alivio. Otra cosa es que Lady Lyda estuviese paranoica y pudiese llevar a todo el Valle a embarcarse en una guerra y Lord Kevan tuviese una desafortunada intervención corrigiéndola o algo así. Como anunciaba su tío, la Casa FAkcon no gozaba ya de la posibilidad del perdón debido a su historia pasada.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Esperando la respuesta de su tío y de su padre, debió de darse cuenta de algo que pareció alarmarla dando un pequeño respingo en la silla. -Padre, tío...¡el banquete!- Recordó como si se les estuviese pasando el tiempo y pudieran caer en una ofensa hacia Lord Kevan. Vanesha solía ser muy detallista con lo relacionado con la cortesía y la etiqueta. -Deberíamos marchar ya. Qué pensaría Lord Kevan de ser los últimos en llegar...- Comentó como si aquella posibilidad amenazase con una terrible vergüenza a la joven.

Cogió a ambos de la mano sonriente.

-Venga vamos. El banquete se va a realizar de todas formas, ¿no?.-

Y es que a veces, si no esra una mujer la que detenía las divagaciones d los hombres...

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Vanesha hizo acto de presencia en los salones del banquete acompañada por si tío y su padre. Ofrecía una bonita sonrisa a todo el mundo, sin duda feliz de que su primer día tras su convalecencia, hubiese coincidido con la festividad del día del nombre de Lady Selyse. Muchas caras que hacía muchas lunas que no veía y otras, que lo parecía. Al dirigirse a su asiento, no se detuvo a saludar a nadie en especial, pues aquello era propio tras la cena y durante la celebración.

Para la ocasión llevaba puesto un vestido de tiro y manga amplia de color blanco marfil. Aquella joya de la confección, era de un corte sencillo pero elegante. Frabricado con finos hilos de seda color perla, combinaba relieve con raso y dejaba escapar ligeros reflejos marfil bajo luz tenue. Aquel versido se ajustaba perfectamente a su cuerpo mostrando que la figura de la muchacha era ya el de una joven mujer.

Levaba el pelo suelto, tan solo recogido por una diadema de plata pulida, permiriendo que el rostro permaneciese despejado, en los que resaltaban sus ojos verde esmeralda. Como último abalorio, una gargantilla de plata, también pulida, de finos eslabones.

Tras tomar asiento*, escuchó las palabras del Lord y alzó su copa para unirse al brindis del señor de la casa.

-¡Por la casa Falcon y la Casa Ferragaut!- Replicó, tras las palabras del Lord, como era costumbre, claramente contenta y emocionada con la fiesta. Sin duda, alegre.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Roland bajo las escaleras desde su habitaciones dirigiéndose a su asiento en la parte central de la mesa como correspondía al heredero de la Casa Falcon. Acostumbrado a ir prácticamente siempre con ropas marciales le había costado un poco mas de lo previsto arreglarse correctamente con las cortesanas.

Una vez en la sala fue saludando a su paso a varios conocidos entre los sirvientes de los Falcon y soldados de las dos casas hasta llegar a la mesa principal donde se encontraban los principales servidores y miembros de su familia.

Hizo una ligera inclinación hacia sus padres y abuelos que ya ocupaban sus sitios. – Lord Kevan, Lord Steven, Lady Selyce, Lady Nancy, disculpar mi retraso. – Dijo, mientras tomaba asiento entre sus padres y sus dos hermanos.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Apenas había tomado asiento Roland cuando por las escaleras también descendiendo los últimos miembros de la Casa Ferragut allí presentes que todavía no habían tomado asiento.

Encabeza el grupo Normand Ferragut con su esposa Greta Royce seguidos por sus dos hijos Stuart y Joana, esta ultima evidencia su incomodidad al tener que llevar un vestido. Su hermano va ligeramente retrasado para que no pueda ver la sonrisa que intenta ocultar.

Al llegar a sus asientos Normand también saluda a sus padres después de hacerlo con Lord Kevan y la esposa de este.

Joana parece algo reticente lanzando miradas a sus primos, los hijos de Lord Kevan hasta que su madre le dice algo ayudándola a sentarse sujetando su brazo.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Al cabo de unos escasos minutos de haber tomado asiento los últimos miembros de las casas Falcon y Ferragut hayan tomado asiento aparece Martha por las puertas que conducen a las cocinas precediendo a un numeroso grupo de sirvientes que llevan pequeños cuencos con trozos de embutido y olivas que reparten junto a jarras de cerveza.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Al cabo de unos escasos minutos de haber tomado asiento los últimos miembros de las casas Falcon y Ferragut hayan tomado asiento aparece Martha por las puertas que conducen a las cocinas precediendo a un numeroso grupo de sirvientes que llevan pequeños cuencos con trozos de embutido y olivas que reparten junto a jarras de cerveza.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Mire algo incómodo a mi hija mientras sonreía forzado bajo la recortada barba. No sería la primera vez que pelearamos contra los Arryn... pero mejor dejar todo eso de lado. Cuando el momento llegase, solo podíamos aconsejar a Lord Falcon lo mejor posible y esperar que tomase la mejor decisión para toda la casa.

Gracias a los Siete Vanesha nos saco del estupor y del sombrío tema. Hoy era día de banquete, no de pensamientos lúgubres.

-Tienes razón hija, vamos ya.- dije acompañando sus pasos hacia el salón del festín.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Extrañamente bien vestido y algo pálido tras muchos días con fiebre y a la sombra, pero aún fuerte y con paso orgulloso, del brazo del orgullo de su vida que estaba radiante y constantemente sonriendo. Asi entre, dando miradas significativas a todo joven que posara su mirada más de un segundo en mi niña.

Caminamos hasta nuestros lugares como sirvientes de la casa Falcon y tras acomodar el asiento de Vanesha, me senté, tome la copa y secunde a mi niña en el brindis por las dos casas en esta fiesta.

Mientras la comida empezaba a repartirse entre los invitados, mire a mi lado, donde Alia ya estaba sentada. Aparentemente había llegado temprano y también estaba hermosa con su vestido, que tan pocas veces usaba. Era extraño verla sin su espada al cinto. -Disculpa mi tardanza; ya llegue.- dije con una sonrisa en los labios.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

– Aaahg!!

Todos los cercanos a Lord Steven os giráis hacia él dejando de comer o vuestras conversaciones sorprendidos e incluso alguna alarmado. Veis la mirada que le lanza a Lady Nancy que beatíficamente sigue comiendo como sino hubiera sucedido nada.

Algo enrojecido Lord Steven toma la palabra mirando a Lord Kevan Falcon. – Lord Kevan, nos quedo un tema pendiente en nuestra conversación. En el que propusiste reforzar los lazos entre nuestras casas.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Vanesha miró hacia el Lord con los ojos muy abiertos, los cuales comenzaban a brillar por la presencia de las lágrimas que poco a poco se acumulaban en ellos. Sus labios estaban apretados, uno contra el otro, mientras su rostro comenzaba a sonrojarse. Justo entonces miró hacia un lado y se inclinó perdiéndose de vista, como si fuese quizás a recoger algo del suelo. Su ausencia duró algo más de lo lógico.

Tras incorporase, la muchacha estaba algo más colorda y resoplaba, ganando aire, mientras con cierta gracilidad y encanto se apartaba unas lágrimas que se deslizaban por su mejilla, con un pañuelo.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Vanesha miró hacia el Lord con los ojos muy abiertos, los cuales comenzaban a brillar por la presencia de las lágrimas que poco a poco se acumulaban en ellos. Sus labios estaban apretados, uno contra el otro, mientras su rostro comenzaba a sonrojarse. Justo entonces miró hacia un lado y se inclinó perdiéndose de vista, como si fuese quizás a recoger algo del suelo. Su ausencia duró algo más de lo lógico.

Casi debajo de la mesa, tuvo que taparse la boca con su propia mano para evitar que una carcajada saliese como el desbordamiento de un río, mientras enrojecía cual tomate maduro. Resopló un par de veces recuperando el resuello y calmando unas ganas inoportunas de reir hasta dolerle el estómago. Tras unos instantes, volvió a aparecer.

Al incorporase, la muchacha estaba algo más colorda y resoplaba, ganando aire, mientras con cierta gracilidad y encanto se apartaba unas lágrimas que se deslizaban por su mejilla, con un pañuelo.

Miró a su padre de soslayo como si allí nunca hubiese ocurrido nada.

Las siguientes palabras de Lord Steven, fueron escuchadas mientras tomaba la copa que momentos antes Sharra le había servido. Dio un pequeño sorbo y la dejó de nuevo. Sonriente se giró hacia su padre, y con tono susurrante se atrevió a conjeturar

-¡Una boda, padre!- Dijo con cierta exitación e ilusión, a pesar del susurro. -A ver cuándo os animáis...- Soltó terminando de posar su mirada en Alia.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Después de las palabras de Lord Kevan, Zane, al igual que todos, también alzó su copa en el nombre de la casa Falcon y la casa Ferragut, luego no dudó en darle largo y refrescante trago.

Durante el banquete se encargó de degustar varios de los platos que Martha y los demás habían preparado en las cocinas —y a quienes más tarde felicitaría por sorprenderle una vez más—  y de ir charlando con sus hermanos a los que tenía al lado, aunque normalmente estaba más atento por su hermana pequeña por si hacía alguna trastada. Esas dos cosas eran su mayor preocupación hasta que la voz de Lord Steven interrumpió el banquete, reclamando la atención de su padre. Pese a que dijo algo sobre reforzar la relación entre ambas casas Zane desconocía a qué se refería.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

El súbito arrebato de lord Steven tomo a todos por sorpresa pero no me afecto tanto, solo como para encarar una ceja; en cambio, la reacción de Vanesha fue otra cosa. La muchacha, incapaz de mantener el decoro se había visto forzada a esconderse y comenzar a hacer ruidos extraños. Estaba por preguntarle si todo estaba bien cuando reapareció tan roja que podría decirse que toda su sangre estaba en su rostro.

Levante la copa y di un largo trago para esconderle la sonrisa de ella, no fuese a pensar que su viejo se burlaba... pero entonces las palabras que soltó hicieron templar su mano y un abrupto ataque de tos, digno del más enfermo de los tuberculosos lo asalto. Vino salio disparado de mi boca en una reacción exagerada pero incontrolable a esta altura.

¿Bbbb... boda?

Entre los espasmos finales y una vez superada la tos, limpie la comisura de mis labios y mire nervioso a todos lados, pero sobre todo a Vanesha, con una mezcla de reprimenda y verguenza, pero aún asi ni una palabra salio de mi boca en respuesta. No me atrevía a mirar a Alia, en el fondo este tema siempre sacaba sentimientos encontrados en mi y recuerdos dolorosos de mi primer esposa.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

De repente, la copa casi salto de mis manos y un ataque de tos repentino pero sumamente violento hizo que vino volara sobre la mesa. Varios segundos de lucha contra la tos solo me llevaron a mirar hacía Vanesha, enormemente avergonzado.

Noche del día 18 del octavo mes del año 298.

Vanesha tuvo que llevarse una mano a la boca, de forma refinada para evitar, con casi toda seguridad, una risilla al observar la expresión de su padre. Tras evitar ocultar aquella evidente risa, posó su mano sobre la de su padre y le otorgó un beso en la mejilla sin decir nada. Volvió a colocarse de forma correcta en su asiento, pero su atención no volvió a centrarse en el discurso de los lores. Por el contrario, bariró toda la estancia con su mirada como tratando de encontrar algo o a alguien.