Partida Rol por web

El arcanista lo mira atónito. Parece haber entendido algo que a todos se os escapa.

-¿Sois acaso los que quedaron atrás cuando nuestras gentes abandonaron esta zona?-Pregunta boquiabierto.

-Así es.-Responde el enano.-Mi nombre es... bueno, no tiene demasiada importancia. Me llamo... Kergal, o al menos eso creo recordar. Mi señor me llama por mi rango, hace un milenio que no uso mi nombre.

-Supongo que los tuyos, si se sienten abandonados, tendrán cierta sensación de rencor a los nuestros y que los nuestros, al no saber que estábais aquí todo el tiempo, cierto recelo o miedo a los vuestros. ¿Cómo podríamos llevarnos bien todos?¿Quizá si nos ayudamos entre nosotros nuestros correspondientes conciudadanos podrían llegar a llevarse bien? Quién sabe... hasta comerciar entre nuestros pueblos. Yo os he pedido ayuda, pero aquí mi compañero puede saber mejor que estamos buscando.

Tras una pausa estrecho mi brazo

-Un placer Kergal. Como te dije soy Naarith, y el Godric.

-Bueno, casi mejor no tocarnos.-Dice el enano al ver que intentas estrechar su brazo.-Llevo siglos muerto después de todo. En todo caso, quizá mi señor sea de más ayuda para vuestra búsqueda que yo. Se halla en el antiguo salón del trono, en uno de los niveles inferiores. Él fue uno de los seis que quedaron atrás para defender la ciudad de las grandes amenazas de antaño. De los otros cinco hace varios siglos que no sabemos nada. Puede que encontréis a alguno más, pues se desperdigaron por los túneles, pero no sabría deciros. 

En todo caso deberíais tener cuidado. Hay todo tipo de seres ahí abajo. Reunid a cuantos soldados podáis si vais a llevar a cabo esa búsqueda, nosotros cubriremos este túnel, como siempre. 

Y hagáis lo que hagáis, no quitéis las antorchas. Hacen que nuestras tropas no puedan salir de esta zona por si alguno de nuestros soldados rompiese el hechizo de nuestro señor. Su magia les prohibe atacar a un enano salvo que este ataque antes, por eso dudé de que os atacasen primero. 

Retiro la mano lentamente cuando me comenta sobre su estado.

-Pues nada más abrir la puerta se nos avalanzaron... Preguntaré si alguno de mis hombres atacó antes... Sea como fuera, disculpas. Lo tendremos en cuenta de ahora en adelante. En cuanto a lo de visitar a su señor... ¿Podrías ayudarnos y guiarnos? No queremos faltar más al respeto y alguien que conociera el camino haría que fuera más sencillo y rápido. O quizá alguno de tus hombres...

Conoces más bien poco de la historia de esa familia, lo que sí sabes es que la ciudad enana formaba parte de un imperio enano, de hecho era su capital, hasta que este se desmoronó. 

De la historia de esa familia te suena más bien poco. Conoces otras familias ilustres de la ciudad, como los martillo de plata o los barbargéntea, pero esa en concreto no te suena de nada. 

"...Cosas bastantes revueltas, patrullas enviadas a los túneles inferiores, los cuales fueron abandonados por una fuerza desconocida hace milenios..." parecía bastante claro que algo se había despertado en las profundidades de la ciudad, o regresado... sea como fuere, Tarkas ya sabía donde debía acudir. 

- Disculpeme caballero, dijo girándose hacia el guardia - pero ¿es usted descendiente de aquellos héroes?, vaya, para usted, su familia y allegados - enfatizó esto último mirando levemente a las enanas y que el guardia ganase puntos con ellas - deben ser un orgullo.

Con la atención del guarda captada prosiguió con su verborrea para ganarse el favor del enano y saber donde debía acudir exactamente- Soy conocedor de las familias nobles de muchos reinos, éste entre otros, como la ilustre familia de los Martillo de Plata o los Barbargéntea, pero reconozco, para mi verguenza, que no he sabido de la familia que derroto a ese mal.

-oh, que modales los míos, ni siquiera me he presentado, soy Tarkas, de la familia Widokowi -indico con una reverencia. - pos desgracia, de una familia no tan noble como la suya. -volvió a puntualizar para mejorar la posición del enano ante las damas. 

-Veras, ademas de ganarme la vida como espadachín. -indicó apartando la capa de viaje y que pudiese ver la calidad de sus aceros. - estoy viajando por estas tierras para enriquecerme con las maravillas de esta ciudad y honrar el buen nombre de mi familia, no he podido evitar escuchar en varias ocasiones que hay algo de revuelo en la ciudad y me preguntaba si me haríais el honor de permitirme ayudaros.