Partida Rol por web

Tranquilo Erin, es un pequeño desmayo, no te preocupes, es algo habitual cada vez que se encontraba una situación semejante... El joven trago un poco de saliva mientras llevaba a la muchacha escaleras arriba apresuradamente. Lo malo es cuando despierta, es peor que un dragón malhumorado. Mientras tanto el anciano se dedicabá a abrir las dos ventanas mas cercanas que se hallaban cerca de la mesa con precaución de no pisar los cristales, una vez hecho esto, empezó a retirar el pringue magicamente haciendo gestos con las manos y lo concentraba todo en uno de los cubos de debajo de la mesa.

 Me acerqué a mi maestro y le susurré en voz baja, para que nadie más pudiera oírnos:

 - ¿Os parece esto un accidente o un sabotaje?. Yo tengo mis dudas, si soy sincero...

El anciano se rasco un poco la barba pensativo mientras examinaba nuevamente la escena. Bueno... por lo que yo he podido deducir esto tiene pinta de ser un accidente, en el interior he visto que los cristales unicamente son del instrumental y no de la ventana y también estas no tienen pintas de haber sido forzadas, aunque... Te miró en una breve pausa, sonrio y dejó escapar una leve carcajada. Ya sabes lo que dicen, hombre precavido vale por dos... por ahora concentremonos en arreglar el estropicio y en prepararlo todo, hoy empezaremos a tratar a los enfermos y a estudiar la enfermedad que les afecta. Tras observar la mesa un poco te preguntó. Por cierto joven, ¿podrias llamar al otro muchacho para que nos ayudase si estuviera disponible? tenemos mucho por hacer y no quisiera que tuvieses que cargar con todo el trabajo de hoy.

 Asentí, pensativo, ante las palabras del maestro. Tal vez estaba siendo demasiado perspicaz y estaba viendo fantasmas donde no los hubiera, pero andaría con ojo en ahora en adelante. Busqué a Taurnil y le pregunté con delicadeza:

 - ¿Como está?. El maestro pregunta que, si estás disponible, podrías ayudarme con el trabajo de hoy, pero si crees que tu amiga necesita cuidado, puedo tratar de arreglármelas solo...

Encontrastes al muchacho cerrando la puerta de la habitación de Sally, cuando le preguntastes dió un pequeño brinco pues estaba demasiado absorto en sus cosas como para percatarse de tu presencia, acto seguido con una cara de temor, hizo un gesto con su mano a modo de silencio y despues uno indicandote de que lo siguieras al piso de abajo, mientras bajaba la escalera empezo a hablar cuando ya creia seguro. Tranquilo Erin, no te preocupes, solo necesita un poco de descanso despues de esta sorpresa mañanera, vayamos con el maese Theodore, deberiamos prepararlo todo cuanto antes. Al bajar al piso de abajo en la sección del piso opuesta a la mesa de alquimia, el muchacho empezó sin titubear a montar una camilla improvisada asi como material medico variado, el anciano por su parte continuaba en la labor de limpieza previa.

 Viendo la cara de mi compatriota elfo, le pregunté preocupado:

 - ¿Le ocurre algo malo a Sally?. Pareces preocupado por ella. Te aseguro que cualquier cosa que me cuentes quedará entre nosotros y tal vez pueda ayudaros con ello...

El elfo se detuvo un momento para mirarte a los ojos y dijo: No es por ella por lo que estoy preocupado, si no por mi, me gusta mi cabeza donde está ahora mismo y no en otro sitio. Apresuradamente siguió con su labor. Limitemonos a dejarla descansar, si no te supone mucha molestia necesitaria que me ayudaras con esto para demorarnos lo menos posible. Por otro lado el anciano terminó de retirar el pringue y comenzó a recoger los cristales y a depositarlos en una caja de madera cercana a la mesa.

 - Claro, por supuesto... - Respondí de muy buen humor, antes de ponerme a ayudar a Taurnil, con prestreza, mientras pensaba en todo lo que había pasado.

Tras media hora de trabajo terminasteis de preparar la habitación con un total de dos camillas, una mesa y una comoda cercanas provistas de material medico y agua en abundancia para los pacientes, los cristales ya se encontraban todos recogidos y salvo por la ausencia del material alquimico y por las ventanas dañadas, casi parecia que no habia pasado nada. Tras lo cual, se escucho a alguien golpeando la puerta y una voz de mujer hablando a traves de la misma. Buenos dias, ¿Hay alguien ahi?

 Me acerqué cauteloso a la puerta pero sin abrir todavía, mientras preguntaba a través de ella:

 - ¿Quien es?.

La puerta se abrió lentamente ante ti, quien la habia abierto era uno de los guardias del porton de afuera, acompañado de una mujer joven de pelo castaño con una cesta llena de fruta. Disculpad si interrumpimos algo. Dijo el soldado. Esta mujer dice de expresar vuestro agradecimiento por ayudar ayer a los mas necesitados y... De repente la mujer interrumpió al soldado. Queria agradeceros personalmente por lo que hicisteis por nosotros, no se si sois capaces de recordarme pero vi lo que fuisteis capaz de hacer y queria compensaros, os he traido algo de fruta y verdura por si escaseabais de comida. La mujer destapó la cesta dando a ver un surtido variado de verduras asi como unas cuantas manzanas que reconocistes nada mas verlas.

 Negué con la cabeza, con una sonrisa agradecido, mientras le respondo amablemente:

 - Os agradezco el detalle, muchas gracias, pero no será necesario. Aquí tenemos suficiente comida, es mejor que guardéis esa para vosotros, por si la podéis necesitar... Pero ya que os habéis tomado la molestia de venir hasta aquí, pasad y os invitaré a un té, si deseáis concederme el honor de vuestra compañía...

Agradezco muchisimo el detalle, pero por favor, insisto en ayudaros. Dijó la mujer, el soldado hizo un gesto con la mano para indicarte que dejaras paso para que entrasen los dos adentro, una vez dentro Taurnil intercambió unas palabras con la mujer y está accedio a ayudar al muchacho a preparar el desayuno. El anciano revisaba un libro sobre la mesa en la cual cenasteis anoche, tras unos minutos el desayuno estaba servido en la mesa, basicamente pan, cereales, algo de zumo de naranja y unas cuantas verduras de la cesta la cual pusó en un plato grande central persistiendo en ello, el elfo y el anciano se mostraron agradecidos ante ello y comenzaron todos a desayunar a excepción del soldado el cual se encontraba en la puerta de la escalera de modo que pudiese ver todo lo posible del piso en el que os hallabais.

 Mientras desayunábamos, le pregunté a la mujer:

 - Por cierto, no sabemos todavía vuestro nombre. Yo soy Dincú. Estos son Taurnil y nuestro maestro Theodore...

-Encantada Dincú. Mi nombre es Arabela. Por favor, no os corteis con la comida.- dijo la mujer. Mientras todos comían, la joven parecía estar pensando en algo. Sea lo que fuese, mostraba preocupación, a pesar de que lo intentaba disimular observando la habitación

 Miré a la joven preocupado. Era obvio que algo la atenazaba el ánimo. Tratando de que se sincerase con nosotros, le pregunté amablemente:

 - ¿Te ocurre algo, Arabela?. Si hay algo que tal vez podamos ayudarte, puedes contárnoslo, si a mis compañeros les parece bien. Es lo mínimo que podemos hacer, después de estos ricos manjares que nos has preparado tan amablemente.

La mujer reaccionó un poco sorprendida cuando Erin le habló, como si de un trance la hubieran despertado.- Oh… Nada… Es… Por todo lo que está pasando….- Hizo una pequeña pausa,  observó los utensilios médicos y camillas que habían a la vista en la habitación y lanzó un suspiro.- ¿Qué hemos hecho para que nos pase esto…?¿Acaso nos lo merecemos esta epidemia…?¿Por qué?- preguntó de manera melancólica. Parecía de esa clase de personas que no soportaba el sufrimiento de alguien, aunque este fuese un bellaco.

Por su lado, el anciano seguía leyendo, aunque esta vez le notabas más concentrado que de costumbre (Si le intentas hablar o llamar su atención, seguramente no te haría caso). Taurnil seguía desayunando, pero escuchando a la joven, y los soldado seguían vigilando.

Con una mirada llena de pesar, le respondí a la joven:

 - Todavía no sabemos la causa de este mal, pero estamos tratando de averiguarlo y también una cura a ello. Te prometo que haremos todo lo que esté en nuestras manos para encontrar una solución.

 Puse mi mano sobre la suya de manera cálida y le dediqué una sonrisa dedicada a transmitirle calidez y apoyo moral. Era terrible lo que esta gente estaba obligada a sufrir.

Arabela se sintió algo mas aliviada con el gesto de Erin.-Gracias... Se ve que os estais esforzando.- Obviamente la notabas aun preocupada, pero algo mas tranquilzada.La cara de la joven se puso algo mas colorada cuando Erin puso su mano sobre lade Arabel.

-Mmm... No puede ser...Si esto es verdad...-- dijo Theodore con tono de intriga, que aun estaba centrado en el libro.