Partida Rol por web

Tras la despedida del padre* me acerco andando con tranquilidad hasta Leonor para encaminarnos a la posada.

- Hola, no sabría que saldrías también. -comienzo con tono tranquilo- Si no quizás te hubiese acompañado. Pero así cubrimos más terreno, supongo. -concluyo, dándome al pragmatismo- ¿Has averiguado algo? -pregunto sin grandes ceremonias.

Lo que yo había averiguado del sacerdote era cuanto menos preocupante, pero quería preguntar en primera instancia. Una vez responda, le cuento al respecto:

- A mí lo que he oído no me suena a ser mágico. No sé si feérico o demonio, pero el sacerdote lo llamó demoníaco en primera instancia. Describió a una mujer de piel mortecina, pelo plateado, uñas largas y muy afiladas y llantos cuando se aproxima su ataque. -describo algo turbada al respecto.

-Nada. Los soldados no han soltado prenda. Pero están bastante nerviosos y aseguran que el ataque habrá acabado en poco tiempo.

Comienza a caminar hacia la podada, o lo que cree que es la dirección de la posada. Nunca se sabe en lugares tan poco conocidos. Lo que viene a continuación parece preocupante. Es un ser sobrenatural, sin duda. Pero no sabe de qué tipo. Se queda pensativa.

-Podría ser un demonio, pero si verla no podemos estar seguros. Quizá también pueda ser un espíritu. En realidad, podría ser cualquier cosa. Quizá debamos compartirlo con los demás, para encontrar una respuesta.

Asiento ante la frase de Leonor, a quien solo le he adelantado eso para hacer más breve el camino hacia la posada, pues mi idea era precisamente esa. Mientras avanzamos, añado algo dado que quizás no tendremos tanto tiempo para hablar "sin riesgo" a ser escuchadas, así que le pregunto:

- Por curiosidad, ¿por qué tienes los ojos tan verdes? -pregunto- Son hermosos, como si cada uno fuese un pedazo de primavera, pero al mismo tiempo eso los hace... -busco alguna palabra que no suene particularmente ofensiva, pero al final lo único que se me ocurre es- extraños. -igualmente, tras esta pregunta añado- Y entenderé si no quieres compartirlo. -concluyo, mirándola con tranquilidad.

Vuestro estomago y vuestro olfato os guian por la puerta de la izquierda, cuando pasais al comedor por la parte de la izquierda os encuentrais a un hombre rechoncho con signos de alopecia galopante limpiando una mesa que parecia haber sido utilizada recienteente. Hay un total de 6 mesas redondas repartidas por el comedor, es bastante amplio y esta bien iluminado con velas aqui y alla.

A la derecha tras entrar ves una barra con platos sucios que estaban recogiendo. Tras esta hay una puerta abierta que lleva a lo que veis es la cocina donde veis a una mujer atareada moviendo cacharros de un lado al otro mientras va echando rapidos vistazos a la sopa.

Al veros se acerca con una sonrisa en la cara, sin embargo su mirada se posa levemente sobre Angelus, antes de girarse nuevamente y hablar con Alejandro.

- Vai, più visitatori, benvenuto, benvenuto. Come posso aiutarli?

El lugar superaba las expectativas de Angelus. Había imaginado un alojamiento sencillo aunque confortable, pero no había esperado encontrar retazos de evidente belleza. No era la grandiosidad de una catedral o un castillo, eso seguro, más seguía siendo mejor que la austeridad a la que lo habían acostumbrado en el monasterio. En este lugar el posadero había sabido imprimir buen gusto sin necesidad de ser excesivo y eso le gustaba. Sin embargo su atención pronto se vio distraída por los maravillosos olores, que despertaban su gula y lo incitaban a caminar hacia adelante para descubrir esos manjares ocultos.

─Entremospues ─respondió a Alejandro antes de adentrarse en el local. Al ver al posadero agachó la mirada un poco y evitó acercarse mucho, sabeedor de su Don, pero antes diciendo─. Grazie locandiere.

Alejandro dedica una de sus sonrisas amables al tabernero (siempre era mejor empezar con buen pie) sin perder detalle de que seguramente ahí acabara de cenar Magnus con su mujer.

- Buona sera. Vorremmo cenare un po 'di ciò che preparano e profumano così bene. Passeremo anche la notte, noi e altre due donne che ci accompagnano. Verranno più tardi. Avete camere disponibili?

Lleva las manos adelante cogiendoselas y asiente señalandoos una mesa un poco mas retirada que la que en un principio estaba limpiando, aunque antes de que avanceis os para y levanta la mano abierta.

- Saranno 5 argento, mio ​​signore, per il soggiorno e la cena o solo la metà se pagheranno poi i loro compagni.

Dice extendiendo la mano.
 

Sin poder intervenir, se limitó a escuchar lo más atentamente que pudo; era la única forma en la que su italiano mejoraría. Ya sentados a la mesa no pudo evitar preguntar:

─Tu italianoes muybueno. ¿Puedosaber dóndeloaprendiste?

Estaba casi seguro de que sería por las enseñanzas del parens, aunque seguía siendo extraño. A menos que vivieran en algún puerto no veía motivo para que el italiano formase parte de la instrucción de Alejandro. Mientras esperaba la respuesta sacó su propia bolsa y deslizó una moneda por encima de la mesa en dirección a Alejandro.