Partida Rol por web

 -¿Su segundo, Cejas, le comento acerca de esos productos o de algún material en específico que también usara Iesada-Sama?-

-No. Pero dada la situacion actual con los carteles de opio, Cejas suele estar atento a lo que pueda ser peligroso, y si hubiera sabido algo me lo hubiera comunicado. Claro, desde luego, Agasha-sama podria comprar cosas en otros momentos que no coincidieran, o en otras tiendas... Pero resulta dificil, por no decir inconcebible, imaginar al buen hombre en asuntos tan desagradables...+responde en tono cauteloso.

Ni las pesquisas de Hitomi ni las de Kasumi tienen nada que añadir, el cuarto evidentemente fue habitado por una mujer, asi lo indican tanto las ropas como algunos adornos y maquillaje. 

Sin mas, el grupo va al cuarto de Iesada, ubicado en diagonal al primero, al fondo de la sala. Este cuarto carece de una pared que le separe del laboratorio, y es muy escueto. Un futon arrugado se halla en el centro. Junto a la cabecera hay una mesita baja, donde descansan un wakizashi, una bolsa de pergaminos similar a la de Aiko, y una vela encendida

Hay dos mesas, cubiertas con libros de titulos raros, material de escritura y similares, como asi tambien un sencillo mueble para ropa. Eso es todo cuanto se puede ver con tan solo una mirada. 

-Lo mejor será que empecemos a buscar algo aquí también.- Dije mientras me acercaba al ropero. Esta habitación tenía pocos lugares para esconder cosas. Lo abrí como hice con el de la otra habitación y empecé a revolver, sin saber exactamente que buscaba. Lo más seguro es que no encontrase nada entre las prendas del difunto, pero era el único mueble en esta parte de la casa que prometía esconder algo. Al menos un fondo oculto o algo entre la ropa.

Asentí con calma mientras empezaba a revisar la habitación. Había varias cosas que tendría que enviar a la embajada dragón para que se hicieran cargo. Comprobé la bolsa de pergaminos, pero realmente no podía saber si se habrían llevado alguno. En cualquier caso, al igual que el wakizashi era algo que no podíamos dejar ahí. De modo que se lo entregué a Kasumi para que lo guardase. 

-Esto deberá entregarse a los embajadores - dije con voz suave. 

Después empecé a revisar con cuidado el resto de la habitación. Las tablas del suelo, bajo el futon, dobles fondos o cualquier sitio donde se pudieran ocultar cosas. Claro que no creía que fuera a encontrar gran cosa. Las principales pistas se encontrarían en el laboratorio y, tal vez, en el jardín. Después de todo, aún no sabíamos por dónde habían entrado, ni por dónde habían salido... 

 -Cuando Iesada-Sama salía al distrito mercader o a los muelles ¿Lo hacía en un cierto orden o con algún tipo de regularidad? -

Al igual que en el otro cuarto aqui no hay nada misterioso. El ropero contiene ropa de hombre, sencilla en su mayoria y con manchas de trabajo, aunque tambien un par de kimonos elegantes. Todo con el mon Agasha. No hay adornos, ni joyeria ni nada, salvo un colgante de oro con dos dragones entrelazados, similar al que habia en la habitacion de la mujer.

Las mesas contienen muchos escritos, algunos evidentemente antiguos y otros copias. Los titulos reconocibles son de tratados de hierbas, sus propiedades y efectos, como asi tambien de compuestos. En este punto los conocimientos de Hitomi no llegan a tanto, pero Aiko reconoce material que ha visto en su escuela, y otros de los que ha oido hablar, mas avanzados que los permitidos a una joven iniciante.

Hay tambien algun que otro volumen en el mismo codigo que los manuscritos de Agasha-sama, el codigo del clan Dragon. Estos estan fuera del alcance de Hitomi, que de hecho tampoco los ve entre el monton, pero Aiko si. 

-Ninguna regularidad. A veces iba una vez a la semana, otras todos los dias... Segun su capricho, supongo, o el tiempo que dispusiera. Lamento no poder ser mas especifico al respecto, pero la presencia de los mios no es muy bienvenida en ese sector, salvo para ciertas cuestiones. Solo puedo saber cuando Agasha-sama salia, y que cuando volvia cargado o con algun porteador, era sinonimo de una visita al mercado o a los muelles. 

La Mirumoto cogió lo que Aiko le entregaba, no se enganchó la bolsa de los pergaminos en el obi, sino que la guardo bajo este, toda precaución era poca y estaba claro que era algo que no podía permitirse perder y ya se sentía bastante frustrada con la escasa ayuda que había podido prestar hasta el momento.

Aunque parecía que en la habitación no quedaba mucho mas por hacer.

Los colgantes de oro así como el libro cifrado era algo que debía guardarse para entregarlo a su familia. En este caso su hija. Era importante que preservásemos todo lo posible. De momento, mis esfuerzos por encontrar más pistas estaban siendo infructuosos, pero esperaba que una nueva revisión mucho más minuciosa del laboratorio, diera resultados... 

 Me acomodo la máscara, mientras delibero en mi mente sobre otras preguntas que podría hacerle -¿En alguna ocación Iesada-Sama lo trato a usted de algún padecimiento?- pregunto finalmente a Chillon

-No. Cejas ha sido siempre mi medico... Ademas, sinceramente, la enfermedad es algo a lo que prefiero rehuir. Queda mucho por hacer. Por lo que no suelo recaer en ella. 

Observo paciente como continuaban revolviendo todo intentando encontrar algo que se me hubiera pasado por alto, pero lo poco que sacan en lo que no había caído resulta de escasa utilidad salvo para un ladrón ansioso de monedas. O al menos así permanezco hasta que al final acabo cansado y decido salir a observar el patio.

Conforme el tiempo pasaba, Shiro parecía cada vez mas inmerso en sus propios pensamientos, las metas que lo habían llevado hasta aquel lugar. No obstante mantenía su mente clara... Evitaba establecer contactos visuales directos, pero era mas que evidente que la vigilancia era el objetivo claro de los Mirumoto. 

Y en su caso, mas de aquel que había estado vagando solo por la casa, que de la mujer quien parecía en cierto modo amigable.

Había entrado a la habitación y se había quedado en un lado, sin molestar. Realmente se comenzaba a sentir algo inútil, quizás porque no había hecho otra cosa mas que estar detrás de una persona, y ni aun con esas había reaccionado cuando la situación lo requería.

Tal vez deberíamos pasar al laboratorio, Kitsuki-san. Aquí no parece haber mucho más de lo que ya hemos visto.

Propuso Kasumi, no sin sentirse un tanto imprudente. Sabía que ella sólo debía velar por la seguridad de Aiko, pero no dejaba de sentirse inútil, puede que en el laboratorio o en el jardín fuera más útil que hasta el momento y aún quedaba la visita a la tienda, así que a pesar de su papel irrelevante hasta el momento, no perdía la esperanza de poder servir de utilidad en la misión que les habían encargado.

Sin mas que revisar en la habitacion del Agasha, el grupo le concede una segunda mirada al laboratorio. Desde luego aqui todo continua tal cual lo vieron antes, salvo el cuerpo de la victima que Sichi volteara, y los doshin, el que vigila la puerta del jardin y el que esta en la del frente.

Este ultimo, sin embargo, no se queda a ver las manipulaciones de los Dragon, sino que sale por la puerta lateral a observar el patio posterior.

Mientras el resto observa el laboratorio por segunda vez, vas al patio por la puerta que atentamente te franquea el doshin.

Es un espacio uniforme, de la anchura de la casa y unos 10 metros de largo. Hileras de plantas en macetas, cuidadosamente organizadas en hileras, se reparten en el espacio. Hay tambien un pequeño pozo, junto al cual se encuentra un cubo, probablemente usados para regar y las necesidades del hogar. El jardin esta cercado, de modo que se ve que es lo que hay al otro lado, aunque ninguna de las casas vecinas esta pegada.

Dicho vallado perimetral es de fuertes y gruesos bambues bien apretados horizontalmente, fijados entre postes de roble, y se alza a una altura de mas de 2 metros y medio. Otros postes de bambues, colocados verticalmente a intervalos regulares, terminan en afiladas puntas de madera que cortaran o heriran a cualquier intruso que trepe. Todas las ranuras han sido cerradas con arcilla, dejandolo bastante uniforme y opaco, como un muro de ladrillo..

Es indudable que el Agasha tomaba sus recaudos para que sus vecinos ni tan siquiera vieran el contenido de su patio o se treparan, aunque sin duda podrian olerlo, ya que el rico aroma es fuerte, derrotando a la peste del barrio. Muchas de las plantas estan florecidas, recibiendo esta primavera que empieza.