Partida Rol por web

Escuché con calma el comentario sobre las plantas y lo de que recibía ayuda en sus experimentos. La idea me resultaba extraña, como me había sorprendido descubrir que el Agasha llevaba alcohol y harina a su laboratorio, lo que podía... afectar a sus experimentos. Respondí con tranquilidad. 

- Hemos finalizado de revisar la casa de momento - respondí - Deberíamos preguntar a los guardias del distrito y en la tienda de productos exóticos. También... - la idea no se me hacía agradable, pero resultaba inevitable - en establecimientos en los que se sirva sake. Posadas y casas de té. 

Di por hecho que Hitomi le explicaría los detalles. O tal vez no lo hiciera, después de todo, o bien tenían un lenguaje de señas, o tampoco compartían mucha información entre ellos. Lo cierto es que los caminos de los escorpión me resultaban bastante extraños... 

No eran malas sus sugerencias, pero al contrario que la pregunta que yo había ignorado, la mía no podía quedarse del mismo modo.

- No ha respondido a mi pregunta Kitsuki-san.

Señalo y miro al resto de los participantes en busca de al menos un si o un no en alguno de ellos.

La insistencia llamó mi atención. Lo cierto es que no consideraba necesario responder a algo que me resultaba... evidente. 

- Como ya mencioné, la embajada dragón decidirá a quién le corresponde analizar esos estudios. - explique de nuevo con la paciencia de quien ha pasado horas meditando en la montaña.

Lo que decía no era si no el proceder normal en estos casos. Con lo que sabíamos, buscar por samurais borrachos tenía bastante más coherencia que averiguar en qué trabajaba el Agasha. En parte, parecía que la exigencia se debía más a querer afirmar su autoridad que a verdadero interés. 

Deberíamos continuar, Kitsuki-san. Tal vez deseas echar un vistazo por el jardín, tu misma antes de ir a la tienda.

Con la frase lo que pretendía Kasumi era alejar a su protegida del escorpión, éste le daba mala espina y sabía que para proteger a alguien el mejor método era evitar los peligros. No le importaba demasiado la presencia de la otra escorpión, pero el Shosuro era harina de otro costal.

Más evasivas... ¿tánto le costaba decir un simple si?

Pienso bastante molesto por su negativa a darme una respuesta firme.

- Muy bien.

Le concedo a regañadientes para después añadir bastante curioso.

- Veremos que es capaz de sacar a los doshin.

Me limito a observar como discuten el escorpión y la dragón. Cuando terminan me pongo al lado de Sichi y le menciono lo que descubrió la Kitsuki. -Invocaron a los kamis. Al parecer lo del sake, harina y avena era cosa del Agasha. Él trajo esas cosas aquí.- Hago una pequeña pausa, luego sigo, con susurros. -Aunque más importante es otra cosa que dijo el espíritu. El que mató al Agasha llevaba ropajes púrpuras.-  Después de decirle eso, lo dejo para que saque sus conclusiones, las cuales seguramente coincidirán con las mias.

Aún se mantenía allí, escoltando a Aiko, quien recientemente se había metido en lo que parecía un pequeño problema, o al menos una diferencia de argumentos. Aquel otro hombre en la habitación intentaba sonsacarle sin éxito algunos detalles sobre lo acaecido, mientras ella parecía reticente a hablar con franqueza. Cerró los ojos un segundo, aunque por dentro, sonrió.

Una vez Kasumi dio el paso, probablemente el Shoshuro ya habría sentido la mirada, no fija, no en los ojos, no amenazante, sino mas bien de vigilancia, que había impuesto el Mirumoto sobre él. 

A veces, las posturas y las miradas podían hablar mas que las palabras.

-Si, aunque por desgracia, no podria dar nombres... +suspira+ Llego a mis oidos que algunos indeseables, de los que se relacionan con el opio, estaban nerviosos por la presencia de un samurai en este sector de forma permanente. No obstante, Agasha-sama nunca se metio con ellos, y aunque me encantaria poder atribuirles ese crimen e incrementar sus graves delitos, tampoco encaja con su forma de trabajar. Lo unico que los salva de mis hombres y los vuestros es la discrecion absoluta para moverse. Llamar la atencion asi, con el asesinato de alguien importante... no difiere mucho de entregar su cabeza al verdugo ya cortada y empalada en un yari. Pero no se de nadie mas que tuviera el menor resentimiento o problema con él en este distrito.

Mas por ser meticulosa que porque realmente pensase que iba a encontrar algo interesante, me puse a revisar el jardín y la entrada. Me interesaba especialmente la zona cercana a los muros y las zonas de tierra húmeda donde, tal vez, pudiera haber pisadas. Quien había golpeado al Agasha estaba posiblemente borracho cuando lo hizo. Eso implicaba que no habría sido del todo cuidadoso. Si había salido por detrás, podría haber roto algo o dejado rastro. Si había salido por la puerta pr¡ncipal, alguien podría haberle visto. No era como si la presencia de un samurai o de alguien ajeno a este distrito, pudiera pasar desapercibida. 

Asentí al comentario de Kasumi. 

- Procuraré ser rápida. - les dije a los escorpión. Luego medité sobre porqué Bayushi Hitomi omitía lo del aliento de fuego. Sin duda, el que aquel hombre pudiese estar borracho, era un detalle importante. 

El patio es un espacio uniforme, de la anchura de la casa y unos 10 metros de largo. Plantas en macetas, cuidadosamente organizadas en hileras, se reparten en el espacio. Hay tambien un pequeño pozo, junto al cual se encuentra un cubo, probablemente usados para regar y las necesidades del hogar. El jardin esta cercado, de modo que no se ve que es lo que hay al otro lado, aunque ninguna de las casas vecinas esta pegada.

Dicho vallado perimetral es de fuertes y gruesos bambues bien apretados horizontalmente, fijados entre postes de roble, y se alza a una altura de mas de 2 metros y medio. Otros postes de bambues, colocados verticalmente a intervalos regulares, terminan en afiladas puntas de madera que cortaran o heriran a cualquier intruso que trepe. Todas las ranuras han sido cerradas con arcilla, dejandolo bastante uniforme y opaco, como un muro de ladrillo..

Es indudable que el Agasha tomaba sus recaudos para que sus vecinos ni tan siquiera vieran el contenido de su patio o se treparan, aunque sin duda podrian olerlo, ya que el rico aroma es fuerte, derrotando a la peste del barrio. Muchas de las plantas estan florecidas, recibiendo esta primavera que empieza.

Las plantas ni siquiera tienen rotulos. Te resultan familiares son unas cuantas amapolas de opio, tal vez media docena, en el centro mismo del jardin, asi como un par de plantas medicinales propias de las tierras Dragon, dificiles de cultivar en las calidas y humedas regiones Escorpion, y otras mas propias de estas regiones. El resto son muy raras y te resultan desconocidas.

Te percatas es que todas y cada una de las plantas se encuentran en macetas, no en el suelo. Y no son pequeñas, sino macetas grandes, de unos 30 kilos de peso cada una, llenadas con tierra que no es la local (arcillosa e inutil para cultivo). La tierra tiene marcas de sandalias, pero no de pies descalzos. Todas estan o cerca de las plantas, o junto al pequeño pozo. Tu habil ojo detecta sin embargo un detalle. Algunas pocas de las mas recientes son bastante mas ligeras que las abundantes y antiguas que recorren el lugar. Del mismo tipo de las tuyas.

 *No podría... Ese comentario del principio de Chillon me había hecho ruido en la mente *¿A que se referiría con eso? ¿sería que solo escapaba de su conocimiento? ¿o estaba "limitado" por los que había llamado indeseables?. -¿Pero puede decirme quienes le comentaron sobre esos indeseables?- pregunto al fin, con tal de poder responderme la inquietud lo antes posible.

Señalé las huellas recientes, las que eran más pequeñas y similares a las mías. Esperaba que Kasumi y Shiro pudieran ayudarme con eso. Después intenté fijarme porqué zona estaban estas huellas y, sobre todo, verificar que no estuvieran cerca del pozo. Miré por un segundo al escorpión y pregunté. 

- ¿Habéis mirado en el pozo? Podrían haber arrojado en él algo importante - Estudié con más atención en lugar. También podrían haber enterrado en alguna maceta lo que quisieran ocultar, como el arma con el que atacaron al Agasha. 

Lo cierto es que no me había fijado en si la sirviente Eiko llevaba calzado o iba descalza. Fuese como fuese, parecía que una mujer había estado en aquel jardín o, mejor dicho, huerto de hierbas medicinales. Por lo que era capaz de identificar, el Agasha debía dedicarse a la sanación. 

- También deberíamos preguntar a los vecinos para ver si vieron salir a alguien. - sospechaba que mentirían y negarían haber visto nada, ya que tenían miedo, pero había que intentarlo. 

-No, samurai-sama. Debo cuidar mis fuentes, si deseo que continuen hablando...+responde con parsimonia+ Ademas, como ya le he dicho, son rumores, cosas de oidas casuales a otros que comentan... Si se pudieran rastrear hasta su origen, como quien sigue a un conejo en la espesura, hace tiempo habría atrapado a todos y cada uno de los traficantes del distrito... 

No, no ves nada dentro del pozo, solo el agua al final, y tampoco algo que pueda señalarse como escarbado o revuelto que indique cosas enterradas en las macetas.

Kasumi se acerca al pozo y mira dentro...

Terminé la inspección. Parecía que no había nada, pero seguía con la impresión de que se me escapaban detalles, cosas que no terminaban de encajar en toda aquella historia. Pese a todo, no podía seguir dilatando la investigación. 

- ¿Cómo queréis continuar con la investigación? ¿Nos mantendremos unidos para ir a hacer preguntas o nos separaremos? - lo cierto es que no conocía la ciudad, pese a ello, también era cierto que ir sin los escorpión nos daría más libertad para hacer las cosas a nuestra manera... 

Atesoré los datos que me contó Hitomi y evité ningún comentario sobre las preguntas de Aiko, por lo menos hasta la última.

- Deberíamos hablar con los doshin

Le recuerdo bastante indiferente, pues llegaría el momento en que acudiría a mí, y además tendría la oportunidad de sonsacarle a la sirvienta quién era la mujer que convivía con el shugenja y que provablemente le ayudara en sus labores.